Por Roberto Fernández Blanco.-

En su reciente discurso, un importante miembro de Poder Ciudadano dijo: “fortalecer a las instituciones apoyando a quienes nos gobiernan”.

Gobernar significa comandar, conducir, manejar, dirigir, con lo cual estaba diciendo que “necesita ser gobernado, comandado y conducido”, muy lejos de lo que corresponde a una comunidad de seres libres y productivos.

La pregunta y reflexión que debería hacerse es ¿para qué designamos mandatarios? ¿Para qué hemos instaurado las instituciones “subsidiarias” del Estado? ¿Para ser comandados y conducidos como manada?

Nos los ciudadanos, los que producimos la riqueza en paz, respeto, armonía y libertad, nos el soberano, el pueblo soberano, el pueblo mandante, la Autoridad Suprema, el Poder Ciudadano, empleamos funcionarios mandatarios a sueldo, no para que nos conduzcan sino para administrar los componentes comunes que hacen al más óptimo funcionamiento social dentro de las limitadas atribuciones que el pueblo soberano ha delegado en las instituciones administrativas subsidiarias del Estado sin serles permitido rebasarlas, pero que -como venimos sufriendo desde más de un siglo- lamentablemente rebasan desde el momento que nos entregamos complacientes a la deriva autoritaria de nuestros empleados funcionarios, esto es, “de quienes nos gobiernan”.

Pobre opinión de un miembro de Poder Ciudadano, una tremenda contradicción con lo que da a entender su denominación: ¿Poder Ciudadano?

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