La dignidad y un mensaje vacío

Por Italo Pallotti.-

Por esas cosas, a lo que lleva la casualidad, veo un viejo dibujo de Quino donde su legendaria Mafalda, viendo un cartel sobre un verde césped que decía “prohibido pisar el césped”, con su fino sentido de la reflexión, pensaba “¿la dignidad no?” Esta expresión profunda del respeto por los seres humanos, entre tantas otras validaciones, ha sido a lo largo del tiempo casi llevada al olvido. Para no ir tan atrás en ese espacio temporal, con sólo ver lo que ha pasado en el curso de la llamada “nueva Democracia”, si se observa con detenimiento la conducta de tantos actores de la clase política argentina. Muchos han sido, y lo cierto aún son en el presente, incapaces de sostener con algún grado de virtuosismo trayectorias limpias, decentes y con honor. Si este aspecto no es cuidado celosamente se cae en el riesgo de cometer actos que perjudiquen de un modo particular a sí mismo y a la comunidad en su conjunto. Hechos frecuentes nos llevan a presenciar acciones reñidas con el aspecto que aquí se expone.

La reciente puesta en escena por la ex Vice Cristina de Kirchner, en el lanzamiento de su cargo como Presidenta del Partido Justicialista en Santiago del Estero y por el Día de la Militancia, fue poco menos que una respuesta bochornosa a su reciente condena por la Cámara de Casación. Un insulto a la inteligencia. Un discurso, siempre con la renovada impronta de un relato de esos enmarcados en esa línea anodina y apolillada cuando se enfrenta a una tribuna de supuestos “compañeros” de un partido que se reflota del baúl de lo añejo para, de un modo casi hipócrita, sacarle algún tipo de beneficio. Apelando, hoy además, a la necrofilia de Perón-Evita-Néstor. Cuando los sellos de sus múltiples volteretas e inventiva de partidos, creados a su imagen y semejanza, ya no le brindan ningún fruto; sino todo lo contrario.

Como argentino, uno debe sentir seguramente mucha tristeza y dolor al ver compatriotas de esa provincia portando carteles, pancartas y propagandas de fracciones partidarias de lo más excéntricos y hasta de una variedad variopinta de adhesiones que por momentos resultan patéticas. Una concurrencia que, lejos de desconocer -se supone- apenas hace un rato que esa oradora venía de ser condenada por la Justicia. Parecían, con su grito fervoroso de supuesto apoyo, tratar de tapar una realidad que todo un país reprueba por lo inaudito del modo que se quiere sostener lo insostenible. A un paso, si el diablo no mete la cola, como pareció ser en el Congreso el último miércoles, y de aprobarse el tan viejo asunto de la “ficha limpia”, el personaje de marras puede quedar al margen de un lugar en alguna lista de candidatos. Mientras algunos de sus “compañeros de lucha” de otros tiempos siguen desfilando hacia la cárcel (Urribarri) y otros hacia la Justicia (larga lista), la dignidad sigue manchada (por dirigentes y militantes) y rumbo a un pisadero de basuras, detrás de una mensajería que va hacia la nada: mientras la inocencia, la ignorancia, el interés, la complicidad o vaya uno a saber qué, sigue acompañando a personajes que todo indica la corrupción y el mal desempeño los hacen inviables para sostener un cargo que haga honor a la política. Una tenue lucecita de esperanza parece asomar en esta, si se despierta a tiempo para sujetar al fantasma de un golpismo siempre al acecho.