Por Luis Américo Illuminati.-

Estimados lectores del Informador Público, nunca una canción le vino como anillo al dedo a un hombre, en este caso, el expresidente Alberto Fernández; con la coincidencia de que a su velero le llamó «Libertad» -para no olvidar a Milei-; le hemos modificado un poco la letra, respetando lo esencial. La última estrofa lleva un pronóstico más que probable respecto de la mujer que nunca amó y él le obedeció hasta el final.

«Un Velero llamado Libertad»

https://youtu.be/Gxk9OcrdMkk?si=2duwi9ty5o2SKhUg

Ayer se fue, tomó sus cosas y se puso a navegar, una camisa, un pantalón vaquero
y una canción ¿Dónde irá? ¿Dónde irá?
Se despidió y se marchó…
y decidió batirse en duelo con el mar
y recorrer el mundo en su velero
y navegar, navegar…
y se marchó…
y a su barco le llamó, Libertad
y en el cielo descubrió gaviotas
y pintó estelas en el mar.
Buscó una forma diferente de vivir
Pero las olas le gritaron, no te ofendás, vete con los demás, con los demás.
Y otra vez, naufragó, naufragó,
y a la costa de Marbella en una tabla llegó, se salvó, se salvó.
Y en sus sueños dibujó gaviotas en el mar.
Y pensó, nunca más voy a regresar.
Y al poco tiempo obligado regresó, regresó.
Y una voz chillona le preguntó, ¿Qué hacés acá?
Y al mirarla descubrió unos ojos
desorbitados, de aquella mujer que lo eligió de figurón para ella gobernar, gobernar…
Y le gritó: «pelafustán, pelafustán
por tu culpa, condenada estoy, condenada estoy».

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