Por Hugo Modesto Izurdiaga.-

Kelly Olmos declaró: “Desde el Gobierno respaldamos la reducción de la jornada laboral”. Propuso reducir la carga horaria semanal de 48 horas actuales a 40 en total. «Y si se trabaja más, los empleadores deberían pagar horas extras».

Como es de costumbre, los populistas salen con soluciones mágicas.

Esta medida (de llevarse a la práctica) aumentará los costos laborales de la patronal al tener que aumentar su plantel, lo que le ocasionará gastos, que obviamente se trasladarán a precios, aumentando la inflación.

La solución a la desocupación es una sola. Es tiempo de terminar con la famosa industria del juicio laboral. Bajar los impuestos al sector empresario, pequeñas y medianas empresas, comerciantes y emprendedores. Son ellos los que generan empleos. Argentina es hoy uno de los países de mayor presión fiscal del mundo. No se trata de combatir al capital (como dice la marcha peronista) sino de promoverlo. Combatirlo es expulsar a quienes lo generan. La agobiante presión tributaria ha logrado un gran éxodo de compañías debido a falta de rentabilidad. Estas se van hacia países más atractivos que el nuestro. La presión impositiva sobre las empresas ubica a la Argentina en segundo lugar en el mundo. Es sumamente indispensable tener una seguridad jurídica con reglas claras, como condición para el desarrollo. Hoy en día nadie se atreve a celebrar un contrato, invertir en maquinarias o emplear personal. Atacar la inversión es impedir la generación de riqueza. En argentina, a los que crean fuentes de trabajo deberíamos de hacerles un monumento; pero nuestros gobernantes le hacen la vida imposible.

El fisco argentino es «la raíz de todos los males».

Y bajar el gasto público es la prioridad número uno.

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