Por Jorge Augusto Cardoso.-

Hemos visto, con profusión de imágenes, la tremenda violencia desatada en las calles de Jujuy. Bandas armadas con piedras y bombas molotov produjeron daños irreparables en vehículos particulares y bienes públicos, aquellos que más debemos cuidar como ciudadanos, pues son de todos y de ninguno. Esos vándalos, alimentados en ideas y dinero por sectores políticos, han atentado contra la libertad de los ciudadanos que no comparten sus ideas ni su modo brutal de expresarlas.

La lluvia de enormes piedras que arrojaron sobre los policías dejó a éstos en inferioridad de condiciones, en clara desventaja al tener que enfrentarlos con sólo gases y balas de goma. Esto ha sido y es así, porque las normas de empeñamiento protegen más a los violentos que a las Fuerzas de Seguridad. Prontamente, un ministro de la nación, viajó para ponerse del lado de los delincuentes. En tanto el ministro de seguridad de la nación nada hizo en apoyo de las fuerzas policiales. Sugiero a las policías, para que nadie los critique por excederse que, en estos casos, utilizando morteros y en tiro curvo, devuelvan sobre la turba, similares piedras con las que los agreden. ¿Por qué se detendrían los violentos si nada les pasa y todo se les permite? Si por arrojar piedras, salieran presos, con las cabezas y costillas rotas, dejarían de hacerlo, a no dudarlo. La impunidad impulsa al criminal.

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