Por Carlos Tórtora.-

El pacto entre Sergio Massa y Javier Milei está a punto de conseguir su objetivo central: que JxC no llegue al ballotage presidencial. Durante la campaña de las PASO, el tigrense no sólo llenó con sus amigos muchas de las listas de candidatos de La Libertad Avanza sino que impulsó la colaboración peronista para fiscalizar las listas de Milei. Ahora, los intereses comunes de ambos se reflejaron, por ejemplo, en el Congreso con el apoyo del líder libertario a la suba del mínimo no imponible del impuesto a las ganancias. Y en el campo de batalla electoral, todavía UP y LLA tienen que conseguir que efectivamente Patricia Bullrich quede tercera. En el marco de este esquema, el 23 de octubre las buenas relaciones entre Massa y Milei deberían dar paso a una cerrada confrontación en función del ballotage. Los síntomas de la ruptura ya están en el aire. Por ejemplo, Milei rompió el frente interno de Massa al incorporar a su tropa a Luis Barrionuevo para que, entre otras cosas, le cuide los votos el 22 de octubre, ya que esta vez no podría contar con el auxilio de gobernadores e intendentes justicialistas. ¿Se inició entonces con Barrionuevo la diáspora de la dirigencia peronista? Lo más probable es que no y que el establishment peronista permanezca leal a Massa por lo menos hasta la segunda vuelta. Después, de ganar la Milei, la disgregación sería inevitable.

¿Y después qué?

Cabe que nos preguntemos entonces por el futuro de la relación Massa-Milei después del ballotage. Si se impone el primero, Milei sería una pieza fundamental para asegurar la gobernabilidad con sus 40 diputados y, 5 ó 6 senadores, que podrían inclinar la balanza. Para el consumo público, se vendería que los libertarios son la verdadera oposición para relegar a lo que quede de JxC. Pero los problemas aparecerían en el caso de que Milei sea presidente. Con su voracidad innata, éste se lanzaría a desmembrar el peronismo y difícilmente Massa, que no se sabe qué rol tendría, podría evitar esta catástrofe. Probablemente en este caso resurgiría Cristina Kirchner como reaseguro de la identidad kirchnerista. Así es que entonces el eje Massa-Milei pasaría a la historia. Más bien habría que pensar en un escenario de agudas confrontaciones.

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