Por Hernán Andrés Kruse.-

El domingo 13 de agosto el mensaje de las urnas causó sorpresa y estupor: Javier Milei, candidato presidencial por la Libertad Avanza, había obtenido un resonante triunfo, relegando al segundo y tercer lugares a Patricia Bullrich (Juntos por el Cambio) y Sergio Massa (Unión por la Patria), respectivamente. Dos meses más tarde, el domingo 22 de octubre, el mensaje de las urnas causó nuevamente sorpresa y estupor: Sergio Massa ganó con holgura, aventajando por 7 puntos a Javier Milei, quien obtuvo el segundo lugar lo que lo habilita a disputar el ballottage con el tigrense. Para medir la magnitud de lo que aconteció este domingo nada mejor que efectuar una comparación entre la cantidad de votos que obtuvieron Massa, Milei y Bullrich en las PASO con la cantidad de votos que obtuvieron en la primera vuelta.

El 13 de agosto Sergio Massa obtuvo el 27,28% de los votos. Ello significa que fue votado por 6.719.042 ciudadanos. El 22 de octubre, el tigrense obtuvo el 36,68% de los votos. Ello significa que fue votado por 9.645.983 ciudadanos. En consecuencia, Sergio Massa logró que 2.926.941 ciudadanos que no lo habían votado en las PASO lo hicieran por él este domingo. El 13 de agosto Javier Milei obtuvo el 29,86% de los votos. Ello significa que fue votado por 7.352.244 ciudadanos. El 22 de octubre, el libertario obtuvo el 29, 98% de los votos. Ello significa que fue votado por 7.889.336 ciudadanos. En consecuencia, Javier Milei logró que 537.092 ciudadanos que no lo habían votado en las PASO lo hicieran por él este domingo. El 13 de agosto Patricia Bullrich obtuvo el 28% de los votos. Ello significa que fue votada por 6.895.941 ciudadanos. El 22 de octubre, “Pato” obtuvo el 23,83% de los votos. Ello significa que fue votada por 6.267.152 ciudadanos. En consecuencia, la ex ministra de Fernando de la Rúa y Mauricio Macri logró que 628.789 ciudadanos que la habían votado en las PASO, en esta oportunidad le retiraran su apoyo.

Los números son harto elocuentes. La performance electoral de Sergio Massa fue sencillamente extraordinaria. En dos meses logró lo que emergía como una misión imposible: convencer al poderoso aparato del PJ que lo apoye sin dudar. Lo consiguió. El tigrense cosechó relevantes apoyos en todo el norte del país y fundamentalmente en la gigantesca provincia de Buenos Aires, cuya candidatura se vio favorecida por las excelentes performances de Axel Kicillof y de varios barones del conurbano, entre quienes se destacó Fernando Espinoza, el hombre fuerte de La Matanza. Como lo destacaron varios analistas políticos en esta oportunidad prácticamente no hubo corte de boletas, lo que demuestra que, a diferencia de lo que sucedió en las PASO, en la primera vuelta electoral la “nomenklatura” del peronismo tomó la decisión de jugar fuerte en beneficio de Massa.

Javier Milei no logró superar las expectativas que había generado luego de su resonante triunfo en las PASO. Personalmente estaba convencido de que el libertario ganaría en primera vuelta. Tan seguro estaba que El Informador Público tuvo la gentileza de publicarme un artículo titulado “El 22 de octubre tendremos nuevo presidente: Javier Milei” pocos días después de celebradas las primarias. En dos meses no logró mover el amperímetro, como se expresa coloquialmente. Por su parte, Patricia Bullrich hizo una paupérrima elección ya que cosechó un menor número de votos en comparación con las PASO.

Sergio Massa fue, qué duda cabe, el gran ganador de las elecciones. Evidentemente su estrategia desplegada para conquistar el corazón de los peronistas que no lo habían votado en las PASO dio sus frutos. El denostado “plan platita” y otras medidas demagógicas de esa índole terminaron torciendo la balanza en favor del tigrense. Además, desplegó una aceitada y bien pensada estrategia basada en el miedo a Milei, a ese cipayo que le rinde pleitesía a la república imperial, a esa reencarnación de Carlos Menem que, si llegara al poder, no dudaría un segundo en cercenar todos y cada uno de los derechos obtenidos por los trabajadores en las últimas décadas. Pues bien, el mensaje de las urnas fue claro y contundente: cerca de 10 millones de ciudadanos le creyeron a Massa. Esa marea humana no hizo más que ignorar flagelos como la inflación, la inseguridad y la corrupción. El escándalo protagonizado por Martín Insaurralde, por ejemplo, que en democracias serias hubiera provocado una severa crisis institucional, pasó completamente inadvertido.

Javier Milei no obtuvo el resultado que esperaba. Estoy seguro que en la intimidad estaba muy confiado en lograr el triunfo en primera vuelta. Debió conformarse con salir segundo, lo que de por sí constituye una hazaña ya que, no debemos olvidar, hasta hace no más de tres años era un ilustre desconocido, sin antecedentes políticos y partidarios. Hoy se da el lujo de competir por la presidencia en un ballottage contra Sergio Massa y la estructura del PJ a sus espaldas. ¿Logrará vencer al tigrense? La empresa es complicada pero lejos está de ser imposible.

Patricia Bullrich fue, qué duda cabe, la gran perdedora de la elección. No se necesita ser un fino analista político para percatarse de la razón fundamental de semejante debacle: la decisión de miles y miles de radicales de retirarle su apoyo en las urnas. En consecuencia, Juntos por el Cambio está a un paso de su desaparición como alianza. Lo más probable es que, de cara al ballottage del 19 de noviembre, el núcleo duro del macrismo vote a Milei y los radicales, fundamentalmente los alfonsinistas, voten a Massa.

¿Cómo encararán la campaña electoral de aquí al 19 de noviembre Milei y Massa? Para responder tal pregunta nada mejor que prestar atención a los discursos que anoche pronunciaron en sus respectivos búnkers el libertario y el tigrense una vez oficializados los resultados de la primera vuelta.

El libertario exclamó que La Libertad Avanza había obtenido “un logro histórico”. Definió al kirchnerismo como “lo más nefasto que dio la historia de la democracia moderna”. Más adelante expresó: “Haber hecho la mejor elección de la historia del liberalismo nos llena de orgullo. Es impresionante lo que hemos construido solamente en dos años, por eso quiero felicitar a todos los dirigentes de nuestro espacio, que dejaron todo para representar las ideas que hicieron grande a nuestro país”. Afirmó que lo de hoy (por la primera vuelta) “es histórico porque dos tercios de los argentinos votaron por un cambio, contra un gobierno de delincuentes que quieren permanecer en el poder. Vengo a dar por terminado ese proceso de agresiones y ataques, estoy dispuesto a hacer tabula rasa y terminar con el kirchnerismo. Más allá de nuestras diferencias, lo que tenemos que entender es que enfrente tenemos una organización criminal, lo peor que le ha pasado a la Argentina”. “Durante cien años vivimos una decadencia que el kirchnerismo profundizó. Martín Insaurralde no es la excepción, es la regla, se benefician a costa nuestra”. “No venimos a terminar derechos, sino a terminar privilegios”. “Pensemos en el futuro. Esta elección no se trata de mí, se trata de ustedes. El kirchnerismo hará todo lo posible por retener el poder. Los argentinos de bien tenemos que salir a la calle, recorrer cada rincón del país”. “Nunca hubo una elección más clara: podemos ganar, podemos recuperar nuestro país, podemos evitar que nuestros chicos se vayan del país, podemos terminar con la corrupción y con los privilegios de la casta política”. “Que se terminen la inflación, la inseguridad, no nos resignemos a la desolación, a la pobreza. Hagamos la revolución liberal. Se puede cambiar. Existe una Argentina posible. Vayamos a pelear por las ideas de la libertad” (fuente: Perfil, 22/10/023).

Horas más tarde, entrevistado por las radios Mitre, Continental y Rivadavia, el libertario expresó: “Tengo un buen diálogo con Mauricio Macri”. “Todos son bienvenidos: de un lado está el kirchnerismo y del otro estamos los que abrazamos las ideas de libertad”. “No estamos para caprichos. Lo de anoche es el techo de Sergio Massa; nosotros estamos en el piso”. “Alineándonos con aquellos que abrazan las ideas de libertad estamos en condiciones de ganar”. Enfatizó que en el ballottage competirán dos opciones antagónicas: “kirchnerismo o libertad”. “Él (por Mauricio Macri) me reconoció que en su momento tuve la apertura de ofrecer una interna, donde el que ganaba gobernaba y el que perdía acompañaba. Bueno, lo resolvimos de una manera un poco más áspera, pero el enemigo sigue siendo el mismo, el kirchnerismo, el populismo” (fuente: Infobae, 23/10/023).

El libertario adquirió plena conciencia una vez conocidos los resultados de la primera vuelta que sin la ayuda de Macri le resultará imposible tener chances de victoria en el ballottage. El problema es que durante las últimas semanas él y varios de sus seguidores fueron muy críticos de los votantes macristas, en especial los de mayor edad, a quienes los adjetivaban de manera muy grosera: “viejos meados”. Cuando llegue el domingo 19 de noviembre ¿estarán dispuestos los votantes adultos macristas a apoyar a Milei para impedir la llegada de Massa al poder? Me parece que semejante incógnita se develará el mismo día de la segunda vuelta. Tampoco pasó inadvertida la decisión de Milei de colocar al kirchnerismo en el rol de enemigo perfecto y no al peronismo. El libertario se cuidó sobremanera de no herir el sentimiento de aquellos peronistas de derecha que eventualmente podrían votarlo el 19 de noviembre. Además, no hay que olvidar que Milei habría acordado con Juan Schiaretti su apoyo en el ballottage a cambio de la entrada de Florencio Randazzo a un eventual gabinete libertario. De aquí al 19 de noviembre Milei deberá moderarse, mostrarse equilibrado, ecuánime, tolerante. Otro camino no le queda si pretende vencer a Sergio Massa y al aparato del PJ.

Por su parte, el tigrense se mostró magnánimo. Desde el búnker del oficialismo afirmó que la grieta había llegado a su fin, al tiempo que convocó a un gobierno de unidad nacional. Expresó el tigrense: “Quiero pedirles que tomemos este tiempo como un tiempo de reflexión, para agradecerle a todos los argentinos y argentinas. Quiero agradecerle a los más de 25 millones de argentinos que fueron a votar, votaran por quien votaran, porque a 40 años del nacimiento de nuestra era democrática, abrazan este sistema como un sistema para elegir a quienes gobiernan”. “Quiero agradecerle a cada uno de nuestros militantes. Me tocó ser la cara pero no tengan ninguna duda que en la fuerza, en la voluntad, en el compromiso que de punta a punta encontré en cada uno de ustedes estuvo la energía que permitió que creciéramos casi 15 puntos de la primaria a hoy”. “Quiero hablarle a los que con desesperanza se quedaron en sus casas, o a los que eligieron a Myriam Bregman, a Juan Schiaretti, a los que votaron en blanco. Quiero hablarle a esos miles y miles de radicales que a lo largo y ancho de la Argentina comparten con nosotros valores democráticos como la educación pública, la independencia de poderes, la construcción de valores institucionales que la Argentina merece”. “Pero también quiero hablarles a los que eligieron otra opción, para tener una Argentina en paz, con orden, con respeto a las instituciones”. A todos ellos quiero decirles que voy a hacer el mayor esfuerzo a lo largo de los próximos 30 días para ganarme su confianza”. “Quiero reiterar algo que vengo planteando desde el primer día que decidí ser candidato: voy a convocar a un gobierno de unidad cuando sea presidente. Un gobierno de unidad nacional construido sobre la base de convocar a los mejores, sin importar su fuerza política”.

“Es muy importante que tengamos la capacidad de abrir una nueva etapa institucional. Es importante establecer los pilares de políticas de estado. Quiero convocar a construir a aquellos que quieren más y mejor educación pública, gratuita e inclusiva, en lugar de darles vouchers a nuestros hijos. Quiero construir un régimen laboral moderno sin renunciar a derechos conquistados por los trabajadores”. “Quiero convocar a la Argentina que se para frente al mundo para hacer valer sus recursos naturales con valor agregado, y no que regala sus recursos primarizados. Convocar a la construcción de la unidad nacional sobre la base de más federalismo, más coparticipación, más desarrollo para el Norte y la Patagonia, más inclusión sobre la base de la construcción de un país que aumente sus exportaciones con valor agregado. Recuperar el crédito hipotecario, fortalecer su moneda, incluir a las personas con discapacidad porque no son un número”. “Poner un punto final a la idea de la destrucción del otro, a la idea del amigo/enemigo. Quede claro que la grieta se murió. Saben ustedes que no soy de los que les gusta insultar, que creo en el diálogo, en los consensos”. “Voy a trabajar a lo largo de los próximos 30 días en consolidar la idea de que un gobierno de unidad nacional es posible” (fuente: Perfil, 23/10/023).

Massa se presentó como la supuesta antítesis de Milei. Se presentó como un candidato dialoguista, tolerante, magnánimo, que está dispuesto a enterrar la grieta de una vez por todas. Pero le guste o no al tigrense, la grieta está más vigente que nunca. En el ballotage del 19 de noviembre competirán dos modelos de país, dos posturas políticas, económicas y filosóficas antagónicas. Por un lado, parafraseando a José Luis Romero, la Argentina liberal o doctrinaria. Por el otro, la Argentina inorgánica o caudillista. Por un lado, Juan Bautista Alberdi. Por el otro, Juan Domingo Perón. El próximo 19 de noviembre el pueblo decidirá en las urnas qué modelo de país prevalecerá.

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