Por Hernán Andrés Kruse.-
V-“De este modo ha sucedido que, buscando el concepto de filosofía, hemos encontrado a la vez el de filosofía y el de historia, como un concepto único que es la unidad de ambos, fuera del cual se tiene por un lado la filosofía abstracta de los griegos y, por otro lado, la historia igualmente abstracta de los eruditos, ambas sin significado. Porque si la filosofía moderna es historia, si es la gradual conquista que el espíritu hace de sí mismo como actividad del ser o como ser que deviene; especularmente, la historia no es otra cosa que la filosofía. Y toda historia especulativa se resuelve precisamente en la historia de la filosofía. Ya que la filosofía no es una dirección determinada de la actividad del espíritu, sino que es la actividad misma del espíritu, considerada en lo que tiene de realmente esencial y absoluto.
Este punto merece, si no me equivoco, toda nuestra atención. Objeto de la historia, como es sabido, es la actividad humana, en cada una de sus formas, en cuanto operante empíricamente en el tiempo y en el espacio. Y por este motivo se distinguen tantas historias como formas de actividad humana pueden distinguirse. Así, por ejemplo, hay una historia del arte, una historia de la vestimenta, una historia del Estado, una historia de las instituciones económicas. Pero no hay duda de que existe además una historia general, una historia que es la unidad de todas las historias especiales que acabo de mencionar, y que es propiamente la historia que tiene por objeto la productividad del espíritu en general: la historia universal bien entendida, que representa el progreso de la humanidad en el tiempo.
Sin duda, una historia dificilísima, pero la única que puede justificar toda otra historia y toda investigación histórica particular. Ahora bien, ¿cuál es el principio y el fundamento de esta historia universal? ¿Cuál es el centro unificador de todas las historias? Para resolver esta cuestión, encuentro suficiente la siguiente observación. Historia implica proceso, incremento en el tiempo de la actividad humana objeto de la historia. La naturaleza no tiene historia, porque no tiene progreso; ni tienen historia los salvajes, porque tampoco ellos tienen el principio del progreso. La historia es de la civilización, es del espíritu que se hace siempre más adulto y vigoroso.
¿Y cómo se reconoce que efectivamente ha crecido en vigor? La misma arte, que está entre las más elevadas producciones del espíritu, abstractamente considerada no tiene progreso ni tiene historia. Homero, como espíritu poético, no es inferior a Dante, y Dante no es inferior a Goethe. Junto a la escuela de ese primer señor del altísimo canto, los otros dos, y aún otros con ellos, pueden estar juntos como coetáneos y conciudadanos de una ideal república poética. Pero Dante históricamente está a gran distancia de Homero e incluso de su Virgilio, y la historia de la poesía, para hacerme entender su arte, debe colocarlo en su tiempo, en su sociedad, en su religión y en su filosofía. De lo contrario no es posible historia literaria alguna.
Ahora bien, si esta historia existe, como es innegable que exista, y si puede existir sólo a condición de representar un progreso, puesto que este progreso no es progreso artístico, ¿cuál será la medida de la superioridad de Dante? Dante es una conciencia más profunda: una conciencia humana más profunda, que es como decir que es un espíritu inundado por una filosofía largamente superior. El Dios de Dante ya no es prácticamente comparable con el Júpiter homérico. Y quien impide la comparación no es el arte, para quien Júpiter, descendiendo sobre el monte Ida para disfrutar del espectáculo de la algazara entre Teucros y Aqueos, puede tener mayor valor que la «profunda y clara esencia de la alta luz» en la que a Dante se aparecieron «tres esferas de tres colores y un solo volumen».
No es el arte, sino aquella, usando las palabras del propio Dante, «hija de Dios, reina de todo, nobilísima y bellísima filosofía», que crea y juzga a todos los dioses. Homero no habría podido concebir al Dios dantesco; Dante puede concebir a los dioses homéricos y de ellos conserva en su canto tal religión de tradición poética, pero puede elevarse, por el progreso de los tiempos transcurridos, a la concepción del suyo. Ese esfuerzo por representar figurativamente el ideal que no hay imagen capaz de encerrar, al que Dante dedicó todas sus fuerzas hasta que «su alta fantasía llegó a los límites de sus capacidades», es un problema estético no sospechado por el poeta antiguo.
Y esta diferencia no habría surgido ni sería perceptible sin el progreso del espíritu metafísico, filosófico, religioso, o como se quiera llamar, del cristianismo, que en su mayor parte es el progreso de la filosofía griega. Manzoni no es superior a Dante por virtud poética, pero hay en él algo que falta a Dante y que asigna a Manzoni su puesto histórico a cinco siglos de distancia de Dante. El cristianismo humanitario e igualitario de Manzoni presupone los salones literarios de Condorcet y de Cabanis, presupone a Volney y a Garat y a todos los epígonos de la filosofía francesa del s. XVIII. Y no es que estas consideraciones afecten al arte, repito, sino que una historia del arte que prescinda de estas consideraciones relativas al contenido del arte no es posible, porque el arte pura, el arte separada del espíritu que vive en ella artísticamente, es una abstracción. Leed la Storia della letteratura italiana de Francesco De Sanctis: es la historia del espíritu italiano, o sea, del pensamiento italiano, porque el sentimiento saca motivaciones del pensamiento, y la voluntad saca de él materia y valor.
¿Queréis conocer a un hombre? Oídlo hablar. ¿Queréis conocer a un pueblo? Estudiad su literatura, donde se expresa lo mejor de su alma. Y viceversa, pensad en esta alma si queréis hacer una historia del arte que no sea mera enumeración sin conexión ni espíritu de los tantos casos de manifestaciones estéticas de la vida de un pueblo. Pensad en esta alma y ved el progreso y las paradas –que son siempre principios de nuevo progreso– del pensamiento, de las cuales el alma se va alimentando. Pensamiento, nótese, que no es todo filosofía stricto sensu, no es la filosofía de los filósofos de profesión, pero en cuanto reflexión moral, creencia religiosa, opinión política o prejuicio tradicional, es de todas formas filosofía: es doctrina de la vida, en la cual el hombre corriente de hoy aventaja a Aristóteles, que justifica la esclavitud.
Si de la consideración de la filosofía inmanente en todo espíritu se pasa a considerar esa filosofía explícita, de la que la historia de la filosofía se ocupa en sentido estricto, la resolución y la reducción de toda forma de la actividad espiritual a la filosofía es incluso más evidente. En ella pensaba Hegel cuando afirmaba que «toda filosofía es filosofía de su tiempo y un eslabón de la cadena total del desarrollo del espíritu; la única, por tanto, que puede satisfacer los intereses propios del tiempo en que nace» y que la filosofía es «la más alta flor, es el concepto de toda la forma del espíritu, la conciencia y la esencia espiritual de toda la época, el espíritu del tiempo, en cuanto espíritu que se piensa a sí mismo». A ella se dirigen todos los historiadores que estiman necesaria, para la reconstrucción de los sistemas filosóficos, una amplia base histórica de la que entren a formar parte todos los elementos de la vida espiritual de la que la filosofía es resultado o culmen.
De aquí surge el concepto que en 1878 Windelband pretendía llevar a cabo de una Historia de la filosofía moderna en su conexión con la cultura general y con las ciencias particulares; de aquí también surgía ese ideal, al que recientemente se inspiró Gomperz, de una historia de la filosofía griega que exija «una obra que abrace o agote la historia de la vida intelectual y moral de la antigüedad en su conjunto». Hoy en día es ya una exigencia generalmente sentida y afirmada, aunque no siempre correctamente entendida, que en la filosofía se concentren y encuentren o busquen su definitiva solución todos los problemas, todas las necesidades más profundas de la sociedad en la que la filosofía surge. Concepto equivalente al mío de que, en la historia de la filosofía, se resume toda la historia de la humanidad.
Es cierto, sin embargo, que, como todo el resto de la historia influye en la filosofía, ésta a su vez influye en todo el resto de la historia. Pero esta verdad no implica la inclusión de la filosofía ut sic [como tal] en la ley de la recíproca acción e interferencia de los así llamados factores históricos, ni invalida, por tanto, la tesis de la convergencia universal y absoluta de la historia en la filosofía. Y es que, en primer lugar, hay que restringir el significado de esta verdad a sus justos límites, para no incurrir en la utopía de los ideólogos, que con las ideas abstractas creían poder poner en movimiento la compleja mole de las instituciones sociales. Así pues, hay que entenderla en el sentido de la mediada repercusión que también los sistemas filosóficos tienen en la vida, en cuanto que revisten y reforman los ideales directivos de la misma: religión, moral y derecho.
En segundo lugar, hay que considerar con atención –y esto es lo que realmente importa– que, cuando la filosofía se convierte en elemento de la vida social, ya no es esa filosofía stricto sensu que se puede ver en la cima del desarrollo del espíritu, espectadora y escrutadora desinteresada y supramundana del fluctuar subyacente de la vida con sus diversos intereses, con sus oposiciones estridentes y con su empiricidad irracional, sino que es precisamente un elemento de esta vida, mundano como todos los otros, o sea, particular. Ya no es la filosofía en su sede propia y en su específica naturaleza, sino su eco en la vida extrafilosófica. De este modo, la poesía eterna supraindividual, en cuanto escrita e impresa, se convierte en propiedad personal de un individuo, se vende y se compra, o quizás se roba como toda cosa material, producida como propiedad por las individuales fuerzas económicas de la sociedad civil.
Ahora bien, así como en este caso no es la poesía divina propiamente la que se vende, porque el libro de versos se puede comprar e incluso leer y aún así la poesía puede no ser adquirida o conquistada por el comprador-lector, del mismo modo, en sentido estricto, no es la filosofía en cuanto especulación sobre la realidad lo que entra en el juego de las fuerzas espirituales inferiores operantes en el cuerpo de la historia, sino que es la voluntad o, mejor dicho, aquellas voluntades que subjetivamente han sido transformadas y nuevamente orientadas por una cierta filosofía. No son, pongamos, los elaboradores del materialismo histórico, que es un concepto especulativo, sino los compiladores del Manifiesto de los comunistas, que es un acto práctico. Si, por ejemplo, la filosofía repercute en el arte, no será la filosofía en sentido estricto lo que pasará a formar parte de las premisas del arte, sino aquella especial alma artística que la filosofía habrá plasmado. En todo caso, se volvería por esta vía a la relación antes considerada entre la filosofía implícita o inmanente y las otras formas no específicamente filosóficas de la actividad espiritual.
En breve, la historia es el progreso del hombre hacia la libertad, como nos demuestra una fugaz mirada al curso de la misma. Y todo paso hacia la verdadera libertad, en el individuo y en la historia, es un paso hacia delante de la filosofía. La libertad es la resolución y conservación de la individualidad en la universalidad. Libre es quien se siente uno con la ley y en la ley ve la forma y el valor de su propia voluntad. La libertad práctica, moral o política, queda como un deseo o una meta envuelta en la oscuridad mientras esa unidad no se realice y el individuo vea fuera, sobre o contra sí mismo a la ley, que es su ley. Pero la libertad no se agota en la unificación del espíritu con la ley práctica, porque, más allá de ésta, hay una ley superior que el espíritu necesita del mismo modo hacer intrínseca a sí mismo: la ley del ser, la lógica, la verdad. Y esta otra extrema unificación del espíritu con la verdad es la filosofía: la filosofía así como la hemos visto nacer, profundamente humana, del trabajo de la reflexión moderna, en especial del criticismo.
Esta suprema liberación del espíritu, que es la filosofía, está en la misma línea de la liberación moral y le es superior, porque si no es la ciencia la que conduce a la moralidad, es la moralidad la que conduce a la ciencia, ni hay verdadera ciencia –que no sea vano conocimiento de nociones y abstractas construcciones destituidas de todo valor hacia los intereses del espíritu– que se pueda alcanzar por otra vía que no sea el libre querer ético. Ésta es una de las más importantes verdades descubiertas por la filosofía moderna, y hacen bien algunos filósofos contemporáneos, que se dicen filósofos de la acción, en defenderla vehementemente. La verdad no es espectáculo al que cualquiera, apenas tenga un mínimo antojo de verdad, pueda asistir. No. Es nuestra creación, nuestra conquista y exige todas nuestras fuerzas del alma y, ante todo, una reforma moral que nos despoje de nuestro natural egoísmo.
Ya que el egoísmo no es sólo una tendencia práctica, es también una visión teórica del mundo, de un mundo concentrado en el yo particular, en un yo que no se reconoce a sí mismo más que en sí mismo y no siente el sí idéntico a todo otro sí, ni su propio ser íntimo idéntico al ser universal: visión que es la negación y el impedimento insuperable de la ciencia, la cual tiene por sujeto la mente consciente de la propia naturaleza universal, como cada uno de nosotros se la forma conviviendo en esta vida común, –que es el perenne vivero de los cuerpos y de nuestras almas en su entereza–, y tiene por objeto el ser, no nuestro pequeño ser, sino el ser mismo en sí considerado. Mientras el hombre no sea lo suficientemente bueno para reconocer a los demás como iguales, mientras no llegue al concepto y casi al sentimiento de esa humanidad, de ese espíritu que es uno en todos los hombres y es la mente, órgano de la verdad, el hombre no habrá conquistado este órgano, ni podrá siquiera sospechar esa verdad que está reservada a los hombres de buena voluntad.
La historia de la humanidad procede a través de los esfuerzos continuos de la voluntad, que se va liberando de sí misma a través de las luchas civiles, económicas, políticas, religiosas, científicas hacia la absoluta libertad de la razón: cuya forma ideal, si realizada del todo, determinaría el final de la historia. Pero, puesto que todo ideal se va realizando en una vida infinita, la conclusión no llegará jamás, ni la perfecta libertad ética será jamás un hecho y los hombres se esforzarán eternamente en humanizarse, en hacerse siempre más libres, con ritmo perpetuo de moralidad y filosofía”.
VI-“Si esto, que no he podido demostrar sino sólo exponer, es verdad, la historia de la filosofía compendia la historia de la humanidad, toda la historia. Y si, como ya hemos aclarado, en la historia de la filosofía se realiza la filosofía, así como modernamente es entendida, historia y filosofía son dos conceptos sustancialmente equivalentes y recíprocamente convertibles. Esta tesis necesita una defensa, que será a su vez una nueva aclaración de la esencia histórica de la filosofía, ya que contra ella se ha levantado más de una vez una crítica platonizante que, en realidad, sirve sólo para mostrar cuán profundas raíces tiene en el alma humana el concepto platónico de la objetividad del ser.
Se dice: si el ser se identifica con el pensamiento, si la filosofía es una cosa sola con la historia, ¿como se explica el error? La historia de la filosofía presenta filones de verdad encerrados en masas ingentes de errores, del mismo modo que la historia de la vida civil nos ofrece simultáneamente y mezclados espectáculos de heroísmo y de vileza. ¿La vileza vale entonces tanto como el heroísmo? ¿El error es lo mismo que la verdad? ¿Hay que divinizar al hombre, ángel o bestia, en su grandeza y en su miseria? Pero eso es platonismo genuino: es el dualismo del bien y del mal, de lo verdadero y de lo falso, de Dios y del hombre, de la verdad y de la mente, del cielo y de la tierra, del espíritu y de la carne o de cualquier otro modo en que quiera formularse. Es el dualismo que resiste y se rebela a la filosofía moderna, a la síntesis a priori, a la unidad de los contrarios.
¿Qué es el error? Éste es un concepto fundamental en la historia, porque la historia es progreso, y progreso es conocimiento, o sea, corrección de errores, superación continua. En primer lugar, observamos que un error, como acto real del espíritu, no existe. No existe en quien corrige el propio error o el de otra persona, porque el acto espiritual aquí presente es la corrección, que es función de verdad. No existe en quien yerra cuando yerra, porque el error es error en cuanto que tiene valor de error, o sea, en cuanto que tiene tal disvalor; y el disvalor del error presupone la verdad correlativa, que, si estuviese, volvería imposible el error. El error, cuando tiene lugar, es verdad. De esto depende ese criterio de la equidad que hoy se desea y, con mayor sentido histórico, se usa en los juicios de las acciones y de las opiniones pasadas.
Ya no condenamos a las personas que condenaron a Bruno, sino la institución que formaba aquellas conciencias y sigue formándolas. Si el espíritu humano hubiese errado siempre, está claro que no habría errado jamás, así como no sería sueño un sueño perpetuo nunca interrumpido por la vigilia. Sin embargo, puede decirse con toda certeza que el espíritu yerra siempre, porque no yerra jamás, ya que todo acto espiritual es acto de verdad, absoluto en su relatividad: absoluto en su momento histórico, de modo que la corrección sucesiva no es la anulación de lo ya pensado, sino la integración y la continuación. Del mismo modo, el organismo vivo, que crece y se desarrolla, en todo momento podría decirse erróneo, porque está destinado a ser corregido enseguida, modificado.
Ahora bien, la modificación, si bien hace desaparecer al niño para darnos al hombre adulto, no aniquila al niño desaparecido, sino que nos permite vislumbrarlo en su semblante maduro, en el ojo pensativo que sigue hablando a los padres en el mismo lenguaje de los años lejanos. Al igual que el organismo natural, el organismo del pensamiento no se detiene ni un momento, sino que, viviendo, se modifica siempre y se transforma, manteniéndose sustancialmente el mismo en las formas siempre nuevas que va asumiendo. Y así como sucede en el pensamiento individual, de igual modo sucede en el pensamiento histórico: puesto que todos cuantos estamos unidos en una sola vida de civilización por una misma experiencia histórica que se extiende en el tiempo, todos pensamos un solo pensamiento y en cada uno revive el pensamiento de la civilización, a la que todos cooperaron. En el pensamiento del filósofo digno del siglo XX, debe ser pensado el pensamiento de todos los filósofos de nuestra civilización, pensado y corregido.
El error, como todo disvalor, es un momento negativo del espíritu y, por tanto, irreal. El error es ese defecto de sí mismo que el espíritu señala delante de sí en el acto de afirmarse y colmar ese mismo defecto. No existe afirmación del espíritu que no sea la negación de lo contrario y, por tanto, el reconocimiento de un error. Por eso, el error viene a ser como el trampolín de la afirmación, un trampolín que no existe nunca sin el salto: error que es error en cuanto que es corregido y, por tanto, en cuanto que ya no es error. Como real, en suma, nosotros no conocemos más que el acto del espíritu, y, como este acto es esencialmente productivo y creativo, el presupuesto lógico o ideal de su producto es la negación, o sea, la ausencia de ese producto, que es el disvalor, el error. Felix culpa quae talem ac tantum meruit habere redemptorem! La culpa de Adán se renueva siempre felizmente y es sanada siempre por tan grande redentor, por el dios infatigable de nuestra actividad espiritual.
Dejamos el error siempre a nuestras espaldas y miramos hacia delante, siempre hacia delante, hacia la luz siempre viva de la verdad. Por tanto, el error como tal es una abstracción, y su realidad, su revelación consiste en un momento dialéctico de la conciencia. Lo cual se debe decir de todos los errores, de los pequeños y fugaces errores que se cometen en la vida ordinaria y son corregidos inmediatamente, y de los grandes errores filosóficos que esperan la corrección durante siglos. Cualquier error es error en cuanto que se corrige y, por eso mismo, da lugar a la verdad. No hay error que se elimine del espíritu, aniquilándose como lo escrito sobre la pizarra.
El espíritu que, después de haber acogido una opinión, la abandona porque es falsa, sin sustituirla por otra, no debe ser concebido como un vaso que se vacía después haber estado lleno. El espíritu y su opinión son unum et idem [uno y lo mismo]. El espíritu que ha cometido un determinado error, una vez que se ha hecho consciente de su error, evidentemente ya no es el mismo espíritu de antes. Tiene que haber visto una verdad que antes no veía (o, lo que es lo mismo, que ya no veía), una verdad que sea la negación de la opinión erróneamente asumida. Éste es el proceso eterno del espíritu: de una verdad a una verdad superior, alcanzada la cual, la primera ya no tiene valor, o sea, conserva un valor relativo al grado precedente de la conciencia, que si bien puede ser revivido (y, de hecho, lo revive el historiógrafo), ya no es el actual.
Un error, en suma, es un grado del espíritu, una categoría del ser, en cuanto que se juzga desde el punto de vista de los grados, de las categorías superiores; y más que de error, se debería hablar de espíritu erróneo, que va corrigiéndose continuamente a sí mismo. Y se corrige a sí mismo en dos modos. En un primer modo, para convertirse en espíritu filosófico, o filosofía explícita y, en un segundo modo, para avanzar de una forma a otra más perfecta de filosofía. En dos modos he dicho, no porque uno de ellos sea esencialmente distinto del otro, sino porque empíricamente se distinguen en que uno pertenece a la prehistoria de la filosofía y el otro, a la historia. La prehistoria de la historia de la filosofía es esa formación espiritual que perennemente se repite en el desarrollo del espíritu humano anterior y orientado a la adquisición de la conciencia explícita del problema filosófico; prehistoria que ordinariamente se denomina filosofía del espíritu, pero que especulativamente está en la misma línea de la verdadera y auténtica historia de la filosofía.
Ésta muestra el progreso del espíritu en la conciencia del problema filosófico; progreso que puede parecer el paso de un error a otro, pero es en realidad el paso de una verdad a una verdad superior. Y no se trata, nótese, de un mosaico que el espíritu vaya componiendo a partir de los muchos pedazos de verdad, aportados singularmente por los distintos filósofos, separándolos de la masa heterogénea de errores en los que éstos los habían deturpado. En efecto, no es posible concebir un sistema filosófico como una serie de afirmaciones, algunas verdaderas y otras falsas, de las que la filosofía posterior sucesivamente elegirá las primeras y rechazará las otras. El sistema es unidad, como el organismo del niño, que se conservará por entero y se transformará por entero en el organismo del adulto.
El sistema es todo verdadero en su momento, y todo falso en el momento sucesivo, si no se integra en un principio superior. Todo, no ya en el complejo de las singulares doctrinas especiales, que incluso pueden ser incoherentes, sino en el principio: todo el sistema que se denomina platonismo, aristotelismo, cartesianismo, espinozismo, kantismo etc., que son términos que no designan propiamente el conjunto de las doctrinas particulares formuladas por los respectivos filósofos. El sistema es unidad, porque uno es el espíritu filosófico que en él se realiza. Espíritu históricamente condicionado que se llama Platón, Aristóteles, Descartes, Spinoza, Kant, etc. y que se conoce y se aprecia con verdad sólo si se considera en su individualidad históricamente condicionada.
Ahora bien, el condicionamiento histórico no es meramente accidental, porque si bien ofrece, por así decir, la materia a la razón filosofante, proponiéndole el problema en un determinado modo, a su vez está determinado por el trabajo anterior del espíritu, implícita o explícitamente filosofante. En consecuencia, debe decirse que idealmente la razón se pone a sí misma y resuelve el eterno problema filosófico, que es eterna solución. Sin embargo, en todo problema histórico determinado, el sistema filosófico presupone, por un lado, la razón filosofante, la lógica, y por otro, la historia anterior de la filosofía, que condiciona a la lógica, en cuanto que le ofrece la materia del problema filosófico. De este modo, el sistema viene a ser una síntesis a priori de este dúplice elemento; síntesis de la que la razón es la unidad originaria.
En consecuencia, descomponer el sistema en lo que tiene de verdadero y en lo que tiene de falso implicaría este principio: que se pueda desconocer esta unidad sintética, real, histórica, que es el acto esencial del sistema. Sería matar la historia y destruir la vida que el pensamiento filosófico ha vivido realmente. Crimen, por cierto, imposible, porque si tejieseis vuestra tela histórica abstrayendo lo verdadero de lo falso, obtendríais una verdad que nunca se ha dado, ya que la verdad nunca ha sido concebida de ese modo, o sea, abstractamente sin lo falso; obtendríais una verdad a partir de la cual no podríais pasar a la reconstrucción histórica de las demás verdades, en las cuales bien sabéis que esa verdad se ha formado. Y no podríais actuar tal reconstrucción, porque lo verdadero como tal, lo verdadero que será reconocido como verdadero, de por sí nunca habría podido dar lugar a ninguna otra afirmación.
Para que surja una nueva afirmación es necesario que en la posición anterior del pensamiento haya un malestar que requiera ser eliminado o, dicho de otro modo, es necesario que haya un error que requiera ser superado. Por otro lado, si a su vez este error es concebido abstractamente, o sea, prescindiendo de su relación con la verdad del sistema, ni siquiera él podría actuar sobre el espíritu como impulso hacia un nuevo progreso, ya que el error como tal no tiene valor ni realidad para el espíritu: es un no-pensamiento, que no puede detener ni captar el interés del pensamiento. Si en el platonismo se pudiese separar con un corte seco el principio verdadero del falso y pensar así un Platón maestro de verdad y un Platón completamente equivocado, los veinte años que Aristóteles, crítico del error de Platón, pasó como discípulo en la Academia serían inconcebibles. Platón equivocado, un solo día o incluso una sola hora, habría hecho huir al inteligente discípulo que Platón se complacía en llamar Inteligencia.
Mientras que, por el contrario, se sabe que el error del gran hombre suena siempre con un tono de verdad que atrae y hace dudar. Y esto no sería posible de un error que no fuese más que simple error y no suscitase nada más que lo que todo error suscita de forma natural: la rebelión y la negación. El Platón equivocado no sólo no habría llamado la atención del pensativo Aristóteles, sino que ¡ni siquiera habría llamado la atención del propio Platón! Por tanto, desde nuestro punto de vista, no es la verdad la que está ausente en la historia de la filosofía, sino el error en el sentido ordinario del término, como acto del espíritu que nunca debería haberse dado. No existe nada que no debería haberse dado: nuestra alma se posa tranquila y satisfecha en el espectáculo de una historia, no de errores y derrotas, sino de victorias –de victorias siempre mayores– del espíritu humano a través de las cuales éste va poco a poco actuando su divina naturaleza.
Todo problema de nuestra historia es una victoria del espíritu que triunfa sobre la materia, la cual, misteriosa, se le opone y suscita en él la necesidad de entender. Sócrates, con su búsqueda de lo que es cada cosa, con su búsqueda serena, franca, propia de un espíritu satisfecho de su superioridad sobre la filosofía contemporánea, fuerte en su fe religiosa, seguro de la conciencia de su moralidad, ligera y amablemente irónico, despierta en el alma del noble hijo de Aristón, ya alumno de un heraclíteo, un problema que no había mínimamente sospechado. Este problema urge en un espíritu nuevo y exige una nueva solución, pero este nuevo espíritu no podrá darla sino en cuanto espíritu lógico, o sea, en cuanto que es esa misma razón que razonaba en Sócrates. Esa misma razón que se satisfacía con el socratismo queda ahora insatisfecha: ante la realidad en perenne cambio, ahora necesita una realidad transcendente que justifique la verdad de los conceptos inmutables. Y así el socratismo se convierte en error respecto a la nueva exigencia, que será satisfecha por la teoría de las ideas. De hecho, ésta históricamente, en su origen, es ininteligible sin el socratismo, que es su antecedente erróneo (desde el punto de vista platónico) y su motivo dialéctico. Sin el error socrático, el condicionamiento histórico del platonismo no sería determinable y el progreso de la razón se volvería ininteligible”.
VII-“A partir de esto, es posible colegir la racionalidad de cada una de las opuestas exigencias histórico-filosóficas, cuya satisfacción reclaman las distintas corrientes de nuestra disciplina. Nosotros hemos mostrado que ni una historia de la filosofía ni una historia ni una filosofía son concebibles, si no se parte de la unidad intrínseca y esencial de la historia y de la filosofía. Así pues, la filosofía es historia, y la historia es filosofía. Pero, como sucede con toda cosa bifronte, hay quien se fija en una cara de esta filosofía histórica y quien se fija en la otra, pero pocos o ninguno se fija en la unidad de ambas, en la que ambas subsisten. De este modo nacen criterios opuestos en torno al método de la elaboración y del juicio histórico-filosófico.
Quien atiende a la historia, sostiene que, en lo que se refiere a la elaboración, la historia de la filosofía tiene que ser, como toda otra historia, filológica y determinista; y, en lo que se refiere al juicio, admitiendo que tenga razón de ser, esencialmente objetiva. Quien, por el contrario, atiende a la filosofía quiere que, en la elaboración, sea lógica, especulativa y teleológica; y, en el juicio, subjetiva. Las razones aducidas tanto por el historicismo como por el logicismo son igualmente irrefutables. La historia tiene que ser filológica, es decir, tiene que recabar, a partir de los documentos, la información sobre el pensamiento que quiere presentar. A su vez, los documentos tienen que ser interpretados con todos los instrumentos glotológicos, minuciosamente analizados, externa e internamente, y estudiados, si son indirectos, directamente en sus fuentes.
Esta exigencia es tan obvia que no necesita ninguna defensa. ¿Queremos entender el pensamiento de una persona? No se le puede dar la espada: hay que ponerse delante de ella, escucharla con atención, intentar ponerse en las condiciones de su espíritu y, sobre todo, entender su lenguaje. Si esta metodología ha generado oposición, ha podido generarla no por lo que ha afirmado, sino por lo que ha negado: no porque fuese filología, sino porque era filologismo. La historia debe ser determinista: debe mostrar los antecedentes de todo sistema, no sólo los filosóficos, sino también los religiosos, artísticos y sociales que de algún modo tuvieron parte en la formación y caracterización de la mentalidad del filósofo. Sin esto, el sistema filosófico se convierte en un esquema abstracto y falso, porque no corresponde al producto histórico real que se quiere presentar.
El filósofo, incluso cuando está filosofando, no deja de ser una determinada personalidad histórica con una biografía determinada. Conocer su filosofía es conocer su mente, conocerlo así como ha vivido espiritualmente y, por tanto, también materialmente en su tiempo, en su ciudad o nación, en su mundo. Otra exigencia justísima que obviamente nosotros no combatiremos, en particular, después de haber identificado el carácter propio de la filosofía moderna con la unidad de lo divino y de lo humano, de lo eterno y de lo temporal, y haber, por tanto, ligado el proceso del espíritu universal al condicionamiento histórico de los espíritus en los que éste se va realizando.
La historia tiene que ser objetiva. Es decir, el juicio tiene que prescindir de cualquier forma preestablecida que no derive del mismo proceso histórico de la filosofía. También esto es cierto, porque si la filosofía es la misma vida histórica de la filosofía, si el derecho de la filosofía es el hecho mismo, un juicio que se fundamente en una filosofía contrapuesta a la que la historia nos da es un juicio antifilosófico por excelencia. Por otra parte, si en la historia de la filosofía no se diese esa lógica, para la cual los filólogos son ciegos, la filosofía no existiría y mucho menos podría darse su historia. Todo sistema tendría su lógica especial, la lógica de su autor. Habría cien lógicas, cien razones, pero no existiría la lógica, la razón, que es el órgano de la filosofía. Hipótesis confutada con los hechos incluso por los filologistas más extremos, cuyo campo predilecto de investigación es la filosofía presocrática, de las que los documentos son más escasos, oscuros e inciertos y, por tanto, más abundante la cantidad de problemas estrictamente filológicos.
¿Y qué hacen estos filologistas? Construyen y reconstruyen siempre la probable articulación del pensamiento de cada uno de los presocráticos, colmando una vez tras otra, desde puntos de vista distintos, las lagunas de los documentos a través del trabajo de la lógica. Este método sería injustificable sin el concepto de la unidad de la razón. Por supuesto, la lógica es siempre una lógica determinada, y la lógica del historiador de la filosofía tiene que ser la que realmente fue usada por el filósofo. Pero esta lógica tiene que existir, y el historiador habrá cumplido su deber cuando haya podido decir: así se pensó y así era lógico que se pensase.
Ni menos racional es el criterio teleológico, siempre y cuando la finalidad del proceso histórico sea recabada de la meditación seria, sincera, insistente, larga y libre de prejuicios de la marcha del pensamiento en la historia, que, por otro lado, es y debe ser necesariamente el desarrollo ideal y eterno del espíritu. Quitar caprichosamente –y me refiero sin un motivo racionalmente determinable– cualquier punto de vista y reconstruir la historia de la filosofía de modo que sea presentada como dirigida en su totalidad a la demostración de la necesidad de ese punto de vista, es arbitrario y caprichoso. Pero, por otro lado, es imposible reconstruir la historia de la filosofía sin un concepto de espíritu ni, en consecuencia, de su desarrollo necesario, o sea, (usando la célebre y conceptuosa palabra de Aristóteles) de su entelequia.
Creer que el espíritu no tiene un principio ideal ni un fin ideal, que es su verdad y, por eso, la verdad misma; creer que el espíritu avanza a tientas, palpando todas las partes de la verdad como ciego condenado a no encontrar jamás su guía, es, como todo escepticismo, creencia en sí misma contradictoria. La contradicción surge precisamente porque se convierte a este ciego miserable en un predestinado a la gloriosa clarividencia de este mismo escéptico, seguro de su verdad, a saber, que el espíritu terminará por persuadirse de que todas las puertas están y permanecerán cerradas. Siempre habrá una finalidad sobreentendida incluso en la desolada historia del escéptico. Y de este modo hay que reconocer que es inevitable que toda historia de la filosofía tenga una cierta subjetividad, puesto que no es posible escribir la historia de la filosofía sin concebir de algún modo la filosofía y hacer que la propia concepción sea la luz que guíe la investigación y la reconstrucción.
Ahora bien, hay una subjetividad verdadera y una subjetividad falsa. Verdadera puede ser considerada sólo la que consiste en el concepto de filosofía poseído por el historiador conformemente al momento histórico al que el historiador pertenece. Falsa, evidentemente, es, por ejemplo, la de Lange, si se considera que su neokantismo no es superior en nada, es más, que es, como de hecho es, especulativamente inferior al kantismo anterior a Fichte. Falsa es toda subjetividad que deriva de un criterio de juicio inferior a puntos de vista ya conquistados por la razón en la historia y que, en consecuencia, es incapaz de dar razón de todos los sistemas ya aparecidos. Falsa, estética y filosóficamente, es siempre cualquier subjetividad que en todo momento se apele a la conciencia moderna para juzgar los sistemas antiguos. También estéticamente, porque también en estética la conciencia del crítico se debe adecuar a la conciencia del artista para poder juzgar. Pero es falsa esencialmente desde un punto de vista filosófico, porque la filosofía hace y puede hacer la crítica de todo sistema en realidad sólo con el sistema inmediatamente sucesivo.
La conciencia filosófica del historiador debe reflejar la historia de la conciencia filosófica, de modo que la reconstrucción misma debe contener, ya en su marcha histórica, la crítica progresiva de los sistemas. La verdadera arte histórica, como la del jardín encantado de Armida, es «el arte que todo hace, nada se descubre». De hecho, cuando el historiador haya conseguido poseer el arte, ésta ya no será en sentido estricto su arte, sino el arte misma de la razón que ha filosofado a lo largo de la historia, y la subjetividad de su juicio será resuelta en el mismo procedimiento objetivo de la razón en la historia. Así que la verdad de la filología y de la lógica está en la unidad de ambas, del mismo modo que en la unidad de lo igual se concilian y encuentran su verdad los otros contrarios: determinismo y finalidad, objetivismo y subjetivismo. La verdadera historia es la historia que acoge en sí, unificándolos, todos los métodos”.
VIII-“¡Difícil ideal, la verdadera historia! De hecho, ninguna historia será jamás esta historia ideal, así como ningún hecho jamás –¡y por suerte!– traducirá en acto, puro acto, ningún ideal. ¿Pero qué importa? En todos los conflictos humanos se combate siempre por un ideal de justicia o de verdad. Y la victoria no sonríe a quien tiene menos ideales, sino precisamente a quien eleva su mirada al ideal más alto y general, al ideal más verdadero. Nadie jamás ha hecho una historia de la filosofía perfectamente filológica ni perfectamente determinista o lógica o finalista, porque incluso la historia meramente filológica o lógica es un puro ideal, un concepto. Pero como no tenemos más remedio que movernos entre conceptos, no será una mala idea considerar el que nos parece más verdadero. Y nuestro concepto es más verdadero al menos porque todas las historias de la filosofía serán historias de la filosofía a su medida. Y lo serán no por lo que rechazan, sino por lo que contienen. Tan historia de la filosofía será la filológica como la lógica, tanto lo será la determinista como la finalista, y la objetivista, como la subjetivista. Todas serán partes fundamentales de esa historia ideal que, como toda verdadera actividad, no es la actividad efímera de una persona empírica, sino la eterna actividad del espíritu”.
(*) Alfonso Zúnica García: “La conferencia de Giovanni Gentile “El concepto de historia de la filosofía. Introducción y traducción” (Anales del Seminario de Historia de la filosofía-2021).
01/07/2025 a las 12:20 PM
LA ARGENTINA POLÍTICA: ENFOQUES
Gobernadores al ataque, supermartes peronista y preocupación por el Criptogate
Ignacio Zuleta
Fuente: Clarín
(*) Notiar.com.ar
30/6/025
ULTIMÁTUM DE LOS GOBERNADORES
La multipartidaria de gobernadores hará este martes una descarga de artillería. La dispararán los ministros de Hacienda de todas las provincias que integran la Comisión Federal de Impuestos, organización interprovincial que administra el intercambio de tributos entre los distritos, como Ingresos Brutos, que se cobra en cascada en sucesivas jurisdicciones.
Esta organización se encontrará con los negociadores de la Nación Carlos Guberman (secretario de Hacienda) y Lisandro Catalán (virtual ministro del Interior). Buscarán conciliar posiciones en torno al proyecto que los gobernadores amenazan con presentar esta semana en el Senado para coparticipar una parte del impuesto a los combustibles (el tramo asignado a obras viales) y de los ATN.
Es el debate que más preocupa al Gobierno. La novedad es que por primera vez se han puesto de acuerdo los mandatarios de todos los partidos en una organización que radica hoy en un grupo de whatsapp que se titula “23 gobernadores y un jefe de Gobierno”. Ojo que todo empieza con un grupo de whatsapp.
Los ministros de la Comisión se reunirán en la sede del Consejo Federal de Inversiones, en donde los técnicos exhiben una obra maestra de la gráfica que es el “Laberinto de la Coparticipación Federal de Impuestos”. Es un friso del complejo circuito de los fondos que se recaudan y cómo se reparten, o no se reparten.
«EQUILIBRIO CON LA PLATA DE OTRO»
Una mesa informal que representa a los 24 se reunió por zoom el viernes a media tarde para afinar detalles de la presentación del proyecto. Por los gobernadores estuvieron Rogelio Frigerio, Sergio Ziliotto (encargados de la letra final), Maxi Pullaro, «Nacho» Torres y un ministro de Alfredo Cornejo. Contaban con el compromiso de Axel Kicillof y Gerardo Zamora para apoyar la iniciativa, cuyos detalles adelantó la columna «Entretelas de la política» publicada este sábado por el diario Clarín para sus lectores.
Por el Senado participaron del zoom los jefes de bloque José Mayans (Unión por la Patria), Eduardo Vischi (UCR), acompañado por el presidente del partido Martín Lousteau, Alfredo De Ángeli (PRO) y Mónica Silva (Juntos Somos Río Negro, que responde al gobernador Alberto Weretilneck). El apuro se debe a que el Gobierno, conociendo la fuerza de la iniciativa, les va a hacer a los gobernadores una contrapropuesta.
El argumento más fuerte de los mandatarios es que les retienen dinero que les pertenece a las provincias y que dárselo no tiene costo fiscal para la Nación. Prolongar en el tiempo esa mora puede convertirse en un problema futuro de los funcionarios de Economía, porque pueden ser denunciados en la Justicia por incumplir sus obligaciones.
CON SIGILO DE BOQUETEROS
La negociación se hará en torno a un proyecto de ley que elimina tres fideicomisos y tres fondos a los que van impuestos asignados al transporte, las obras viales, las obras hídricas, la electricidad y la vivienda (el legendario FONAVI). El proyecto de ley prevé que esos fondos sean coparticipados entre la Nación y las provincias, junto a los que alimentan los ATN (Asistencias del Tesoro Nacional, el 1% del total de la masa coparticipable).
La negociación transcurre con un sigilo propio de boqueteros. Ninguna de las partes quiere quedar atrapada en la exhibición de conflictos. Hay gobernadores de la oposición que son socios de La Libertad Avanza, como el del Chaco (cuyo ministro de Hacienda preside la comisión de Impuestos); otros buscan alguna sociedad, como el de Mendoza o el jefe de Gobierno de CABA.
Los gobernadores huelen sangre y creen que esta vez han embocado al Gobierno, que tampoco quiere ir a elecciones con todos en contra. Las reuniones tratarán de habilitar un reparto jugoso para todas las partes, convencidos ya todos de que no producirá costo fiscal porque es dinero de las provincias retenido de prepo. A la Nación no le conviene que se ponga en el primer nivel de la discusión el argumento de que el Gobierno finge el equilibrio fiscal con dinero ajeno que no transfiere.
La mesa del CFI también debe aportar el mecanismo legal para cerrar el acuerdo porque la Constitución exige que la coparticipación debe ser objeto de una ley (pendiente desde la reforma de 1994) que requiere una mayoría especial de votos y ser una ley-convenio. El atajo legal sería una modificación del articulado del presupuesto en uso, que es el de 2022 prorrogado ya en dos oportunidades.
«ENTRE GARCAS SE DESCONFÍAN»
El supermartes del peronismo de Buenos Aires prolonga un entuerto que un veterano protagonista del partido definió con crudeza: «Entre garcas se desconfían». No es que no haya garcas en otras fuerzas, pero la encerrona a la que ha llevado el cristinismo al partido aprieta por los cuatro costados.
La intervención del matrimonio Kirchner, que permitió en 2003 Eduardo Duhalde, convirtió a un peronismo ganador en un peronismo perdedor en la Provincia. En 20 años no pudo ganar ninguna elección legislativa en el distrito. Fue el costo de que el peronismo del matrimonio gobernase el país durante 16 de los últimos 20 años.
El ciclo termina en el calabozo dorado de San José 1111. En el ADN del peronismo K había tres nombres. Néstor ha muerto, Daniel Scioli es superministro del gobierno conservador de Milei y Cristina está presa, inhabilitada de por vida -por ahora-. Este fin del ciclo en la provincia de Buenos Aires es tan tortuoso como el que vive el macrismo en donde nació, la ciudad de Buenos Aires.
El motivo es el diagnóstico equivocado que hicieron en 2023 los dos jefes, Cristina y Macri, seguido de su estrategia suicida. ¿Como imaginaron que Sergio Massa y Patricia Bullrich podían ser una solución a nada? De terror.
RECHAZAN EL LEMA «CRISTINA LIBRE»
El martes se reúne en la sede del PJ el Consejo del partido en la provincia de Buenos Aires, que preside Máximo Kirchner. Está en tiempo de descuento para aprovechar el legado de la madre, que ha consagrado un PJ monárquico, unitario y porteño. Lo administra una familia que viene de un distrito que ya no manejan (Santa Cruz) y desde la Capital.
La pelea del infante es para ocupar la candidatura de su madre en la 3ª sección electoral de Buenos Aires, que lo puede mantener en carrera para pelear la gobernación. Siempre por los atajos. El recurso a favor es que el peronismo está forzado a manifestarse solidario con el destino de su madre. La desventaja es que hay sectores del peronismo de la provincia, en particular del interior, que rechazan la consigna “Cristina libre” que el cristinismo quiere imponer como lema de la campaña.
Solidarios sí, pero no suicidas. La condena a Cristina los unió, pero la contracara es que puede dividirlos si le ponen la tobillera al partido. Entienden que les tira para abajo en comarcas donde el “camporismo” carece de apoyos, y le hacen el juego a la polarización que beneficia al mileísmo. El Consejo citará al Congreso que sesionará el viernes próximo en Merlo, para autorizar la integración del PJ en un frente electoral para el 7 de septiembre.
AXEL POSIBILISTA
Por encima de esas posiciones, el sector Kicillof y el sector Cristina entienden que dividirse es un seguro de derrota. Unidos tienen una ventaja frente al arco del no-peronismo que está más dividido que ellos y en más pedazos.
Kicillof tiene 44 intendentes más la gobernación; Máximo y Massa tienen 40, pero los intendentes de las ciudades más grandes gobernadas por el peronismo están con Kicillof: La Matanza, La Plata, San Martín, Avellaneda, Berazategui, Florencio Varela. Los intendentes que están con Axel (movimiento Derecho al Futuro) exigen el 50 % de los cargos legislativos.
El cierre va a ser muy dificultoso, pero hay voluntad de ambos sectores de ir a una lista de unidad. Los diferencia la mirada de corto plazo. La gente de Axel gobierna y quieren que Kicillof sea candidato a presidente en 2027. Ejercen un peronismo posibilista.
MÁXIMO, CAMPORISTA SIN TIEMPO
La gente de Cristina se enrosca en torno a una ideología ligada al debate sobre la Argentina bimonetaria. Una hipótesis que difícilmente traiga votos. La prueba es que en 2023, con la peor administración de la economía que se pueda imaginar, Massa sacó 44% de los votos: la mitad del electorado. Es el peronismo como lo definía el “Colorado” Jorge Abelardo Ramos: “Es como el pasto que crece entre los adoquines. Lo cortan y vuelve a crecer”.
El cristinismo cree que puede esperar a su momento en un futuro incierto y se protege bajo el título de La Cámpora, evocación de quienes denunciaban al Perón facho, algo que rechazan los peronistas que gobiernan. Claro que alzan el estandarte de Kicillof, a quien también se le discute el peronismo, al igual que a quienes rodean a Cristina en el balcón, como Mayra Mendoza o Leopoldo Moreau, (los dos de extracción radical) -el resto son familia (Alicia, Máximo)-.
HUNDAN EL CRIPTOGATE
Pero no hay tema más importante para el Gobierno que bloquear la actividad de la comisión que investiga en Diputados el Criptogate. El oficialismo sienta religiosamente a sus representantes con un celo que no aplica a otros emprendimientos. Ese cuidado es para evitar que alguna ausencia ocasional le permita a la oposición sacar una ventaja.
Al mismo tiempo el oficialismo minimiza la importancia del Criptogate con el argumento que ahí no hubo nada irregular para investigar y que, además al público no le interesa y ya se olvidó del caso -argumento comprensible en quienes confunden gobernar con una campaña de publicidad-. Si tuvieran confianza en su propio argumento no pondrían tanto celo en el bloqueo.
Ese empecinamiento alimenta a la oposición más fiera de Unión por la Patria, que llegó a pedir un juicio político al Presidente por este caso. La oposición confía en juntar quórum para esta semana y plantear una resolución que saque a la comisión de un empate en la cantidad de miembros -que bloquea la designación de autoridades- y así pueda aprobar un reglamento que le permita citar con la fuerza pública a funcionarios que puedan esclarecer si hubo delito o responsabilidad en el lanzamiento de la cripto Libra.
El Gobierno ha impedido hasta ahora que comparezcan los funcionarios mencionados en el caso, como la hermana y secretaria presidencial Karina Milei.
ASISTENCIA PERFECTA
La integración resultó empatada por un ardid del oficialismo, que desdobló bloques, a la usanza de Cristina de Kirchner en el Senado cuando era vicepresidenta. Aseguró de esa manera que el oficialismo tenga la misma cantidad de integrantes que la oposición, 14 a 14.
Este empate ha impedido que en las reuniones se haya podido elegir autoridades o dictar su reglamento. Tiene 90 días y merced al empate (que no refleja las mayorías y las minorías de la cámara) es coordinada por un funcionario de planta designado por el presidente del cuerpo Martín Menem.
El oficialismo se ha ocupado de sentar a sus 14 representantes de manera de impedir que la oposición aproveche alguna ausencia y elija al presidente. En la sesión de la semana pasada se escuchó a testigos y expertos en un maratón que terminó a las 2:09 AM del jueves. Los bloques negociaron un acuerdo de caballeros para no aprovechar ausencias higiénicas o alimentarias de sus adversarios para precipitar una votación de autoridades.
La oposición entiende que el presidente debe ser un diputado que haya votado a favor de la creación de la comisión. El oficialismo, en el borde del sarcasmo y sin que se le corra el rimmel, sostiene que debe presidirla uno de ellos, que votaron y perdieron la votación que dio origen a la comisión.
En la sesión de este martes la oposición buscará discutir una nueva integración de la comisión que refleje las mayorías y minorías reales del cuerpo: «En caso de empate en la elección de la presidencia -dice textualmente el proyecto- será designado como presidente aquel miembro propuesto que cuente con el respaldo de los miembros de la comisión cuyos bloques parlamentarios representen, en conjunto, la mayor cantidad de diputadas y diputados en la Honorable Cámara».
Para aprovechar los días que le quedan de funcionamiento, que se superponen con el receso invernal y también con la campaña electoral, agrega: «La Comisión Investigadora tiene un plazo de tres (3) meses a contar desde la constitución de esta, entendiéndose por esto la elección de sus autoridades y la fijación de días y horarios de funcionamiento».
01/07/2025 a las 12:26 PM
LA SEMANA POLÍTICA: ENFOQUES
Semana crucial para una política gélida
Claudio Jacquelin
Fuente: La Nación
(*) Notiar.com.ar
30/6/025
El frío polar que marca el termómetro tiene varios correlatos políticos y económicos en la Argentina de estos días. Aunque, como corresponde a un país de contrastes abruptos, también se están recalentando varias situaciones, ante las urgencias del calendario electoral y la compleja situación de la microeconomía.
Los próximos días serán cruciales en varios frentes, empezando por las definiciones sobre la oferta para las elecciones bonaerenses.
Por un lado, ayer volvió a ratificarse la gélida relación entre la política y un sector cada vez mayor de la ciudadanía. En las elecciones municipales de Santa Fe se verificó otro récord de ausentismo, después del de las elecciones constituyentes provinciales de hace dos meses y medio.
Esa tendencia, que se va consolidando, no le sirvió al mileísmo para recibir la noticia esperada del triunfo de la lista libertaria para concejales en Rosario, la tercera ciudad más poblada del país. Aunque el segundo puesto le permita celebrar haber dejado en tercer lugar allí al oficialismo provincial. Es un avance respecto de 2025, pero no equipara lo logrado en la ciudad de Buenos Aires y en la capital salteña. Todo es relativo.
La otra cara de esa elección de ayer, mirada con interés en la Casa Rosada, refiere a la alta probabilidad de que la bajísima concurrencia a las urnas se replique en las muy simbólicas elecciones bonaerenses.
Esa perspectiva genera dudas, pero, también, optimismo, ya que los comicios porteños y rosarinos parecen haber desarmado la vieja máxima electoral que decía que la baja concurrencia beneficiaba a los oficialismos locales por la capacidad de movilización de su aparato político frente a la apatía de los votantes espontáneos.
“Hasta ayer, en mesas no políticas la gente no sabía qué se votaba, ni le importaba. Creo que es un dato muy preocupante que a nadie le importe. Como que una elección ‘no sirve para solucionar mis cosas’”, reflexionaba y se lamentaba un alto funcionario del gobierno provincial, que encabeza el radical Maximiliano Pullaro.
La lista oficialista hizo una mejor elección que la pronosticada, aunque salió tercera en la ciudad más grande de Santa Fe, pero compensó en el plano provincial, donde sigue predominando. La subsistencia de un reparto en tercios resultó, además, una buena noticia para el mandatario (que empieza a exhibirse fuera de las fronteras provinciales), ante la posibilidad de una polarización aguzada que afectara a sus candidatos y su propia proyección.
La posible extrapolación del generalizado comportamiento abstencionista al territorio bonaerense, donde hoy no asoma la amenaza de una tercera fuerza, no solo alimenta las expectativas optimistas del gobierno nacional sino que impacta en la conformación de su oferta.
El poder territorial sería desde esa perspectiva una carta de negociación devaluada para los intendentes de Pro más renuentes a aceptar un arreglo que les obligaría a hacer concesiones sin beneficios a cambio, como es el que ya dan por cerrado Karina Milei y su armador Sebastián Pareja con el superacuerdista Cristian Ritondo, portador aventajado de la bandera blanca macrista.
La convicción de que la absorción del macrismo es un hecho al que solo le restan algunas formalidades motoriza, al mismo tiempo, diferencias entre las dos ramas de la militancia mileísta, dividida entre Las Fuerzas del Cielo, autodefinidas como “la guardia pretoriana” de Milei y que se referencian en el súperasesor Santiago Caputo, y los “territoriales” de la hermanísima, Pareja y los primos Menem. Se trata de una tensión por ahora semicongelada, que tendrá algunos picos calientes en las próximas dos semanas, cuando se distribuyan lugares en las listas.
Debajo de la reverencia y la idolatría unívoca hacia el Presidente, ese conflicto es una realidad que el gurú y Karina Milei reconocen. Lo hacen después de insistir en la buena sintonía que tienen entre ellos. Inclusive, Caputo suele admitir que ve en esa competencia aspectos benéficos para sostener la pasión militante. Como si la potenciara. La lógica populista de la construcción agonal, entre amigos y enemigos, tendría ahora una derivación vertical, puertas adentro del armado libertario.
El acto del jueves pasado en La Plata dejó algunas muestras gratis de esa disputa que, de todas maneras, se busca disimular en público, aunque no siempre se logra. Allí mandaban los territoriales y tenían un lugar secundario los pretorianos, cuyos principales referentes habían preferido quedarse en la Casa Rosada y otros reductos porteños.
El renovado glosario de insultos que descargó Milei contra el gobernador Kicillof (mientras el jefe de Gabinete abandonaba su informe ante el Senado, tras ser calificado de mentiroso por una senadora kirchnerista) ofició de aglutinante interno y sirvió para recordar a sus seguidores que el enemigo está afuera.
No obstante, fue un desvío de la estrategia central de sostener como rival dominante a Cristina Kirchner, más ahora en su condición de primera jefe del Estado con una condena firme por un delito de corrupción, que la inhabilita para ser candidata, lo cual es fuente, además, de mayores conflictos para la mayor fuerza opositora al gobierno nacional.
Una vez más, los estrategas mileístas adecuan el libreto a las improvisaciones de su actor protagónico. “Nuestro mayor activo es que Javier siga siendo como es. Y a eso se debe ajustar la estrategia”, reconocen en el entorno de Caputo. El Presidente no los defrauda, siempre encuentra una cima más de incorrección por superar y la traspone para regocijo de sus fanáticos. Y ante la tolerancia de algunos votantes con más apego al respeto, pero que privilegian la política económica, a pesar de que muchos de ellos empiecen a sentir signos de fatiga también en ese terreno.
Por eso mismo, dicen algunos observadores, Milei ha subido aún más el volumen y el nivel de sus diatribas y descalificaciones. La mayor parte de los destinatarios de su arsenal descalificador, fuera del kirchnerismo, han sido quienes señalaron fisuras en la marcha de la economía.
Después de cada uno de los nuevos improperios, algunos expresados en crípticas siglas solo accesibles a iniciados en su credo, el Presidente y su milicia comunicacional salieron a blandir cifras macroeconómicas positivas. Como si estas no pudieran coexistir con realidades sectoriales o particulares bastante menos halagüeñas, que ya no solo se animan a exponer en público los “econochantas” o los “mandriles”, como Milei estigmatiza a cualquier contradictor.
Cada vez son más los empresarios y economistas afines, que, aun manteniendo su apoyo, en general, advierten con sumo cuidado y mucho temor sobre realidades acuciantes de algunas actividades, sobre el empleo y sobre la capacidad de consumo. En otro apartado van las discusiones sobre la (no) acumulación de reservas, que un día no es un problema para el equipo económico, sino hasta un beneficio, y horas después anuncia con su arsenal propagandístico que volvió a comprar dólares.
También calentaron algo el frío generalizado en las últimas semanas algunos gobernadores peronistas y excambiemietas que habían sido hasta acá efectivos acompañantes del Gobierno y a los que en las últimas horas se procuró volver a cobijar. Fue una admisión de algunos errores en la política oficial, que trajo tensiones entre un sector encarnado en Santiago Caputo y el jefe de Gabinete, Guillermo Francos, por un lado, y Karina Milei y los Menem, por el otro.
“No podemos esperar que nos sigan dando muestras de amor si nosotros nos metemos en sus territorios para armarles rivales y, además, les retaceamos recursos y no cumplimos promesas que les hicimos, lo que impacta en su electorado, que, además, en muchos casos es también el nuestro”, admitieron cerca del supergurú. Es esa una nueva demostración de que las diferencias respecto de la estrategia electoral en las provincias siguen abiertas, a pesar de algunos resultados, que llevaron al Presidente a reivindicar las condiciones políticas de “El jefe”, como le gusta llamar a su hermana y cuyo título subrayó tras los procesos electorales en los que los libertarios mejoraran su performance.
Esos debates de fondo que tanto alteran al Presidente y los suyos, no afectan, sin embargo, el entusiasmo libertario, mientras empieza a acelerarse la cuenta regresiva para las cruciales elecciones bonaerenses. El perokirchnerismo, su principal oponente, sigue sin lograr descongelar las estancadas discusiones internas, a pesar de los intentos, operaciones y trascendidos que buscan instalar.
La relación entre las fracciones continúa signada por la misma desconfianza entre cristicamporistas y kicillofistas, que se arrastra desde hace meses, y por las profundas diferencias sobre la narrativa por desplegar en la campaña. Demasiado para el poco tiempo que resta (ocho días) para inscribir las alianzas.
Ni siquiera sobre el nombre del frente se ha logrado avanzar un centímetro. El gastado sello de Unión por la Patria, del que pretenden desasirse Axel Kicillof y los intendentes aliados, sigue vigente solo por la inercia de las formas en los bloques legislativos. A pesar de la nostalgia cristicamporista, carece de potencial convocante fuera del núcleo duro de militantes.
De todas maneras, nadie parece dudar de que, aunque sea con remiendos de última hora, habrá una sola lista perokirchnerista para los cargos legislativos. Lo que difícilmente pueda traducirse como una expresión de unidad.
En la escala municipal, el panorama es menos claro. Ahí, las martingalas podrían ser numerosas. Desde la presentación de listas cortas (solo de candidatos a concejales y sin legisladores de la sección), hasta boletas enfrentadas de postulantes a ediles.
Detrás de todo esto asoma La Cámpora como el generador del nuevo clivaje dentro del peronismo. Camporismo versus anticamporismo es la antinomia de la hora, potenciada por la condena a Cristina Kirchner.
La resolución de la Corte Suprema de Justicia que dejó firme la pena de prisión a la expresidenta y exvicepresidenta no le ha servido al peronismo, en general, y menos al bonaerense, como catalizador y mucho menos como aglutinador sostenible.
Por el contrario, parece haber endurecido posiciones y diferencias, que han dejado a Kicillof en la posición más incómoda. El gobernador, que sufre el efecto de pinzas articulado por los Kirchner madre e hijo, con la asistencia del siempre movedizo Sergio Massa y el excéntrico agitador Juan Grabois, es, al mismo tiempo, tironeado por varios intendentes que lo apoyan.
Son muchos los jefes comunales peronistas que se niegan a hacer de la consigna “Cristina libre” su propuesta de campaña, como pretende el cristicamporismo. Para ellos, la expresidenta, que ya dejó de ser un faro y es cada vez menos un ancla, empieza a ser un salvavidas de plomo. Una percepción que se agudiza en los intendentes del interior bonaerense. La ya conocida y practicada microsegmentación de la campaña podría tener que recurrir ahora a la nanotecnología.
En ese contexto de realidades hiperfragmentadas de lo que alguna vez fue una fuerza monolítica y hegemónica, todos están urgidos a encontrar algunos puntos básicos de acuerdo para conformar primero un frente electoral, que debe ser inscripto el 9 de julio, con la designación de los respectivos apoderados, y luego armar y distribuir los lugares en las respectivas listas.
Será una semana decisiva en la que el frío dominante en las calles y en algunas relaciones políticas puede llegar a quemar.
01/07/2025 a las 3:19 PM
LA ARGENTINA POLÍTICA: ENFOQUES
Milei ve débil al kirchnerismo y acelera la campaña en la Provincia
Sergio Crivelli
Fuente: La Prensa
(*) Notiar.com.ar
30/6/025
El jueves pasado, el jefe de Gabinete, Guillermo Francos, se retiró de una sesión del Senado tras ser agraviado por una legisladora ultrakirchnerista. Por esas horas, su jefe, el presidente Javier Milei, injuriaba -a su vez- al gobernador Axel Kicillof a quien, tras la condena judicial de Cristina Kirchner, ha elegido como antagonista.
En ambos casos los insultos fueron premeditados y no tenían el atenuante de un ofuscamiento pasajero. Formaban parte de una estrategia de la campaña que empezó a desarrollarse en el corazón electoral del país, la provincia de Buenos Aires, que es el mayor reservorio de votos K y la batalla que Javier Milei necesita ganar para imponer el modelo económico.
Si triunfa en Buenos Aires, su marcha hacia la reelección puede convertirse en un paseo. Por eso alarman a Cristina Kirchner en su prisión domiciliaria los informes que le llegan sobre una situación electoral comprometida en el distrito en el que juega como local tanto para septiembre como para octubre.
El exabrupto de la legisladora que derivó en la caída de la sesión del Senado se produjo después de que Francos expusiera con cifras detalladas el mejoramiento de la trágica situación macroeconómica heredada de la “gestión” de CFK y Alberto Fernández. Lo hizo con las estadísticas del Indec en la mano y le respondieron con el calificativo de “mentiroso”.
Sólo de dos respuestas disponen la expresidenta y sus seguidores ante los resultados del plan de estabilidad: negarlos y pronosticar una catástrofe inevitable. Usar ambos argumentos simultáneamente podría parecer contradictorio, pero los políticos no se detienen en esos detalles.
Cristina Kirchner, a esta altura jefa de La Cámpora y de no mucho más, despliega una estrategia electoral de desprestigio institucional. La senadora López, por ejemplo, agravió no sólo a Francos, sino también a todo el cuerpo que integra y a su bloque, impotente para detener la agresión.
En días anteriores, otros senadores ultra K habían denigrado a los jueces federales y a la Corte Suprema que condenó a su jefa a prisión domiciliaria e inhabilitación. Como a la expresidenta se le acabaron las apelaciones, el kirchnerismo busca deslegitimar a todo el sistema. Lleva el “stress” institucional al límite.
En consecuencia, el Senado se ha convertido desde el fallo de la Corte en escenario de un espectáculo de degradación del que el lenguaje afrentoso y ofensivo es sólo un fenómeno de superficie. La política desciende al insulto cuando se radicaliza. Bajo esas circunstancias, hablar de consenso o de moderación suena a broma de mal gusto.
En este marco de antagonismo entre Cristina Kirchner y Javier Milei, el que no encontraba posición era Axel Kicillof, pero el Presidente lo ubicó rápidamente: “Si acá es donde huyeron todas las ratas cuando se hundió el barco, acá también hay que hacer limpieza”, anunció. “La provincia de Buenos Aires es el último bastión de este credo miserable e infeliz, que ha sido el modelo del Estado omnipresente en la Argentina: una promesa de igualdad que nos convirtió a todos en esclavos desposeídos. Kicillof es el último zar de la miseria”, remató.
Si el gobernador quería ser reconocido por el oficialismo como líder de la oposición tras la prisión preventiva de CFK, lo consiguió. Pero al mismo tiempo consiguió que sus esfuerzos por representar alguna forma de renovación peronista fueran aniquilados en el mismo acto. Entre La Cámpora y Milei hay una tierra de nadie en la que es imposible instalar un proyecto alternativo.
Kicillof consiguió quitar centralidad y protagonismo a las dos veces presidenta (el balcón estuvo vacío y la pelea por las visitas pasó a segundo plano), pero de la peor manera.
Más allá de las luchas personales, el peronismo es una máquina electoral con intereses e inercia propios que no se detiene. El viernes avanzó en la construcción de un frente de unidad con los sectores de Kicillof, el kirchnerismo y Sergio Massa. El resultado final, de todas maneras, solo conocerá el 19 de julio, día de cierre de candidaturas.
Con Cristina Kirchner fuera de juego por la inhabilitación legal, un punto a dirimir es la cabeza de la lista de candidatos a legisladores provinciales de la tercera sección electoral. El sector del gobernador se resiste a la candidatura de Máximo Kirchner o de cualquier sustituto camporista como Mayra Mendoza. Sin alguien sentado en la cabecera de la mesa y con la lapicera en la mano que sea obedecido de manera unánime los tironeos se van a prolongar, aunque todos los sectores sepan que una ruptura profundizaría el desastre.
Algo parecido ocurre con la coalición que intenta armar el Gobierno, pero con dos diferencias fundamentales: la expectativa de triunfo y el liderazgo están fuera de discusión.
01/07/2025 a las 3:30 PM
LA ARGENTINA POLÍTICA: ENFOQUES
La calculadora para octubre y el enojo de Milei por el consumo
Walter Schmidt
Fuente: Clarín
(*) Notiar.com.ar
30/6/025
El presidente llama “pelotudo” y “bruto” al gobernador de la principal provincia del país, que no le responde pero sí lo hace la líder de su espacio político que califica de “boludo” al mandatario. Mientras el intercambio de alta política transcurre, la mitad de la población no llega a fin de mes, pero eso sí, bate récords la compra de pasajes al exterior.
Javier Milei lanzó la campaña electoral bonaerense con insultos a Axel Kicillof, a quien parece haber convertido en su rival opositor tras la detención de Cristina Kirchner. Y lo hizo en La Plata, el corazón de la provincia, ante más de 1200 personas, según relató en las redes Macarena Jiménez Rodríguez, quien se presenta como la fotógrafa de Milei. Un número escaso para uno de los pocos desembarcos presidenciales en territorio, aunque se sabe que las marchas multitudinarias son el pasado.
El objetivo libertario y kirchnerista es el mismo, ganar la elección local en la provincia para ir con mayores expectativas a la elección de octubre de diputados y senadores nacionales que definirá qué colores que prevalecerán en el Congreso a partir de diciembre.
Hay un puñado de provincias que representan poco más del 50% de los diputados que se elegirán: Buenos Aires 35, Ciudad 13, Córdoba 9, Santa Fe 9, Mendoza 5 y Entre Ríos 5. Esta última y la Ciudad, también eligen senadores. Por eso es clave la relación de la Nación con las provincias que vienen reclamando más fondos y amenazando con obtenerlo a través de un proyecto de ley en pleno año electoral.
Un informe del politólogo Pablo Salinas toma como referencia dos números concretos para proyectar cuántos diputados y senadores podría tener el Gobierno si triunfa como se estima. Uno es lo que Milei obtuvo en la primera vuelta de la elección presidencial, 30%, y en el balotaje, 56%.
Si Milei saca más del 50% de los votos, sepultaría por un tiempo todo vestigio opositor. Para tener una referencia, en legislativas como estas y con un alto índice de apoyo, Néstor Kirchner obtuvo 38,6% en 2005, y Mauricio Macri 41,7% en 2017.
Con un 56% Milei sumaría 50 diputados y 20 senadores. De esa manera, tendría un total de 89 diputados y 26 senadores. Aunque no le alcanzaría por sí solo para aprobar un proyecto de ley. Le faltarían 40 votos en Diputados y 11 en el Senado. Sí, en cambio, lograría tener un bloque que le permitiría blindar los vetos presidenciales.
En caso de que obtuviera un 30% en octubre, el crecimiento sería mucho menor con 71 diputados y 14 senadores.
El otro dato que sorprende es que el peronismo no perderá demasiados legisladores porque no es mucho lo que pone en juego y es factible que se mantenga como primera minoría en ambas cámaras. En los dos escenarios, el Gobierno seguiría dependiendo de lo que quede del PRO y de la UCR.
El enojo presidencial
En la etapa por venir, a la Casa Rosada ya no le alcanza con sostener vetos; necesita aprobar leyes como las que viene prometiendo a los empresarios de aquí y de allá, como la reforma laboral y la tributaria. El Gobierno ha entendido que cualquier modificación por decreto del régimen laboral terminará en un juzgado afín a la CGT y quedará en la nada. Como ocurrió días atrás con el anuncio rimbombante del fin del asueto en el Día del Empleado Público y la publicación del decreto en el Boletín Oficial, que inmediatamente un juzgado ordenó suspender.
El ministro de Economía, Luis Caputo, ha manifestado a inversores y al FMI que al menos hasta las elecciones mantendrá la postura de no comprar reservas para no mover el tipo de cambio y tener que emitir, con la mira puesta en cuidar el principal capital libertario: la inflación. Pero ha recibido planteos sobre la caída del consumo en algunos sectores.
Caputo destaca en privado que hay ciertos sectores que se han reactivado aunque también admite que para otros segmentos de la sociedad es inevitable el declive en un esquema de ajuste. Daños colaterales.
Durante la semana, dos datos golpearon las puertas de Balcarce 50. Mientras el 50% de los argentinos no llega a fin de mes, se registra un récord de venta de pasajes al exterior. Lo que se observó en los partidos de Ríver y Boca en el Mundial de Clubes en Estados Unidos, con estadios repletos de camisetas de ambos clubes.
El país está partido, lo que probablemente en unos meses se traduzca en una mayor brecha en la pirámide de ingresos, entre la cúspide y los sectores medios y la base.
Cayeron las ventas de alimentos y bebidas, calzado y marroquinería, textil e indumentaria, farmacia, perfumería, ferretería, materiales eléctricos y de construcción. Crecieron la compra de bienes durables como autos, turismo emisivo, importación de bienes.
El Indec arrojó un aumento de los viajes de argentinos al exterior de 45,8% interanual en mayo, mientras que el ingreso de turismo bajó 14,2%. Son muchos los comercios -hoteles, gastronomía- que dependen de la llegada de visitantes para subsistir.
Sin embargo, el Presidente se enoja cuando se describe la película completa: quienes se benefician por los bienes que consumen más y quiénes se perjudican por la baja del consumo en una lista de productos y servicios.
En una amena charla en una radio streaming Milei, siguiendo el razonamiento del anfitrión que desconfiaba de los emprendedores que no venden, lanzó: “A mí no me sorprende porque los kukas contratan actores para llorar”. Y por las dudas, en su lógica de no odiar lo suficiente a los periodistas, ofrendó un nuevo calificativo al razonar que “el consumo tocó su pico máximo y los periomierdas dicen que el consumo se está despedazando”.
Parece delinearse un horizonte con un modelo de estabilidad macroeconómica con el control de la inflación y del tipo de cambio, combinado con una mayor brecha de ingresos y entre consumidores. Mas el riesgo de un aumento del desempleo. La duda es cómo lo dirimirá la política, ya que el Gobierno va a necesitar armarse de diálogo y de consensos después de octubre. Y no es el perfil que estaría mostrando.