Por Luis Américo Illuminati.-

«El nacimiento de un hombre nuevo» es una gran escultura situada en el Parque de San Jerónimo, del barrio del mismo nombre de Sevilla (Andalucía, España), conocida popularmente como «El huevo de Colón». Chistosos abstenerse pues es mejor que hacer un chiste de mal gusto, saber la leyenda de la apuesta que hizo Colón a sus adversarios sabelotodo con un huevo de gallina y la ganó. Durante una cena con la nobleza española, Colón después de volver triunfante a España luego de su primer viaje a América, los nobles sentados a la mesa quisieron restarle mérito a su hazaña diciéndole que, si él no hubiera descubierto esas tierras, otro navegante lo hubiera hecho; entonces Colón les apostó a que ninguno de los presentes sería capaz de poner un huevo de pie. Después de intentarlo todos sin éxito, Colón consiguió ponerlo en pie golpeándolo suavemente y rompiéndolo un poco. Así les hizo ver que lo que parece fácil no lo es sino después de que otro lo demuestra primero que todos. De ahí que el huevo de Colón devino en una metáfora que se aplica a todo aquello que parece imposible o dificultoso hasta que alguien demuestra que no lo es.

El terraplanismo ideológico

¿La Tierra plana o la Tierra redonda? ¿La Historia Universal, según la concepción de Vico o de Marx? De igual modo, los contemporáneos de Colón creían que la tierra era plana. Hoy día una idea análoga ha tomado cuerpo como una tendencia reaccionaria y revulsiva contra la fiel tradición de la historia transmitida y plasmada en crónicas y documentos irrefragables de la época. Dicha corriente la prefiguró Carlos Marx con su concepto equivocado del materialismo histórico y su teoría distorsionada de la lucha de clases. Es por ello que no comulgo con la «leyenda negra» que pretende mancillar la memoria del Descubridor de América; que hubo abusos de los conquistadores, los hubo -como en todas las épocas del devenir histórico de la humanidad- pero no con la saña que algunos historiadores tergiversan los hechos.

Contrafácticamente se puede especular que América tal vez habría sido más feliz si no hubiera sido descubierta por Colón o cualquier otro, pero no lo sabemos porque la vida humana no es un algoritmo o un silogismo; antes bien, es una hazaña impredecible, inefable, una evolución o involución, según predomine en el mundo la armonía (amor) o entropía (odio), esto último es lo que hoy está sucediendo en la Argentina y en el resto del planeta.

Vivimos en la Argentina, un país donde la mitad son unos sinvergüenzas hdp y la otra mitad oscila entre la gallina y la oveja, gente mediocre a los que Hegel les llamaba irónicamente “almas bellas” (timoratas); juzgan, pero no actúan, seres que esperan inútilmente a Godot, como en la obra teatral de Samuel Beckett. La pequeña porción de ciudadanos espartanos y dignos como el Dr. Favaloro y otros, sólo Dios sabe dónde se encuentran. ¿Dónde quedaron las virtudes cardinales que hoy parecen canceladas o prohibidas?

Las virtudes cardinales, las propiamente éticas, hacen mejor persona a quien las practica. Sin embargo, cada vez notamos más su alejamiento de la vida humana. La desaparición de las virtudes cardinales en todos los campos y esferas culturales, sobre todo, la reflexión filosófica, es paralela a la crisis de la moral: una crisis que no sólo es especulativa, sino que ha llevado a considerar la moral en términos de prohibición y negación del placer de vivir. Las virtudes cardinales descansan sobre dos grandes columnas que sostienen el edificio del pensamiento ético: el fin y los medios. Si los medios para alcanzar un fin loable son malos, tenemos un problema, un conflicto grave. El fin se debe alcanzar sólo mediante el trabajo, la fe, la paciencia y la templanza, virtudes cardinales.

Conclusión

La consunción es un fenómeno físico que ataca el organismo del hombre, enfermedad que también se da en el plano moral e intelectual del individuo y cuyos efectos afectan su ecuánime visión de la vida y la recta interpretación de los conflictos humanos. El concepto implica el deterioro físico progresivo de una persona o animal, acompañado de una pérdida visible de peso y vitalidad hasta llegar a su extinción; análogamente sucede con la sociedad en su conjunto, por los motivos puntuales que hemos señalado sobre los fines y los medios.

«La política tiene los mismos principios de razón de todas las artes, de todas las ciencias, de todo lo que es fruto de la inteligencia humana. Una inteligencia que razona mal en los asuntos de la vida debe razonar aún peor en política, la cual no es más que un gran asunto de un pueblo. Los hombres incultos, ligeros, superficiales, tienen grandes probabilidades de desbarrar en política, como en todo. Los sabios, los hombres de ingenio y de experiencia tienen, por el contrario, mayor derecho de saber, de juzgar, de decidir. Ya veis cómo el huevo de Colón vuelve a presentársenos. ¿No son estas cosas claras como el sol, sencillísimas que un niño puede comprender y que sólo las pasiones pueden hacernos olvidar? Si ahora me pedís aún una definición de la política, me enfado y me callo…» (Mantegazza: «Orden y libertad»)

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