Por Máximo Luppino.-

Cuando una Nación desea progresar piensa en educación y cultura. La cultura de un país edifica una identidad definida y clara. Crea objetivos solidarios priorizando el bien común. Prepara a sus jóvenes para un futuro con desafíos y conquistas que van a poder concretar con las armas del saber.

En este preciso contexto, el ministro de economía Sergio Massa y el ministro de educación Jaime Perczyk anunciaron un incremento en las Becas Progresar. El monto anterior era de $13.000, ahora será de $20.000, reflejando un aumento de más del 50%. Si bien el monto de la beca es modesto, oficia como un estímulo concreto y loable toda vez que llega a 1.700.000 jóvenes de 17 a 24 años y en algunos casos hasta los 35 años. Sobre todo, si comparamos este hecho benigno con el atropello sufrido en la provincia de Jujuy donde la policía ingresó sin autorización a la Universidad Nacional de Jujuy violando su autonomía y derechos.

Todos sabemos que la acción política cuenta con un importante bagaje de símbolos y hechos concretos. Las Becas Progresar hablan a las claras de que el gobierno desea que sus jóvenes se preparen y formen para servir a la comunidad de una manera más efectiva. “La victoria ama a los preparados” reza una conocida sentencia histórica.

El dinero que se destina a educación es el dinero mejor invertido ya que crea condiciones de contención para que todos puedan estudiar en un país con educación totalmente gratuita.

En una sociedad que tienda a ser justa debe tratar de igualar las posibilidades de crecer y progresar de todos sus habitantes, esto es igualdad de oportunidades. Es parte inequívoca de la movilidad social ascendente que el peronismo logró en su historia y que es un objetivo irrenunciable en sí mismo.

Más universidades cerca de la gente, la educación al alcance de las zonas rurales y de los poblados más lejanos, todo esto es esencial para un país auténticamente federal. La trascendente formación universitaria debe establecerse en todo el hemisferio de la república para que la educación no sea un privilegio de las grandes capitales de la Nación.

Nadie quiere parásitos dependiendo del Estado, pero “achicar” el Estado puede significar menos policías o menos docentes, menos médicos y personal de salud y más. Cuidado con las promesas electorales flojas de fundamento sólido, suelen encerrar trampas en las que no debemos caer.

Los miembros de nuestras nobles fuerzas armadas son parte de ese Estado que los negligentes pretenden reducir.

Bienvenidas las Becas Progresar porque alientan a nuestros jóvenes a ser formados en los ámbitos académicos. Sobre todo, logra que los hijos de los humildes surquen con éxito los claustros universitarios. Así aquella frase: “Mi hijo el doctor” podrá resonar con orgullo en los labios de madres y padres, de los más humildes de la patria. De esta manera, el esfuerzo de los obreros y empleados cobra un sentido sublime.

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