Por Carlos Tórtora.-

Ya sin campaña electoral, en los cuarteles de los candidatos ahora hay dos preocupaciones centrales: la fiscalización y cómo actuar en la noche del domingo de acuerdo a cómo se den los resultados.

En materia de fiscalización, todas las preocupaciones se concentran en Javier Milei. La Libertad Avanza, con el aporte de Mauricio Macri y Patricia Bullrich, consiguió emparchar su débil esquema de fiscalización, asegurándose un nivel aceptable de control en las provincias donde tiene sus mayores expectativas, esto es, Córdoba, Santa Fe y Mendoza. Pero el drama está en Buenos Aires. La Primera y la Tercera Sección Electoral muestran claramente un faltante importante de fiscales libertarios en un espacio que contiene el 6% del padrón nacional.

Pero tampoco están cómodos los libertarios en el interior de la provincia. Ocurre que la mayor parte de los intendentes radicales que predominan en esa región se volcaron a Massa y así es que movilizarían sus aparatos locales. El interrogante que surge entonces es si la enorme ventaja que Unión por la Patria conseguiría en Buenos Aires alcanzará para compensar el éxito de Milei en Córdoba, Santa Fe y Mendoza. Porque en las provincias chicas como Formosa, Salta, Catamarca, Santiago, Tucumán, La Rioja y Misiones, los aparatos de los PJ locales le garantizarían a Massa un mejor control de los votos.

No repetir el 2015

El segundo tema es qué hacer el domingo a la noche. Trascendió en fuentes peronistas que Massa ya habría comentado que de ningún modo caería en el síndrome de Scioli. En el ballotage del 2015, cuando estaba en pleno proceso el escrutinio provisorio, Daniel Scioli tomó la delantera para anunciar que reconocía su derrota, que terminó siendo de 48,66 contra el 51,38 de Mauricio Macri. Este reconocimiento temprano le restó importancia al escrutinio definitivo, en el cual el peronismo no intentó descontar distancia mediante impugnaciones.

Ahora la decisión de Massa sería pelear hasta el último voto y no reconocer la derrota a menos que el escrutinio provisorio arroje una diferencia mayor a 3 puntos. En síntesis, que si la diferencia en contra es chica, Massa estaría dispuesto a pelear el resultado en el escrutinio definitivo, lo cual elevaría la tensión política hasta un nivel inimaginable.

No hay información acerca de lo que haría Milei en caso de ir perdiendo por poco. Pero cabe suponer que, si cuenta con una cantidad grande de impugnaciones, es probable que tampoco reconozca la derrota. En síntesis, por primera vez en los últimos 40 años de democracia, podríamos asistir a un escrutinio definitivo en el cual se juegue la presidencia.

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