Por Hernán Andrés Kruse.-
El 22 de mayo se cumplió el centésimo trigésimo primer aniversario del nacimiento de un eminente sociólogo, economista y filósofo alemán que fue un emblema de la Escuela de Frankfurt y cofundador del Instituto de Investigación Social. Friedrich Pollock nació en Friburgo de Brisgovia el 22 de mayo de 1894. Durante el tiempo que le dedicó para el estudio de las finanzas (1911-1915) conoció a quien se convertiría en su amigo más fiel: Max Horkheimer. Más adelante estudió economía, sociología y filosofía en Frankfurt del Meno, donde se recibió de doctor en 1923. Al año siguiente fundó, con la ayuda de Félix Weil, el Instituto de Investigación Social de Fráncfort del Meno. Dicho instituto albergó a pensadores marxistas de la talla de György Lukács, Karl Korsch, Karl Wittfogel y Friedrich Pollock. Sus miembros fundadores fueron Pollock, Weil, Leo Löwenthal y Erich Fromm. Fue su director entre 1928 y 1930. En 1933, en compañía de Horkheimer, se exilió en Ginebra y luego en Londres, París y Nueva York. En 1950 regresó a Frankfurt junto a su amigo de toda la vida. Ambos restablecieron el Instituto de Investigación Social, tomando Pollock nuevamente el papel de director. Entre 1951 y 1958 fue profesor de economía nacional y sociología en la universidad de Frankfurt. En 1959 se trasladó a Montagnola (Tesino, Suiza). En ese entonces era profesor emérito de la universidad de Frankfurt. En ese lugar dejó de existir en 1970 (fuente: Wikipedia, la Enciclopedia Libre).
Buceando en Google me encontré con un ensayo de Amaro Fleck (Universidad Federal de Minas Gerais-Brasil, 2021) titulado “Pollock y los frankfurtianos. Notas sobre la recepción del concepto de capitalismo de estado”. Analiza, en primer lugar, lo que pensaba Pollock sobre el capitalismo de estado, y en segundo término, la influencia que ejerció su diagnóstico sobre Horkheimer, Adorno, Habermas y Postone.
INTRODUCCIÓN
“No sin intenciones controvertidas, Philipp Lenhard, editor de las obras completas de Pollock en Alemania, considera que “la teoría del ‘capitalismo de Estado’, también llamada más tarde ‘mundo administrado’ o ‘capitalismo tardío’, marca el verdadero comienzo de la Teoría Crítica”, siendo más determinante para esta tradición de pensamiento que el famoso ensayo de Horkheimer, “Teoría tradicional y teoría crítica” . Evitando la comparación, podríamos decir que ambos textos (o las dos ideas contenidas en ellos) son determinantes para la constitución de esa escuela. El caso es que la necesidad de actualizar la crítica por la transformación estructural del capitalismo representada en el diagnóstico de Pollock es fundamental para la teoría crítica de Frankfurt, y sus diversos representantes pensaron acerca de ese diagnóstico, aceptándolo o rechazándolo en mayor o menor medida, pero tomándolo siempre como decisivo.
Es común en la literatura que trata directa o indirectamente de la obra de Pollock la identificación entre la tesis del capitalismo de Estado y el diagnóstico de una creciente intervención estatal en el campo económico, es decir, se entiende el capitalismo de Estado como sinónimo de un orden planificado. Sin embargo, tal identificación tiende a oscurecer la peculiaridad de Pollock en el debate de la planificación, convirtiéndolo en un economista más, entre muchos otros, comprometido en demostrar que la planificación no es económicamente inviable. Además, cualquier observador mínimamente atento sabía que el Estado estaba comenzando a desempeñar un papel cada vez más prominente en la economía, además de garantizar una gama más amplia de derechos para sus contribuyentes, especialmente a través de intervenciones en el mercado laboral.
Las posibilidades de órdenes resultantes de la planificación son mucho más amplias que las descritas por Pollock en su tesis del capitalismo de Estado. La quintaesencia de esta tesis es la afirmación de la primacía de lo político sobre lo económico y, en consecuencia, la afirmación de que la producción se dirigió nuevamente hacia valores de uso, como en los modos de producción precapitalistas, en lugar de hacia valores de cambio; en otras palabras, para la satisfacción de necesidades, más que para la valorización del valor. Toda la polémica radica en este punto, ya que nadie seguía creyendo que se vivía en un orden basado en el antiguo laissez-faire, entonces considerado completamente obsoleto”.
EL “CAPITALISMO DE ESTADO” DE POLLOCK
“En el noveno y último de los volúmenes publicados del Zeitschrift für Sozialforschung, luego rebautizado como Studies in Philosophy and Social Science, Friedrich Pollock publicó dos trabajos: “Capitalismo de Estado: sus posibilidades y limitaciones” y “¿Es el nacionalsocialismo un nuevo orden?”. El último número de la revista también contó con contribuciones de Horkheimer (“El fin de la razón” y “Arte y cultura de masas”); Adorno (“Sobre la música popular”, “Spengler hoy” y “El ataque de Veblen a la cultura”); Marcuse (“Algunas implicaciones sociales de la tecnología moderna”), así como con el aporte de otros teóricos asociados al Instituto de Investigaciones Sociales.
Los dos artículos de Pollock tratan del mismo asunto: la configuración económica de la Alemania nazi. En ambos, la Alemania nazi es vista como el presagio de una nueva era, como una situación avanzada de algo que debería repetirse en otros lugares. En otras palabras, la Alemania nazi sería entonces el ejemplo más cercano de un tipo ideal de capitalismo que tendería a extenderse, ya que las tendencias en esta dirección también podrían verse en otros lugares, aunque en una etapa incipiente. Es, por tanto, la cuestión que siempre ha estado en el centro de las preocupaciones de la teoría crítica: las transformaciones del capitalismo, así como las posibilidades y peligros derivados de estas transformaciones.
Pollock, por supuesto, no es el único teórico que aborda este tema. De hecho, una parte considerable de las discusiones en teoría social versó sobre este asunto, especialmente durante las décadas de 1930 y 1940. Prácticamente no hubo disputa sobre el alcance e incluso la importancia de las transformaciones. Después de todo, hubo un acuerdo razonable de que el capitalismo había cambiado radicalmente, tanto por la adopción de medidas de estabilización macroeconómica, evitando el surgimiento, diseminación y profundización de crisis, como por el hecho de que el Estado asume funciones cada vez más destacadas: regular los mercados, redistribuir la riqueza, impulsar el desarrollo de industrias estratégicas, reemplazando las áreas fundamentales. Lo que se discutió fueron las implicaciones de estos cambios para la naturaleza misma y el futuro del capitalismo.
Lo que Pollock ofrece en ambos trabajos es una contribución a la respuesta a este problema. Pollock ofrece así una respuesta un tanto paradójica, que puede situarse como una posición extrema en el debate en cuestión, a saber, que, en sus palabras: “el verdadero problema de una sociedad planificada no reside en el ámbito económico, sino en el político, en los principios que deben aplicarse a la hora de decidir qué necesidades se deben preferir, cuánto tiempo se debe dedicar al trabajo, cuánto del producto social se debe consumir y cuánto se debe usar para la expansión, etc.”. Así, “la sustitución de medios económicos por medios políticos como última garantía para la reproducción de la vida económica cambia el carácter de todo el período histórico. Esto significa la transición de una era predominantemente económica a una era esencialmente política”.
En resumen, “bajo el capitalismo de Estado (…) el motivo de lucro es reemplazado por el motivo de poder”. La tesis es paradójica, al menos dentro del marxismo, ya que una de las características esenciales del capitalismo sería precisamente la defensa de una primacía de lo económico, que la dominación social se ejerce principalmente a través de la economía y no a través de la política. En otras palabras, superar la primacía de la economía significaría el socialismo o algún otro arreglo postcapitalista. Razón que lleva a Franz Neumann a declarar que “el propio término ‘capitalismo de Estado’ es una contradictio in adjecto”.
HORKHEIMER…
“Amigo íntimo de Pollock desde su adolescencia, probablemente Horkheimer siguió de cerca el desarrollo de los argumentos presentados en sus trabajos publicados en la revista del Instituto, Zeitschrift für Sozialforschung. Pero la relación de Horkheimer con las tesis presentadas en “Capitalismo de Estado” y “¿Sería el nacionalsocialismo un nuevo orden?” es más ambigua de lo que sugiere una parte significativa de la literatura que trata sobre su obra. A empezar por el hecho de que Horkheimer trabajaba, simultáneamente, sobre el mismo tema: las transformaciones estructurales de la sociedad capitalista. Este tema aparece en primer plano en los textos “Teoría tradicional y teoría crítica” (1937), “Los judíos y Europa” (1939) y “El Estado autoritario” (escrito en 1940, publicado en 1942). Estos tres trabajos fueron escritos antes de los dos de Pollock recién mencionados, y avanzan una parte importante de lo que allí se defiende, pero también discrepan, exponiendo algunas observaciones que no se pueden identificar ni conciliar con el contenido de los mismos.
En “Teoría tradicional y teoría crítica”, Horkheimer parte del supuesto de que: “En los conceptos de empresa y de empresario hay, a pesar de su identidad, una diferencia, según se los extraiga de la representación de la primera forma de economía burguesa o del principio del capitalismo desarrollado, y según provengan de la crítica de la economía política del siglo XIX, la economía de los empresarios liberales, o de la del siglo XX, que tiene ante sí a los empresarios monopolistas”. Esto significa que la explicación y la crítica presentes en el Capital de Marx no pueden simplemente trasladarse a la realidad existente sesenta años después. Pero tampoco pueden considerarse obsoletos y, por tanto, ser abandonados. Según Horkheimer: “La fijeza de la teoría consiste en que, a pesar de sus cambios, la sociedad, en cuanto a su estructura económica básica, a las relaciones de clase en su forma más simple y, con ello, también a la idea de su supresión, permanece idéntica”.
Es a través de esta tensa relación con la crítica de la economía política marxista que Horkheimer busca construir su diagnóstico de la época. Marx sigue siendo necesario, porque su teoría del capitalismo todavía es capaz de explicar la “estructura económica fundamental” de la sociedad capitalista, pero su teoría ya no es suficiente para explicar las peculiaridades del capitalismo monopolista desarrollado, una nueva fase dentro del mismo período histórico. Por eso, el diagnóstico se construye en contraste con el de Marx, para actualizarlo. Para entender la década de 1930, es necesario dialogar con el Capital, más precisamente, es necesario partir de él y decir qué ha cambiado en relación a lo que allí se expone.
Pero lo mismo ocurre en menor medida, si todavía aún ocurre, en los textos de Pollock publicados en 1941. Esto se debe a que el capitalismo de Estado no es simplemente una nueva “fase” en el mismo período, como afirmó Horkheimer en 1937, sino una nueva “era”. El debate que tiene lugar a finales de la década de 1940 en el Instituto de Investigación Sociales, no solo entre Horkheimer y Pollock, sino también con los demás miembros, no se trata de si el capitalismo siguió siendo similar al explicado por Marx. Hubo consenso entre ellos en que se había producido un proceso de concentración económica, por lo que los acuerdos entre monopolios sustituyeron a la competencia entre capitalistas privados. También hubo consenso entre ellos en que la injerencia del Estado y el principio de planificación trajeron consigo cambios importantes.
Pero si todos estuvieran de acuerdo en que el capitalismo había entrado en una nueva fase, no todos estarían de acuerdo en que entró en una nueva era. El disenso no se centraba en si el capitalismo había cambiado, sino en hasta qué punto lo había hecho. Y aquí Pollock representa uno de los extremos, Neumann probablemente el otro, y los otros miembros están o bien cerca de uno, o bien cerca del otro, sin, sin embargo, coincidir enteramente en sus posiciones con ninguno de ellos. Las diferencias entre el capitalismo liberal del siglo XIX y el capitalismo monopolista de principios del siglo XX señaladas por Horkheimer en 1937 pueden enumerarse brevemente de la siguiente manera: 1) Existe una separación entre la propiedad de los medios de producción y su control, de modo que los propietarios legales ya no dirigen sus industrias; 2) Hay un proceso de concentración y cartelización de la economía, por lo que la competencia da paso al monopolio; 3) Como resultado, la sociedad ya no está dominada “por propietarios independientes, sino por camarillas de dirigentes de la industria y la política”; 4) Hay una desaparición de la resistencia y los trabajadores se vuelven cada vez más impotentes.
El hecho de que masas de trabajadores se vuelvan impotentes y sean lideradas por camarillas de industriales y políticos no significa una pérdida de importancia en los conflictos económicos. Por el contrario, Horkheimer afirma que “estas transformaciones no dejan de afectar la estructura de la teoría crítica. Ella no cede a la ilusión cuidadosamente cultivada por las ciencias sociales, de que la propiedad y la ganancia ya no tienen el papel decisivo”. En lugar de un cambio de la primacía de lo económico a lo político, como Pollock dirá cuatro años después, lo que Horkheimer señala es que “lo económico determina más directa y conscientemente a los hombres”. Dos años después, en “Los judíos y Europa”, el diagnóstico sobre la transformación estructural del capitalismo gana aún más protagonismo. Horkheimer refuerza las cuatro diferencias enumeradas anteriormente y les agrega tres: 5) “La esfera de la circulación (…) pierde su significación económica” y prácticamente desaparece; 6) la intervención y la planificación estatales conducen a una estabilización de la economía, de modo que “para el fascismo como sistema mundial no es previsible un final desde el punto de vista económico”; 7) “La dominación social, que ya no puede mantenerse por medios económicos porque la propiedad privada ha quedado anticuada, se prolonga ahora por medios directamente políticos”.
Las dos últimas declaraciones anticipan las tesis del capitalismo de Estado de Pollock. Mientras Horkheimer afirma que “el afán de beneficio culmina hoy en lo que siempre fue: afán de poder social”, Pollock dice que “el motivo de lucro es reemplazado por el motivo de poder”. Además, Horkheimer dice que “la economía no tiene ya una dinámica autónoma. Cede su poder a los económicamente poderosos.”. La proximidad es tan cercana que Abromeit concluye que, “como su viejo amigo Friedrich Pollock, (…) Horkheimer creía que el capitalismo de Estado representaba una nueva primacía de lo político sobre lo económico”. Y, de hecho, su conclusión se basa en un número significativo de pasajes encontrados en el texto de 1939. Sin embargo, aunque hay muchos pasajes que anticipan la exposición de Pollock, debe tenerse en cuenta que Horkheimer nunca afirma de manera definitiva la primacía del político sobre lo económico como se encuentra en el texto de Pollock, “Capitalismo de Estado”, siempre manteniendo una gran ambigüedad sobre el tema.
Incluso en “Los judíos y Europa”, Horkheimer se distancia claramente de Pollock por desconfiar de la unidad del Estado alemán, por darse cuenta de que allí había un conflicto velado: “Bajo la superficie del Estado del Führer se libra una furibunda batalla entre los interesados por hacerse con el botín. Si no fuera por el interés que comparten en mantener a la población en jaque, hace tiempo que la élite alemana y otras élites europeas hubieran entrado en guerras internas y externas. En el interior de los Estados totalitarios esta tensión es tan grande que Alemania podría disolverse de la noche a la mañana en un caos de luchas de gánsteres”. Esta afirmación es más coherente con el Behemoth de Neumann que con los argumentos de Pollock. Además, Horkheimer no afirma, como Pollock, que el Estado se apropie de la esfera económica, sino que lo político y lo económico se fusionen.
Y aquí está el meollo de la diferencia: lejos de la estrecha separación propuesta por Pollock, en la que la política y la economía son lógicas diferentes, motivadas por intereses diferentes (poder o lucro), lo que Horkheimer sugiere a lo largo de estos tres textos es que la política y la economía tienden para convertirse en el mismo dominio, para superar sus diferencias. Publicada en el mismo volumen que las “Tesis sobre el concepto de historia” de Walter Benjamin, “El Estado autoritario” inserta reflexiones sobre los cambios estructurales del capitalismo en una crítica a un cierto “confort” de una izquierda determinista que veía el “capitalismo de Estado” como un paso más en el inexorable camino hacia el socialismo. Para esta izquierda, la concentración de la propiedad en pocas manos, la separación de la propiedad y el control, el papel activo del Estado y la introducción del principio de planificación no serían más que signos de una transición pacífica hacia un orden racional.
Contra esta convicción, Horkheimer muestra que este momento puede no ser transitorio, que el capitalismo de Estado, “el Estado autoritario del presente”, puede estabilizarse, en definitiva, es decir, que el capitalismo puede sobrevivir a la economía de mercado. En este trabajo, Horkheimer habla de una “transición del capitalismo monopolista al capitalismo de Estado”. Por lo tanto, no caracteriza al capitalismo de Estado como capitalismo monopolista autoritario, sino como una fase postmonopolista. El Estado autoritario asumiría tres variantes: estatismo integral o socialismo de Estado soviético, fascismo o forma mixta y reformismo. Es represivo en todas sus variantes.
A pesar de la adopción de la terminología que Pollock hizo famosa, nuevamente aparece una diferencia crucial, no solo en relación con los trabajos pollockianos del 41, sino con su propio texto anterior, “Los judíos y Europa”. Ahora, Horkheimer señala que “a pesar de la supuesta ausencia de crisis, no hay armonía en absoluto. Aunque la plusvalía ya no se contabiliza como ganancia, de lo que se trata es de su apropiación. Se suprime la circulación, se modifica la explotación”. Incluso la ausencia de una crisis es sólo aparente. “Con el capitalismo de Estado, el poder vuelve a tener la capacidad de consolidarse. Pero también es una forma perecedera que contiene antagonismos. En él se puede ver fácilmente la ley de su caída: se basa en la represión de la productividad debido a la existencia de burócratas”.
Los mismos antagonismos que liquidaron el mercado bien podrían acabar con la fase fascista del capitalismo. Aunque su variante “reformista” puede presentar un rostro más humano, que al oponerse a las demás puede “inducir a un lúgubre respeto por la perpetuación de la coerción”, que incluso puede verse como deseable para el realismo que, enredado en la cadena de avances y retrocesos, le toca al teórico crítico recordar que puede haber una intervención humana que proponga “un fin antinatural: el salto a la libertad”.
10/06/2025 a las 11:09 AM
LA ARGENTINA POLÍTICA: ENFOQUES
Elecciones 2025: radiografía de la ausencia
Claudio Jacquelin
Fuente: La Nación
(*) Notiar.com.ar
9/6/025
Las primeras siete elecciones de este año tuvieron un punto excluyente en común. La gran coincidencia fue la baja en la participación, que, con niveles promedio de asistencia por debajo del 60%, rompió récords en todos los distritos, donde se realizaron comicios. Este domingo volvió a pasar en Misiones. Y empiezan a aparecer algunos patrones para entender las razones de la ausencia.
El ausentismo que se repite en distintas geografías y comicios dispara una duda crucial: si el comportamiento que mostró hasta ahora más de un 40% del electorado se repetirá en octubre próximo, cuando se realicen las elecciones legislativas nacionales, que el Gobierno ha instalado como un plebiscito a su gestión.
Algunos indicios que empiezan a asomar no alimentan buenas perspectivas. Por el contrario, inducen a suponer que los nuevos (bajos) pisos de participación difícilmente mejorarán en lo que va del año.
Falta de atractivo de las elecciones legislativas así como de la oferta de candidatos, malestar con la política y una situación económica que para amplias franjas de ciudadanos no termina de mejorar su vida personal y se traduce en un presente difícil y prolongado asoman como factores desmotivantes para concurrir a las urnas.
Así surge de las expresiones recogidas en tres grupos focales de ciudadanos que no fueron a votar en las elecciones de la ciudad de Buenos Aires, del 18 de mayo, realizado por la consultora Trespuntozero el lunes pasado y presenciados por este cronista.
Es obvio que se trata de registros cualitativos, de una sola elección, en un distrito muy particular como el porteño y, por lo tanto, no se pueden sacar conclusiones definitivas ni universalizables. Pero dan pistas que resuenan en muchos territorios.
Una de las coincidencias que compartieron los tres grupos (divididos por votantes de Javier Milei, Sergio Massa y Patricia Bullrich en la primera vuelta presidencial de 2023) es el cuestionamiento generalizado que sigue existiendo hacia la política.
Las objeciones se reproducen incluso entre quienes se referencian con el oficialismo y a pesar de que el Presidente y su espacio retienen para muchos la condición diferencial de outsider, y de que sigue siendo fuente de cierta esperanza para la mayoría de quienes lo votaron en la primera y en la segunda vuelta.
Sin embargo, eso último parece resquebrajarse y requiere de un esfuerzo para sostenerlo.
“Espero tener esperanza”, fue la singular frase utilizada por una votante mileísta ante la pregunta del moderador sobre sus perspectivas de futuro.
En la punta del pesimismo, obviamente, se ubicaron los que votaron a Sergio Massa. En cambio, en el conjunto de los escépticos se enrolaron los que votaron a Pro en la primera vuelta y que en el balotaje optaron por la candidatura de Milei y, sobre todo, en contra de Massa y del kirchnerismo.
Ese escepticismo, que no ha pasado a la fase del rechazo ni ha perdido alguna cuota de ilusión, parece explicar en buena medida la decisión de no ir a las urnas el 18 de mayo pasado.
“Fue una manera de decir que no estoy conforme” y “les dimos un alerta no yendo”, fueron algunas de las expresiones escuchadas en ese panel, que la mayoría apoyó. Ahí las razones políticas y económicas asoman entremezcladas.
En ese plano aparece un elemento novedoso, que puede ser un gran llamado de atención para el gobierno nacional, cuyo gran sostén y su mayor apuesta para mantener la adhesión social es la baja de la inflación.
BAJAR LA INFLACIÓN NO ALCANZA
En los tres grupos de votantes la caída en el índice de precios fue notablemente relativizada, a punto tal que muchos asistentes dijeron descreer de las cifras oficiales, aunque no tuvieran más elementos para sostener sus dudas que las vivencias personales y de su grupo familiar y de pertenencia.
“Yo creo que el índice de inflación no es real, pero lo tocan para darnos esperanza”, dijo un participante que en 2023 votó a Milei en primera y segunda vuelta, tratando de justificar ese supuesto maquillaje de los indicadores.
Sin atenuantes, la mayoría de los que dijeron haber sido votantes de Bullrich y, por supuesto, los de Massa, afirmaron descreer de los números del Indec basados en la capacidad adquisitiva de sus ingresos y los de la mayoría de sus allegados.
“Estoy remándola, tengo trabajo y como nunca estoy buscando más trabajo. No para tener un mejor pasar, sino para llegar a fin de mes”, afirmó una votante de Pro. La comprobación de que a su salario le sobran días del mes fue compartida por los compañeros de panel, de los cuales el 80% había votado a Milei en el balotaje y más de la mitad dijo que podría volver a votarlo.
“Yo estoy complicadísimo, conozco gente que además tiene deudas de todo. Nunca quise usar tarjeta de crédito porque no me gustan las deudas y por primera vez empecé a usarlas porque no llego a fin de mes”, expresó un votante de Massa, ante la anuencia general.
Ese asistente al focus group no sabía que al día siguiente se conocería un informe de la Asociación de Bancos Argentinos (Adeba) que revela que en febrero de este año la morosidad en los créditos a personas físicas subió al 2,9%, con un incremento interanual de 0,3 puntos porcentuales. O que, según el último Informe de Bancos del Banco Central, la mora en tarjetas subió un 2,8% en marzo, para convertir ese porcentaje en el más alto desde 2022.
Los números parecen ratificar a su vez la afirmación mayoritaria de que el sector social más afectado por la política económica del Gobierno es la clase media. “Gobiernan para las empresas y los más ricos”.
“Yo veo que nadie piensa en la clase media y se está extinguiendo. Ya no existe la clase media, la mataron. Somos solo pobres y ricos”, fue una de las frases más contundentes de una exvotante bullrichista. Un festín para el experto en tendencias sociales y de consumo Guillermo Oliveto, autor de un libro imprescindible para entender la argentina de hoy, titulado Clase media argentina: entre el mito, la realidad y la esperanza.
A pesar de esas expresiones de desencanto, que incluyen críticas a Milei de sus propios votantes en primera o segunda vuelta, una mayoría de estos últimos sostuvo que volvería a votarlo, “sobre todo si los rivales fueran los mismos”.
La aclaración final cobra particular significado: todos coincidieron en que “lo mejor que tiene el oficialismo es la oposición”, inclusive para varios que dijeron ser peronistas o sentirse identificados con ese espacio. La conclusión casi unánime de los votantes de Pro y de los libertarios es que Milei “tiene los enemigos correctos”.
La herencia recibida de los gobiernos anteriores sigue apareciendo, entonces, como un importante activo del Gobierno y del Presidente, en particular. Aunque ya el oficialismo empieza a tener su propio pasado y a generar reclamos por lo no hecho todavía.
«EMPIECEN A HACERLO BIEN»
“Son muchos años de hacer las cosas mal, claro. Pero hay que empezar a hacerlas bien. Por ejemplo, está mal que les paguen poco a los jubilados”, afirmó una votante de Bullrich que no fue contradicha por sus compañeros de panel y que reconoció varios aspectos de la gestión libertaria, como el recorte del gasto público, el orden público o “la mejora en seguridad en Rosario”.
Otro punto en común de los consultados fue el bajo interés que las elecciones porteñas generaron para decidirlos a no concurrir, a pesar de que el Gobierno y el macrismo buscaron darle una proyección nacional, por encima de la disputa por los cargos para la legislatura local.
“Era una elección que no definía nada, con candidatos que no motivaban”, resultó un común denominador en los tres grupos de votantes. Como si lo único relevante fueran las elecciones para cargos ejecutivos. De todas maneras, algunas expresiones posteriores relativizan esa conclusión o agregan un nuevo condicionante a la participación. Los asistentes dejaron en claro que les importa no tan solo qué se elige sino cuál es la oferta electoral, qué postulantes se presentan y qué sentimientos les despiertan. La vara sigue subiendo para la política.
“Yo siempre voto por el cambio o voto castigo y acá siento que no estaba eso, no me gustaba ninguno, no me convencía y no estaba muy en tema”, “no me interesaban los candidatos ni el puesto”, “sentía que mi voto no iba a hacer la diferencia”, me sentí medio perdido. Medio, no, totalmente perdido. No sabía para qué lado ir, así que me quedé en mi casa”, fueron algunas de las expresiones que, con matices, resultaron más repetidas.
En ese plano asoma como otra luz amarilla el hecho de que muchos de los consultados que no fueron a votar aquilataban, hasta ahora, un sostenido historial personal de participación y compromiso político-electoral.
“Algo muy llamativo que surgió de los focus es que hubo abstención de gente que valora la participación o que tiene práctica participativa en la vida social y política. Eso no me lo esperaba”, dice Shila Vilker, directora de Trespuntozero.
Ese punto se entrelaza con otro de los emergentes del trabajo cualitativo: “Empieza a aparecer un repliegue individual, que se traduce en expresiones del tipo ‘yo ya no sé qué hacer, apago las noticias, no quiero mirar, no me quiero enterar, necesito en algún momento poder estar bien, ser feliz’. Y es notable que eso se reprodujera en el grupo de los votantes de Massa, ya que, en general, el votante peronista tiene lo colectivo como un horizonte, un sentido de lo social más aguzado que otros votantes cuyo sentido del individualismo es más intenso, como tendencia general”, señala Vilker.
Ese malestar con la política en general, que como se mencionó antes llevó a algunos ciudadanos a usar su abstención como llamado de atención, parece encontrar otro punto de anclaje. Para muchos subsisten situaciones que generan un fuerte rechazo y el actual Gobierno no las ha modificado. O peor aún, a los ojos de muchos las ha cristalizado.
Entre ellas, resalta la corrupción como uno de los grandes dramas de la Argentina, que cada vez en más sondeos empieza a aparece al tope de los problemas.
Así lo confirma una reciente encuesta cuantitativa complementaria de este trabajo cualitativo, realizado también por Trespuntozero y la consultora La Sastrería, de Raúl Timerman y Juan Carlos Malagoli. Allí, la corrupción duplica el porcentaje que reúne el que es considerado el segundo problema más importante, el cual es, nada más y nada menos que la pobreza, a la que les suceden otras dos cuestiones de índole económico-social, como los bajos salarios y la inflación.
Lo destacable en esa identificación de la corrupción como principal problema del país es que para los consultados ningún espacio político, incluido el oficialismo libertario, aparece libre de sospecha.
En ese punto asoman como causas de la crítica a Milei y los suyos el escándalo $LIBRA y la no sanción del proyecto de ley de ficha limpia. En el mismo lodo, todos manoseados.
El ausentismo, la gran novedad de las elecciones de este año, parece tener demasiadas causas viejas y nuevas. Como para que nadie se sienta exculpado. La insatisfacción social sigue vigente.
10/06/2025 a las 11:19 AM
LA ARGENTINA POLÍTICA: ENFOQUES
Cristina Kirchner en campaña, Congreso de remate y la orden de Mauricio Macri a Ritondo
Ignacio Zuleta
Fuente: Clarín
(*) Notiar.com.ar
9/6/025
CRISTINA, DE CAMPAÑA CON JUBILADOS
Cristina de Kirchner militará desde esta semana la aprobación en el Senado de la reforma previsional con moratoria y aumentos que aprobó Diputados. Será la bandera de la campaña que lanzó el lunes pasado en la publinota por TV y que siguió el sábado en Paso de los Libres.
La acompañaron en Corrientes el jefe del bloque José Mayans y Oscar Parrilli. Desde allí citó a todos los senadores del bloque a una reunión en la sede del PJ en la calle Matheu para coordinar ese envión proselitista. La reforma fue aprobada en una serie de votaciones que desnudaron la debilidad del oficialismo, que intentó rechazarla, al punto de que el bloque de Unión por Todos logró reponer la moratoria.
En el balance final, la libertad de acción de los bloques comprometidos con el Gobierno, como el PRO y la UCR, permitió abstenciones y ausencias que no sólo precipitaron su derrota; también dejaron al oficialismo lejos del tercio necesario para sostener el veto anunciado por el Poder Ejecutivo aun antes de conocerse la redacción final de la iniciativa.
El bloque buscará acelerar el tratamiento en comisión del proyecto para ponerlo en el centro de la campaña. El tema jubilados es un regalo que le hace el Gobierno a sus adversarios por la insistencia en poner la regla fiscal por encima de la situación de los pasivos, un argumento contable difícil de justificar en campaña.
CARRERA DE OBSTÁCULOS
El peronismo tiene que vencer la carrera de vallas que el oficialismo forzará en el Senado para minimizar daños. La primera valla que pondrá Victoria Villarruel será el envío del proyecto a una gran cantidad de comisiones de manera de dilatar su llegada al recinto. Otra es la voluntad ya confesada de las autoridades de la Cámara de impedir que funcione la tarea legislativa en la segunda mitad del año.
Para los intereses del Gobierno nacional, el año legislativo debería terminar el 25 de junio, cuando Guillermo Francos exponga ante el recinto. No extraña porque es un hábito de los oficialismos cancelar la actividad en el Congreso cuando se acercan las elecciones.
Entre tanto, crece el número de legisladores con las defensas bajas porque no tienen chance de renovar y se rematan a cualquier precio. O los que pelean por reelegir alzan su precio. Ocurrió en la última sesión de Diputados, cuando el lote del PRO más ligado a Mauricio Macri le soltó la mano al mileísmo y permitió victorias opositoras.
Fue el mensaje de Macri a Olivos y a su delegado en la transa bonaerense con La Libertad Avanza: 1) que en el acuerdo en Buenos Aires los candidatos del PRO a renovar la banca queden en las listas en lugares entrables; 2) que cesen las hostilidades hacia la gestión de Jorge Macri en la Capital para habilitar también un frente porteño en las elecciones de octubre.
Hay un tercer mensaje para el “Cabezón”, que es como llaman con cariño a Cristian Ritondo, enviado de Macri a las líneas enemigas para parlamentar: negociá para todos.
CRISTINA, PARA QUÉ
Cristina ejerció la presidencia de la Nación durante un total de 68 días entre 2019 y 2023, en reemplazo de Alberto Fernández por viajes al exterior. En esos 68 días nunca firmó un solo decreto con medidas para remediar esas taras que identifica en el país.
Era la jefa espiritual de aquel gobierno -dijo en la publinota que ella había sido en 2019 «la candidata natural» a la presidencia y se asumió como la responsable de que Alberto fuera presidente-. Se dedicó a criticarlo desde su cargo, pero quedó debiendo el porqué de su silencio durante los 68 días que gobernó sin firmar un solo decreto que revolucionara la Argentina.
Ahora debe el para qué de su candidatura a diputada provincial más allá de la intención de protegerse con fueros de detención, que regirán desde el 19 de julio, fecha de cierre de candidaturas a las elecciones de Buenos Aires. Los fueros protegen desde que uno es candidato.
El para qué es lo que puede darle al sendero del héroe que intenta Cristina ante un revés judicial. Uno de los acompañantes en el palco de Paso de los Libres evocó ante ella el pasaje bíblico: «Te van a contar entre los malhechores» (Lucas, 23-39). Cristina le respondió secamente: «Sí, claro», y cambió de tema.
SILENCIO Y CÁMARA LENTA EN LA CORTE
El protagonismo de Cristina se anota en un contexto de realidad paralela por su situación judicial, que aparece como la contracara de su nuevo proyecto político. Todos quienes la frecuentan tratan de escrutar en sus gestos la respuesta a un inminente fallo de la Suprema Corte sobre su condena en el caso Vialidad.
El silencio del tribunal sólo se quebró con el incidente de la recusación de Ricardo Lorenzetti, que la Corte rechazó. Quienes ven bajo el agua presumen que Lorenzetti habla de acelerar la sentencia final con el propósito expreso de que Cristina pidiera su apartamiento y, de paso, obligar a sus compañeros de la Corte a rechazar la recusación.
Lorenzetti, a quien se le atribuye una astucia santafesina para no dar puntada sin hilo, se cobraría varias facturas al mismo tiempo. La principal con Cristina y el peronismo del Senado que volteó la propuesta de su candidato Ariel Lijo. Algo que no perdonaría nunca quien propuso al Poder Ejecutivo el nombre de ese candidato, con la seguridad de que él conseguiría los votos del peronismo. Para lo demás, silencio.
UN 280 CON FUNDAMENTACIÓN
Este lunes el trío de la Corte recibirá el informe de la Secretaría que ha analizado el caso. Los letrados de cada magistrado han agotado las horas trabajando en el análisis profundo de los recursos. La experiencia indica que, dado el tipo de causa ‘de hecho-prueba’ y de derecho común, el tribunal aplicaría un “280 con fundamentación”.
El artículo 280 del Código de Procedimiento Civil confirmaría la sentencia rechazando el caso federal. La fundamentación de esta decisión, que la Corte ha emprendido en casos anteriores, es lo que puede demorar unos días más la publicidad de la sentencia. La experiencia indica que los cortesanos evitarán pronunciarse bajo la presión de la difusión que tiene el caso por el empeño de Cristina en ser candidata.
Una sentencia de esta resonancia dice la costumbre, saldría cuando la espuma hubiera bajado. Por ejemplo, un viernes de feriado puente. Si no hay, habría que inventarlo, pero hay uno bien cerca.
EL SENDERO DEL HÉROE
El impacto de su detención por confirmación de la condena le abre un sendero de redención que seduce a los políticos de cultura mediterránea, latina y, dígase católica. Es el sendero del héroe sobre el cual ha escrito con profundidad el mitólogo Joseph Campbell.
El camino del héroe incluye un momento de caída, de fingida muerte y posterior de resurrección, de perseguido a triunfador. El síndrome encantador del Conde Montecristo, que vuelve de la muerte para emprender su venganza y reivindicación. La política de estas costas aporta modelos que son más que sugerentes para resistir la inclemencia: Perón, Menem, Lula fueron muertos políticos, pero resucitaron en una nueva singladura.
Hasta Menem pasó del calabozo a la victoria efímera de 2003 ante Néstor Kirchner, presidente como Milei por la magia del balotaje, ese invento de Raúl Alfonsín que pretendía que el peronismo nunca más ganase una elección. Para impedirlo, con éxito, Menem le bajó el piso del 50% al 45% en la reforma de 1994.
FANTASÍAS DIALÉCTICAS
Importa si hay una renovación, como exige el modelo de Campbell para la resurrección del héroe, que vuelve con una nueva revelación que lo transforma. La Cristina de la publinota de C5N pareció la misma de siempre. Repitió consignas que la encierran en el túnel del tiempo. Dijo que la burguesía nacional no tiene proyecto nacional a diferencia de la burguesía de Brasil.
¿Qué hará para remediar esa fantasía dialéctica que entonaba el peronismo de los años ’70? El mismo que cantaba en la plaza hace medio siglo “¡Gracias Isabel!” para festejar la sanción de esa antigualla que es hoy la ley de Contrato de Trabajo. También pidió una reforma constitucional. Así, en el terreno de la ficción, cualquiera gobierna.
La pandemia del populismo guevarista la afecta como a Milei, que propone cambiar la matriz productiva del país y abomina de los 100 últimos años de la Argentina. O la boutade de Facundo Manes sobre que hay que cambiar el chip, cuando lo que se cambia, en todo caso, es el aparato, el chip es siempre el mismo.
EL DISCURSO DEL ODIO
La guerra cultural que plantea el Gobierno se extiende a la campaña. Milei clamó ante una audiencia española «¡Muerte al socialismo!». Tiembla en la tumba Norberto Laporta, numen de ese enemigo imaginario que inspira los calores del presidente.
Más prosaico, pero siguiendo la tendencia impuesta en este ciclo de hacer política con discursos de odio, el candidato del PJ en Corrientes, anfitrión de Cristina en Paso de los Libres, lo desafió con escatologías del tipo «¡Si tenés huevos competí con Cristina en las urnas que te vamos a meter la motosierra en el culo!» («Tincho» Ascúa, candidato a gobernador).
Esta deriva hacia el discurso de odio, novedad importada por este gobierno, reviste de trazos gruesos lo que en la Argentina ha sido una convivencia pacífica más de allá de las diferencias.
ANTESALA DE LOS GENOCIDIOS
Virginia Gamba, que ocupa el cargo más alto de un argentin@ en las Naciones Unidas, encabezará el próximo 18 de junio la celebración del Día Internacional contra el Discurso de Odio en la sede del organismo. Gamba es Representante Especial del secretario general para la Prevención del Genocidio.
Estuvo en Buenos Aires para dictar una conferencia en el CARI (Consejo Argentino para las Relaciones Internacionales). En su exposición afirmó que el genocidio y otros crímenes atroces van precedidos de patrones de discriminación, exclusión e incitación al odio, basados en la raza, la etnia, la religión u otras características.
Gamba es también Representante Especial para la Infancia y los Conflictos Armados y sabe de odios y atrocidades, siendo responsable de atenderlas y prevenirlas en zonas de guerra como Ucrania y Gaza. Es un privilegio que su voz se haya escuchado en el país, que tiene que tolerar voces oficiales que incitan a los periodistas a potenciar el odio.
PROYECTO PARA PROFETAS DEL ODIO
Parte de ese debate es el proyecto de Miguel Pichetto para crear un régimen protección a la libre expresión y a la tarea de los hombres de prensa. Lleva la firma de todos los integrantes de su bloque Encuentro. En el texto hay un capítulo que dispone la obligación del Estado «de generar un entorno propicio y seguro para el ejercicio de las labores de periodistas, fotorreporteros/as y trabajadores de prensa».
El Estado deberá adoptar todas las medidas para prevenir las diversas formas de amenazas y ataques contra la integridad de periodistas, trabajadores de prensa y fotorreporteros/as. En particular, deberá adoptar las siguientes medidas:
«Adoptar un discurso público que contribuya a prevenir la violencia contra periodistas, trabajadores de prensa y fotorreporteros/as. Los funcionarios públicos deben abstenerse de realizar declaraciones que los expongan a actos de violencia».
Entre las medidas objeto de esta ley se propone «capacitar periódicamente a funcionarios y empleados del Estado respecto de sus obligaciones vinculadas al contenido de esta ley.” Será bueno ver en un aula a los profetas del odio.
PEPÍN EL PRECURSOR
El proyecto tiene un antecedente que merece mención: la ley de protección a la libertad de expresión que rige hace más de una década en la Ciudad de Buenos Aires. Esa norma fue objeto de un DNU de Macri cuando gobernaba la Ciudad, que después fue hecho ley por la Legislatura.
Ocurrió en el clima de acoso del gobierno de Cristina de Kirchner a los medios de prensa, a los que intentó domesticar con normas como la Ley de Medios, que se entrometía en los contenidos informáticos. Ante esas amenazas, Macri propuso ese régimen que elaboró el asesorísimo en cuestiones complejas Fabián Rodríguez Simón.
La ley Pepín creó el Régimen de Defensa de la Libertad de Expresión (DNU 2/2013, después se sancionó como la Ley 4565 el 30/05/2013). En diciembre de 2012 el Congreso había modificado la Ley del Mercado de Capitales. Uno de sus artículos abría la posibilidad de intervenir empresas con acciones del Estado.
En aquellos días arreciaron las amenazas de intervención a medios que encontraron apoyos en un sector de la oposición. Elisa Carrió llegó a decir que, si había intervención, ella se encadenaría con otros dirigentes en las instalaciones de las empresas.
El texto de la respuesta a esa amenaza lo redactó Rodríguez Simón sobre la base de la Constitución, que prohíbe leyes de imprenta y la injerencia de la jurisdicción federal para recortar la libertad de expresión. Uno de sus artículos sostiene:
«Ninguna autoridad pública podrá intervenir en manera alguna, ni designar interventores ni administradores coadyuvantes, ni veedores con o sin derecho a veto, ni participar, ni directa ni indirectamente, en la dirección, gerenciamiento o control societario de los medios de comunicación con domicilio en la Ciudad».
Asimismo, prohíbe explícitamente la clausura de medios o el decomiso de equipos de comunicación. Fue una señal que anticipó el resultado electoral de ese año en las legislativas, que consagró a Sergio Massa como ganador en la provincia de Buenos Aires ante el peronismo de Olivos. La norma está vigente, no ha sido reglamentada, pero tiende un paraguas para los medios y los profesionales radicamos en la CABA.
10/06/2025 a las 11:28 AM
LA ARGENTINA POLÍTICA: ENFOQUES
Una chanza contra el apellido Kirchner y Milei desconcierta en campaña
Pablo Fernández Blanco
Fuente: La Nación
(*) Notiar.com.ar
9/6/025
Alejo Maxit está envuelto en una de las mayores paradojas que puede enfrentar el timón de una empresa de servicios públicos. El presidente de AySA ya tiene lista una obra clave para el servicio de cloacas en el área metropolitana de Buenos Aires. Se llama Lote 2 y es la única que falta para poner en marcha el Sistema Riachuelo, el mayor proyecto en ese rubro en los últimos 75 años.
La inminente inauguración pondría de buen humor a cualquier político en campaña, como Javier Milei, quien quiere asegurarse el dominio electoral en la provincia de Buenos Aires en septiembre y octubre. Pero Maxit y su equipo no saben si habrá difusión oficial del corte de cintas.
El gobierno libertario puso patas para arriba la tradición del político argentino, a tal punto que el Presidente no inaugura las pocas obras que hace su gestión, mientras que el manual del conurbano indica que un funcionario debe usar las tijeras para las fotos aunque no haya nada real para mostrar.
La misma obra de Lote 2 es un buen ejemplo. Se hablaba de su necesidad en los años de Carlos Menem y estuvo varias veces en boca del kirchnerismo, pero recién se terminaría este mes. De hecho, se están haciendo las últimas pruebas.
La Casa Rosada tiene el objetivo declarado de no hacer obra pública porque la considera un nido de mafias. “Todo era corrupción”, dijo Caputo sobre la obra pública heredada de Alberto Fernández y Cristina Kirchner el viernes a la noche en el streaming híper oficialista Carajo, con el Gordo Dan y el equipo económico en una charla de anécdotas.
Pese al desgano, la sola situación de estar en el poder obliga a cumplir con el rol en la conducción del Estado empresario.
Hay engranajes que, lentos, giran. Se lo reconoció el secretario de Hacienda, Carlos Guberman, a distintos gobernadores, intendentes y jefes de compañías nacionales que golpearon su puerta en el último tiempo.
La función de Guberman implica abrir cada tanto el grifo de los fondos públicos en un gobierno que se caracteriza por haber cerrado casi todas las llaves. Rechaza el hecho de que esta administración no haga ninguna obra pública. Más bien, corrige, dice que elige.
Aunque parezca un cambio de ruta en el ideal libertario, solo se trata de un desvío en el marco del plan. Diego Chaher, el encargado de la privatización de empresas designado por Santiago Caputo tiene desde hace varias semanas la propuesta para vender la compañía. Ya está listo también el denominado “informe circunstancial”, documento que tiene que aprobar Milei.
La idea es embellecer a las empresas públicas para mejorar sus posibilidades de encontrarles nuevos dueños. Es como hacer chapa y pintura antes de poner en venta el auto. La firma de aguas y cloacas, de hecho, espera colocar deuda en el sector privado a una tasa conveniente, siempre que Caputo lo apruebe.
LAS REPRESAS DE SANTA CRUZ
El Gobierno ya tiene quien le ayude a buscar comprador para AySA. Se trata de la IFC, el brazo de inversión privada del Banco Mundial, que le está prestando asesoramiento en distintos temas a la administración libertaria.
El equipo económico está convencido de retirarse del cordón-cuneta, la obra clásica de los pagos chicos para engrosar el empleo más barato en los municipios, pero no descarta objetivos más grandes, mucho más grandes.
En el reverso de esta intención se oculta una decisión justificada por cuestiones técnicas, pero también abierta a connotaciones políticas.
Tanto el equipo económico como el jefe de Gabinete, Guillermo Francos, están involucrados para encontrarles una salida a las represas patagónicas Néstor Kirchner y Jorge Cepernic. Es un proyecto faraónico en Santa Cruz financiado con fondos chinos que anunció Cristina Kirchner, pero tuvo traspiés recurrentes incluso en los gobiernos kirchneristas.
Hasta Santiago Caputo mira tangencialmente el tema mediante Tristán Socas (presidente de Enarsa, la empresa a cargo del proyecto), reclutado a su vez por Francisco Caputo, hermano del asesor de Milei.
Todos ellos tuvieron una reunión emblemática para tratar el tema al más alto nivel en marzo pasado. Todo a pedido del gobernador de Santa Cruz, Claudio Vidal (fue el que pidió la reunión y estuvo allí). La lista de invitados se completó con el embajador chino en el país, Wang WEI; el CEO de la contratista China Gezhouba Group Company Limited, Zhang Jun, y el coordinador del área energética, Daniel González.
Las represas patagónicas representan la iniciativa de inversión más grande de la Argentina. Tienen un presupuesto total cercano a los US$5000 millones, de los cuales ya se usaron US$1850 millones.
Lo curioso es que la represa Cepernic tiene un grado de avance de 46%, mientras que la Kirchner muestra una evolución del 17%. Sobre esa evidencia, el Gobierno considera que resultaría más conveniente concentrar todos los recursos humanos y económicos en la primera y postergar la que lleva el nombre del expresidente.
EL DESTINO DEL PROCREAR
Una parte del equipo económico está concentrada en buscar alternativas para adelgazar la herencia de Alberto Fernández en materia de infraestructura que hoy está frenada. En las próximas semanas habrá novedades con el destino de las viviendas a medio construir del Procrear, el plan público para aumentar la oferta habitacional que suspendió el gobierno de Milei.
Entre el caos final de Alberto Fernández y la motosierra libertaria, quedaron en el camino cientos de viviendas a medio hacer que tienen un valor económico. El desinterés oficial por esa clase de inversión pública es tal que el Gobierno llegó incluso a cerrar la Secretaría de Vivienda. Algunos gobernadores e intendentes buscan recuperar esas casas inconclusas.
Uno de los que acercó propuestas es Diego Valenzuela, jefe comunal de Tres de Febrero, compañero de universidad de Milei y migrante pionero desde Pro hacia La Libertad Avanza en el marco del éxodo de dirigentes que sufre el partido creado por Mauricio Macri.
Entre las ideas que circulan está la posibilidad de que el Gobierno “les venda” las casas del Procrear sin terminar a las intendencias, por ejemplo. Estas últimas, luego, licitarían las viviendas inconclusas entre oferentes del sector privado con ciertas condicionalidades. Por ejemplo, que tengan un precio asequible, por mencionar una opción aún no definida.
Los municipios compensarían al gobierno nacional por la cesión dejando de recibir algunas obligaciones que el Estado tiene con ellos. Es un combo que parece apropiado para la Casa Rosada, que mantiene como principal objetivo sostener el superávit fiscal.
¿VETO A LOS JUBILADOS?
Mantener ese norte implica decisiones costosas, como el hecho de vetar una recomposición de los ingresos de los jubilados en caso de que el Senado refrende lo que ya decidieron los diputados. Más allá de los oportunismos habituales de la política, los números acompañan el impulso de los legisladores. Por ejemplo, un jubilado que en septiembre de 2017 ganaba $20.000 recibió en marzo último $724.080, pero le faltaron poco más de $695.000 para tener el mismo poder de compra que durante aquel mes de la gestión de Mauricio Macri. En otros términos, perdió por el camino casi uno de cada dos pesos que tenía cada mes.
Pocas convicciones tan fuertes ha mostrado el Gobierno como en ese caso sensible. Milei, Caputo, y detrás de ellos el resto de los funcionarios que tallan en la cuestión económica prefieren recomponer potencialmente esos ingresos mediante la desinflación y la recuperación esperada del empleo formal.
La política fiscal lastima incluso a la propia tropa. A tal punto que sensibilizó a Federico Sturzenegger (Desregulación), halcón de la motosierra y presunto inspirador del papel que tuvo el eyectado Elon Musk en el gobierno de Donald Trump.
El “titán”, como le dice Milei, hizo gestiones con el Presidente para recomponer los ingresos de una parte de la conducción del Estado, cuyos salarios están congelados desde diciembre de 2023. Su propuesta no prosperó.
En cambio, encontró una alternativa para aumentar las denominadas unidades retributivas (UR) que sirven para el cálculo de lo que hay que pagar a través de una resolución en cabeza de la Jefatura de Gabinete. Un ejemplo: Santiago Caputo cobra 3750 UR que, a mediados del año pasado -la última cifra dada a conocer- representaban poco más de $2,5 millones mensuales. Una cifra menor con respecto al presupuesto sobre el que tiene injerencia.
Atender la situación de ingresos de quienes sufren el ajuste son cosas del futuro antes que del hoy. El presente está dominado por la pelea contra los precios, el cuerpo de masas alrededor del cual gira todo lo demás en el plan económico libertario. Los precios son, también, los enemigos reblandecidos capaces de darles más rápido buenas noticias a la avanzada libertaria.
El Gobierno asume que este mes la inflación comenzará con el número uno. Es algo que no ocurre desde julio de 2020, en medio de la pandemia.
Luis Caputo sigue estos temas minuto a minuto personalmente, recibe información de su equipo y la vuelca en público. Hace algunos días, recibió un mensaje del secretario de Coordinación Productiva, Pablo Lavigne, que celebraba la baja de precios del iPhone 16 tras la reducción de aranceles a la importación.
El ministro lo destacó públicamente durante una presentación en la Fundación Federalismo y Libertad, en Tucumán. Lavigne, a su vez, había recibido la información de un importador que le mostró una caída de $2,7 millones a $2,2 millones para el último modelo del teléfono de la manzanita. No es solo un ejemplo simpático. La llegada de productos de afuera forma parte del otro triángulo de hierro: el que componen la importación, la reducción de la impresión de moneda atada al superávit y el hecho de no comprar reservas que fortalezcan al Banco Central para colaborar con la baja de precios mediante el tipo de cambio.
Muestra, también, que los empresarios empezaron a prestarle un poco menos de atención a lo que hace el Gobierno y están más atentos a los movimientos de su competencia.
El miércoles por la noche habrá una novedad que coronará esa tendencia. Claudio Belocopitt, dueño de Swiss Medical, fue el eje de las críticas libertarias a principios de 2024, pero las dos partes reencauzaron las diferencias con el paso del tiempo.
El empresario, vocero destacado del sector en el pasado cercano, está ahora mirando sus negocios. Inaugurará a mediados de la semana un fastuoso sanatorio de US$80 millones en el exclusivo Nordelta, que empleará a 1500 personas y donde no recibirá afiliados de su competidora OSDE. Es la última irreverencia de un viejo provocador. Allí sí, en cambio, habrá corte de cintas.
10/06/2025 a las 11:53 AM
LA ARGENTINA POLÍTICA: ENFOQUES
La frialdad de Cristina y la rabia de Máximo ante lo inevitable
Nicolás Wiñazki
Fuente: Clarín
(*) Notiar.com.ar
9/6/025
El miércoles pasado, dos días después de anunciar su candidatura a diputada bonaerense, Cristina Kirchner ordenó a uno de sus hombres de confianza que abriera su casa de la calle Mascariello 441, Barrio Jardín, Río Gallegos. Está sin habitar. Un viejo amigo de su hijo Máximo, Matías Bezi, apoderado de los negocios de la familia en Santa Cruz, no solo aireó los 892 m2 de ese chalet: su misión fue también llevar a operarios para hacer varias reparaciones al inmueble. La renovación del lugar, súbita, no estaría generada por un ordenamiento doméstico, sino más bien por un posible acontecimiento penitenciario. Kirchner cree que es inevitable que la Corte Suprema de la Nación ratifique su condena por corrupción en la causa «Vialidad».
Eso equivaldría a que deberá cumplir una pena de seis años de cárcel por administración fraudulenta en perjuicio de la administración pública. Es un delito que conlleva la inhabilitación especial perpetua para ejercer cargos públicos. La exvice está convencida de que su infortunio se concretará en los próximos días. Si eso pasa, no podrá ser candidata a legisladora en las elecciones legislativas. Se quedaría sin fueros.
Clarín pudo saber que ya trabaja en un pedido de prisión domiciliaria. ¿Viviría encerrada en su chalet de Río Gallegos? Es una posibilidad. La vivienda está ubicada a dos mil quinientos kilómetros de las localidades de la tercera sección electoral de Buenos Aires que Cristina afirmó que quería representar como legisladora. La casa de Mascariello sigue siendo, a pesar de todo, su dirección legal. Fuentes de su entorno dejaron trascender que dirigentes de su confianza buscan otra propiedad en Capital Federal o el Gran Buenos Aires como locación para su potencial vida de real.
El plan es que ese inmueble se transforme en una especie de «Puerta de Hierro», la casa en Madrid en la que Juan Perón recibía a su militancia que luego transmitía sus mensajes en el país. La comparación es inadecuada pero es una descripción de lo que planean los K. Perón vivía en el exilio. Cristina, cumpliría una pena de cárcel por corrupta. A la expresidenta la guía la frialdad frente a un panorama de humillación. No ocurre lo mismo con su hijo, el diputado Máximo Kirchner, quien se deja invadir por la rabia y promete vengarse de quienes considere responsables de lo que le pasaría a su mamá. «Son unos hijos de p… La proscriben, le tienen miedo… Se van a arrepentir», insulta él, palabras más o menos, tal como reconstruyó Clarín.
Kirchner se enteró la novedad de la Corte hacia fines de junio. Como expresidenta, exvice, senadora nacional, tiene los contactos y operadores judiciales suficientes para estar informada sobre su obsesión: su futuro judicial.
Quienes la frecuentaron en las últimas horas la describieron ante este diario, pidiendo anonimato, como una dirigente que los sorprendió por su pragmatismo y dureza en lo personal a pesar de que ella misma admite que enfrentará la cárcel: un arresto domiciliario, aunque morigerado comparado a la vida en una penitenciaría argentina, es también una detención.
«Es muy posible, es seguro que vaya presa», soltó en una reunión Cristina frente a más de una decena de testigos. Ocurrió a mitad de semana. Su dirigencia más leal había sido convocada a la casa que el senador nacional Mariano Recalde tiene en el sur de la Capital Federal.
Máximo Kirchner murmuraba comentarios de ira. Igual que la intendenta de Quilmes, la referente de La Cámpora, Mayra Mendoza, otra ultra K también tomada por los sentimientos más que por la templanza ante un escenario negativo.
Los Kirchner fingen sorpresa por las noticias que recibieron desde los tribunales.
Como se dijo, la expresidenta se enteró de lo que podría pasar a fines de junio. Como es precavida, la casa para su domiciliaria está bajo búsqueda peronista desde el 2 de abril. Sic. En aquellos días todo era por precaución. Las noticias se precipitaron. Igual que su accionar.
El lunes pasado, Kirchner dio a una entrevista a C5N en la que anunció que buscaría un cargo de legisladora bonaerense por la tercera sección electoral de Buenos Aires. Oficializó un rumor que corría hace meses pero pareció también apurada a confirmar ese deseo. Todo era parte de un plan. Al anunciar su candidatura, la expresidenta podría entonces denunciar que la Corte Suprema quiere proscribirla si ratifica la condena en su contra.
El escenario montado por los K fue pensado en ese sentido. Nunca antes Cristina había adelantado una decisión electoral como lo hizo ahora. Para colmo, para un cargo menor. En esa aparición televisiva, ella misma se encargó de darle sustento a lo que será de ahora en más la narrativa de quienes quieran defenderla en el peronismo: «Me quieren muerta o presa», alertó, con tono dramático.
Mezcló así el intento fallecido de magnicidio en su contra con una causa judicial por corrupción en la que nunca se defendió en los estrados judiciales. La historia no la absolvió, tal como les gritó a los jueces del juicio oral y público en la que desaprovechó responder preguntas de la fiscalía de Diego Luciani y su adjunto Sergio Mola.
La Corte Suprema le dio todavía más credibilidad a los miedos de los Kirchner cuando, un día después de la entrevista en C5N, sus integrantes rechazaron la recusación que la defensa de la expresidenta había presentado en contra de Ricardo Lorenzetti. El magistrado había dicho en una entrevista que el expediente de Vialidad debía ser tratado con premura en el tribunal.
Fue la primera alerta que tuvo Cristina de lo que podría sucederle.
Hacia el fin de semana, el dirigente Juan Grabois fue el primero en expresar que Kirchner corría riesgo de ir presa, y pidió a la militancia entrar en estado de alerta. Convocaba a la resistencia.
El propio Máximo Kirchner habló del tema. Lo hizo en una charla con un periodista.
Responsabilizó a Héctor Magnetto, CEO de Clarín, por la condena de cárcel que podría ser ratificada por la Corte Suprema.
Si sigue la lógica discursiva de los K, ella podría terminar de ser condenada por cometer delitos de gravedad institucional severos, según la Constitución, no por haber sido efectivamente alguien que se enriqueció gracias al Estado, sino porque es víctima de un complot compuesto, entre otros, por Mauricio Macri, las corporaciones empresarias, el fiscal Luciani, las autoridades de Clarín, y buena parte del Poder Judicial que actuó durante años en un expediente con solo fin de perjudicarla.
Tras el alegato histórico de Luciani en el juicio de Vialidad, la entonces vicepresidenta en ejercicio acusó al fiscal de ser el responsable del atentado fallido en su contra.
Kirchner visitó ayer la provincia de Corrientes, para apoyar al candidato K a la gobernación, siguiendo el plan iniciado con el anuncio de su candidatura como legisladora bonaerense.
Presentó esa postulación, encabezó un acto, la escenografía para denunciar una proscripción ya empezó.
Los militantes de La Cámpora, mientras tanto, seguirán convocando a resistir la detención de la Jefa.
En el mismo sentido debería leerse el encuentro que la expresidenta tuvo con Axel Kicillof, a quien destrató durante meses.
Apuró la reunión para intentar acordar la tregua con el gobernador si la Corte falla en su contra.
El encuentro, como adelantó Clarín, fue muy duro.
Cristina quiere garantizarse mantener cierto poder en el PJ de Buenos Aires aun si fuera a prisión.
Clarín pudo saber que, en medio de los idas y vueltas con el Gobernador, ella lo toreó: «Acá estamos, Axel, contame qué es lo que tenés pensado hacer de acá en más». Kicillof habría eludido la pregunta: «Tengo que consultarlo». Y ella: «Pero estamos vos y yo solos acá, contame cuál es tu objetivo y cómo tenés pensado llevarlo adelante». Se pusieron de acuerdo en formalidades.
A él también le adelantó lo que cree inevitable: «Lo que llega desde la Corte es muy negativo. Me van detener».
Más allá de las internas, Kicillof siempre defendió a Kirchner respecto a la causa «Vialidad».
De ahora en más, los K repetirán que el juicio fue un montaje, que no existen pruebas en contra de Kirchner, y que todo fue armado para perjudicarla.
La realidad es diferente. Hay documentación que muestra como fue ella la que firmó decretos que permitieron a Lázaro Báez recibir multi millones en contratos de obra pública sin pasar por el Presupuesto votado por el Congreso; como también digitó beneficios para él que no obtuvo ningún otro empresario del rubro; como incluso el propio Máximo ayudaba a Báez a ganar licitaciones para realizar rutas en Santa Cruz que se hicieron mal, no se hicieron, o se pagaron varias veces aunque no hayan avanzado como establecen las normas.
Kirchner (cualquiera esa, tanto Cristina como Máximo), suelen opinar de causas judiciales diversas, como el caso Loan, acusan a opositores de entrometerlos en expedientes que avanzaron y avanzaron a pesar de los ardides jurídicos y acciones políticas que ellos mismos presentaron, pero ninguno de los dos, hasta ahora, defendió en público a otro condenado por la Corte por lavado de dinero, y que además también sería condenado en la causa Vialidad por ese tribunal si falla tal como lo creen en el peronismo K.
Es Lázaro Antonio Báez, socio comercial de los Kirchner, multimillonario en tiempo récord, principal operador económico de mil negocios de la familia de su amigo Néstor: está preso hace muchos años. Para él, de parte de los Kirchner, solo llego y llegará silencio.
Las víctimas de los mil complots denunciados son los Kirchner, dicen los Kirchner. Y nadie más.