Por Hernán Andrés Kruse.-
UN ANTECEDENTE PROGRAMÁTICO
Para comprender la posición de Windelband y Rickert, los dos neokantianos a los cuales nos limitamos en este trabajo, es necesario comprender cómo su programa filosófico se encuentra motivado por la problemática general de la filosofía durante el siglo xix. Tomamos aquí como caso especialmente destacado la propuesta de retorno a Kant que realizara Rudolf Haym en sus lecciones sobre Hegel, publicadas con el título de “Hegel y su tiempo”. En la última de las lecciones, Haym plantea la necesidad de articular en una sola propuesta filosóficamente consistente tanto el legado kantiano como el hegeliano. Haym afirma que el déficit de la filosofía kantiana, su naturaleza eminentemente abstracta, sólo puede ser corregido si se buscan las raíces de la metafísica no en una razón humana en general, sino en una razón temporal, a la cual describe en términos de presunciones, deseos, empeños y necesidades de una época determinada.
Así, la expresión programática de Haym, “La filosofía del futuro será nuevamente crítica y transcendental”, no puede ser aislada del ímpetu por transformar esta crítica en un sentido extraño a Kant: “Se trata aquí de traducir la metafísica dogmática del último sistema [el de Hegel] en una [metafísica] transcendental. La verdad de la idea absoluta es el hombre viviente en la concreción completa de su interioridad y en la totalidad de su aparición y desarrollo históricos”. La filosofía transcendental de Immanuel Kant es sometida a un tipo de crítica que Haym adscribe al materialismo: “la formación espiritual – en este caso la metafísica– es “reducida” a sus fundamentos reales”. Pero, en el caso de Haym, solamente para mostrar que en estos fundamentos reales ya se encuentra el fundamento ideal: “Pues en ningún otro lugar buscamos la verdad y la actualidad [Wirklichkeit] de la idea divina que en el proceso eterno y viviente del espíritu humano”.
Independientemente de esta resolución, que emplea conceptos teológicos que no tendrán eco en la filosofía de Windelband y Rickert, es importante señalar dos cosas. La primera de ellas es el reconocimiento del carácter abstracto de la filosofía kantiana que motiva una reconsideración de la relación entre la filosofía y la experiencia. El formalismo de la teoría del conocimiento y sobre todo de la teoría ética de Kant conduce a un problema similar al que ya hemos hecho referencia, y al cual volveremos en la próxima sección, a saber, el problema de relacionar las estructuras de la razón con la realidad. La segunda de ellas es la necesidad de ofrecer una interpretación del sentido de la realidad concreta que no dependa de su relación con el ser absoluto (la Idea hegeliana). Mientras que los neokantianos rechazan de plano la unificación dialéctica de lo ideal y lo real, la posibilidad que ofrecía la metafísica especulativa de Hegel, tampoco aceptan una escisión completa de la realidad y la idealidad, pues esta escisión conduciría a una conclusión nihilista.
El concepto de valor de Windelband y Rickert está llamado a ofrecer una comprensión del sentido de la realidad cuya fundamentación no sea una metafísica de la idea absoluta, que no sea un transcendentalismo abstracto, y que no esté envuelta en el ropaje de una terminología teológica, como en el caso de los mencionados pasajes de Haym. El objetivo de haber realizado esta referencia es mostrar que la filosofía neokantiana ya tenía antecedentes que involucraban una solución de los problemas de la filosofía de Kant a través del recurso a una concepción de la historia, y mostrar también, aunque solo en una medida limitada, que la teoría de los valores neokantiana tiene igualmente un origen histórico específico.
Ya a mediados del siglo xix, la discusión filosófica sobre la historia excedía los problemas metodológicos de la separación entre ciencias naturales y ciencias históricas. Tanto Windelband como Rickert pretenden recuperar el espíritu de la obra de Kant, pero con plena conciencia de sus limitaciones, es decir, con plena conciencia de la necesidad de superar el carácter abstracto de la filosofía transcendental. Lo que debemos reconstruir, en la próxima sección, es la interpretación de la filosofía transcendental propia de los neokantianos de Baden y cómo se engarza la historia en este modelo”.
LA DIMENSIÓN HISTÓRICA DE LOS VALORES
“Comenzaremos nuestra discusión de la articulación entre normatividad e historia mediante el análisis de ciertos textos destacados de Wilhelm Windelband. Los problemas del método de la filosofía, en los cuales se hacen presentes tanto los problemas de la filosofía transcendental como los de la filosofía de la historia son trabajados en un largo ensayo publicado en 1884: “¿Método crítico o método genético?”. Windelband intenta establecer que la filosofía es una ciencia, pero en un sentido diverso a las ciencias empíricas y a las matemáticas. Esta es probablemente la dimensión más escolástica de su teoría sobre el método crítico, pero, como se verá, el resultado de los argumentos atañe a la historia.
En este ensayo, Windelband entiende estar siguiendo a Kant al realizar una advertencia general contra la metafísica, es decir, contra la posibilidad de un camino completamente racional en la determinación de los principios del conocimiento. En contraposición, la filosofía debe tomar como punto de partida el análisis de los métodos de la investigación científica. Específicamente, este ensayo comienza con una discusión entre los métodos inductivos y deductivos de las ciencias, que expresan, para Windelband, una oposición asentada en la esencia del pensamiento mismo. La definición de filosofía de Windelband, al menos en el contexto de este ensayo, se obtiene tras mostrar que ambos métodos científicos tienen presupuestos innegables extracientíficos o, kantianamente hablando, tras mostrar que presuponen, como su condición de posibilidad, principios transcendentales. Un método, el inductivo, intenta ascender a principios universales a partir de hechos individuales dados, mientras que el otro busca subsumir esos hechos bajo leyes generales.
Pero no es posible deducir ningún hecho individual solamente a partir de leyes estrictamente universales, y tampoco es posible llegar a un principio universal a partir de meros hechos. Afirmar que el método deductivo tiene como inicio exclusivamente principios generales y el método inductivo exclusivamente hechos particulares sería entonces falso. El método inductivo presupone como garante de su significado que hay “un nexo universal de los fenómenos naturales”. Mientras que el método deductivo, que Windelband identifica con el silogismo, siempre requiere una premisa menor mediando entre lo puramente universal y lo individual. El método deductivo presupone algún tipo de particularidad, mientras que el inductivo presupone la generalidad en el grado más alto, es decir, “la premisa de la coordinación general de los fenómenos naturales, sujeta a leyes, y que se revela en su constante sucesión”.
Cada instancia de razonamiento inductivo en las ciencias naturales, por ejemplo, contiene implícitamente y casi siempre, la presuposición de la validez del principio de causalidad. La conclusión que obtiene Windelband es que los métodos científicos, para alcanzar sus objetivos, deben presuponer un conjunto de principios universales, en el caso científico, aquellos que permiten comprender qué es ese nexo universal de los fenómenos, y que Windelband a veces denomina axiomas, pero que en la mayoría de los casos denomina valores. Estos axiomas no pueden ser objeto de prueba, pues los procedimientos probatorios que Windelband dispone son la inducción y la deducción. Tampoco pueden ser derivados de axiomas de orden más elevado, pues nos conducirían a un regreso infinito. Para Windelband, estos principios solamente pueden ser objeto de un tipo de razonamiento especial que muestra que estos principios tienen una naturaleza normativa, y entonces deben ser reconocidos como válidos, pues están presupuestos como la condición para alcanzar una meta cognoscitiva.
Se presenta entonces una investigación que no es ni filosofía especulativa ni positivismo filosófico, aun cuando está directamente vinculada a la investigación científica; así, afirma Windelband, que la tarea de la lógica, en una acepción claramente transcendental, consiste en “exponer el sistema de estos axiomas y desarrollar su relación con las actividades del conocimiento”. En el caso de la filosofía teórica, los valores teóricos deben ser reconocidos, pues sin tal reconocimiento sería imposible una prueba científica. Windelband utiliza la misma estrategia para definir la ética y la estética.
En otro de los ensayos contenidos en Preludios filosóficos, “¿Qué es la filosofía?”, encontramos una definición similar de la filosofía en la cual los valores son identificados con principios de enjuiciamiento absolutos: “Esta conciencia en general es, pues, en rigor un sistema de normas que rigen objetivamente y debieran regir también de un modo subjetivo, aunque en la realidad empírica de la vida del espíritu humano sólo alcancen una vigencia parcial. A tono con ellas se determina el valor de lo real. Son, por tanto, estas normas las que hacen posible los enjuiciamientos de carácter absoluto con respecto al conjunto de los objetos que los juicios de las demás ciencias —las no filosóficas— se limitan a conocer, describir y explicar. La filosofía es la ciencia de los principios del enjuiciamiento absoluto”.
La filosofía tiene por tarea la determinación y el análisis de aquellos valores que son normativos, es decir, reconocidos de modo universal, frente a aquellos que son meramente individuales o sociales. Siguiendo el espíritu kantiano, las ciencias empíricas pueden reconstruir explicaciones causales de cómo un individuo o una sociedad llegan a poseer un determinado valor, pero no pueden mediante tales explicaciones decirnos algo sobre su vigencia. De esta manera, no solo la lógica, sino la filosofía en general, son identificadas con el estudio de la validez de los valores, y el sujeto transcendental kantiano es interpretado a su vez como una conciencia general o normativa. Windelband pretende evitar el uso del concepto de subjetividad transcendental, pues para las interpretaciones de la época este concepto era oscuro y con matices psicológicos. Por el contrario, la conciencia normal aquí no es definida en términos de facultades, sino como un conjunto de principios que el filósofo reconoce como operantes en la cultura y que revistan una pretensión de validez necesaria y universal.
Heinrich Rickert, el discípulo más importante de Windelband, comparte a grandes rasgos la definición de la filosofía transcendental en términos de ciencia de los valores absolutos, aunque desarrolla argumentos adicionales a los ya presentados por Windelband, fundamentalmente, a través del análisis lógico de la proposición significativa. Para Rickert, la lógica transcendental puede desarrollarse sin hacer una referencia necesaria a los actos subjetivos de conocimiento, a través de su limitación al análisis de los requisitos o precondiciones de significatividad de una sentencia. Pero, por esta misma independencia, el reconocimiento de que hay una lógica fundamental no sería suficiente para una explicación completa.
En el caso de la teoría del conocimiento, al colocarse en el nivel de la lógica transcendental en su pureza, afirma Rickert: “[…] Tenemos un objeto [el valor trascendental] pero no sabemos cómo este objeto puede ser conocido. En tanto puro valor, aquello que es trascendente [con respecto a los actos subjetivos de conocimiento] permanece aislado del conocimiento por un abismo infranqueable […] El sentido de la proposición verdadera “vale” de modo intemporal, pero no lo hace para nadie”. Esta desconexión es entonces el problema con mayúscula del neokantismo de Baden. Curiosamente, el esfuerzo argumental de los neokantianos de Baden consiste en mostrar la separación entre lo transcendental y lo fáctico, al tiempo que deben inmediatamente producir su reunión, pues de otro modo la teoría no tendría ningún tipo de poder explicativo.
Nos resta por ver qué sentido la historia pueda ayudar a trazar el puente entre la esfera del valor y la esfera de la realidad concreta. A esto precisamente hacíamos referencia con el título “dimensión histórica de los valores”. Tenemos que explicar ahora cómo nuestros autores encuentran una relación entre estas definiciones de la filosofía y la historia. Para Windelband la estructura de la razón se nos presenta de dos maneras complementarias, o bien en el modo de la autorreflexión del pensamiento filosófico, o bien bajo el modo de un desarrollo temporal. Por esto mismo en su filosofía se vuelve prácticamente imposible trazar una verdadera distinción entre las obras de historia de la filosofía y sus textos más sistemáticos.
Pero lo relevante en referencia a la dimensión histórica de los valores es que, como consecuencia de la definición neokantiana de la filosofía como crítica, el segundo modo adquiere un tipo de preeminencia metódica. En la medida en que no hay un primer acceso directo para el filósofo a la estructura de la razón (pues el camino de la filosofía especulativa se encuentra vedado para los neokantianos), sino solamente un acceso mediado a través de un material objetivado, se requiere que la presentación en cuanto desarrollo temporal sea dada como punto de partida de la reflexión transcendental. Mientras los valores objetivos tienen una pretensión de validez que los hace trascender la esfera temporal, el filósofo solamente puede descubrir cuáles son los valores a través de su desarrollo concreto en la vida histórica.
Por ello, Windelband afirma incidentalmente que la historia, o incluso la historia de la filosofía, opera como el órgano de la filosofía: “El profundo estudio crítico de la historia plantea a la filosofía el conocimiento de todos los valores intrínsecos de la razón. En el desarrollo histórico de las ciencias y de sus premisas axiomáticas, en las grandes concentraciones de la vida moral y de la vida social y del Estado, en las instituciones y organizaciones creadas en función de ellas, en las manifestaciones de las fuerzas creadores del arte que se imponen al mundo circundante y a la posteridad: en toda esta trayectoria tan completa y ramificada de los valores culturales encuentran la lógica, la ética y la estética los materiales para su aplicación del método crítico, materiales que se complementan y corrigen entre sí”. La forma de los problemas y los conceptos de la filosofía es el resultado del desarrollo de la razón en la historia, y la filosofía recibe estas formas para comenzar a desarrollar su tarea. Un punto de vista similar lo desarrolla Windelband en su sugestivo ensayo “Renovación del hegelianismo”. El núcleo de esta renovación de Hegel se encuentra en su solución específica al problema de la fundamentación del a priori, la cual “se lleva a cabo tomando por base la experiencia de la razón del género humano en todas sus manifestaciones históricas”.
Rickert comparte en lo esencial el tipo de formulación respecto a la relación entre filosofía e historia que ya había enunciado Windelband. En su ensayo programático “Acerca del concepto de filosofía”, encontramos, por ejemplo, el siguiente pasaje: “La filosofía, así como la religión, tienden hacia lo supra-histórico. Y del mismo modo que la religión, la filosofía debe relacionarse con aquello que es histórico e inmanente, pues solo encuentra la expresión de lo suprahistórico en la existencia terrena […]. Solamente a través de la historia la filosofía puede seguir el camino hacia lo supra-histórico. La filosofía tiene que llevar a conciencia los valores en tanto valores solamente a través del material histórico”.
Aunque las referencias no sean explícitas, hay un eco, en las formulaciones de Windelband y de Rickert, de aquellos pasajes de Rudolf Haym: el proyecto de la filosofía crítica debe tener como base a la historia. Si bien el filósofo busca determinar la vigencia de valores universales y necesarios, tal intento presupone el intento de descifrar estos valores a través de su aparición a lo largo del proceso de formación histórica. Utilizando nuevamente una analogía con Kant, podríamos decir que este desciframiento de los valores en la historia corresponde a la tarea de la deducción metafísica, mientras que el paso posterior, mostrar la validez universal de los valores operantes en la historia, corresponde a la tarea de una deducción transcendental.
Debemos distinguir entre los argumentos que justifican nuestra aceptación de una esfera transcendental del valor de la tarea de determinar esos valores, de reconocerlos y comprenderlos. A través del primer tipo de argumentación, se establecen todas las premisas como presuposiciones implicadas por el reconocimiento de la significatividad (o en el caso del ejemplo de Windelband, en cuanto presupuesto de las pruebas lógicas en la ciencia). Pero, para determinar qué valores se encuentran en las diferentes esferas de la cultura, para comprender su relación sistemática y su conexión con la realidad, se necesita un material efectivo para la reflexión. El objeto de la filosofía tiene que ser a priori, y por ende suprahistórico, aunque la imposibilidad de acceder de modo directo a lo suprahistórico obliga a asignarle un rol filosófico a la historia. Por un lado, existe la prueba abstracta que nos ofrece el concepto de valor en general; por otro lado, se requiere de la historia para adquirir conciencia de los valores.
Según nuestra exposición, la historia realiza dos aportes fundamentales a la teoría de los neokantianos de Baden. En primer lugar, ofrece la motivación problemática para formular una teoría de los valores, y, en segundo lugar, ofrece el material indispensable para que la búsqueda y crítica de esos valores pueda ponerse en marcha. Pero la tarea evidente y problemática, respecto a la cual ya habrá tomado conciencia el lector, consiste en ofrecer una comprensión del carácter transhistórico de los mentados valores”.
(*) Jacinto Páez Bonifaci (Universidad Diego Portales-Chile): “Historia y normatividad. El problema de su articulación en el neokantismo de Baden” (2019).
21/06/2025 a las 5:42 PM
LA ARGENTINA POLÍTICA: ENFOQUES
¿Vuelve el kirchnerismo o se rearma el peronismo?
Claudio Jacquelin
Fuente: La Nación
(*) Notiar.com.ar
20/6/025
La masiva concentración de anteayer en apoyo de Cristina Kirchner, en Plaza de Mayo, dejó un par de certezas y muchas dudas respecto del impacto que ese acontecimiento tendrá para el futuro del peronismo, en particular, y de la política nacional, en general.
En primer lugar quedó demostrada la capacidad de movilización, que (aunque menguada y menguante) conserva el perokirchnerismo. Tanto como la vigencia del convocante poder simbólico de la expresidenta, que con su condena e inhabilitación enlaza su biografía, más que nunca, con la memoria emotiva del peronismo y sus avatares históricos. A pesar, también, de muchos peronistas.
Sin embargo, quedaron varias incógnitas sin resolver, pese a los intentos del cristicamporismo de dar por saldadas en su beneficio disputas de poder y de sentido amparados en esa congregación multitudinaria contra la prisión (domiciliaria) que pesa desde el 10 de junio de 2025 sobre “la jefa” por defraudar al Estado.
Contra lo que indica la foto de la Plaza junto con el operativo de instalación pública de Máximo Kirchner, las evidencias abren profundos interrogantes respecto de en quién se encarna ese sujeto colectivo tácito enunciado por la expresidenta (y madre) cuando lanzó el “vamos a volver”. Tanto una expresión de deseos como un llamado a la acción, presentado como profecía.
Las primeras imágenes podrían llevar a algunos a responder que después de lo sucedido anteayer “vuelve el kirchnerismo”. Pero detrás de esos estertores del pasado asoma otra realidad de cara al futuro. Nada lleva a concluir que ese pretendido augurio cristinista pueda ser resumido y concretado por La Cámpora y, ni siquiera, por lo que fue el universo kirchnerista. Tal vez por eso, la expresidenta condenada sintió la necesidad de aclarar que lo decía “porque el pueblo siempre vuelve”. Como para que algunos memoriosos (y muy poco camporistas) recordaran con mordacidad aquella máxima de Juan Perón: “Mi único heredero es el pueblo”.
Todo indicaría que, en realidad, ayer empezó a trazarse una diagonal para rearmar el peronismo y no para encarar la misión hoy imposible de resucitar el carácter dominante del kirchnerismo. Aunque cristinistas y antikirchneristas (mileístas y macristas) se empeñen en coincidir, en su respectivo beneficio, para darle al kirchnerismo un volumen y una entidad mayores que los que tiene. Unos para subir su cotización y los otros para seguir sosteniendo ese fantasma capaz de aglutinar a todo aquel que teme su regreso y justificar sus acciones (y defecciones).
“Con el acto en la Plaza terminó una historia, que es la solidaridad con Cristina, al que fueron los que son solidarios con ella y los que son solidarios cuando no les conviene no ser solidarios. Pero todo terminó anteayer a la noche. Hoy empieza una historia nueva, con participación de los gobernadores, los intendentes bonaerenses con Axel Kicillof y con La Cámpora y Cristina Kirchner, para el armado de las listas provinciales”, afirma un veterano consultor del peronismo. Así, valida que antes que la resurrección kirchnerista acaba de empezar una incierta reorganización del peronismo.
Las presencias y las ausencias en la movilización (tan numerosas como significativas unas y otras), así como el tenor de las conversaciones en curso y mensajes cruzados, durante y después del acto, van en la misma línea de rearmar el peronismo. Aunque eso todavía lejos esté de abrir paso a una renovación.
Los dirigentes que fueron a la Plaza de Mayo y que siguen protagonizando las discusiones, así como el promedio de edad de los presentes demuestran que renovar es un verbo difícil de conjugar en ese espacio. A diferencia de los días de gloria kirchnerista (ensalzados por Cristina Kirchner), anteayer predominaron los mayores de 30 años. Fue un dato que no pasó inadvertido y llevó a un observador a señalar que “La Cámpora está muy cerca de repetir lo que le pasó a la Junta Coordinadora alfonsinista, que envejeció sin llegar al poder por sus propios méritos”.
Por eso, la preocupación dominante en el peronismo es conectarse con los votantes que no vivieron como adultos “los años dorados kirchneristas”, sino que padecieron sus últimas administraciones. En el tercer gobierno kirchnerista volvió la alta inflación y en el cuarto terminó en niveles siderales. Son datos.
No es casualidad que los menores de 30 resulten el gran soporte de Javier Milei y que su mayor activo sea el combate a la inflación, así como que siga siendo la prioridad de su Gobierno. Aún a riesgo de complicar otras variables. La política, a veces, tiene mucha lógica.
La cuestión etaria predomina, así, en todos los espacios, pero más en el peronismo en su pretensión de darse una nueva sobrevida, antes de quedar reducido a una confederación de partidos provinciales o vecinales, como el radicalismo y Pro.
“Hay que reconectarse con un sujeto social que dejó de escucharnos. Entre ellos, los que, proviniendo de estratos peronistas, votaron a Javier Milei en 2023 y ahora prefieren no ir a votar porque el Gobierno no satisfizo sus expectativas, pero no perdieron sus esperanzas y siguen enojado con nosotros o no ven en nosotros nada que los atraiga”, esa es la idea que, impulsada por intendentes enrolados con Axel Kicillof y por el massismo, empezó a calar en el dispar entramado peronista bonaerense, con la anuencia de Cristina Kirchner, que en las malas siempre se muestra más benévola y más pragmática que sus seguidores. Será una tarea titánica a juzgar por la narrativa dominante en estas horas de festivo duelo (valga el oxímoron), en las que el pasado estuvo más presente que el porvenir.
Pero el futuro ya llegó y las teorías se enfrentan con la enorme dificultad de resolver las disputas internas bonaerenses. Hasta anoche, nada había mejorado. La espuma de la movilización mantenía obturados los ductos entre el cristicamporismo y el kicillofismo, pese a las expresiones de deseos de unidad.
No obstante ya se barajan dos opciones para conformar la oferta bonaerense si todo no se rompe antes y el rearmado del peronismo es abortado por la fractura kirchnerista. Si al final se impusiera la idea cristicamporista de que Máximo Kirchner reemplace a su madre como candidato a diputado provincial por la tercera sección electoral, los apóstoles de la unidad impulsan que Kicillof y Sergio Massa pongan a nombres fuertes y conocidos de sus espacios en los primeros lugares.
La otra alternativa es llevar a intendentes jóvenes, como Federico de Achával (Pilar), Juan Andreotti (San Fernando) o Nicolás Mantegazza (San Vicente) para facilitar el rearmado e iniciar la renovación. En este caso la mira estará puesta en 2027.
Sería una forma de asumir y asimilar que en este turno ven casi seguro una derrota a manos del antikirchnerismo, encabezado por el mileísmo y reforzado por macristas y radicales, así como que para tener alguna chance dentro de dos años necesitan una renovación. No alcanza con el revival del vinilo, que despertó la voz sin rostro de Cristina, enviada desde su “balcón de hierro”. Además, el futuro depende de que las disputas internas no terminen en una guerra fratricida. Riesgo aún latente.
La aparición de Máximo Kirchner ayer en Radio con vos, consecuencia de la nueva realidad del espacio y fruto de un viejo planteo de su madre (“no me sirve que hable desde la clandestinidad”) lejos estuvo de mejorar las relaciones internas.
“No vamos a caer en provocaciones, porque eso es lo que buscan. Hay que actuar con responsabilidad”, dijeron al lado de Kicillof tras la incursión radial. Complicado.
No sorprende así el negativo escenario que el panperonismo (al igual que otros opositores) vislumbra para sí en la elección de octubre próximo. Sin embargo, sí podría llamar la atención la ilusión que conservan para el siguiente turno electoral, cuando Milei intentaría la reelección tras afianzarse este año. En ese escenario todo parece depender más de los resultados económicos y menos de la oferta electoral. Y habrá que ver cómo Milei aprovecha el muy probable vacío de adversarios competitivos en un futuro próximo.
Ahí empieza a mirarse cómo está impactando e impactará la economía real en algunos sectores sociales y geográficos de alta densidad poblacional, que el promedio de los indicadores macroeconómicos a veces genera confusiones o desacoples con las experiencias individuales.
Algunas encuestas indican que si bien el apoyo al Gobierno se mantiene alto, amplios sectores sociales están mutando hacia un menor optimismo. Un estudio de la consultora MIDE muestra esa dualidad.
Lo mismo advierte el especialista en tendencias sociales Guillermo Olivetto en su último artículo en LA NACION, donde señaló que de “la esperanza con templanza”, dominante en el humor social durante año pasado, se ha pasado a una “esperanza con añoranza”. Es decir, lo que en 2024 podía padecerse se aceptaba con estoicismo, sostenido por la ilusión de una mejora en la calidad de vida y en la economía personal junto con el rechazo al pasado. En cambio, la expectativa ahora empieza a convivir con la remembranza de tiempos mejores en cuanto a capacidad de consumo. A la ilusión amenaza con disputarle el terreno del humor social cierta utopía retrospectiva.
Para todos, el desafío es pasar el invierno. Pero para la oposición mucho más. La paradójica recuperación de la centralidad de Cristina Kirchner abrió un nuevo escenario, en el que la vuelta del kirchnerismo parece más improbable que el rearmado del peronismo. Sin que eso implique una renovación peronista. Una buena noticia para el Gobierno. Al menos, en el corto plazo.
21/06/2025 a las 6:14 PM
LA ARGENTINA POLÍTICA: ENFOQUES
Cristina Kirchner, del «luche y vuelve» al «luche y se van»
Roberto García
Fuente: Perfil
(*) Notiar.com.ar
20/6/025
Como todo el mundo sabe, volver es un verbo que según la Academia Española significa “retroceder” o “dar vueltas a algo”. Curiosamente, en el terreno político se identifica con el justicialismo, aunque el término popularmente se lo asimila como un regreso. Esa doble traducción, casi contradictoria, personifica al PJ y, como “todos somos peronistas”, quizás explique la persistencia de un destino binario, la fanática grieta entre el resto de los ciudadanos. Después del 55, ya la inscripción “Perón Vuelve” (la P dentro de la V corta) se diseminaba como una señal en todos los muros del país. No menos exitoso fue otro lema más consistente en las galerías callejeras: “Luche y Vuelve”, surgido también desde que el general partió al exilio. Pintura blanca, a la cal. Sencillo mensaje comunicacional. Hizo eclosión el lema a principios de los 70, cuando padeció una ligera metamorfosis complementaria: el “vuelve” del proverbio cambio por un “Luche y se van”, un mismo jabón, dos marquillas distintas. Menos trascendente el slogan, claro, debido a que facciones internas entronizaron otros: desde “Si Evita viviera seria montonera”, a “Patria socialista, no; patria peronista, si” o “Qué lindo que va a ser el hospital de niños en el Sheraton Hotel”. Una degradación al criterio original de la unidad, el mismo que trata de rescatar la ultima marcha y concentración en Plaza de Mayo en apoyo a la presidiaria Cristina Fernández de Kirchner.
Se desconoce al autor —o hay fragilidad en la documentación del cronista— anónimo como el de la Marcha Peronista, los derechos fueron cedidos a la ex presidente alojada en un segundo piso de Constitución para ver si repite la Historia. Ella imagina esa vivienda como símil de la española Puerta de Hierro donde Perón recibía adhesiones, donaciones (caja de alfajores Havanna con dólares en su interior) y personajes de todo tipo y origen, cuya distancia de una azarosa Argentina lo hizo volver con la consigna de que “nosotros fuimos malos, pero los que nos siguieron fueron peores”. Tuvo razón, a pesar de que murió antes de tiempo. Cristina, con otras palabras y la misma ilusión, expresa y sueña en ese mismo sentido. Al menos fue lo que dijo en la grabación que se propaló en el acto de la Plaza de Mayo para endulzar a los asistentes, como el general alentaba también a los propios con cartas y casettes traídos al país por un comandante de Aerolíneas Argentinas llamado Ondetti y que respondía a las instrucciones de Jorge Antonio. Otra vez entonces abundan los creyentes del “Luche y Vuelve”, mientras los opositores sostienen que la historia no se repite y, humorísticamente, razonan en que la división del peronismo conduce de un “Luche y vuelve” a un “Luche y nos vamos”.
Fantasma que hoy asuela a Cristina, quien desde el martes pasado no padece el angustiante click de una cárcel común, cuando se cierran las puertas metálicas, pero que deberá atravesar podas elementales a la libertad que quiebran a cualquier ser humano. Inclusive a ella, quien piensa que su lugar histórico inevitablemente requiere de ese sacrificio. Hay que quererse demasiado para entonarse a la noche con esa reflexión. Varios años por delante, además, como anunció uno de sus visitantes preferidos, Wado de Pedro, quien considera natural la prisión de otro. Y a la espera de un Presidente amigo que reemplace a Javier Milei, firme un indulto, olvidándose —a pesar de que fue uno los operadores de la viuda en Tribunales— que antes de los comicios de este año comenzará el dantesco juicio oral por el tema cuadernos de la corrupción, también en el año el caso Hotesur y el tratamiento público de la causa por el acuerdo con Irán. Futuro complicado para la resurrección del mítico Ave Fénix desde las cenizas justo cuando apenas comenzó a rugir el fuego.
Si es por el alcance de las nutridas manifestaciones, Cristina estima que desde su celda de varias habitaciones será la prenda de unidad del peronismo, una forma de continuar como líder e imponer condiciones en la agrupación: desde preeminencias para su hijo Máximo (a quien mandaron retratarse en la tv, visitando siempre los estudios complacientes), la continuidad de La Cámpora en cargos —hay no menos de tres ministros que Axel Kicillof no se atreve a despedir, por ejemplo— y el dedazo de candidatos para las próximas elecciones. Al gobernador bonaerense no le satisface esa hegemonía, inclusive por la adolescencia intelectual de ese grupo que piensa en liberar a la jefa arrojando bosta en la casa de José Luis Espert. Menos por la propia hostilidad que le brindan algunos compañeros, quienes cuchichean a su espalda durante los actos, lo agreden, sospechan o ningunean. No debe ser el único discriminado: en la mesa del PJ que se reunió por la prisión de Cristina, juraron por la unidad enemigos acérrimos como Massa y Grabois, Moreno y Massa, Quintela presuntamente con otros gobernadores, hasta Alberto Fernández se aproximó para colaborar. Faltaba recuperar a Scioli, hoy en otra vereda. Kicillof, clave, se muestra remiso, a la espera de que descienda la espuma por la detención mientras el resto de los participantes se juran solidarios y con pérdida de memoria. Lo expuso Moreno, con el perdón en su boca de buen católico, quien dijo que había que olvidar el pasado por una causa más importante como la de Cristina. Una forma, para él, de volver a las pistas aunque no haya clasificado con los votos, mientras Grabois pretende lo mismo y se postula heredero ortopédico por alentar una línea revolucionaria y dura en el PJ. Como antes, como siempre, halcones y palomas en una misma pajarera. “Luche y vuelve”. O se van
21/06/2025 a las 6:27 PM
LA ARGENTINA POLÍTICA: ENFOQUES
Cristina, la sorpresa inesperada para Milei y Kicillof
Daniel Bilotta
Fuente: La Nación
(*) Notiar.com.ar
20/6/025
Resulta lógico que nadie del equipo de la expresidenta esté dispuesto a revelar detalles del supuesto plan que tendría para que una Corte ampliada revise y anule la pena recibida por la causa Vialidad. Una revisión inédita en la historia que tiene solo por antecedente el caso de Brasil con Lula, quien la visitará en julio. Pero el control de la lista de candidatos de Unión por la Patria en la provincia de Buenos Aires es la prioridad de corto plazo para que aquella ambición de apariencia estrambótica y de largo alcance sea tangible.
La ratificación de su liderazgo en ese territorio como una proyección del que ejerce en el conurbano es la posición de fuerza vital de la que depende su capacidad de conducir a los gobernadores peronistas desde la presidencia del PJ. Ocho provincias eligen a los 24 senadores nacionales cuyos mandatos vencen este año. Trece de ellos pertenecen a los 34 del kirchnerismo y le responden a Cristina en forma directa.
La expresidenta aguarda retener al menos ocho de esos lugares para conservar la llave en la Cámara alta de cualquier iniciativa que precise de una mayoría especial, como la designación de jueces en la Corte. Así como no está claro cuánto puede lograr de todo lo que se propone, Cristina parece contar con reservas de un recurso escaso en la dirigencia argentina. Una palabra política en condiciones de describir la realidad. O, en términos más chabacanos, de construir un relato alternativo al del oficialismo.
Latam Pulse registró una evolución de diez puntos en su imagen positiva entre diciembre (32 %) y abril (42%). En el mismo período la de Javier Milei fluctuó del 54 al 45 por ciento. La consultora observó en mayo una merma equivalente al acumulado de Cristina en esos meses con el anuncio de la salida del cepo cambiario. La expresidente auguró la caída del plan económico en el mensaje que grabó para la multitud reunida en Plaza de Mayo. Su futuro aparece, en ese sentido, asido al de Milei. Igual que Axel Kicillof, sorprendido por la puesta en escena de ese ascendiente sobre un sector de la sociedad que desató su condena.
Ni siquiera la orden de tener preparadas listas propias por si no prospera la unidad con Cristina atemperó el mal ánimo en la reunión del martes en La Plata entre el gobernador y los intendentes que le responden. La euforia de Kicillof en defensa de Cristina ante cada micrófono que tuvo cerca en Plaza de Mayo no sólo marca un contraste con la autonomía que intentó sostener hasta la semana pasada, también es percibida por esos intendentes como el síntoma de la debilidad con la que deberán negociar candidaturas.
El escepticismo por una fractura con el kirchnerismo está ganando incluso a quienes se lo siguen exigiendo. Hasta la CGT aliada con Kicillof por enemistad con Cristina admite como “indiscutible” su centralidad. El entorno de la expresidente asegura, sin embargo, que no se detuvo a pensar quién la suplantará en el primer lugar de la lista en la Tercera Sección. Si bien no hay dudas que lo decidirá ella, comienza a haberlas sobre la necesidad de que sea Máximo Kirchner. Sobre todo por la respuesta a la convocatoria de la marcha.
Por una cuestión de competencia interna que no será admitida por ninguno de sus miembros, algunos relevantes de La Cámpora se resisten a la idea de que pueda ser Mayra Mendoza. La intendente de Quilmes, el senador provincial Emanuel González Santalla y Facundo Tignanelli conforman la mesa que secunda a Máximo en la conducción de La Cámpora. Quienes sueñan demasiado y antes de tiempo, recelan de una posibilidad que la consolidaría como candidata a vicegobernadora en 2027.
Mendoza tiene la mejor imagen positiva entre los intendentes de la Tercera. Promedia los 23 puntos. Muy lejos de los 38 de Cristina. Pero aun así, triplica la de otros en municipios importantes, según el estudio realizado en mayo por un encuestador que trabaja para el gobierno nacional. La conmoción por la marcha profundizó la crisis que mantiene paralizado al Pro. Daniel Angelici fracasó en el intento de conciliar posiciones entre Jorge y Mauricio Macri en la reunión que los tres mantuvieron el 12 de junio. El jefe del gobierno porteño se rehúsa a un cambio de gabinete que suponga admitir su responsabilidad por la derrota del 18 de mayo. Jorge Macri se la atribuye a la jefa de campaña, María Eugenia Vidal, y a la participación en ella de su primo. Hay quienes creen que si el resultado no fue peor es por la intervención del expresidente. Ese aparente vacío de poder es, paradójicamente, el escudo que protege a Cristian Ritondo de las acusaciones por desvirtuar el mandato original del Pro para negociar con La Libertad Avanza una alianza electoral en la provincia.
No hay constancias serias del presunto reclamo airado que se le habría efectuado en la reunión que la mesa nacional del Pro mantuvo el viernes. Apenas se le habría pedido que las posiciones del bloque no debiliten la de los intendentes para negociar con los libertarios. “Parece el delegado de Karina Milei ante el Pro y no el nuestro ante ella” bromeó con amargura uno de ellos. Los intendentes se reunirán el lunes con Ritondo en una semana definitoria. El 9 de julio vence el plazo para inscribir alianzas. Tal vez Ritondo pueda consolarlos. La aprehensión de los libertarios excede a los identificados con Jorge Macri, como tendrían derecho a sospechar Soledad Martínez (Vicente López) y Pablo Petrecca (Junín). En la misma situación están Sebastián Abella (Campana) vinculado a Diego Santilli, el adelantado del Pro entre los libertarios. Pero también Javier Martínez (Pergamino), el amigo de Angelici por quien debería velar Ritondo para honrar la afinidad con el empresario de la industria del juego.
A la oposición salvaje y las denuncias penales tampoco son ajenos Jorge Etcheverry (Lobos) y Lisandro Matzkin (Coronel Pringles). ¿Su homónimo de Zárate, Marcelo Matzkin, es la excepción? Responde directamente a Ritondo. El trato uniforme incluye cederles del cuarto al sexto lugar en la lista de concejales y de legisladores provinciales. Humillación semejante a la sufrida por Néstor Grindetti en Lanús antes de dar un portazo y amenazar con sumarse a Fernando y Julio Zamora a una tercera vía.
¿Tendrá Cristina con qué tentar a los intendentes de Esteban Echeverría y de Tigre? Si lo hiciera, completaría la polarización electoral que promueve Milei con la desaparición de cualquier alternativa moderada de centro. Es lo que le insinuó Juan Grabois a Sergio Massa con la abstención electoral en la reunión del PJ que mantuvieron con Cristina. El líder del Frente Renovador atraviesa días complejos.
Hilda Kogan citó para el martes a la primera reunión del Tribunal de Enjuiciamiento a Julieta Makintach. Kogan presidirá ese Tribunal por su condición de titular de la Corte. La jueza del Tribunal Oral Criminal (TOC) N° 2 de San Isidro prometió contar ante ese jurado que “desde la política hasta la Corte” estaban al tanto de las irregularidades que se le imputan por su actuación en el juicio por la muerte de Diego Maradona.
Massa desmiente el rumor que confirman oficialismo y oposición en la Legislatura bonaerense. Makintach era su candidata a ocupar una de las cuatro vacantes en la Corte. Massa desmiente haber contribuido a su designación como jueza el 22 de diciembre de 2016 en un trámite tan veloz que ni se detuvo en los feriados de los 60 días que insumió.
Tal vez si las actas del N°751 al 759 no hubiesen desaparecido del sistema informático del Consejo de la Magistratura bonaerense sería más fácil determinar esas responsabilidades. Makintach advirtió que no renunciaría, ante el interés de que lo haga atribuido a Massa y también a Sergio Torres. El vocal de la Corte supuestamente urgido por renovar ese cuerpo con la jubilación de de Kogan y Soria.
Torres es sospechado de proteger a Makintach para incurrir en las irregularidades que cometió, arrogándose facultades de las que carece. Particularmente, autorizar la filmación de las audiencias para un documental sobre el juicio que la tendría como protagonista absoluta. Si el Tribunal resuelve iniciar el martes el juicio político a Makintach, una renuncia no tendrá efecto para detenerlo. Más que en su dimisión, la expectativa está enfocada en lo que podría revelar la jueza.
21/06/2025 a las 6:30 PM
LA ARGENTINA POLÍTICA: ENFOQUES
Roban y no hacen: la peor fórmula para intentar “volver”
Eduardo Paladini
Fuente: Clarín
(*) Notiar.com.ar
20/6/025
Pocos parámetros deben ser más sensibles para medir la evolución de una sociedad como la pobreza infantil. Ya no es sólo el padecimiento de un grupo de ciudadanos para sobrevivir, sino que allí está en juego la formación de las generaciones de las que dependerá el futuro del país.
Días atrás, la Universidad Católica Argentina (UCA) informó que este índice había bajado 14,5 puntos en un año: de un catastrófico 67,3% a un vergonzoso 52,8%.
Como con otras variables, el gobierno de Javier Milei empieza a compararse consigo mismo. Por el feroz ajuste en el arranque libertario, la pobreza infantil se había disparado a límites insoportables en el primer semestre de 2024 (67,3%). Un año después, recuperaba un número más digerible para la habitualidad argentina (52,8%).
Pero si la mirada se sigue corriendo para atrás, ese aún altísimo 52,8% resulta más bajo que el 58,8% del segundo semestre de 2023 (casi todo de Alberto y Cristina + Massa, salvo 20 días de Milei) y más bajo también que el 56,6% del primer semestre de aquel año (toda del Gobierno anterior).
La reducción de la pobreza infantil destaca el informe de la UCA, se debe al descenso de la inflación, la estabilidad del dólar y la mejora de la Asignación Universal por Hijo (AUH). Siempre dentro de un contexto crítico, las estadísticas muestran que con Milei los sectores más vulnerables comienzan a estar mejor que con la última experiencia kirchnerista.
Un dato incomodísimo para el corazón de la consigna que transmitió este miércoles Cristina Kirchner por parlantes a los miles de seguidores que la bancaban en Plaza de Mayo. «Me gusta ese ‘vamos a volver’ porque revela una voluntad, la de volver a tener un país donde los pibes puedan comer cuatro veces al día».
No repara (o acaso no tenga dimensión) la expresidenta de lo malo que fue para el grueso de la sociedad el gobierno que compartió con Alberto y Massa. O peor aún: aunque ella eligió al candidato, fue vice y tuvo ministros clave que le respondían, hace como que no estuvo.
Clarín viene reflejando un dato que no deja de llamar la atención: aunque Milei ya lleva más de un año y medio en el poder, la mayoría sigue responsabilizando a la gestión de los Fernández por la crisis actual.
Un analista que fue funcionario de Cristina lo resume así: «La última gestión rompió un activo que tenía el peronismo y era esa idea de que sabía manejar la botonera. Que podía haber corrupción, pero sabía gestionar».
El cuestionable «roban pero hacen» (¿Menem?) se transforma así en la peor fórmula para intentar volver: «Roban (Cristina presa) y no hacen (Alberto)».
Sin herederos
Otro tema complejísimo para el peronismo es la sucesión. La contundente marcha kirchnerista a Plaza de Mayo ratificó la centralidad de Cristina.
Una fortaleza, pero también una trampa: con ella no alcanza (ya no encabezó la fórmula en 2023 y ahora se conformaba con una candidatura seccional en la Provincia), sin ella podría ser peor.
Por la condena judicial, la exmandataria no sólo no podrá ocupar cargos públicos: al estar apartada del padrón, debe deja la presidencia del PJ y ni siquiera podrá votar. ¿Y ahora quién podrá ayudarnos?
Una encuesta de la UBA que adelantó Clarín preguntó por el liderazgo del peronismo sin Cristina. Dejó estos datos:
1) Ganó Axel Kicillof, al que el kirchnerismo desgasta todo lo que puede, con el 39%.
2) Segundo, con el 31%, quedó «todavía no veo a nadie con capacidad para sucederla».
3) El podio lo completó Juan Grabois, con el 21%.
El líder piquetero es el dirigente al que algunos empiezan a mirar como posible heredero K. ¿Grabois? Si se observa el resto de los números, no suena tan descabellado: Máximo saca 3%, Massa 2% y Wado de Pedro 1%.