Por Luis Alejandro Rizzi.-

He leído varias opiniones calificadas sobre la “guerra d los doce días” y la intervención decisiva de los EEUU, que justo es reconocerlo, puso fin a esa guerra.

Ernesto Tenembaum en “Infobae”, respecto a la intervención de EEUU, transcribe la opinión de Juan Tokatlian: “El largamente degradado y deteriorado orden basado en reglas ha colapsado”. Hasta el 21 de junio, había un orden -explica Tokatlian- en el que lo que se llamaría derecho a la autodefensa era una excepción, no un principio y existía un “orden” que autorizaba o legitimaba esa “excepción”.

Trump se habría apropiado de esa excepción por su propio derecho, como antes lo hizo Rusia para invadir Ucrania.

Tokatlian lo explicaba así: “Esta semana, antes de bombardear Irán, el presidente Trump no logró -ni siquiera pidió- una autorización legal interna para el uso de la fuerza. No invocó que los Estados Unidos hayan sido agredidos. No recurrió a las Naciones Unidas para lograr un respaldo mínimo. Es decir, acá las reglas no importaron más. Y no importan desde hace tiempo, como no le importó a Rusia cuando invadió Ucrania”.

Creo que es ingenuo creer que hubo un orden basado en reglas, cuando hace sólo 80 años que terminó la segunda guerra mundial y a partir de allí, se desató la guerra fría y sucesivos conflictos militares, que siempre tuvieron una potencia detrás.

Lo que existe desde 1945 es más bien un equilibrio precario de poderes y a partir de febrero de 2022 Rusia y China, oficializaron sus intereses y “derechos” en las difusas “zonas de influencia”.

Hoy podríamos decir que Venezuela es “zona de influencia para Rusia e Irán” y Bolivia para esta última nación.

Hay otros países que se convierten en “zonas de influencia”, más bien habría que decir “gobiernos.”

Milei se ha convertido en “zona de influencia” para los EEUU, que a su vez devuelve favores, haciendo la vista gorda -hasta las elecciones de octubre- al incumplimiento de lo acordado con el FMI con respecto al monto de reservas que debería haber en el Banco Central.

En la década del 90 se hablaba de “relaciones carnales” con EEUU.

Podríamos decir que Argentina también rompió las reglas en 1982 cuando ocupó por la fuerza lo que le correspondería en derecho y que el derecho le negaba. Perdió la guerra y quizás el derecho.

Tenembaum plantea la cuestión en estos términos

“En el fondo de la cuestión, lo que se discute es de qué manera un país democrático debe defenderse ante una agresión terrorista.”

Lo plantearía con las palabras del título: “El fin justifica los medios, el uso de cualquier medio o impone medios”.

En definitiva, es imprescindible tener una concepción ético moral de la política, porque está el riesgo de quien quiere los medios, quiere los fines.

En todo conflicto es difícil saber de qué lado está el bien y de qué lado estaría el mal.

¿En base a qué principios, deberíamos preguntarnos parafraseando a Rawls, establecemos lo que se llamaría “el principio de la diferencia entre el bien y el mal”?

A simple vista todo conflicto responde a intereses personales de política interna o sus propios “TOC”, que parecen ser los casos de Netanyahu, los ayatollahs y el propio Trump y Putin, en el caso Ucrania.

Xi Jinping parece hasta el momento observar el presente desde la sabiduría milenaria de China, es decir, desde una visión cultural en el sentido orteguiano.

Ésa es la ventaja de China en este presente líquido o “cambalache”.

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