Por Hernán Andrés Kruse.-
El 6 de mayo se cumplió un nuevo aniversario del nacimiento del padre del psicoanálisis. Sigmund Freud nació el 6 de mayo de 1856 en Freiberg, Moravia. A los 17 años ingresó en la Universidad de Viena como estudiante de medicina. Entre 1876 y 1882 fue ayudante del profesor E. Brücke en el Instituto de Fisiología de Viena. En 1881 se recibió de médico. Entre 1883 y 1885 trabajó en el Hospital General de Viena bajo la dirección de Theodor Meynert. Fue el primer galeno en proponer el consumo de la cocaína con fines terapéuticos (estimulante y analgésico). En 1884 publicó su trabajo “Sobre la coca”. Tiempo después obtuvo una beca que le permitió estudiar con Jean-Martin Charcot en París. De allí se dirigió a Berlín donde estudió con el médico pediatra Adolf Baginsky. En 1899 publicó su obra más relevante: “La interpretación de los sueños”. Fue la génesis de una nueva disciplina y manera de comprender la mente humana: el psicoanálisis. En 1902 fue nombrado profesor extraordinario. En 1909 la Universidad de Clark (Worcester, Massachusetts) le concedió el título honorífico “doctor honoris causa”. En 1923 se le diagnosticó un cáncer de paladar. Pese a ello no abandonó su trabajo como psicoanalista. Considerado enemigo por el nazismo, no tuvo más remedio que abandonar Viena. Consiguió refugio en Londres. Falleció el 23 de septiembre de 1939. Freud fue, qué duda cabe, uno de los personajes más influyentes del pensamiento del siglo XX (Wikipedia, la Enciclopedia Libre).
Buceando en Google me encontré con un ensayo de Lelio Fernández (Profesor Jubilado del Departamento de Filosofía de la Universidad del Valle- Colombia) titulado “Sigmund Freud” (Praxis Filosófica-Nueva Serie-2018). Explica con meridiana claridad el pensamiento de Freud lo que permite a quienes lo ignoran (como es mi caso) hacerse de una somera idea del mismo.
REPRESIÓN Y RESISTENCIA
“En su escrito sobre el fetichismo, Freud se refiere a la noción de represión como a la pieza más antigua de la terminología psicoanalítica. Ella fue el primer resultado del paso de la medicina al psicoanálisis en el tratamiento de las neurosis. Freud decidió investigar la génesis de los síntomas de tales afecciones, convencido de que éstos tienen un sentido, o sea que se los puede integrar en la comprensión de la totalidad de la vida psíquica de la persona en la que se dan. Inició entonces, con ese fin, un procedimiento destinado a que los pacientes pudieran recordar y narrar circunstancias olvidadas que tuvieran relación íntima con los síntomas. En todos los casos tropezó con una tenaz resistencia al recuerdo, de la cual el sujeto no siempre tenía conciencia y que sólo podía ser explicada por una teoría dinámica, es decir, centrada en la idea de un conflicto entre fuerzas psíquicas, uno de cuyos intentos de solución fuese el de rechazar elementos anímicos intolerables y mantenerlos alejados de la conciencia.
Eso es precisamente la represión, y la resistencia es su expresión en el tratamiento terapéutico: ambas son producidas por las mismas fuerzas antagónicas. Esto hace ver que el mérito de la noción no está simplemente en su carácter de descubrimiento inicial. Freud la consideraba como piedra angular del edificio teórico que él construyó; como punto central con el cual se pueden enlazar todos los aspectos de la teoría psicoanalítica. En efecto, la represión aparece como el más notable de los mecanismos desencadenados por el conflicto entre diversas instancias anímicas, y todo el psicoanálisis como empresa teórica está destinado a comprender y explicar ese conflicto como la realidad que rige en general toda nuestra vida psíquica”, y cuyo complejísimo resultado es la cultura (arte, religión, ética, política, etc.).
Para una persona que se sintiera agredida por un estímulo exterior insuprimible e insoportable (por ejemplo, ruidos demasiado intensos o una luz enceguecedora), la única defensa sería el alejamiento, la fuga. Esto no es posible, en cambio, cuando el estímulo apremiante sentido como intolerable es una fuerza que procede del interior del organismo. En los casos en los que el sujeto no alcanza a dominarlo mediante un procedimiento consciente y razonable, interviene como un mecanismo de defensa la represión. Algunas veces, como el recurso máximo; otras, como parte de un complejo de técnicas defensivas. Esta repulsa de efecto continuado tiene lugar cuando una pulsión –una urgencia somática planteada a la vida psíquica– es sentida por el sujeto como muy temible. Dado que la satisfacción de una pulsión siempre tiene un carácter placentero, el hecho de que sea experimentada a veces como algo peligroso sólo se explica si el placer que produce puede transformarse en displacer intenso por tratarse de algo inconciliable con otros objetivos y aspiraciones.
Los elementos reprimidos, que son indestructibles (ideas, imágenes, etc., vehículos de la pulsión), se organizan en sistemas muy ampliados mediante la inclusión de otras representaciones que se asocian según posibilidades de conexión abiertas por cierto predominio de algún elemento privilegiado. Esta organización expansiva y, en cierto modo, finalista se realiza con creciente independencia de la conciencia, siguiendo leyes propias. La represión resulta ser, entonces, como un no querer saber nada de algo, de tal manera que eso de que se trata se hace inexistente para la conciencia aunque persista vivo y eficaz en la vida psíquica. Pero lo reprimido “retorna una y otra vez, sin descanso, como un alma en pena”, con mayor o menor vigor según la intensidad de la pulsión con la que está ligado. Por supuesto, se trata de un retorno de incógnito porque la censura psíquica sigue actuando sobre las representaciones reprimidas, que sólo pueden aparecer de manera desfigurada o disfrazada.
Los síntomas de las diferentes neurosis (por ejemplo, las parálisis histéricas, las fobias, los rituales obsesivos) son insistencias de aquello cuyo acceso simple y sencillo a la conciencia es impedido. Pero también hay otras formaciones sustitutivas frecuentes en la vida de toda persona, que reemplazan de manera simbólica a las satisfacciones reprimidas: los sueños, los chistes, los actos fallidos (torpezas, olvidos, pérdidas de cosas, lapsus linguae, etc., que son, si bien se los mira, actos sorprendentemente logrados). Se trata siempre del resultado de una especie de transacción, de un acuerdo mediante concesiones recíprocas y furtivas entre las representaciones reprimidas y las instancias represoras. Esto se pone en evidencia en todo análisis: una formación sustitutiva es símbolo de ambas partes del conflicto, a la vez, aunque en distinta medida.
Son bien clásicos como ejemplos estos dos: los obsesivos de la limpieza están siempre dedicados a manipular la suciedad; el juez que se consagra a aplicar siempre toda ley al pie de la letra se exime, en nombre de la justicia, de reconocer y otorgar a cada uno lo suyo (summum ius, summa iniuria, habían comprendido los romanos: las sentencias del derecho extremado son la mayor injusticia). En el primer caso, el síntoma obsesivo intenta conciliar simbólicamente el ideal de pureza con el deseo –reprimido en nombre de ese ideal– de ocuparse placenteramente en ciertas suciedades: “el acto obsesivo es aparentemente un acto de defensa contra lo prohibido, pero podemos afirmar que no es en realidad sino la reproducción de lo prohibido”. En el segundo caso, la transacción se da entre las tendencias sádicas y los ideales de rectitud y de justicia que las mantienen alejadas de la conciencia.
Ambos ejemplos ilustran, de paso, un hecho que conviene señalar: al psicoanálisis le interesa la represión frustrada o inadecuada, aquella que no logra disolver el conflicto y que, por eso mismo, se ve obligada a persistir indefinidamente para mantenerlo encubierto, sin poder suprimir el displacer que produce. También vale la pena notar que para el psicoanálisis es algo más exacta la idea de que la represión se debe exclusivamente, o poco menos, a la intervención intimidatoria de personas severas y autoritarias, sobre todo en las etapas más tempranas de la vida. Freud siempre sostuvo que ninguna represión psíquica sería posible si no existiese en el hombre una represión originaria, es decir, un núcleo de representaciones que jamás han podido acceder a la conciencia y que, mediante complejas líneas asociativas, actúan como polo de atracción para posteriores materiales reprimidos.
La naturaleza y las causas de la represión originaria no estaban del todo claras para Freud. En “Inhibición, síntoma y angustia”, obra de importancia teórica que escribió en el umbral de sus setenta años, conjetura que la explicación de esa represión ha de ser de orden biológico: ciertos estímulos muy intensos en las primeras semanas de vida extrauterina del individuo darían lugar a situaciones que ofrecen algunas analogías con la del nacimiento, experimentada como separación, y que producen una reacción angustiosa. Pero habría que contar con factores pre-individuales, de la especie: algunos sucesos arcaicos actuarían como una sedimentación que es rememorada en los inicios de la vida del individuo en situaciones análogas a las de aquellos sucesos, de tal manera que “la herencia arcaica del hombre constituye el nódulo del inconsciente anímico”.
INCONSCIENTE, PRECONSCIENTE Y CONCIENCIA
“El análisis de distintas funciones (sueños, actos fallidos, chistes, formación de síntomas, etc.) llevó a Freud a la conclusión de que la psicología tiene que ocuparse de series completas de procesos –los procesos psíquicos–, “en sí tan incognoscibles como los de las otras ciencias, como los de la química o la física”, que son esencialmente inconscientes: “lo inconsciente es lo psíquico verdaderamente real: su naturaleza interna nos es tan desconocida como la realidad del mundo exterior y nos es dado por el testimonio de nuestra conciencia tan incompletamente como el mundo exterior por el de nuestros órganos sensoriales”.
Esta afirmación, a la que su autor atribuía un carácter filosófico, es la más radical de la teoría psicoanalítica. De por sí, todos los procesos psíquicos son inconscientes; algunos, sin acceder a la conciencia, se hacen sin embargo capaces de ser captados por ella y por eso conviene llamarlos preconscientes. De entre estos, algunos llegan a ser objeto de la conciencia, aunque siempre en forma muy transitoria. Freud veía en este modo de concebir la vida psíquica una especie de continuación del animismo primitivo que tendía a descubrir, más allá de la conciencia humana, procesos anímicos en todas las cosas. Pero, al mismo tiempo, veía una extensión de la teoría kantiana sobre la percepción externa: “del mismo modo que Kant nos invitó a no desatender la condicionalidad subjetiva de nuestra percepción y a no considerar nuestra percepción idéntica a lo percibido incognoscible, nos invita el psicoanálisis a no confundir la percepción de la conciencia con los procesos psíquicos inconscientes, objetos de la misma. Como lo físico, tampoco lo psíquico necesita ser en realidad como lo percibimos”.
Freud representó plásticamente esta concepción con varias imágenes sobre cuya riesgosa e inevitable imperfección advirtió a sus lectores. Todas ellas intentan ilustrar por comparación no tanto una teoría propiamente dicha, sino una construcción sobre sistemas o “lugares”, una tópica (del griego topos: lugar, localidad) menos apta para explicar algunos hechos que para ordenarlos y relacionarlos entre sí. Se figuró entonces la vida anímica como un aparato óptico (un microscopio, un telescopio): cada sistema psíquico podría ser representado por uno de los lugares ideales del aparato en los que se va constituyendo la imagen. Lugares ideales o virtuales, porque en ellos no se encuentra situado ningún espejo, ninguna lente, ningún elemento concreto. También usó esta comparación a la que juzgaba tan grosera como útil: el sistema de lo inconsciente es como una gran antesala en la que se mueven todas las tendencias psíquicas, como seres vivientes. Este espacio da a una habitación menos amplia, en la que se encuentra la conciencia. Una puerta comunica a las dos habitaciones; pero en el lugar de pasaje vigila un centinela que inspecciona a todas las tendencias, les impone su censura e impide el paso a las que le caen mal.
Freud pensó siempre el aparato psíquico –o “aparato del alma”– como realmente extenso. Un año antes de su muerte, escribió esta nota: “La espacialidad podría ser la proyección de la extensión del aparato psíquico. Ninguna otra deducción es verosímil. En vez de Kant, condiciones a priori de nuestro aparato psíquico. La psiquis es extensa, pero no lo sabe”. Sin embargo, dejó de lado, excepto en lo que se refiere a la función de la conciencia, todo intento de vincular los distintos lugares de su armazón ilustrativa con determinadas partes del cerebro. Esos lugares metafóricos de la vida psíquica son el sistema inconsciente, el sistema preconsciente y el sistema percepción-conciencia, o simplemente, conciencia.
El primero se constituye con la formación de núcleos de representaciones unidos a las pulsiones. Como ya se ha visto, algunos de esos núcleos tienen origen en una herencia arcaica; otros se forman por obra de las represiones posteriores que prevalentemente han tenido lugar en la infancia. Estas representaciones no están sujetas a la duda, ni se distinguen según grados de certeza; no se organizan cronológicamente –“se hallan en sí fuera del tiempo” –, cosa que bastaría para poner en discusión el principio kantiano de que el tiempo es una forma necesaria de nuestro pensamiento; se vinculan entre sí atendiendo sólo al principio del placer –cuya función regulativa es la de eludir todo displacer–, mediante dos tipos de procesos.
En uno de ellos, llamado por Freud desplazamiento, la intensidad psíquica de una idea o de una imagen se transita a otra que le está asociada y que cuenta con una intensidad menor. Tal proceso actúa por ejemplo en los sueños, haciendo que en el contenido manifiesto de los mismos (el sueño tal como se le aparece a quien lo sueña y lo relata), resalten claros e importantes algunos elementos que en el contenido latente (el conjunto de significados que pueden aparecer mediante el desciframiento psicoanalítico) son realmente accesorios, o a la inversa. El conocido chiste del marido que vende el diván al enterarse de que en ese mueble su mujer le fue infiel, corresponde, con el énfasis de una caricatura, al desplazamiento que se da también en las prácticas obsesivas desde el elemento auténtico e importante para el deseo a un sustitutivo absurdo en apariencia. De esta manera, el objeto al que se ha vinculado un sentimiento temido se hace representar por otro ante la conciencia mediante una distribución, estrafalaria en apariencia, de énfasis, de acentos.
El otro proceso es la condensación: una representación acoge en sí la intensidad psíquica de varias otras que tienen algún punto de contacto con ella. Eso explica, por ejemplo, la aparición de un sueño de un personaje o de un lugar que es, al mismo tiempo, la aparición en un sueño de un personaje o de un lugar que es, al mismo tiempo, varios y uno solo: alguien que es muy parecido a X, que usa una camisa como la que ayer llevaba Y, que hizo un gesto como el de Z cuando hace tal cosa; alguien que es X, Y y Z, pero que no es ninguno de ellos, sino que es A. Todo ello lleva a concluir que “las reglas decisivas de la lógica no rigen en el inconsciente, del que cabe afirmar que es el dominio de lo ilógico”, puesto que en él se llega a tratar como idénticos a elementos que son contradictorios.
Del sistema inconsciente se distingue notablemente el preconsciente, cuyos elementos no están sujetos a la condensación y al desplazamiento. A diferencia de las representaciones del sistema anterior, en el que “la imagen es la presentación de la cosa sola”, en éste las ideas e imágenes siempre están acompañadas por una representación verbal correspondiente. La conexión con la palabra no le asegura a una representación el acceso a la conciencia, pero se lo hace posible. Por eso Freud escribió que la represión consiste en negar a las imágenes e ideas la traducción en palabras.
La conciencia, “lejano efecto psíquico del proceso inconsciente”, es la función, fugaz y discontinua, del sistema percepción-conciencia. Freud no la describe porque “coincide con la conciencia de los filósofos y del habla cotidiana”: todo el mundo sabe lo que con esa palabra se quiere significar. Ella es a los actos psíquicos lo que la percepción de los sentidos es al mundo exterior. Dado que alcanza tanto percepciones de estímulos que proceden de ese mundo como sensaciones placenteras y desagradables de origen interno, Freud le atribuye una localización fronteriza, coincidiendo, en este punto, con la anatomía localizante que relaciona la conciencia con la corteza cerebral.
Además, sostiene la hipótesis de que la diferencia entre las ideas conscientes y las preconscientes reside en la modificación de las respectivas cargas de energía psíquica. El supuesto de que lo esencialmente psíquico es inconsciente no disminuye para Freud la importancia de la conciencia. Al contrario: ella “continúa siendo la luz que ilumina nuestro camino y nos lleva a través de la oscuridad de la vida mental. Como consecuencia del carácter especial de nuestros descubrimientos –escribe un año antes de su muerte–, nuestro trabajo científico en la psicología consistirá en traducir los procesos inconscientes en procesos conscientes, llenando así las lagunas de la percepción consciente”.
Ampliar los alcances de la conciencia es lo que se propone el psicoanálisis. Por ser la conciencia un hecho que se impone por sí mismo y por lo que ella significa para la vida, a Freud le resultaba asombroso que el conductismo pretendiera construir una psicología que la ignora, eludiendo así “el elemento más importante y oscuro de la investigación psicológica”.
15/05/2025 a las 1:58 PM
LA ARGENTINA POLÍTICA: ENFOQUES
El Sur en lucha contra el plan Disneylandia
Raúl Dellatorre
Página/12
15 de mayo de 2025
La Unión Obrera Metalúrgica (UOM) de Tierra del Fuego dispuso un paro total por tiempo indeterminado iniciado a las 12 horas de este miércoles, y que se extenderá «hasta alcanzar una resolución favorable al mantenimiento de la continuidad laboral» de los trabajadores de la industria electrónica de la provincia. La continuidad de la actividad quedó amenazada por la decisión del gobierno nacional de eliminar aranceles a la importación de celulares y rebajas en otros productos de la misma rama. Hubo diversas manifestaciones en rechazo a esas medidas y un repudio muy particular a declaraciones del ministro Federico Sturzenegger, quien se burló de los 6000 trabajadores amenazados de perder su empleo, señalando que Tierra del Fuego debería abandonar sus ambiciones industriales y «convertirse en un parque de diversiones de nivel mundial».
En un comunicado, el gremio explicó que la medida es una respuesta directa a los anuncios oficiales, que –según señalan– representan un fuerte impacto negativo en la estructura productiva local. «Defendemos la industria fueguina, los puestos de trabajo y el derecho soberano a continuar habitando esta provincia», expresó el Congreso de Delegados de la UOM.
Además del cese de actividades, el sindicato convocó a una movilización en el centro de Río Grande, en señal de protesta. Dicha ciudad es la que concentra la radicación de empresas industriales en la provincia. Son muy pocas las que tienen establecimiento productivo en Ushuaia, que es un centro principalmente turístico.
El vocero presidencial, Manuel Adorni, anunció el martes una reducción gradual (en dos etapas, hasta su total eliminación) de los aranceles a la importación de teléfonos celulares, indciando que con esa medida bajarían los precios al público de esos aparatos.
El ministro de Desregulación, Federico Sturzenegger, justificó este miércoles la medida afirmando que, aunque podría «reducir algunos empleos en la isla», pero a cambio habrá «un beneficio de productos más baratos para 47 millones de argentinos, lo que generará dinero extra en el bolsillo» que se volcará al consumo. El ex funcionario de los gobiernos de Fernando de la Rúa (2001) y Mauricio Macri (2016/2018) opinó que «ese gasto adicional creará mucho más empleo que los que se pierden, porque el ensamblaje es una actividad poco intensiva en el uso de mano de obra».
En su habitual estilo de formular argumentos sencillos que, en realidad, encubren falacias, Sturzenegger aseguró: «El régimen de promoción industrial instaurado en los años 70 impidió el desarrollo de otras potencialidades económicas de la región. Yo pienso que su efecto es devastador. Tierra del Fuego podría ser Nueva Zelandia. En realidad mucho más que Nueva Zelanda, porque es la puerta al destino turístico con mayor potencial del mundo que es la Antártida. Pero tiene de todo: navegación, trekking, glaciares, esquí en contratemporada. Debería ser un parque de diversiones mundial que reciba millones de turistas al año. En pocos años debería converger a niveles de ingreso europeos». ¿Y qué hacemos? Le degradamos el paisaje con galpones industriales».
El desconocimiento de Sturzenegger sobre Tierra del Fuego mereció el repudio, pero no las bromas que hubieran sido lo habitual, si no fuera por la dramática situación a la que somete a la población la brutal decisión del gobierno nacional. El centro turístico de la provincia, por ubicación geográfica e infraestructura, es Ushuaia. El punto de radicación de las plantas industriales es Río Grande, ubicada a 212 kilómetros atravesando las cadenas montañosas que cruzan la isla, ya que ambas ciudades están ubicadas en costas opuestas (Ushuaia al sur, Río Grande al noreste). Difícilmente se aprecien los galpones de Río Grande desde los puntos de circulación turística como para «degradar el paisaje».
Con mayor responsabilidad y compromiso con la población, le respondió el gobernador Gustavo Melella (ex intendente de Río Grande) a través de declaraciones por una emisora radial: «Sturzenegger es un tremendo atorrante. Si un ministro dice eso, es un atorrante o un ignorante. Les pido a los de su partido que le expliquen que no somos eso. ¿Tiene que haber una sola actividad productiva? No conocen la provincia».
Ya el mismo martes de los anuncios, Luis Galli, CEO de Newsan, una de las mayores empresas del sector en la provincia, había expresado que las medidas para abaratar la importación ponían en dudas la continuidad de la actividad industrial. «El empresario se adapta, según las circunstancias, fabricamos o importamos, según la economía argentina se abra o se cierre». Pero agregó: «El problema es toda esa gente que está trabajando, las consecuencias son para ellos. Y para la provincia, que van a ser muy altas: el 35% del Producto Bruto de la provincia de Ushuaia es la industria electrónica».
Melella agregó que la medida «es un golpe muy duro para la industria de Tierra del Fuego. Esta decisión responde al acuerdo con el FMI, que exige eliminar los beneficios a nuestra provincia». Mientras que la senadora fueguina Cristina López (PJ) advirtió, en declaraciones citadas por el medio local Tiempo Fueguino, que «lamotosierra de Milei pone en riesgo los empleos de la industria fueguina; esta medida va a provocar en Tierra del Fuego desempleo, desinversión y un devastador impacto social. Vamos a defender el trabajo fueguino. No vamos a permitir que destruyan nuestra industria. Detrás de cada fábrica en Tierra del Fuego hay una familia, un sueño y un futuro».
15/05/2025 a las 2:05 PM
LA ARGENTINA POLÍTICA: ENFOQUES
El teléfono rojo de «Nicky» Caputo
Leandro Renou
Página/12
15 de mayo de 2025
La decisión del Gobierno de Javier Milei de bajar a cero los aranceles para la importación de electrónica generó una crisis inédita y un coincidencia pocas veces vista: el gremio de la UOM dictó un paro por tiempo indeterminado, los empresarios se quejan de la medida y el Gobierno provincial y los habitantes de Tierra del Fuego -el polo donde se ensambla- están en alerta por lo que puede ser un daño letal a una industria que explica un tercio del PBI provincial.
Lo más curioso es lo que ocurre en el empresariado. Según confiaron a Página I12 diferentes fuentes de las 20 empresas grandes que comandan la fabricación, los ceos coinciden en que la medida fue «electoralista» y para «darle algunos votos a Adorni», el vocero del Presidente que será candidato en las legislativas porteñas, el próximo domingo. Esto a raíz de que el Gobierno vende que la libre importación podría redundar en una baja de precios al mercado interno. Una teoría que no se ha probado exitosa ni en Alimentos ni en Textiles.
Por otro lado, Nicolás «Nicky» Caputo, amigo de la vida de Mauricio Macri y dueño de uno de esos gigantes, Mirgor, se puso al frente de un lobby corporativo que busca incidir en la Resolución del Gobierno, que se publicará en unos días. «Es el que más enojado está por este intento de que se sumen unos votitos en la elección», admiten en su círculo íntimo. Intentarán los ceos, bajo su influencia, que se aminore el impacto de la apertura a las importaciones. «Nicky», relatan quienes lo conocen, es de la «familia» y tiene ascendencia en ellos. La referencia tiene que ver con que es primo del ministro Luis Caputo y tío de Santiago, el asesor estrella de Milei. De hecho, a comienzos del mandato libertario, cuando Milei pensaba en liquidar el régimen fueguino, los dos Caputo le salvaron el negocio a «Nicky» y bancaron que el Estado siga subsidiando la producción allí.
Algunos aseguran, de hecho, que a raíz de esos contactos de «Nicky», el Ejecutivo está pensando en darles una compensación extra a las empresas de la isla. Sería una medida centrada en la telefonía celular. Consistiría en una simplificación aduanera para que puedan vender celulares de la isla al territorio nacional sin que eso se compute como una exportación. La queja de los empresarios es que el sector telefonía movil es el más sensible porque de los 7000 trabajadores del polo productivo, la mitad están asignados al ensamble de móviles.
Esta medida sería la tercera de un paquete que ya tiene la importación directa a tasa cero de celulares terminados y la baja de los impuestos internos para favorecer a la industria local. El asunto, dicen, es si esto alcanza. Es que la decisión oficial le pone arancel bajo a los que importan partes, pero les pone arancel cero a los importadores que traen el celular terminado. Es decir, aún mejorándoles a los ceos de la isla la venta directa al continente, habría que sumar costos de logística y retail que harían muy dificil competir contra lo terminado que viene de afuera.
JUEGAN LOS GRANDES, LA UIA DUERMEA
El tema es un golpe político y económico en Tierra del Fuego, y el Gobernador Gustavo Melella está en diálogo constante con el gremio y los empresarios para encontrarle una solución. La gravedad del asunto se percibe, además, en la exposición pública que tienen «Nicky» y otro de los grandes, Rubén Cherñajovsky, el dueño de Newsan. Mirgor, que hace unos meses se asoció a la Unión Industrial Argentina (UIA) para buscar un apoyo de lobby ante un Gobierno que desprecia a las fábricas, encontró a la entidad que hoy conduce Martín Rappallini en una especie de limbo que parece haberles sedado la reacción ante el golpe de Milei a la industria en la isla. Como la UIA no se expuso ante esta posible catástrofe, jugó «Nicky».
El Grupo Mirgor, que fabrica celulares de Samsung en Tierra del Fuego, señaló en declaraciones a la prensa que «nos preocupa el impacto social y laboral que pudiera derivarse de las nuevas condiciones». Y afirmaron que están aguardando los detalles «para evaluar su impacto en el negocio». Agregaron que, de todos modos, «el Grupo ha mantenido siempre una constante actitud de competitividad y productividad en todos sus negocios».
En esa misma línea, Cherñajovsky puso a jugar a su alfil de mayor confianza. Luis Galli, el gerente de Newsan, expresó en el Foro económico del IAEF que «con la baja de derechos que se anunció, es muy dificil que se pueda seguir produciendo celulares en Argentina. Detrás de eso hay consecuencias en la gente». Galli está a cargo de una firma con 11 mil empleados en todo el país, 1000 de los cuales están en la isla fabricando móviles. Vale decir que, además de Newsan, hay en la isla otras firmas que se dedican al rubro celulares, entre ella Radio Victoria, Electrofueguina y Solnick.
15/05/2025 a las 2:25 PM
LA ARGENTINA POLÍTICA: ENFOQUES
El conservadurismo progresista
Claudio Scaletta
El Destape
16/5/025
El tema de fondo en el debate político, más allá de la rosca sempiterna, es hoy la construcción de una alternativa ganadora. Algunos cartesianos, esos que imaginan que la lucha política empieza por la lucha teórica, creen que el punto de partida es la formulación de un programa que aglutine a las distintas facciones en pos de una causa común lo más determinada posible. El Frente de Todos, por ejemplo, habría fracasado por esta razón, por no tener un programa unificador, una hoja de ruta. Los más pragmáticos, en cambio, creen que funciona al revés, que los programas no se elaboran en el aire, sino que el primer paso es la construcción de un liderazgo, secuencia en la que el programa vendría después. Una síntesis sin compromiso indica que sin duda alguna hacen falta las dos cosas, programa y liderazgo. Bajo esta óptica, el del Frente de Todos fue el peor de los mundos: no tuvo ni programa, ni liderazgo.
Pero regresemos al principio, a la construcción de una alternativa y de su programa, que es eso lo que “está en el aire”. La sola idea entraña un paso previo, la famosa autocrítica, poner la lupa no sólo sobre lo que se hizo mal para no repetirlo, sino también sobre lo que directamente no se hizo. Aquí también hay varios libretos. Uno dice que la autocrítica le corresponde solo a la clase política que tuvo responsabilidades de gobierno. Otro cree que la construcción del discurso político es bastante más amplia y llega a todos los participantes, directos e indirectos, de una determinada corriente de pensamiento. Según esta última perspectiva la autocrítica debe hacérsela, por ejemplo, todo el peronismo. O dicho de manera más amplia, todo el campo nacional y popular, que, en el actual contexto, y mal que le pese a los fundamentalistas, es el campo progresista.
Hace falta aclarar que el progresismo es una corriente mucho más amplia que ese liberalismo buenista-woke al que pretende reducirlo la derecha peronista en su crítica a la izquierda peronista. Hoy, cuando desde el vértice superior del poder se dice que la justicia social es una aberración o que los trabajadores explotan a los capitalistas, las tres banderas históricas del peronismo son propuestas ultraprogresistas. Dicho de otra manera, más allá de los matices y diferencias de detalle, estar del lado del campo nacional y popular supone ser progresista.
Y juntar las palabras autocrítica y progresismo es en principio complejo. Algunas medidas recientes del actual gobierno ponen en evidencia la naturaleza del problema. Entre las más ruidosas destacó la disminución de aranceles para celulares y un conjunto de artículos de electrónica anunciados esta semana. Como se sabe la electrónica local se “produce” mayoritariamente en la isla de Tierra del Fuego. El paraguas fiscal es un régimen de promoción que ya acumula medio siglo de existencia.
No nos extenderemos aquí, pero el objetivo del régimen fue poblar la isla por razones geopolíticas, y de paso desarrollar un sector productivo de vanguardia. Lo primero se consiguió, lo segundo no. Los celulares fueguinos, por ejemplo, son kits importados que se ensamblan en la isla y, con el valor agregado del empaque, se venden localmente a un precio que, en promedio, duplica a los del resto del mundo, incluidos otros países de la región. Los dueños de las ensambladoras fueguinas son personas riquísimas cuyos yates fastuosos aparecen en las revistas de la farándula. El costo social, no solo económico, es que todos los argentinos que no viajan al exterior pagan, literalmente, la electrónica más cara del mundo. Súmese además que, en muchos casos, como por ejemplo celulares y notebooks, no se trata solo de bienes de consumo, sino también de bienes de capital, de herramientas de trabajo, cuyos mayores costos se trasladan hacia el consumidor en la cadena productiva. Pero el dato central es que, después de medio siglo, el sector sigue siendo dependiente de la continuidad de la promoción, es decir: no se desarrolló.
No es ser un “neoliberal derechista” favorable a la instalación de bases estadounidenses para el dominio antártico señalar estas disonancias económicas. Cualquier gobierno nacional-popular serio debió corregir estas irracionalidades, no mirar para otro lado porque era más cómodo o porque sucumbía al lobby. Ahora los fueguinos se quejarán de que la baja de aranceles destruirá puestos de trabajo, pero hasta ayer nomás no sólo no buscaron diversificar su producción, sino que hasta se dieron el lujo de prohibir actividades económicas, como fue el caso de la salmonicultura. Las señales económicas distorsionadas también provocan estos efectos.
Algo similar, aunque menos escandaloso, ocurre en el sector textil. También aquí la protección arancelaria se traduce en indumentaria más cara que en el resto del mundo, por más estudios de sobrecostos en shoppings e impuestos que se financien. Y no hablamos de pequeñas diferencias porcentuales sobre un precio, sino de valores que directamente multiplican a los precios de otros países. En una defensa muy particular del industrialismo, los gobiernos nacional-populares también miraron para otro lado en este rubro. De nuevo, la teoría de la industria naciente tampoco es superchería neoliberal. La promoción sectorial supone un costo social que debería tener contraprestación.
La ideología antiproducción y el prohibicionismo proliferaron en muchas regiones. Chubut y Mendoza también se dieron el lujo de prohibir actividades como la minería, lo que pone en primer plano el desastre de la Constitución de 1994 que, en nombre del federalismo, afectó seriamente la capacidad del Estado nacional para impulsar políticas sectoriales. Es probable que una de las razones por la que la minería no avanzó en el país sea también porque nunca se le dio la debida relevancia. Durante mucho tiempo se creyó que bastaba con los dólares del agro. Ya no, y es un problema, porque en el caso en que se concreten las inversiones mil millonarias en dólares que demanda la producción minera, pasarán muchos hasta que se comience a exportar.
Otro caso de análisis de medidas de recientes es la política migratoria. No es ser “antiinmigrante” proponer que a las personas con antecedentes penales se les dificulte tramitar la ciudadanía, o que quien delinque sea deportado. No es algo diferente a lo que hacen el resto de los países. Tampoco parece un escándalo proponer que la inversión en educación y salud pública solventada con recursos de los contribuyentes nacionales no se le regale a quienes no contribuyen en el territorio. No hace falta ver estadísticas, es conceptual frente a la restricción presupuestaria de un Estado cada vez más pobre. No es importar “odio”, es un mínimo de racionalidad económica y lo que hacen la mayoría de los países.
Tampoco es ser “antitrabajador” criticar, por ejemplo, los paros en servicios públicos como la educación básica, desfinanciada y en perpetua decadencia desde que se transfirió a las provincias.
Los ejemplos de sobrecostos pagados por los consumidores y sobre señales económicas distorsionadas podrían seguir. El análisis de cada uno de los casos citados podría profundizarse. Otros ejemplos no citados esta vez, como el discurso antiempresario, el problema de las tarifas, el ninguneo del déficit fiscal y de la inflación, sí fueron largamente tratados en este espacio.
Lo que se quiere señalar es que los gobiernos nacional-populares, contra lo que debería haber sido su esencia progresista, fueron muy conservadores en casi todas estas dimensiones, lo que se tradujo en falta de respuestas para muchos problemas fundamentales y en la consecuente deslegitimación social del espacio. Este conservadurismo prejuicioso e impotente fue lo que provocó una suerte de horror al vacío y el arribo de un gobierno de ultraderecha que hoy resuelve los problemas a su manera.
15/05/2025 a las 2:30 PM
LA ARGENTINA POLÍTICA: ENFOQUES
El gobierno festeja una inflación del 2,8% porque ancla los salarios por debajo
Marcelo Mache
Prensa Obrera
15/5/025
El presidente Javier Milei festejó por la red social X (ex Twitter) que el promedio del a inflación del mes de abril se ubicara en un elevado 2,8%, lejos de cualquier pretensión de afirmar que los precios se encuentran “controlados” y en medio de una política de ajuste que hace estragos sobre los salarios e ingresos populares.
El Índice de Precios al Consumo que mide el Indec viene arrojando un promedio de aumento acumulado en el año del 11,6%, frente a una política de techo salarial a las paritarias del 1% mensual, lo que a simple vista da cuenta de que este gobierno aspira a liquidar el poder adquisitivo de los trabajadores.
A su vez, la inflación núcleo –que no contempla factores estacionales y regulados- se mantuvo en un elevado 3,2%, dando cuenta de una persistencia de la tendencia inflacionaria.
Este 2,8% en abril se ubica por encima del 2,2% de enero y el 2,4% de febrero, e incluso supera todos los promedios mensuales desde el 3,5% de septiembre del 2024 hasta la fecha, con excepción del pasado mes de marzo, cuando ascendió a 3,7%. Entonces ¿qué celebra Milei?
El gobierno intenta vender el relato de una inflación controlada, cuando su política servil al FMI y la bicicleta financiera de Caputo son las principales causas de la disparada de precios.
Según el propio informe del Indec “la división que registró la mayor incidencia en todas las regiones fue Alimentos y bebidas no alcohólicas (2,9%), por los aumentos en Carnes y derivados, Leche, productos lácteos y huevos y Pan y cereales”, es decir que los precios golpean con más fuerza sobre las familias trabajadoras.
Cabe agregar que la medición actual del Indec se encuentra desactualizada y no refleja la real canasta de consumos de la población -algo reconocido por el gobierno-, donde actualmente cobran peso los servicios y la vivienda. Los alquileres aumentaron un 26,6% en lo que va del 2025 en el Gran Buenos Aires y llegan hasta el 50% en algunas regiones del país, como la Patagonia.
Para fin de año se prevé un fuerte tarifazo, luego de las elecciones, con un esquema atado al dólar y una devaluación que se prepara con al contradicciones económicas del gobierno.
Esto se da en el mismo contexto donde el gobierno golpea las paritarias, promoviendo el desconocimiento de acuerdos salariales, como el de Comercio (1,9% de aumento), que incluso se ubican por debajo de la inflación promedio.
El ministro de Economía Luis “Toto” Caputo también celebró que la inflación interanual sería la más baja en los últimos cuatro años, soslayando el hecho que el punto de partida inmediato de comparación es el generado con la disparada inflacionaria provocada por Milei ni bien asumido, con un salto devaluatorio e inflacionario que arrasaron con los salarios e ingresos populares.
Milei festeja que los salarios aumenten por detrás de los precios, favoreciendo así a los capitalistas y las patronales que ajustan sobre los salarios; misma indicación que dio el Ejecutivo nacional con los aumentos de miseria, del orden del 1%, para la actualización del salario mínimo, en sintonía con las pretensiones patronales.
El gobierno no tiene nada para festejar, cuando aún no puede controlar las principales variables económicas del país, incluso a pesar de los fondos frescos provenientes del FMI. Su carta para “bajar la inflación” es que los trabajadores no consuman debido a la pérdida de los salarios, algo que empieza a encontrar resistencia en el movimiento obrero y que extiende un malestar social profundo con el gobierno del ajuste, y la intervención en el mercado de cambios para pisar el dólar, fugando reservas y postergando una devaluación que vendría con un nuevo salto de precios.
Debemos derrotar esta política antiobrera que plantea avanzar con más medidas contra los trabajadores, como una nueva reforma laboral y otra previsional. Hay que echar a Milei con la movilización popular y la acción de los trabajadores, para recomponer los salarios y priorizar las necesidades sociales insatisfechas de los trabajadores.