Por Carlos Tórtora.-

Una breve desaparición de Javier Milei en los medios alcanzó para que corrieran todo tipo de rumores sobre el significado de la misma. Es que, sin duda, el líder libertario es quien marca en mayor medida la agenda política. Su decisión de suspender un reportaje con la CNN también se hizo sentir en la órbita periodística. Lo cierto es que tanto Milei como Sergio Massa y Patricia Bullrich ya están concentrados en la preparación del debate del próximo domingo. En el búnker de JxC crece el temor por un eventual acuerdo entre Massa y Milei para direccionar el debate. En este punto se barajan dos posibilidades. La primera es que ambos candidatos se concentren en atacar a Bullrich colocándola a la defensiva. La segunda consistiría en que los dos se dediquen a criticarse mutuamente y la dejen a ella sin ningún protagonismo. Posicionada tercera en las encuestas para muchos, Bullrich está ya en una situación desesperada y está obligada a salir a buscar un knock out, es decir, alguna intervención brillante que la reposicione ante dos adversarios que ya se sienten con un pie en el ballotage.

El pacto entre Milei y Massa para sacarse de encima a JxC funcionó bastante bien hasta ahora pero fatalmente se extinguiría el 23-O, cuando supuestamente Bullrich haya quedado fuera de juego.

Preparativos

Hasta ahora en la Argentina se da por sobreentendido que los debates presidenciales no tienen peso para cambiar los resultados. Pero esta vez debaten tres candidatos que, encima, según algunas encuestas, estarían en una franja de empate técnico. Todo esto hace que la tensión alrededor del debate sea mayor. En el equipo de Milei, por ejemplo, uno de los puntos centrales es la preocupación porque no se irrite y dé una imagen descompuesta, algo que le pasó en el 2021 ante Myriam Bregman. Los nervios, por ejemplo, le jugaron también una mala pasada al candidato a jefe de gobierno de la Libertad Avanza, Ramiro Marra, en el debate de anteayer. Con todas estas precauciones en marcha, vamos con toda seguridad a un debate sumamente controlado y donde las apuestas más fuertes tenemos que esperarlas de Bullrich, necesitada de salir del tercer puesto.

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