Por Carlos Tórtora.-

El curso de la carrera electoral en las semanas posteriores a las PASO muestra una tendencia bastante firme: Javier Milei sigue primero, mientras que Sergio Massa se distancia de Patricia Bullrich y se perfila como entrando al ballotage. La realidad es que el tigrense la única estrategia que tiene es aferrarse a lo táctico. Su esfuerzo se agota en llegar a la segunda vuelta, prácticamente sin pensar en qué pasaría en esa instancia. Así es que Massa polariza con Milei en sus declaraciones, mientras que este último tiende a castigar más a JxC. Es obvio que el libertario especula con que el 22 de octubre podrá arrancarle otra vez a Patricia Bullrich una franja de sus votantes.

Volviendo al ministro de economía, éste está agotando en esta instancia su recaudación de votos. Así es que se está quedando con una parte de los votos radicales y de Myriam Bregman más casi todos los de Juan Grabois. Como les pasa a los demás candidatos, Massa no sabe cuánto podrá captar de los que se abstuvieron en las PASO. Pero lo que sí es muy dudoso es que avance sobre los votantes de Bullrich.

Sobreviviendo a Patricia

Si la primera vuelta arroja los resultados hoy previsibles, la gran incógnita del ballotage será si habrá una transferencia masiva de votos de JxC a Milei. Si esto ocurre, la elección estaría definida, porque Massa ya habría sumado todo lo que tiene para sumar y estaría exhausto.

Milei debe entonces concentrarse mucho en la captación del votante del PRO, que en líneas generales simpatiza con él pero le asustan sus propuestas más audaces. Lo lógico es que La Libertad Avanza continúe moderando su discurso y que siga haciéndole guiños a Mauricio Macri. Con Bullrich ya fuera de juego, el expresidente podría asegurarle el ballotage a Milei liderando el traspaso de los votos del PRO. Esto lo convertiría en acreedor a la gratitud del nuevo presidente. Para poder cumplir este rol, Macri debe ahora mostrarse solidario con Bullrich para que no se diga que él contribuyó a su derrota. Su verdadero rol empezará entonces el 23 de octubre, cuando Bullrich pierda las cámaras.

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