Por Ovidio Winter.-
Durante el acto de inauguración de obras públicas en San Martín, “algo para entretener a la gilada, y a los asistentes que “voluntariamente le dieron marco”, previo a las elecciones y ya en tren de campaña”, el superministro de economía de la Nación por el oficialismo, parado en el escenario, decidió contarnos, con solemnidad, una intimidad, a los argentinos de bien (como él).
Dijo entonces que un funcionario del FMI le había dicho que, políticos opositores a su gobierno llamaron al Fondo para pedir que no acuerde con la Argentina. No les den nada, pídanle todo, exíjanles al máximo, “esto tiene que estallar”.
¿Será cierto? No hubo testigos.
Contó también que, casi con lágrimas en los ojos, el funcionario le puso la mano en el hombro y bajando la cabeza (en son de consuelo) pronunció estas palabras “¡qué poco patriotas son los dirigentes opositores de su país!”
¿Será cierto? ¿Por qué ponerlo en duda? Es el candidato a Presidente de los argentinos por el oficialismo, el que “puso el cuerpo desinteresadamente”.
Aunque, como nos decía la abuela (cuando descreía de nuestras mentiras y nos advertía), en boca del mentiroso… lo cierto se hace dudoso.
18/07/2023 a las 7:26 PM
Es verdad que el superministro es mentiroso pero además es un cínico que no cree ni en él ni en nadie. Se comporta como un cerdo sin avergonzarse ni disimularlo.
Es realmente un personaje de historieta barata.
Pero la cosa no empieza ni termina en este ejemplar porque si ejercitamos la memoria nos topamos con una nutrida colección de mentiras atribuibles a los superpresidentes, superministros y superdescarados que padecimos antes.
Decir mentiras como si fuesen verdades indiscutibles es un ingrediente de la política aceptado socialmente.
La desvergüenza la asumen como una virtud y los alucinados oyentes de sus exabruptos aplauden como focas amaestradas, ansiosas de escuchar más estupideces.
07/08/2023 a las 6:50 PM
Mi homenaje a Pepe. QEPD.