Por Justo J. Watson.-
Según encuestas confiables, una amplia mayoría de los argentinos, sin importar la coalición política a la que adhieran, se percibe estatista.
Vale decir, partidaria de gobiernos dirigistas que regulen a su mejor criterio cada aspecto de nuestra vida en sociedad. Algunos por simple izquierdismo anti capitalista pero los más lo son sólo por desear un Estado que iguale oportunidades; que proteja a los “perdedores” del accionar de un libre mercado que, piensan, no debe ser anulado.
Son personas que creen que el sistema capitalista es bueno al efecto de crear riqueza social aunque sin perder de vista que las personas que operan en él suelen ser egoístas, autoritarias e insensibles. Malas. Gente que, claro, hace de la mano invisible del mercado irrestricto un mecanismo con fallas; injusto y excluidor. En líneas generales, empobrecedor de pobres y enriquecedor de ricos.
Una encerrona conceptual que hallaría solución en el conjunto de regulaciones redistributivas que el Estado paternalmente impone.
¡Ensoñación adolescente! El Estado no hace eso: en la realidad adulta es, siempre, el elefante en el bazar que provoca las fallas “del mercado”, la pobreza y el atraso.
Lo primero que debe decirse para empezar a despejar el lodo mental que nos frena, es invitar a levantar la mirada y ver qué tan bien o tan mal les va al resto de las sociedades con las que compartimos este planeta en lo referente a pobreza y riqueza social; a bienestar o carencia material; a libertad real de elecciones de vida o… resignación.
En otras palabras: invitar a observar qué tan alto es el ingreso promedio por persona en cada modelo social.
Veremos entonces un muestrario real de sistemas de gobernanza que van del extremo colectivismo en su margen izquierdo al extremo liberalismo en su margen derecho. Del comunismo al anarcocapitalismo, si se prefiere, con un centenar de gradaciones intermedias.
No existe en ninguna sociedad el estatismo o socialismo puro, excluido todo proceso de mercado incluido el negro (estarían allí casi todos muertos), ni existe tampoco el capitalismo de mercado llevado a su extremo, por razones que luego explicaremos.
Sí existen países que van de semi extremos como Corea del Norte y Cuba o Venezuela por izquierda a Singapur e Irlanda o Suiza por derecha.
Y lo que se observa en cuanto a resultados en modernidad y bienestar general (ingresos por persona) a lo largo de este muestrario de siniestra a diestra nos exime de mayores comentarios ya que resulta en una visión que es… regla: a mayores dosis de libertad de empresa, de prensa y de respeto a la propiedad con menores impuestos, mayores logros en progreso económico y justicia para el pleno de la población. Y viceversa. Se trata de resultados directamente proporcionales y sin excepciones. Palo y a la bolsa en lo que toca al análisis racional del caso.
El resto resulta del tipo de análisis más frecuente entre nosotros: el no-racional o por izquierda; el que se basa en resentimientos, emociones prejuiciosas, envidias y sobre todo en inconfesables sentimientos de culpa, inferioridad e impotencia por propia incapacidad, ignorancia y malas decisiones de vida, incluidas las electorales.
Si hoy no existen ejemplos de sociedades que vivan un liberalismo extremo o anarcocapitalismo aplicado, es por razones de condicionamiento educativo.
Las mismas razones que hacen que los argentinos se declaren hoy mayormente intervencionistas, a pesar de haber tenido su apogeo de gloria, poder económico, crecimiento y oportunidades para todos durante su período menos estatista (de 1860 hasta 1945 aproximadamente).
La enseñanza tanto pública como privada, los programas de estudio obligatorios primarios, secundarios y terciarios con particular énfasis en los de historia y cívica han sido una herramienta esencial en la construcción de los Estados modernos. Adoctrinan con contenidos que al no ser cuestionados permanecen en las mentes, aferrándose con fuerza en el subconsciente durante toda la vida.
Se trata de un hecho visible: la mayoría de las personas reciben desde niños y aceptan en forma pasiva proposiciones ideológicas preelaboradas sobre la democracia, las elecciones o el Estado a través del plan educativo… estatal. Y nunca más las ponen en duda.
Es normal y comprensible, pues, esta ignorancia y este sesgo cuasi innato de aceptación a-crítica de la esclavitud tributaria, de la sacralización del sistema, de la normalización de la maquinaria de Estados territoriales incuestionables, de ciudadanos “mandantes” desarmados (¿?) y de autoridades políticas de sabiduría, ética y bondad superiores. Estamentos o Poderes estos últimos que, casualmente, reciben sus privilegios y pagas mensuales del modelo fiscal extractivo nutrido a piacere y ad nauseam (lo deciden ellos) del trabajo privado del resto.
Transitamos y laboramos dentro de un corral conceptual pre-digerido que produce grandes rendimientos en legitimidad a los que viven de indicarnos desde su supuesto desinterés y vocación de servicio (¡!) cómo y qué debemos producir, cuánto debemos ganar y qué destino debemos dar a ese dinero. Armas del Estado a su servicio y confortables despachos de por medio, claro.
Es por tanto letal para esta casta siempre creciente aceptar cambios en la manera de transmitir valores, si estos se dan en un marco de elevada conciencia personal y libertad de cuestionamiento; en un entorno de ideas sin encepar.
Y es al mismo tiempo una verdad derivada de la directa proporcionalidad de la visión de nuestro listado, que un “extremismo” libertario quitando impuestos y delegando gradualmente las tareas del Estado (y sus fallidas vacas sagradas) en el pueblo llano productor, cooperador y creador sólo podría conducirnos a un -bello- extremismo en libertad, poder, seguridad, prestigio y riqueza social.
Al momento de redactar esta nota nuestra Argentina sigue remando hacia la margen izquierda del listado, con todas las consecuencias que de esa elección se derivan. Boga que se sostiene en el socialismo conceptual de sus mayorías, tal como lo consignábamos al comienzo.
Con la muerte literalmente en un extremo y la vida en el otro, sepa el año próximo el pueblo elegir y sepa la oposición trazar ya la hoja de ruta más rápida y menos dolorosa para reinstalar a la nación en el derrotero de una gloria cuyas libertades y respetos nunca debió extraviar.
02/03/2022 a las 12:58 PM
Cuales serán esas encuestas confiables a las que se hace referencia cuando se considera que mayoritariamente nuestra sociedad es estatista…?????
Quien o quienes hicieron esas encuestas y como fueron formuladas las preguntas…???
Sería bueno conocerlas y discutirlas….. y no aceptar esas conclusiones como hechos indubitables y consumados. El terreno es muy discutible.
02/03/2022 a las 6:58 PM
La mayoria de la gente valora la empresa privada; pero no quiere todo estatal porque entiende que se necesitan ambos sistemas, funcionando de manera complementaria.
El absolutismo privado o estatal no existe en casi ningun pais del mundo.
03/03/2022 a las 6:00 AM
La mayoria de la gente valora la empresa privada; pero aun asi, entiende que se necesitan ambos sistemas, funcionando de manera complementaria.
El absolutismo privado o estatal no existe en casi ningun pais del mundo.
La funcion de la empresa privada es el lucro o sea la creacion de riqueza.
La funcion de la empresa estatal es proveer servicios o fabricar lo que la empresa privada no fabrica porque no es redituable, pero si es necesario para el desarrollo del pais o bienestar de la poblacion.
Por lo tanto, la oposicion empresa privada vs empresa estatal es ficticio, ambos sistemas son complementarios y se entiende que el numero de empresas estatales debe ser inmensamente menor que el de empresas privadas.
02/03/2022 a las 6:55 PM
La mayoria de la poblacion no solo de Argentina, sino mundial. No es ni estatista, ni privatista.
Entiende que ambos sistemas son complementarios, no excluyentes.
La industria privada es un gran motor de desarrollo; pero existe un problema solo invierte donde hay lucro.
La empresa estatal es un gran motor de desarrollo en regiones donde no existen empresas privadas porque no hay lucro, al menos lucro a corto plazo. Entonces, el estado invierte, genera poder de compra en esa poblacion. Cuando eso ocurre, comienzan a invertir los privados.
En el area medica, la empres privada genera un gran avance pero los laboratorios solo se encargan de crear remedios, vacunas que produciran ventas masivas.
Hay enfermedades que solo un pequeno porcentaje de la poblacion se enferma, los laboratorios no estan interesados en esas poblaciones. Asi, que debe invertir en ese tipo de investigacion la empresa estatal.
El absolutismo privado, y el absolutismo estatal es cosa de mentes hemiplejicas.
La mayoria de la poblacion no solo de Argentina, sino mundial. No es ni estatista, ni privatista.
Entiende que ambos sistemas son complementarios, no excluyentes.
La industria privada es un gran motor de desarrollo; pero existe un problema solo invierte donde hay lucro.
La empresa estatal es un gran motor de desarrollo en regiones donde no existen empresas privadas porque no hay lucro, al menos lucro a corto plazo. Entonces, el estado invierte, genera poder de compra en esa poblacion. Cuando eso ocurre, comienzan a invertir los privados.
En el area medica, la empres privada genera un gran avance pero los laboratorios solo se encargan de crear remedios, vacunas que produciran ventas masivas.
Hay enfermedades que solo un pequeno porcentaje de la poblacion se enferma, los laboratorios no estan interesados en esas poblaciones. Asi, que debe invertir en ese tipo de investigacion la empresa estatal.
Otro ejemplo es el ferrocarril. La mayoria de los paises capitalistas, tienen ferrocarril estatal. Muchas veces este ferrocarril no produce grandes ganancias, pero beneficia a la poblacion de zonas no-desarrolladas, pero tambien a la empresa privada porque los costos de transportes son mas bajos que los del sistema de camiones.
El absolutismo privado, y el absolutismo estatal es cosa de mentes hemiplejicas.
02/03/2022 a las 7:01 PM
Excelente: No existe en ninguna sociedad el estatismo o socialismo puro, excluido todo proceso de mercado incluido el negro (estarían allí casi todos muertos), ni existe tampoco el capitalismo de mercado llevado a su extremo, por razones que luego explicaremos.
No obstante, le informo que en Irlanda si existe estatismo, especialmente en pueblos chicos. Mi familia es de origen irlandes, tengo primos en ese pais.