Por Hernán Andrés Kruse.-
LA LIBERTAD COMO EMANCIPACIÓN Y EXCELENCIA
“La mayoría de los críticos contemporáneos de Mill tienden a considerar que Mill es incoherente con sus propios principios al defender puntos de vista aparentemente distintos en On Liberty y Utilitarianism, principalmente. Contrariamente a las apariencias, la verdad es que el pensamiento de Mill es mucho más complejo de lo que se quiere admitir y que su fidelidad a los principios de su obra cardinal Utilitarianism se mantiene siempre si bien las lecturas superficiales de On Liberty podrían llevar a muchos a considerar que Mill es un pluralista en ética, en el sentido en que lo son Rawls y otros liberales contemporáneos.
Por lo que yo sé, autores como Ryan, Rosen, Berger o Donner han arrojado luz suficiente para apreciar la finura de los discernimientos de Mill. En esta ocasión me referiré primordialmente al trabajo de Alan Ryan «In a Liberal Landscape», incluido en la obra colectiva coordinada por John Skoruposki The Cambridge Companion to Mill, publicada por la Cambrigde Unversity Press en 1998. Como Ryan indica, y haré ver más adelante adentrándome en el contenido de On Liberty, para Mill, contrariamente a lo que ocurre con Rawls, «es un objeto legítimo de la política social el alumbrar tantas mejoras y tantos hombres autónomos, auto-críticos, con conciencia social como sea posible». Como afirma Ryan más adelante el punto de vista de Mill no era el de Rawls. Mientras que este autor mantiene en su Political Liberalism, que no se ejerza presión alguna sobre los que muestran un pensamiento libre y autónomo, Mill simplemente propone que el gobierno liberal debe actuar con delicadeza. Mill no quiere imponer su ideal de excelencia (término que él no utilizó pero que considero apropiado para la comprensión de sus puntos de vista sobre el fin de nuestra existencia), pero no está dispuesto a aceptar la neutralidad rawlsiana respecto a la vida “buena”.
Para Mill, a diferencia nuevamente de Rawls, mi lucha por la libertad no es un fin en sí misma. Con palabras de Ryan: «Para Mill la búsqueda de la libertad era la búsqueda de la felicidad». Ocurre, sin embargo, que Mill aborrecía el dogmatismo y consideraba, por ello, que la búsqueda de la felicidad no era posible bajo la tutela del Estado, de las élites imperantes, o de las mayorías imperantes también, sino que se trataba de una cuestión individual. Mill argumenta, según Ryan, en contra de teorías liberticidas como la de Comte, que no tenemos conocimientos suficientes acerca del bienestar humano como para interferir en las elecciones individuales, excepto para impedir que se dañe a otros. Ocurre así que mientras admite tantas formas deseables como individuos existan, no acepta por igual tantas formas variadas de gobierno, como se dan en un momento dado. Muchas culturas se fundamentan en creencias supersticiosas de modo que no son igualmente aceptables, desde el punto de vista del utilitarismo de Mill. En éste y otros muchos sentidos Mill no podía ser respetuoso con las culturas que no defendían la auto-determinación y emancipación de los individuos, ya que el sentido ético de una cultura es el de procurar la coordinación de los diversos planes de vida planificados desde lo que podemos llamar, con Kohlberg, el estadio de desarrollo post-convencional.
Por lo demás autores como Ten han puesto de relieve el carácter no pluralista de los valores sociales, que sólo podrían ser garantizados en sociedades progresistas liberales o sociales en las que se garantiza la igual libertad, por usar un término de Dworkin. Como Ten indica al respecto: no existe una conexión necesaria entre el liberalismo y ya bien una teoría del laissez-faire económico o una teoría de las funciones. Es posible combinar el principio de la libertad de Mill, con, por ejemplo, la creencia en el socialismo (cursivas mías). La forma en que se distribuyen los recursos de la comunidad cae dentro del ámbito social, y, por tanto, del ámbito legítimo de la intervención del Estado.
En On Liberty se ocupa Mill de uno de los ingredientes constitutivos de la felicidad que ha de serle asegurado a todo ser humano para garantizarle un desarrollo moral que debe llevarle a la posesión de criterios y principios a los que se adhiera críticamente, emancipándole de las voces de la tradición que quieren acallar su legítima reclamación existencialista de ser auténtico, con la diferencia entre los existencialistas y Mill, de que la autenticidad no es buena por sí misma, sino en cuanto constituye uno de los elementos básicos de nuestra felicidad. Con palabras de Mill: «para el bienestar intelectual de la humanidad (del que depende todo otro bienestar) es necesaria la libertad de opinión y la libertad de expresar toda opinión», o lo que es igual la libertad de opinión, la emancipación, forman parte de aquella excelencia humana necesaria para una vida plenamente feliz, con lo cual no se desmarca Mill de lo mantenido en el Utilitarianism, contrariamente a lo postulado por Isaiah Berlin en «J. S. Mill y los fines de la vida», incluido en la versión castellana de On Liberty. La libertad en Mill, es emancipación, excelencia y liberación de las fuerzas benéficas que están pendientes de ponerse en acción en todos nosotros, haciendo que los individuos se vuelvan responsables socialmente. De tratar de «la educación peculiar de un ciudadano, la parte práctica de la educación política de un pueblo libre, que les saque de los estrechos límites del egoísmo personal (cursivas mías) y de la familia y les acostumbre a la comprensión de los intereses generales y al manejo de los negocios de todos, habituándolos a obrar por motivos públicos o semipúblicos y a guiar su conducta hacia fines que les unan en vez de aislarles, unos de otros».
Como Wendy Donner nos dice en su obra de 1991 The liberal Self –John Stuart Mill’s Moral and Political Philosophy– el liberalismo de Mill difiere extraordinariamente del liberalismo posesivo que «considera a los humanos como seres que ven su bien en términos de adquisición de propiedades, estando este valor ligado al deseo o necesidad de controlar a los demás, Mill, por el contrario, considera que el bien de los humanos es el del auto-desarrollo, valor que es antagónico con la mediocridad o el deseo de controlar a los demás». La prohibición por parte de Mill de que el gobierno (ya bien consista en una minoría o en una mayoría) determine el bien de cada individuo, deriva no del deseo de obrar conforme a los caprichos o deseos momentáneos, sino que se desarrolla, de acuerdo con su propia iniciativa, convirtiéndose en un ciudadano excelente. Afirma Mill: «nadie piense que la excelencia en la conducta humana consiste en que la gente no haga más que copiarse unos a otros», lo cual no le lleva sin embargo a un solipsismo moral ya que «sería absurdo pretender que la gente viva como si nada se hubiese conocido en el mundo antes de su venida a él, como si la experiencia no hubiera hecho nada por mostrar que una manera de vivir es preferible a otra», no obstante lo cual «el privilegio y la propia madurez de sus facultades consisten en utilizar e interpretar la experiencia a su manera».
Las características peculiares del utilitarismo de Mill, bastante más lejano de Bentham de lo que generalmente se piensa, aparecen claramente expuestas en el capítulo 3 de On Liberty, llegando a afirmar así que «realmente no sólo es importante lo que los hombres hacen, sino también la clase de hombres que lo hacen», añadiendo algo que sorprenderá a muchos detractores del muy desconocido Mill: «Entre las obras del hombre, en cuyo perfeccionamiento y embellecimiento se emplea legítimamente la vida humana, lo primero en importancia es seguramente el hombre mismo. Suponed que fuera posible construir casas, hacer crecer el trigo, ganar batallas, defender causas y hasta erigir templos y decir oraciones mecánicamente –por autómatas en forma humana– sería una pérdida considerable cambiar por estos autómatas los mismos hombres y mujeres que habitan actualmente las partes más civilizadas del mundo…».
La defensa de la excelencia, la autonomía y el bienestar profundo del ser humano se refleja en el siguiente espléndido pensamiento: «La naturaleza humana no es una máquina que se construye según un modelo y dispuesta a hacer exactamente el trabajo que le es prescrito, sino un árbol que necesita crecer y desarrollarse por todos los lados, según las tendencias de sus fuerzas interiores que hacen de él una cosa viva». Es cierto que en determinados pasajes de la obra que comento parece Mill excesivamente obsesionado por la originalidad de los seres humanos hasta el punto de que parece aceptar como buenas las conductas más excéntricas imaginables. Desde mi punto de vista es cuestionable cuando menos su afirmación de que «la libertad humana exige libertad en nuestros gustos y en la determinación de nuestros propios fines; libertad para trazar el plan de nuestra vida según nuestro propio carácter, para obrar como queremos, sujetos a las consecuencias de nuestros actos, sin que nos lo impidan nuestros semejantes, en tanto que no los perjudiquemos». De ser éste el principal postulado de Mill nos encontraríamos ante lo que se ha venido en denominar utilitarismo negativo que se conforma con postular protección de lo que perjudica a los demás, sin tener en cuenta la deseabilidad moral de que nos ocupemos de acciones que positivamente tiendan a incrementar la felicidad general.
Desde mi punto de vista, Mill sigue preocupado en esta obra por la mayor felicidad general posible, para todos los seres humanos, e incluso todos los seres sintientes, lo que ocurre es que desea que el logro de la felicidad colectiva no puede alcanzarse sino cuando se estimulan las capacidades creativas de toda la comunidad. Incluso llega a aceptar en On Liberty que existen muchos actos beneficiosos que podrían ser ya no sólo recomendados sino exigibles de nosotros. Lo que Mill muy acertadamente pretende es que la moral no sea algo impuesto mediante coerción, salvo en el caso de causar daño, pero por supuesto todo el tomo apasionado de On Liberty en defensa de los seres con vitalidad, creatividad y fuerza, es un emocionado alegato en contra de las individualidades pasivas que no sólo no se preocupan del bienestar general, sino de su propio bienestar particular.
A diferencia del clima tibio de tolerancia a la hora de preferir el tipo de vida que a cada uno se le antoje, tendencia habitual en la ética contemporánea, Mill es moderadamente paternalista al afirmar con contundencia que «el despotismo es un modo legítimo de gobierno tratándose de bárbaros». Añadiendo en otra parte de su obra que «la única parte de la conducta por la que cada uno es responsable ante la sociedad es la que se refiere a los demás. En la parte que le concierne meramente a él su independencia es, de derecho, absoluta. Sobre sí mismo, sobre su propio cuerpo y espíritu el individuo es soberano». Tan contundente afirmación no debe llevarnos, como ya he insistido, a considerar a Mill como un adelantado de las posturas «neutrales» de la filosofía moral y política contemporánea. Así, a continuación del párrafo acabado de citar, señala: «Casi es innecesario decir que esta doctrina es sólo aplicable a seres humanos en la madurez de sus facultades». El objetivo de Mill, por consiguiente, no es tanto permitir conductas de todo tipo en el ámbito privado, como postular el derecho a desarrollar las capacidades críticas a fin de convertirnos en ciudadanos creativos que viven con pasión y lucidez su propia vida, embelleciendo al tiempo la vida de los demás.
Como Berlin comenta en su artículo ya citado, Mill se convirtió en el más apasionado y popular defensor de los oprimidos y vejados de Inglaterra. Lo cual le lleva a Berlin a considerar, erróneamente a mi entender, que no era la utilidad sino la libertad y la justicia lo que él buscaba primordialmente, como si la utilidad no significase precisamente eso: la promoción de individuos benevolentes y con capacidad de empatía que lucharan por las causas justas y mejorasen la vida material y espiritual de sus semejantes, no imponiéndoles las normas de conducta moral mediante leyes y presiones externas de todo tipo, sino mediante una actitud ejemplar que por sí misma atraía a nuestra sensibilidad moral por poco desarrollada que estuviese.
Mill defiende con ardor y entusiasmo la originalidad, no tanto como un modo de rebeldía sin causa, o un mero afán de diferenciarse, sino como un afán de mejorarse. Bien es cierto que a veces las afirmaciones de Mill son sumamente ambiguas y podrían llevarnos a la conclusión de que lo que importa no es mejorar la opinión prevaleciente de las masas mediocres, sino simplemente ignorarla. Afirma así Mill: «Parece que cuando en todas partes la opinión del hombre ordinario se ha convertido, o se está convirtiendo en el poder dominante, el contrapeso y el correctivo a esta tendencia sea la individualidad». «En otros tiempos no habría ventaja alguna en que hicieran esto, a no ser que obrasen no sólo de modo diferente sino mejor. Ahora el mero ejemplo de disconformidad, la mera repulsa a hincar la rodilla ante la costumbre es en sí misma, un servicio».
En muchos sentidos resulta interesante esta disidencia, que nos llevaría al estadio 4.5 de Kohlberg pero no hay que olvidar que es sólo un primer paso para alcanzar el nivel de la moral autónoma, que nos lleva a elegir críticamente con independencia de las opiniones prevalecientes. Como Mill afirma, casi en paralelo con Marx, (del que no sabemos que tuviera mucho conocimiento) «dondequiera que hay una clase dominante una gran parte de la moralidad del país emanará de sus intereses y sus sentimientos de clase superior». Por ello se hace imprescindible que nos emancipemos no sólo desobedeciendo las normas impuestas, sino repensándolas, mejorándolas, sustituyéndolas por otras, que superen la propia convencionalidad de acuerdo con el criterio ético más refinado, el más justificado y que consiga el favor de los espíritus ilustrados. Los espíritus ilustrados, me atrevería a añadir, no sólo tienen el derecho a manifestar sus ideas y someterlas a la discusión universal, sino que tienen a su vez el deber, como en La República de Platón tenían los filósofos, de intentar mediante el razonamiento y la sensibilización que las personas devengan seres plenamente desarrollados.
Lo que Mill no quiere en modo alguno es que el latigazo de la ley nos obligue a mejorar nuestra vida privada y esto por razones de utilidad, tal como «utilidad» se entiende en el contexto de Mill. Como el autor afirma en las últimas líneas de la obra de que me ocupo: «Un Estado que empequeñece a sus hombres, a fin de que puedan ser más dóciles instrumentos en sus manos aun cuando sea para fines beneficiosos, hallará que con los pequeños ninguna cosa grande puede ser realizada y que la perfección del mecanismo, a la cual todo hombre ha sido sacrificado, terminará por no servir para nada por falta del poder vital que, en aras de un más fácil mejoramiento de la máquina, ha preferido proscribir».
EL BIENESTAR INDIVIDUAL Y SOCIAL COMO METAS INCUESTIONABLES
“La aportación de J. S. Mill es particularmente provechosa no sólo a la hora de fundamentar sino más contundentemente todavía a la hora de delimitar el contenido de un programa de gobierno. He titulado este trabajo «J. S. Mill y el socialismo del futuro» porque creo que en su obra pueden encontrarse las bases que equilibren las demandas de igualdad y libertad, emancipación, excelencia y auto-desarrollo, valores que han sido reconocidos en un grado discreto a lo largo de la historia del pensamiento y que, en la obra de Mill como en pocas otras, aparecen armonizados y justificados. Como Johatan Riley ha comentado: «Mill va más lejos que Bentham al admitir la posibilidad de que un código ideal pueda abandonar la propiedad privada por completo, a favor de los derechos iguales de los miembros de empresas socialistas, auto-dirigidas. En suma, la maximización del bienestar general podría implicar una forma de socialismo descentralizado, más que una forma más cooperativista e igualitaria de capitalismo».
En Utilitarianism, desarrolla Mill una teoría ético-política que parece imprescindible para suavizar las aristas del socialismo del futuro y hacerlo más complejo, más sutil, y más apto para responder a las demandas más profundas de los seres humanos. El socialismo históricamente ha adoptado distintas formas, desde las más radicales y revolucionarias hasta las más leves y benignas, como es el caso de los socialismos (en USA, liberalismo de izquierdas) imperantes. Se trata en el caso de Mill de un nuevo socialismo, que asegura no sólo el bienestar material, sino, lo que es más importante, supone asegurar una vida intelectual y espiritual de calidad que asegure el máximo de satisfacción personal y unas relaciones amistosas entre los seres humanos, con independencia de la etnia, nacionalidad, raza, sexo o grupo religioso.
En muchos sentidos, la vuelta a Mill podría suponer un proceso de regeneración del socialismo, que tendría no sólo valor moral, sino que así mismo sería prudencialmente aceptable ya que en Mill, como en Platón, nuestra propia naturaleza nos dota de sentimientos sociales que cuando son debidamente desarrollados, contribuyen a que disfrutemos con el goce de los otros. Como afirma Mill en Utilitarianism: «El concepto profundamente arraigado que todo individuo, incluso en el presente estadio tiene ya de sí mismo como ser moral, tiende a hacerle experimentar que uno de sus deseos naturales es el de que se produzca una armonía entre sus sentimientos y objetivos y los de sus semejantes».
Sin embargo a veces se ha tachado a Mill injustamente de ingenuo o utópico, cuando llaman la atención, contrariamente, sus consideraciones sobre la natural tendencia a la pereza, el descuido de la felicidad propia y general, que aparecen repetidamente en sus obras, reconociendo la débil constitución del ser humano. Pero Mill, desde luego es optimista, en el sentido de que contempla con confianza la posibilidad de transformación del ser humano, mediante la educación, y el cambio del tipo de relación entre los humanos. Una transformación que no viene determinada, como en Kant, por la pura razón práctica, sino que tiene sentido y significado en la medida que amplía nuestros horizontes y nos hace capaces de disfrutar de una existencia realmente gratificante. En más de un sentido es decididamente utópico, pero la utopía es un elemento necesario para estimular a los seres humanos para que lleven a cabo las transformaciones y cambios hacia una sociedad donde las relaciones humanas no sean ya no sólo de paz, sino de colaboración y compañerismo con repercusiones en el beneficio mutuo.
La concepción de la felicidad en Mill es innegablemente socrática. Sus afirmaciones relativas a que: «Es mejor ser un ser humano insatisfecho que un cerdo satisfecho, mejor ser un Sócrates insatisfecho que un necio satisfecho», no implican sino una concepción muy sutil y profunda de la felicidad que nos es dado gozar como seres humanos. Distingue así Mill entre felicidad y contento, entre realización personal, emancipación y desarrollo de la empatía, fruto de una adecuada educación, y la conformidad con lo dado, derivada de nuestra, a veces, estrecha capacidad de miras. «Ningún ser humano inteligente aceptaría convertirse en un necio». Porque el ser humano inteligente distingue entre felicidad y contento. Ningún ser humano aceptaría tampoco establecer relaciones de dominio o sumisión respecto a todos los demás ya que la comunicación humana sólo es posible en condiciones de igualdad. La originalidad del socialismo milliano estriba en el convencimiento de que la lucha por la mejora social no es algo que el gobierno deba imponer de forma coercitiva sino que brotará del aumento de nuestra capacidad de empatía, de nuestro convencimiento de que al ocuparnos del bienestar, la libertad y la emancipación de los otros, se aumentan nuestras posibilidades de una vida rica en satisfacciones.
El hecho de que los seres humanos muestren poca sensibilidad y preocupación por el bienestar de los demás, se debe, de acuerdo con Mill, a un déficit educativo. Cuando las condiciones sociales, y el sistema educativo lo permiten: «El hombre llega, como por instinto, a ser consciente de que por supuesto (cursivas de Mill) presta atención a los demás. Llega a resultarle el bien de los demás algo a lo que naturalmente y necesariamente ha de atender, en igual medida que a las necesidades físicas de la existencia». Por supuesto que no es Mill ingenuo en absoluto al no considerar que de forma espontánea pudiera llegarse a una concepción progresista de las relaciones humanas como la que él propone. Como indica C. L. Ten en su trabajo de 1968, «Democrary, socialism and the working classes»: “Mill señala que las clases privilegiadas y poderosas han utilizado siempre su poder para mejorar sus propios intereses. La gente necesita ser protegida de los presuntos protectores. Los maridos que se supone protegen a sus mujeres y los padres que protegen a sus hijos han sido culpables de brutalidad y tiranía como muchos informes policiales han mostrado”.
No obstante lo dicho hay que admitir que hay numerosos supuestos en la propuesta socialista de Mill que son susceptibles de crítica y refinamiento, aunque yo he preferido centrarme en sus principales aciertos que son más frecuentes y olvidados que sus errores. Se me ocurre que podría ser oportuna la crítica de Ten en el trabajo acabado de mencionar, cuando indica que «Mill parece tener demasiada fe en las personas educadas». Y así es, en efecto, a causa de su creencia platónica de que la virtud y la sabiduría son las dos caras de una misma moneda. Por supuesto que la dilucidación de hasta qué punto Mill está errado o está en lo cierto nos llevaría demasiado lejos. Baste decir ahora que su concepción de la educación no sólo suponía el cultivo de la mente sino así mismo de la sensibilidad moral, de los incipientes sentimientos de sympathy que se dan en todos los seres humanos. La posibilidad de alcanzar una sociedad moralmente desarrollada donde todos los individuos disfruten por igual del desarrollo de sus capacidades físicas, mentales y morales, podrá parecer una quimera, pero puede tratarse también de un hermoso sueño que a través del progreso humano va haciendo poco a poco su aparición como una realidad siempre mejorable.
Se podría sostener convincentemente que la ingenuidad de Mill no es más que aparente. Su vocación firme de reformador social le llevaría a poner énfasis en los posibles logros de una sociedad más libre, más igualitaria y con mayores oportunidades de gozo para todos. La facultad moral, afirmará Mill, «si bien no es parte de nuestra naturaleza es un producto natural de ella. Puede desarrollarse… en un grado determinado espontáneamente, siendo susceptible de alcanzar, mediante su cultivo, un elevado grado de desarrollo. Desafortunadamente también es susceptible de, mediante un uso suficiente de sanciones externas y la fuerza de las impresiones primeras, ser cultivada en casi cualquier sentido, de modo que no hay nada por absurdo o maligno que sea, que no pueda hacer que actúe mediante dichas influencias sobre el espíritu humano con toda la autoridad de la conciencia».
A pesar de lo cual Mill no desfallece en su intento de mejora de la humanidad y se considera esperanzado. Indica así al final del capítulo III de Utilitarianism: «El concepto profundamente arraigado que todo individuo incluso en el presente estadio tiene ya de sí mismo como ser social, tiende a hacerle experimentar que uno de sus deseos naturales es el de que se produzca ya una armonía entre sus sentimientos y objetivos y los de sus semejantes…en la mayoría de los individuos este sentimiento es mucho menos profundo que los sentimientos de tipo egoísta, y a menudo se carece de él por completo. Mas quienes lo experimentan son poseedores de algo que presenta todas las características de un sentimiento natural. No lo consideran como una superstición, o una ley impuesta despóticamente por la fuerza de la sociedad, sino como un atributo del que no deberían prescindir. Es más, quienes son capaces de superar el egoísmo propio de determinadas teorías de corte liberal conservador, podríamos añadir, a la vez que liberan y emancipan al resto de la humanidad, se vuelven capaces de experimentar un goce que es exclusivo de los seres humanos desarrollados».
Recordar a Mill, o poner sobre el tapete su importante contribución a la construcción de un socialismo del futuro que tenga como meta el bienestar profundo de todos los seres humanos es algo más que una tarea académica. Se trata nada menos que de propiciar un clima de relaciones humanas donde las fuerzas positivas y creadoras triunfan sobre el fanatismo, la rutina y las múltiples formas de servilismo. A las posibles críticas de quienes no quieren ver a Mill como un decidido defensor del socialismo replicaré que no es tanto mi objetivo defender a Mill como socialista que presentar a Mill como fuente inspiradora de todos los individuos y movimientos que crean que la humanidad es nuestra patria y que tenemos derecho a que se satisfagan nuestras necesidades y capacidades como seres humanos en una convivencia armónica”.
(*) Esperanza Guisán (Universidad de Santiago de Compostela): “John Stuart Mill y el socialismo del futuro”.
09/06/2025 a las 10:28 AM
Kruse insiste en lo social. Es cierto, el hombre es «zoon politicón» (animal político) y así Aristóteles lo caracterizó por vivir regulado por la política de su sociedad.
No es necesario ser socialista para reconocer esta verdad desde lo privado hasta lo público. «El hombre es como todo hombre, es como algunos otros hombres y es como ningún otro hombre».
09/06/2025 a las 10:47 AM
LA ARGENTINA POLÍTICA: ENFOQUES
Crecen las presiones a la Corte Suprema para encarcelar y proscribir a Cristina Kirchner
Irina Hauser y Raúl Kollmann
Página/12
8 de junio de 2025
Un conocido comunicador macrista-mileista dedicó todo su programa del viernes a anunciar -y festejar- que Cristina Kirchner será detenida el martes. Siguió la línea de columnistas que prácticamente vienen exigiendo que la Corte Suprema saque de la cancha electoral a la expresidenta, con un fallo express, récord -nunca el máximo tribunal resolvió un recurso como el de la causa Vialidad en poco más de dos meses-, la condena del Tribunal Oral 2 (TOF 2).
En las últimas horas, circuló la versión de que están evaluando el lugar de detención. Se habló de una visita del presidente del TOF 2, Jorge Gorini, a la unidad de la Policía Federal en la calle Cavia, donde ya estuvieron presos Brenda Uliarte y Fernando Sabag Montiel, justamente los que intentaron matar a Cristina. Gorini lo desmintió.
A nivel internacional se espera una fuerte repercusión y se habla de vigilas y protestas en el país. Como es conocido, la Corte tiene la opción de expedirse sin dar grandes explicaciones con el llamado artículo 280, pero sobran los penalistas que advierten que deberían abrir el recurso y revisar las anomalías que marcaron el caso Vialidad desde tiempos inmemoriales, más aún tratándose de una dos veces presidenta y una vez vicepresidenta.
PRESIONES Y MÁS PRESIONES
Desde que Cristina anunció que será candidata en la Tercera Sección Electoral, la ofensiva sobre la Corte se ha vuelto furibunda. La histeria y hasta desesperación mediática se da casi a toda hora y por todos los conductos. Les exigen a los cortesanos que proscriban a CFK antes del 19 de julio, para que ella no pueda ser candidata. La contradicción es evidente: por un lado, afirman que Cristina está en caída, pero por el otro lado la ven como un tremendo ariete para que la oposición gane las elecciones en la provincia más populosa del país.
Los recursos de queja por el caso Vialidad se presentaron el 31 de marzo, o sea, hace dos meses y ocho días. Para comparar con un caso semejante: los recursos presentados en el expediente conocido como la Ruta del Dinero se presentaron en marzo de 2023 y la Corte los resolvió en la semana que acaba de terminar. O sea, dos años y dos meses. Hay recursos que esperan en el cuarto piso desde hace siete años, como el presentado por Miguel Fernández Pastor a raíz de una brutal quita en las jubilaciones durante el gobierno de Mauricio Macri. Y, por supuesto, hay expedientes que duermen en el máximo tribunal hace más años todavía. Pero lo que les reclaman a los supremos es un fallo político, no judicial.
VERSIONES DE TODO TIPO
No sólo se hizo circular el dato de que Cristina sería detenida el martes, sino también los lugares posibles, antes de otorgarle una supuesta prisión domiciliaria. Este sábado se difundió que el juez Gorini estuvo en el destacamento de Cavia, evaluando los calabozos -habitaciones donde apenas cabe una cama y con una pequeña ventana tapada-, barajando la posibilidad de alojar a Cristina allí. Gorini lo desmintió a través de un cable de agencia y deslizó que las fotos publicadas son antiguas.
En la Montada de la Federal, en Palermo, estuvo María Julia Alsogaray, pero también los que trataron de asesinar a Cristina, Sabag Montiel y Brenda Uliarte. El dato siniestramente curioso es que allí, en la unidad policial, frente a la jueza y el fiscal, Uliarte dijo: “quiero a Luciani”. Quería como abogado defensor a Diego Luciani, el fiscal de la causa Vialidad. Le tuvieron que explicar que eso no era posible, pero el hecho muestra la convergencia de lo que siempre señala CFK: “me quieren presa o muerta”. En todo caso, la misma celda sería ocupada por quien quería matar y por su víctima.
Según los rumores, también se barajaba otro lugar de detención: un espacio que se apartaría en la Unidad 31 de Ezeiza, el Centro de Detención de Mujeres. También eso fue desmentido.
En la Casa Rosada se hacen los distraídos, pese a que Milei dijo que marzo que “Cristina irá presa”. Ahora afirman que no les parece que el fallo salga esta semana, pero tal vez sí este mes. “Nosotros no ganamos ni perdemos nada. Es toda del macrismo. No nos parece que le sirva a ningún país que un expresidente vaya preso. Además, la verdad, no es la mejor causa para detenerla”, señaló una alta fuente de la administración Milei.
Los voceros se encargaron de señalar que lo más probable es que a CFK se le otorgue la prisión domiciliaria directamente o sea que no pasaría por ninguna institución policial o penitenciaria.
LOS CAMINOS DE LA CORTE
El máximo tribunal podría tener distintas alternativas para resolver el caso Vialidad:
Aplicar lo que se conoce como el artículo 280, que significa que no interviene, no trata el expediente, desecha el recurso, y de esa manera queda confirmada la condena de Cristina y de los otros 12 imputados. CFK sería detenida.
Considerar que hay violaciones constitucionales, federales, por lo que acepta el recurso y se pasa a analizar el expediente. En particular, las increíbles irregularidades del caso Vialidad.
Considerar que Cristina no sólo debe ser condenada por defraudación al estado sino también por asociación ilícita, como pide el procurador, sosteniendo el recurso del fiscal. En ese caso, tampoco resolverá, sino que lo enviará a la Casación para que corrija su fallo y eleve la condena. Provocaría una demora.
En verdad, corresponde que los cortesanos analicen el expediente, porque las anomalías han sido descomunales. Por ejemplo, el juicio empezó con la acusación de que se pagaron obras no construidas en Santa Cruz y, además, con sobreprecios. Sin embargo, no había ninguna pericia que lo indicara. Es más, el macrismo mandó a hacer una auditoría que indicó todo lo contrario: que no se había pagado nada que no estuviera construido y que las construcciones eran de buena calidad. Se presentó un recurso a la Corte por la falta de pericias y la respuesta de los supremos fue que resolverían cuando hubiera un fallo. Ahora que hay fallo, amenazan con no intervenir y dejar las condenas como están.
EL ESCANDALOSO CASO VIALIDAD
En el recurso ante la Corte, presentado el 31 de marzo de este año, los abogados de Cristina, Carlos Alberto Beraldi y Ari LLernovoy señalaron las siguientes irregularidades:
La parcialidad de los jueces y fiscales. “Si los magistrados carecen de una absoluta neutralidad y equidistancia frente a los hechos, el juicio pierde toda legitimidad”. Se recuerda que jueces y fiscales jugaban al fútbol en la quinta de Macri y que dos jueces de Casación, que intervinieron varias veces en el expediente, fueron a jugar al tenis a la quinta de Olivos o visitaron a Macri en Casa Rosada.
CFK no tenía atribuciones respecto de las obras que fueron votadas en el Presupuesto Nacional por el Congreso. El financiamiento estuvo a cargo de Vialidad Nacional, un ente autárquico, y las obras fueron licitadas, adjudicadas y controladas por Santa Cruz, que tiene autonomía. “No se le puede asignar a CFK el quebrantamiento de deberes que le eran ajenos”, dice el texto. El origen es un dictamen de Rodolfo Barra, exintegrante de la Corte e ideológicamente opuesto a CFK, quien señaló que se trató de un delito imposible.
Se violó el principio de culpabilidad porque “todos los testigos, incluyendo los propuestos por los fiscales, afirmaron en el juicio que CFK jamás impartió directivas a fin de beneficiar a ningún contratista”.
Se condena a Cristina porque Lázaro Báez ganó las licitaciones en 51 de los 81 tramos de ruta que se construyeron en Santa Cruz. Y, además, se la imputó por sobreprecios. La defensa sostiene que no se hicieron pericias sobre esas 51 obras, sólo sobre tres (con conclusiones contradictorias), pero no se compararon esas obras y esos precios con los de otros contratistas y con lo que se construyó en el resto del país. La lógica -se vio en el juicio, declarado por los propios empresarios, rivales de Báez- es que en las distintas provincias suelen ganar la mayoría de las licitaciones las empresas locales, porque pueden ofrecer mejores precios, dado que tienen allí el personal y la maquinaria.
Los jueces del Tribunal Oral y Casación incorporaron en la sentencia el dictado del decreto 54/2009, “al que los magistrados le asignaron supuestas irregularidades nunca debatidas en el juicio”. Ese decreto habilitaba a que se pagaran las obras de todo el país con un fideicomiso constituido en base a una tasa sobre la venta del gasoil. O sea, no fue una medida para beneficiar a Lázaro Báez, y la prueba es que ese decreto sigue vigente hasta hoy: lo usaron y siguen usando todos los gobiernos que siguieron al de CFK. Desde el punto de vista jurídico, lo asombroso es que los fiscales nunca lo plantearon en la acusación, no se trató en el juicio y los jueces igual lo metieron en su sentencia.
Cuando las audiencias del juicio ya habían terminado, los fiscales usaron en su alegato los chats de otro juicio, el de los bolsos que José López tiró en el convento de General Rodríguez. La pericia del celular de López no se hizo ni se verificó en la causa Vialidad y los fiscales sostuvieron que, al final del gobierno de Cristina, se produjo la operación “limpiar todo”, que consistió en una reunión entre Báez y Cristina para que se le hiciera un enorme pago al constructor y se borraran rastros de los ilícitos. Los chats nunca se trataron en el juicio, a CFK nunca la indagaron por “limpiar todo” y cuando ella quiso contestar, los jueces se lo impidieron. Se probó también que no existió tal reunión y que no hubo pago alguno a Báez.
09/06/2025 a las 10:56 AM
LA ARGENTINA POLÍTICA: ENFOQUES
Tirar a matar: Las pruebas de que Gendarmería y Prefectura disparan a la cara de los manifestantes
Irina Hauser
Página/12
8 de junio de 2025
La Prefectura Naval Argentina, una de las fuerzas federales que Patricia Bullrich manda a reprimir a las marchas de los jubilados de los miércoles, también disparó –igual que Gendarmería Nacional– en forma antirreglamentaria en la movilización del 12 de marzo: directo hacia el cuerpo y con el arma horizontal. Así surge de una serie de videos incorporados a la causa a cargo de la jueza María Servini y de las imágenes incluídas en uno de los informes que le entregó la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA). Este documento confirma que el hincha de Chacarita Jonathan Navarro quedó ciego de un ojo a causa del tiro con un fusil que lanza cápsulas con gas pimienta, e incluso recibió más impactos de esa arma. Otro reporte de la PSA referido a la actuación de los gendarmes al momento en que fue herido gravemente el fotógrafo Pablo Grillo confirma, con imágenes de los domos de la calle y de televisión, cómo fueron los hechos y en qué momento. Navarro y Grillo, según surge de estas evidencias, fueron heridos con una diferencia de tres minutos, a ambos lados de la Plaza de los dos Congresos.
La coincidencia temporal en la ofensiva de estas dos fuerzas federales, la metodología para atacar a quienes se manifiestan en forma pacífica (provocando las propias fuerzas la violencia) y la ofensiva sistemática contra periodistas y fotógrafos, hablan de una coordinación y de directivas, todo indica, específicas. Se trataría de apuntar a tal o cual grupo o personas, en tal o cual momento. Esas indicaciones suelen emanar de la sala de situación de la Dirección General de Operaciones. La jueza Servini le pidió información al ministerio de Seguridad sobre quiénes estaban allí (nombres, apellidos, jerarquías y cargos) el día que fueron heridos Grillo, Navarro y la jubilada Beatriz Blanco, entre otros, pero hasta el momento nada de eso le fue entregado desde el último pedido de información, despachado el 23 de abril. Fue la marcha de los jubilados que tuvo apoyo de hinchadas de fútbol, a los que la ministra Bullrich describía como barras bravas.
Un elemento que fue incorporado al expediente es la orden de servicio 659/2025 (el diseño del operativo del 12 de marzo) que, como reveló Página/12, algunos jefes policiales –tal como declaró el oficial Tomás Núñez, a cargo del Servicio de la Comisaría de Intervenciones Judiciales de la Superintendencia de Investigaciones Federales de la Policía Federal– identificaron al operativo con cinismo con la frase de Diego Maradona «porque hay que ser muy cagón para no defender a los jubilados». Por esos días esa frase recuperaba vigencia por el acompañamiento de los clubes de fútbol a la movilización de jubilados y jubiladas y aparece reflejada, en efecto, en ese documento. La orden en cuestión, además, informaba que ese día habría un total de 607 efectivos entre todas las fuerzas (lo que incluye brigadas de civil), que habría vigilancia en las autopistas y accesos a la Ciudad de Buenos Aires así como en las estaciones de todas las líneas de ferrocarril y que 17 áreas del Estado Nacional estarían involucradas a la movilización.
El mismo documento ofrecía el listado detallado de todas las organizaciones que participarían, identificaba a algunas personas (como el dirigente Eduardo Belliboni), señalaba a la barra brava de Boca y agregaba un listado de las hinchadas de fútbol que, según habían relevado, iban a concurrir.
PREFECTURA
Navarro, hincha de Chacarita, había ido a la movilización por una convocatoria que le llegó en su barrio, Villa Zagala. Decía que estaba cansado de ver cómo les pegan a los jubilados cada miércoles que protestan. Según declaró, después de ayudar a dos manifestantes, adultos mayores, que eran agredidos por las fuerzas de seguridad, algo impactó en su ojo izquierdo, del que perdió la visión. Su denuncia recién tomó cauce en la justicia federal –tras un pasamanos entre jueces– después de mediados de mayo. Estaba convencido de que eran agentes de Prefectura Naval (PNA) quienes lo habían atacado y así quedó finalmente confirmado.
Las primeras imágenes que llegaron al juzgado fueron aportadas por la Auditoría General de la Nación (AGN), ya que Jonathan estaba en Rodríguez Peña al 1700 en el momento en que fue herido. Un domo apunta a esa calle y el otro a Callao. Estas filmaciones en particular, a las que accedió Página/12, captan un momento que sería previo (podría ser una hora antes) al del episodio que le tocó vivir a él pero que son reveladoras, ya que muestran cómo al menos un efectivo de Prefectura dispara hacia personas que se ven en movimiento, pero no generan ninguna situación agresiva ni de peligro. El efectivo despliega el brazo y dispara en forma horizontal. El arma que utiliza es una pistola Byrna SD que tiene como característica que se alimenta por aire comprimido, lanza proyectiles traumáticos y/o de gas pimienta calibre 68, que pueden neutralizar una amenaza a una distancia de hasta 20 metros.
En un documento adicional, donde aporta el listado de armas que llevaron sus 134 efectivos, Prefectura dice que actuó de acuerdo a la Resolución 943/2023, más conocida como Protocolo antiprotestas o de «mantenimiento del orden público» –del que suele hacer gala Bullrich para justificar la represión– que tiene como propósito mantener despejada la calle. Pero en este caso quien dispara, igual que otros agentes, se encuentra sobre la vereda, igual que quienes se manifiestan pacíficamente. Es decir, gasean a gente que ni siquiera está en la calle. Quien corta el tránsito, de ese lado de la plaza, es la propia PNA.
Un informe de la PSA confirma que Navarro recibió el disparo de un agente de Prefectura, a las 17.21, cuando se lo ve agarrarse la cara. Esto es analizado a partir de las imágenes de un domo de la Cámara de Diputados. Dice que portaba un «Rifle Fusil Disuasivo Byrna TCR» y que el efectivo hizo al menos dos disparos que impactaron en el cuerpo del hincha de Chacarita, uno en el ojo izquierdo y otro en le hombro del mismo lado. «Al momento de observar lo relatado en el video, instantes previos a que el denunciante se tome el rostro, se identifica el momento de los dos impactos debido a dos dispersiones de gas muy próximas al denunciante…». Los fusiles como el utilizado contra Jonathan disparan proyectiles neumáticos con gas pimienta con una cápsula blanda irritante. La PSA alega de manera genérica que los manifestantes actuaban con violencia. Aun así, confirma el disparo a una distancia muy cercana (serían unos cinco metros), directo a la cara.
El documento no identifica al prefecto, pero surge de las imágenes que, al parecer, quienes utilizaban armas Byrna llevaban una marca blanca en el casco. Serían seis agentes, con lo cual el universo para poder identificarlo, se acota.
En la parte del expediente donde se analiza cómo fue herido Pablo Grillo, Gendarmería entregó reglamentos de la fuerza que hacen explícito, respecto de las pistolas lanzagases que «jamás se debe dirigir el arma hacia una persona, ya que en caso de impacto podría producir lesiones graves e incluso la muerte». «Para una alternativa de este tipo –sigue– resulta conveniente tener presente que los disparos deben ejecutarse en forma oblicua, hacia el suelo, para amortiguar la fuerza y el propio tiempo obtener un desplazamiento adecuado del cartucho…». La Prefectura debería entregar las guías que usa para el uso de estas armas menos letales.
Por lo pronto, la normativa internacional es muy clara y va en contra del uso que se está haciendo en los operativos de los miércoles. Naciones Unidas dice: «Por lo general, no se deberían disparar proyectiles irritantes contra las personas, y, en cualquier caso, no se deberían lanzar contra la cabeza o la cara, ya que la violencia del impacto puede causar la muerte o lesiones graves». Amnistía Internacional señala en un informe que «bajo ningún concepto, el gas lacrimógeno puede dispararse directamente a una persona». «Un proyectil con una masa aproximada de 100 gramos viajando a 70 metros por segundo tiene suficiente energía cinética como para causar daños serios o muerte en casos de impacto directo. Es por esto que los cartuchos nunca deben ser lanzados directamente hacia las personas», sostiene.
«El avance de la causa confirma con contundencia lo que sostuvimos desde el inicio. La propia PSA identificó con precisión el momento exacto en que un agente de Prefectura efectuó dos disparos contra Navarro: el primero lo impactó en el hombro, y el segundo, también con clara intención de daño, le dio de lleno en el ojo izquierdo, provocándole el estallido del globo ocular y la consecuente pérdida total de la visión en ese ojo. Ante semejante evidencia, cabe preguntarse: ¿qué protocolo puede justificar dispararle en la cara a una persona desarmada, desde menos de cinco metros?», plantea el abogado querellante Pablo Zapulla, que representa a Navarro. «Tanto el Código de Conducta para Funcionarios Encargados de Hacer Cumplir la Ley como los Principios Básicos sobre el Empleo de la Fuerza de la ONU establecen que el uso de la fuerza —incluida la no letal— debe ser proporcional, necesaria y orientada a reducir al mínimo el daño», enfatiza.
LA QUERELLA DE GRILLO RECLAMA
En el caso de la grave herida en la cabeza que sufrió el fotógrafo Grillo –alcanzado por una granada de gas lacrimógeno mientras estaba tomando imágenes–, la reconstrucción del colectivo Mapa de la Policía permitió identificar que quien disparó fue el cabo de Gendarmería Héctor Guerrero. Algunas imágenes, como las tomadas por el fotógrafo Kaloian Santos (quien fue despedido después de la Secretaría de Cultura) permitieron reconocer su nombre en la chapa que llevaba en el uniforme. Hay imágenes de la propia Gendarmería que muestran que Guerrero en otros momentos disparó también contra todos los protocolos que, según su legajo personal y los exámenes que rindió, conoce, pero en este caso no aplicó y puso en peligro la vida cuanto menos de Grillo como confirmó también un informe médico forense.
La PSA también aportó un informe sobre el accionar de Gendarmería, donde no proporciona el nombre de Guerrero, pero confirma lo sucedido. Dice la querella del Centro de Estudios Legales y Sociales y de la Liga Argentina por los Derechos Humanos: «El análisis confirma lo que sabemos desde el primer día: que Pablo Grillo recibió el impacto de una granada de gas lacrimógeno disparada por un gendarme. La PSA dice no poder identificar al autor del disparo por la mala calidad de las imágenes; sin embargo, en todas las fotos se ve claramente que viste uniforme color caqui, identificado en nuestra presentación como el gendarme Héctor Jesús Guerrero». Con todos los elementos que hay en la causa y con la certeza de que le disparó a Pablo a las 17.18 horas, los organismos pidieron que se lo cite a indagatoria por homicidio agravado por abuso funcional y uso de arma de fuego en grado de tentativa, abuso de autoridad e incumplimiento de los deberes de funcionario público.
En su última presentación, señalaron que el Ministerio de Seguridad invoca el protocolo antiprotestas para desplegar «operativos completamente desproporcionados y compuestos por una gran cantidad de efectivos» de todas las fuerzas. En cada protesta «se pudo observar una actuación ilegal, abusiva y poco profesional de los efectivos, quienes produjeron detenciones arbitrarias y atacaron a manifestantes, adultos mayores y trabajadores de prensa con gas pimienta, gases lacrimógenos, palos y tonfas». Se registran más de 400 heridos en lo que va del año. Con la excusa del protocolo «los efectivos atacan deliberadamente y sin motivos a personas que no se encuentran afectando las vías de circulación de ninguna forma, ni realizando ninguna conducta agresiva o peligrosa para los policías o de seguridad, ni para terceros». Con el análisis de imágenes y modulaciones de las propias fuerzas muestran como los agentes crean un clima hostil y violento, donde insultan («hijos de puta», «no le perdonen») y se dan manija entre ellos para atacar a manifestantes y periodistas.
09/06/2025 a las 12:11 PM
LA ARGENTINA POLÍTICA: ENFOQUES
Otra vez la heterodoxia inviable
Claudio Scaletta
El Destape
5/6/025
Desde un sector de la oposición la crítica del presente suma la añoranza por los logros del pasado. Además, cuando el presente es horrible es fácil creer que todo tiempo pasado fue mejor. Sin embargo, en la economía existen los datos concretos. El primero es el estancamiento, e incluso una leve caída, del PIB per cápita desde 2011 y el segundo, el aumento del endeudamiento desde 2015. Las variaciones de la inflación desde entonces se relacionan directa o indirectamente con estos dos fenómenos. Pero el factor común en todos los períodos fue siempre el mismo: chocar contra la restricción externa que se retroalimenta con el tercer dato concreto, la falta de moneda, que la moneda propia no sea reserva de valor. Recapitulando, la película de los últimos 14 años muestra crecimiento estancado, endeudamiento en aumento, restricción externa, ausencia de moneda y soluciones heterodoxas.
Un enfoque económico heterodoxo no remite solo al manejo y concepción del déficit fiscal, sino a la intervención estatal para controlar los precios básicos, es decir, evitar que estos precios sean determinados por las fuerzas del mercado. Contra la creencia vulgar, entonces, heterodoxia no es sinónimo de imprudencia fiscal. Durante “el tercer kirchnerismo”, por ejemplo, la expansión fiscal se utilizó, entre otros fines, para impulsar los salarios. Los trabajadores con más conciencia histórica recuerdan con afecto la etapa porque el kirchnerismo nunca fue neutral en la distribución del ingreso, siempre que pudo laudó en favor de los trabajadores, un sesgo redistributivo que hace a la esencia del peronismo.
Pero no todo es soplar y hacer botellas, darle a la demanda, en la economía existen las restricciones. A primera vista podría pensarse que aumentar salarios tiene como límite hasta dónde es posible reducir la tasa de ganancia del capital. Parece evidente que no se puede ir más allá de una ganancia media internacional más el riesgo local. Sin embargo, no fue esta restricción la que frenó al tercer kirchnerismo.
El capital puede enojarse por tener que pagar más salarios y en consecuencia mover sus fichas, pero esto representa un límite político, no económico. El límite económico fue la restricción externa, quedarse sin dólares. Sintetizando un fenómeno sobre explicado, la expansión de la demanda agregada, inducida por la expansión del gasto, llegó al límite de quedarse sin divisas, lo que se tradujo primero en el gasto de reservas internacionales acumuladas en las etapas anteriores y luego en inflación. La inflación es siempre un efecto antes que una causa, pero también es siempre una fuente de enojo social, lo que se traduce en perder las elecciones. La primera conclusión es que la heterodoxia “de izquierda”, la que redistribuye en favor del salario, fue insostenible porque durante el proceso no transformó la estructura productiva para alejar la restricción externa. Esta limitación fue la que le impidió alcanzar la estabilidad macro necesaria para iniciar el largo proceso de recuperación de la moneda. El resultado, luego de cuatro años de estancamiento, fue perder las elecciones.
Saltando al presente, algunos imaginan que el programa mileísta es una variante de la ortodoxia clásica, algo que podría haberse dicho, por ejemplo, de los últimos años del macrismo. Lejos de ello, antes que dejar que los precios básicos sean determinados por las fuerzas del mercado, el mileísmo interviene activamente en la fijación de todos y cada uno de ellos. Claramente el sesgo es en favor del capital y en contra el trabajo, por eso es una “heterodoxia de derecha”: ajustó contra salarios, de activos y pasivos, y redujo los impuestos que afectaban a los deciles de ingreso superiores.
Lo único verdaderamente “libertario” del oficialismo, además del nombre, es la búsqueda de la destrucción de todas las funciones del Estado, incluidas hasta las que la ortodoxia clásica considera básicas, como salud, educación e infraestructura.
Sin embargo, en el manejo de la macroeconomía el gobierno es absolutamente “dirigista”, intervencionista. El plan económico carece de cualquier sofisticación, solo se basa en clavar los dos principales precios relativos de la economía, el dólar y los salarios, para, por esta vía, bajar la inflación, su gran promesa y supuesto triunfo. Pero como planchar el dólar demanda dólares y los dólares no alcanzan, la contrapartida es la constante suba del endeudamiento, lo que involuntariamente lo hermana con el macrismo, con quien comparten al principal gestor en la materia, el candidato a récord Guinness de endeudamiento serial, Luis Caputo. Nótese, de paso, que no es el combate contra el déficit o la cantidad de dinero lo que hace tender a la baja a la inflación, sino como enseña la buena teoría, el control de los precios básicos.
Parece extraño, pero mientras la tarea esencial del cuarto kirchnerismo, el gobierno del Frente de Todos, fue renegociar la deuda dejada por el macrismo, la tarea esencial del mileísmo es sacar conejos de la galera para expandir el endeudamiento hasta el paroxismo. Lo que diferencia a uno y otro período es que los mercados financieros sostienen (y lo seguirán haciendo hasta donde puedan) a la heterodoxia “de derecha” y combaten a la “de izquierda”. Los mercados son siempre pragmáticos, entienden que lo que importa de un programa es su sesgo en favor del capital, si es ortodoxo o heterodoxo es apenas circunstancial.
Lo que viene es predecible, planchar salarios destruye la demanda agregada, planchar el dólar destruye la producción interna de transables. Sostener el precio del dólar a fuerza de deuda siempre tiene fin. Mantener la esperanza de la población en un futuro mejor necesita alguna luz al final del túnel. En economía, al menos durante un tiempo, se puede hacer cualquier cosa, lo que nunca se puede es evitar las consecuencias.
09/06/2025 a las 12:14 PM
LA ARGENTINA POLÍTICA: ENFOQUES
Gatillo fácil en La Matanza: un niño y un joven muertos y dos heridos de gravedad por los disparos de un efectivo policial
Sofía Hart
Prensa Obrera
7/6/025
«Yo estaba hablando con él lo más bien, de la vida, de cómo vamos a salir adelante como padre e hijo. Lo tenía a cocochito. Lo llevé arriba mío porque él me lo pidió: ‘Pa, hace mucho que no me llevás'», relataba desconsolado Fabián Correa, papá de Thiago Correa, el niño de siete años que murió tras ser alcanzado por los disparos de Facundo Daniel Aguilar Fajardo, un efectivo de la Policía Federal que tiró a quemarropa contra un grupo de asaltantes y terminó matando a uno de ellos e hiriendo a otros dos.
Este nuevo caso de gatillo fácil ocurrió en localidad de Ciudad Evita, partido de La Matanza, este viernes 6 a las 7:40 de la mañana , horario en el que muchos niños de guardapolvo blanco transitaban por la calle con su mochila a cuestas. Thiago era uno de ellos, que fue internado en el Hospital de Niños de San Justo en estado crítico por haber recibido un disparo en la cabeza, y murió horas después. Una vez más, las balas de la policía irrumpieron allí donde había palabra, proyectos a futuro y gestos de ternura para destruirlo todo.
Thiago no llegó a la escuela junto a sus compañeros por culpa del agente policial Aguilar Fajardo, quien, estando de civil, se creyó dueño de la vida y la muerte de los jóvenes que intentaron robarle y respondió vaciando el cargador de su revólver. En esa balacera también asesinó a uno de ellos, Brandon Corpus Antelo, de 18 años, e hirió de gravedad a otros dos, Uriel Montenovo y Uriel Leiva, ambos de 21. Actualmente, el uniformado se encuentra detenido por orden del fiscal Diego Rulli, imputado por «exceso de legítima defensa».
Lo cierto es que no constituye un acto de «defensa» ni mucho menos «legítima» tirar a matar como forma de evitar un robo callejero. Ese procedimiento, que es moneda corriente dentro las fuerzas represivas, parte de deshumanizar a los jóvenes que delinquen, considerándolos residuos descartables. El desprecio por la vida de los denominados «pibes chorros», fomentado desde el poder, está atravesado por el racismo y el odio de clase, y se extiende a todos aquellos que se adecúan a esa imagen estereotipada.
Milei y Bullrich refuerzan ese estigma sobre la juventud de los barrios, batiendo el parche de la baja de edad de punibilidad y respaldando el accionar de las fuerzas represivas en cada hecho de gatillo fácil, como ocurrió con Chocobar o con el gendarme que asesinó al trabajador de frontera Fernando Gómez. De ese modo, buscan justificar una mayor militarización de las calles, a los fines de regimentar a la población trabajadora para evitar que levante cabeza frente a los atropellos del gobierno.
Con esos discursos punitivos, dan carta blanca para que muchos, al igual que Aguilar Fajardo, se sientan impunes de abrir fuego en la vía pública generando nuevas masacres. Lo ocurrido desmiente que la problemática de la inseguridad que azota a las barriadas obreras pueda encontrar solución aumentando la presencia policial, tratándose de una institución completamente imbricada en los circuitos ilegales de los que se nutren las actividades delictivas.
Como vemos, las responsabilidades políticas de este crimen llegan hasta la cúpula del Estado y la única forma de obtener justicia es a través de la movilización. Abrazamos a las familias de Thiago, de Brandon, de Uriel Montenovo y de Uriel Leiva en estos momentos tan difíciles.