Por Guillermo Cherashny.-

Después de las elecciones legislativas del 2021, en el seno de Juntos por el Cambio daban por descontado su triunfo electoral en 2023 y se basaban en que la fórmula instalada desde 2014, cual era ser la única coalición que tenía por objetivo derrotar y terminar con el kirchnerismo, el régimen que instalaran Néstor y Cristina desde el 2003 y, si bien ella volvió como vicepresidenta en 2019, esa fórmula patentada en 2014 seguía dando frutos inclusive en 2021, sumó nuevas incorporaciones como López Murphy, la periodista Losada, Stolbizer, y parecía que fuera de Juntos por el Cambio no había nada y el gobierno se hundía con la fiesta de Olivos y las críticas de Cristina exigiendo más emisión monetaria, que no genera más inflación.

En tanto, en la Capital Federal, Javier Milei, un economista liberal muy inteligente, produjo un batacazo obteniendo un 17% en esta capital y José Luis Espert, de la misma tendencia, obtenía el 7% en la PBA, pero la gente quería votar en ese distrito al libertario, que reivindicaba al menemismo y movilizaba el voto joven.

En Juntos, la señora Bullrich quiso encabezar la lista de diputados nacionales por CABA pero Horacio Rodríguez Larreta no quiso y de ahí en más, la presidenta del PRO, elegida a dedo por Macri, comenzó su campaña presidencial para el 2023 basada en un antikirchnerismo y antiperonismo furioso creyendo que esa receta era invencible. Pero sólo le alcanzó para obtener el 16,7% frente al 11% de Larreta, que planteaba un acuerdo con sectores peronistas.

En cambio, Milei, como dijimos, reivindicó al menemismo con historia en el peronismo e hizo eje en combatir a «la casta» integrada por toda la dirigencia política, empresarial y sindical y encontró una nueva fórmula superadora del kirchnerismo y antikirchnerismo y obtuvo el primer lugar en una elección empatada. Pero después de las PASO su caudal de votos aumentó en forma considerable, con posibilidad de ganar en primera vuelta, aunque hoy por hoy hay ballotage entre el libertario y Massa y la señora Bullrich sigue con la gastada receta del antikirchnerismo, que parece que no conmueve a los jóvenes y solamente a un sector de mayores 55 años que profesan el antiperonismo y de ex peronistas despechados con los K.

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