Por Luis Américo Illuminati.-

Maliciosamente se ha montado una furibunda, truculenta, mendaz y gigantesca campaña contra el candidato de LLA Javier Milei. Siguiendo el proverbio evangélico: «Mirar la paja en el ojo del otro y no la tremenda viga propia», atacan a Milei por los cuatro costados. Lo critica, lo denuesta, se le burla y le hace «bullying» la caterva kirchnerista, la runfla farandulesca de seudoartistas de la máscara y el antifaz, los cómplices, vividores, vagos y parásitos del Estado interesados, proclives y deseosos de que siga desgobernando en la Argentina el gólem o leviatán K con Gran Madre como cabecilla de la sociedad de los mil demonios. Una mujer vil, rencorosa y dominante que se haya moralmente en las antípodas de las grandes heroínas y bienhechoras de la humanidad y de la Historia Argentina. El cretinismo, escuela por ella fundada es la síntesis de todos los vicios capitales en desmedro y desplazamiento de las virtudes cardinales. Cual Circe convirtiendo en cerdos a los compañeros de Ulises o la Medusa o Gorgona petrificando con la mirada a todo aquel que se le oponga. No hay rincón, sitio y lugar de la Argentina donde no se halle naturalizada la maldita droga, se ha extendido su venta y consumo hasta en las escuelas, donde es normal que los alumnos formen patotas que golpean a sus compañeros hasta dejarlos en coma (caso Lázaro de 13 años atacado por lobos de 15 años en la plaza Jerónimo del Barco de Alta Córdoba). Los de abajo son la crápula, la lacra, la hez de la sociedad, motochorros, presos, pandilleros, piqueteros, cortacalles y demás zombis. Arriba de éstos están los socios del régimen ladrimontonero y demagógico, cómplices del plan siniestro de demoler la Patria. Entrevistado el Chivo Rossi -Comodín K que sirve para cualquier tropelía- por Tenembaum confesó impúdicamente que si fuera presidente de la Nación no dudaría en indultar a Cristina. Un buen súbdito de la maldad personificada. Un tipo capaz de justificar a Caín o al «Pibe Cabeza». Nunca como ahora el peronismo tuvo un candidato cuyo apellido es connotativo de ilusionista de la masa (turba), prestidigitador y gran encantador de serpientes. El oficialismo K difama y agravia a Milei tildándolo de «loco» (demente), tal como en un libro-folleto titulado «El loco» redactado por cierto periodista de la Revista «Noticias» -además de los improperios del pasquín oficialista Página 12 y el canalete T5N- citando anécdotas sobredimensionadas y tendenciosas, historias que no son otra cosa que chismes de comadrejas de barrio, un ejercicio del cotilleo sobre su pasado, costumbres y hábitos que a sus enemigos y adversarios les da un prurito hipócrita. Tal folleto es una patochada comparado con el libro «Massa confidencial» de Christian Sanz, en cuyas páginas el autor desgrana en detalle las fechorías del candidato de «Unión por la Patria», segundo caballo de Troya de Cretina (el anterior fue Alberto).

No advierten ni entienden ni les cabe en sus cerebros, mitad estopa y mitad caca, que Milei es un «Orejano» (animal sin la marca de propiedad que se coloca al ganado en la Yerra), Milei es una «raris avis in terra», un «patito feo» pero no es un outsider ni un francotirador. Milei -guste o no guste- es un remero contracorriente, un individuo «políticamente incorrecto» que desnuda la «corrección farisaica» del kirchnerismo. El bullying a fondo a Milei y las flores -de plástico- para Massa. Cuando los impolutos funcionarios y funcionarias K que presumen de «perfectos» critican y se mofan de Milei porque le molestan y le alteran (sostienen) los ruidos y «las toses» en grupo, hay que poner de relieve dos aspectos fundamentales. Lo primero es que una cosa es toser o estornudar como algo espontáneo, otra cosa es toser intencional y deliberadamente como señal o signo para indicar algo y otra cosa es toser para molestar, desconcentrar al que habla o expone, este caso es una actitud maliciosa, es lisa y llanamente «bullying».

No se puede afirmar infundada y gratuitamente que quien se enoja, molesta o irrita por tales causas es un inadaptado, un desequilibrado o un loco. Por caso, el gran compositor Jorge Federico Handel (1685-1759), elogiado, aplaudido y admirado en la corte del rey británico Jorge I, «a diferencia de otros músicos de aquellos sumisos tiempos, Handel nunca contuvo ante los ricos y poderosos sus brotes de impaciencia y no se abstuvo de echar pestes cuando las damas de la corte del Príncipe de Gales se permitían parlotear mientras dirigía la orquesta» (Colección «Los Grandes Maestros y su Música», Selecciones del Readers Digest, Roberto Littell, 1961).

Paralelo a la sucia campaña del poderoso aparato kirchnerista, en el debate del domingo pasado Massa copió y utilizó las mismas triquiñuelas y chicanas que Lula Da Silva usó contra Bolsonaro. Así nunca saldrá a la luz la verdad. El rabulismo siempre es sinónimo de avenegrismo.

Reiteramos una vez más que nos repugna ver la «Campaña del Miedo» montada por el kirchnerismo para prevenir de los peligros de votar a Milei y la salvación de la «patria K» si dan el voto al «Papá Noel de la democracia» Sergio Massa. Algunos comedidos, con o sin salario, recitan un párrafo teatral en el subte o en el ómnibus o declaman un patético comercial en los medios para anunciar que vuelve la dictadura si gana Milei, son viles caranchos o agentes al servicio de una ideología que ha degenerado en un gólem o leviatán escatológico.

La infame colaboración de un sector de la farándula -seudo artistas- apoyando a la demagogia K es prueba de su proximidad y afinidad con la indignidad y la impostura. Son pregoneros del circo de la Gorgona, nunca serán héroes, siempre serán «caretas» de la farsa y el sainete barato. Son parte de la comparsa de los orates, libertinos y bufones de «la Corte de los Milagros» que confirman que cuando la farándula de los faunos sale a predicar a favor de los corruptos es porque no son otra cosa más que cómplices de ellos, son parte de la caterva, de la indigna runfla; en resumen, estos «pregoneros» del mundo al revés son la expresión del peor tartufismo chauvinista que tiene a la máscara y el antifaz como símbolo y esencia del fin que los mueve: la oposición a la verdad, a la luz, en definitiva, la vana e insensata lucha contra Dios.

No se interprete que yo digo que Milei sea perfecto, pero no ha cometido fechorías ni ha sido condenado por tribunal alguno, en cambio a Cretina todo le perdonan, incluso vender y rematar la Nación o celebrar pactos con los talibanes o los iraníes, Maduro, los falsos mapuches o quien sea si tiene la bandera negra con la calavera y los dos huesos cruzados.

Para los argentinos que tienen el dilema de si votar a Massa o Milei, reiteramos lo dicho anteriormente sobre la notable diferencia entrambos. Uno es parte de la ruina de la Argentina e integrante de la mafia K y el otro aún no hizo nada y todavía no ha victimizado a nadie (Milei). «Elemental Watson», diría Sherlock Holmes. Una cosa es la prueba de los hechos consumados (Massa) y otra cosa distinta es lo discursivo que aún no es praxis (Milei).

Y para los pregoneros de la inicua «Campaña del Miedo» montada contra Milei que el kirchnerismo usa como capcioso «caballito de batalla» (no tienen otro argumento), anunciando que si gana el candidato de LLA vuelve la dictadura y la supresión de derechos, le respondemos que desde el vamos el kirchnerismo tuvo vínculos ideológicos con los montoneros y sicarios Firmenich, Vaca Narvaja y demás verdugos implacables que se constituyeron en «Heraldos de la Justicia» para asesinar a mansalva en los setenta a opositores y a miembros de las Fuerzas Armadas y de Seguridad, arrogándose en nombre del pueblo -que fue un convidado de piedra- y la justicia, el derecho antinatural de consumar cobardes e ignominiosos crímenes, una herida abierta que no cerrará mientras la memoria y la verdad no sean restablecidas.

A todos esos «señores» habría que decirles lo mismo que un viejo militar francés, le dijo a un intelectual comunista: «Estoy cansado, como los viejos caballeros que nunca se amedrentaron ante las luchas de su tiempo, de tener que recibir sin tregua lecciones de eficacia por parte de censores que nunca hicieron otra cosa más que sentarse sobre mullidos edredones y justificar sus culpas.»

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