Por Carlos Tórtora.-

El futuro Jefe de Gabinete, Nicolás Posse, es un funcionario de la corporación América. Guillermo Francos, futuro Ministro del Interior, también es un directivo de carrera del grupo Eurnekian. Por su parte, el próximo Ministro de Infraestructura, Guillermo Ferraro, lideró el equipo técnico que elaboró para el Grupo Eurnekian las ofertas para construir el Corredor Bioceánico Aconcagua y la Central Hidroeléctrica de Chihuidos. Por último, el futuro Ministro de Justicia, Mariano Cuneo Libarona, también es directivo saliente del Grupo Eurnekian.

En síntesis, Javier Milei le cedió la mitad de su futuro gobierno a la corporación de la cual él también formó parte hasta hace poco.

El contraste es grande si se compara esto con las concesiones realizadas al PRO por el flamante presidente electo. Mauricio Macri no pudo imponer un solo ministro ni tampoco titulares de organismos descentralizados. La decisión de Milei de escaparle a la idea del cogobierno prevaleció en todo momento. La no designación de Cristian Ritondo como presidente de la Cámara de Diputados es paradigmática. El PRO deberá aportar el mayor número de legisladores a La Libertad Avanza pero la cabeza de la Cámara sería un hombre de escaso capital político propio, Florencio Randazzo.

En suma, el partido amarillo cosecha hasta ahora una ínfima participación en el nuevo poder. Por ejemplo, la promesa de que Hernán Lombardi será el encargado de privatizar los medios de comunicación estatales.

En la discusión sobre el gabinete económico, el macrismo todavía tiene expectativas de que Federico Sturzenegger termine de ministro de economía, lo que no está claro.

Parece obvio que la maniobra táctica de Milei consiste en darle medio gobierno al Grupo Eurnekian para frenar así el avance del PRO. Los hombres de Eurnekian funcionan disciplinadamente como la única fuerza orgánica con que cuenta La Libertad Avanza, que se caracteriza por una endeble estructura.

Qué hará Macri

Descolocado por la maniobra de Milei, Macri hoy no tiene margen para plantear una disidencia sólida y negociar en otros términos. Seguramente, el expresidente espera ahora que la realidad le genere un nuevo espacio de negociación. Esto ocurrirá de inmediato, cuando el presidente electo necesite de los votos de senadores y diputados del PRO para aprobar sus proyectos de ley. Entonces Macri intentaría renegociar su participación en el gobierno pero se encontraría con que los cargos ya están ocupados. Milei puede, a todo esto, pagar un alto precio por armar un gobierno de ejecutivos de empresas, algo que Macri intentó sin éxito durante su presidencia. La maniobra del líder libertario es ante todo táctica, porque busca solucionar un problema inmediato: la ausencia de capacidad de La Libertad Avanza para conducir el Estado.

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