Por Carlos Marcelo Pintos.-

Varios analistas políticos, desconcertados por el avance inesperado y vertiginoso del fenómeno Milei, abandonando los preconceptos añejos de la política y subvirtiendo las teorías del marketing político hasta ahora formuladas, consideran que se viene un tsunami electoral, un verdadero reseteo social, cultural, político y económico como nadie jamás lo imaginó.

Cuarenta años de democracia con más fracasos que aciertos, han derivado en la aparición de un líder totalmente disruptivo. Un líder que anuncia romper con el pasado, ese pasado que nos ha atado a la decadencia institucional, social, económica, incluso moral.

Ya nadie, de la clase -o casta, se podría decir- política argentina puede disimular su nerviosismo, sus temores a los cambios que se vienen, en especial si Javier Milei ganara en primera vuelta (lo que, a opinión de muchos analistas es altamente probable), considerando que después del 22 de octubre nada será igual (asimismo, si ganara en noviembre).

Lo confesó Emilio Monzó -que de política y rosca la sabe lunga-: “Si gana Milei, se rompen Juntos por el Cambio, el peronismo y todo lo que conocemos”.

Y las voces y los temores corren como regadero de pólvora a lo largo y a lo ancho del país. Y no importa si La Libertad Avanza tiene legisladores suficientes o carece de gobernadores e intendentes en el territorio nacional. Ya ni se discute. Sólo se teme.

El oficialismo saliendo a “regalar” dinero, autos, motos, bicicletas, electrodomésticos, IVA, chapas y alpargatas… Juntos por el Cambio, retomando el discurso antikirchnerista y enfatizando que cuenta con la experiencia, con equipos, con legisladores y gobernadores e intendentes…

Nada de todo eso importa a una sociedad que ha sufrido los discursos tales como que con la democracia “se come, se cura y se educa”, ha atravesado hiperinflaciones, ha confiado en la “revolución productiva” y el “salariazo”; ha padecido el “plan bonex”, los “corralito y corralón”, la descarada corrupción de los últimos 20 años y la ignominia de ser un país rico lleno de pobres.

Sin dudas, nuestra nación va a enfrentar una reconfiguración monumental a partir de la presidencia de Milei. Sus propuestas no son nada extrañas, sí son ajenas a las prácticas de los últimos cien años. Todo lo propuesto -ver la plataforma- es mucho de lo que las naciones prósperas occidentales llevan a cabo o han sido eficaces en situaciones coyunturales como las que atraviesa Argentina.

Muchos tendremos que ir acomodándonos a los cambios que se vienen, cambios que para muchos son inesperados, incómodos o indeseados. Pero el cambio se viene, y cuanto más predispuestos estemos, mejor nos va a ir a todos.

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