Por Sergio Antonio Graziano.-

El abuso y la invasión por parte del Estado en la vida de los ciudadanos ya se ha tornado insoportable para la mayoría.

El Estado argentino, supremo despilfarrador e inútil y corrupto administrador, avanza sobre los derechos de la gente y sobre su intimidad y su economía, con una pretensión de ordenamiento, control e ingeniería social.

CELULARES

El estado, que no hace nada por proteger a su población de los delincuentes y no hace nada por desmantelar la estructura judicial corrupta que los mantiene en la calle “trabajando” para el sistema, pretende “cuidar” a los ciudadanos prohibiéndoles que usen el celular incluso cuando la marcha del vehículo está detenida en los semáforos en rojo y aplica multas que la mayoría de los ciudadanos no podría pagar.

El Estado debe educar y concientizar acerca del peligro del uso del celular al manejar pero no multar ni perseguir. Se podría cambiar el sistema por un apercibimiento en lugar de la abusiva multa.

El Estado debe educar.

ALCOHOLEMIA

Asimismo, el estado se toma la atribución de invadir la intimidad de las personas obligándolos a entregar sus fluidos corporales sin orden de un Juez.

En efecto, obligar al ciudadano a soplar por una boquilla para que el funcionario estatal verifique si el ciudadano ha ingerido alcohol, constituye una medida inconstitucional, humillante, irrespetuosa y abusiva.

No debemos permitirlo.

Y aún mucho más abusivo es confiscar vehículos cuyos conductores venían manejando sin violar las normas de tránsito y de forma prudente, y dejar a familias enteras de a pie, de noche y en lugares peligrosos a la merced de delincuentes, porque el conductor ha ingerido alcohol.

Si no existiera causa suficiente, como lo sería un manejo irresponsable o errático o maniobras peligrosas, violencia o excesiva velocidad o la clara demonstración de que el conductor no es capaz de conducir de manera prudente conservando su carril…si no existiera alguna de estas razones, el estado no tiene derecho de presumir sin una sospecha o indicios razonables, que el ciudadano está bajo los efectos de una intoxicación por alcohol.

Asimismo, la exigencia de un nivel cero de alcoholemia directamente invade la intimidad y el estilo de vida de la ciudadanía, que tiene el derecho de consumir alcohol de manera prudente y razonable cuando almuerza o cena.

El consumo razonable de alcohol no perjudica el manejo prudente en la ciudad. Es un caso diferente en las rutas, donde la velocidad se transforma en un factor importante.

Lo que el Estado debe hacer es reducir la velocidad de conducción en calles y avenidas mediante reductores de velocidad y semáforos, Asimismo hay que reeducar a los motociclistas, que se han tornado en una horda brutal e imprudente y hasta antisocial.

Programas de educación vial para motociclistas URGENTE.

POLARIZADOS

Otro caso abusivo es el de la ley que regula las revisiones técnicas de los vehículos y que exige que se verifique que estos no posean polarizados en los vidrios del conductor y acompañante.

Esto deja a los ocupantes del vehículo a merced del sol impiadoso del verano y deja a los ocupantes del vehículo a merced de las hordas de marginales que acosan a los vehículos parados en una luz roja escudriñando el interior de los vehículos para detectar objetos de valor.

No debemos permitir esto.

Asimismo, la revisión técnica debería ser cada dos años y no todos los años en vehículos de menos de diez años de antigüedad.

El Estado debe educar, debe concientizar pero de ninguna manera debemos permitir que se meta en nuestras vidas y nos sofoque con multas cuando no es capaz de garantizar ni el buen estado de rutas y calles ni la seguridad publica ni una economía que permita a los ciudadanos una vida digna.

Milei, ¡termine con estos abusos!

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