Por Carlos Tórtora.-

El silencio de Cristina Kirchner da para muchas interpretaciones. Una de ellas, la más grave, señala que el kirchnerismo duro preferiría la derrota electoral al triunfo de Sergio Massa. Los motivos serían obvios: el tigrense, en caso de llegar a la Casa Rosada, lo más probable es que se ocupe de reducir al mínimo la influencia de La Cámpora obligándola a Cristina Kirchner a una especie de exilio. En cambio, en caso de triunfar por ejemplo Javier Milei, se daría una fuerte polarización en la sociedad y esto le permitiría al kirchnerismo recomponerse como expresión opositora, sobre todo si cuenta con la gobernación de Buenos Aires. Detrás de este enfoque subyace otra cuestión y es que Cristina creería que sería muy difícil para Milei conseguir una cuota razonable de gobernabilidad y que, probablemente, su inferioridad numérica en el Congreso lo pondría a tiro del juicio político. Todo esto implicaría la esperanza de un pronto retorno al poder.

Patricia Bullrich, necesitada de ideas fuerza para su campaña, tanteó recientemente este tema al decir «no somos boludos, si Milei gana, a los dos meses vuelven ellos».

La realidad es que la participación de La Cámpora en la campaña de Unión por la Patria es menor a la esperada y, como es por otra parte razonable, no hay ningún entusiasmo por Massa en la izquierda peronista.

Los riesgos

Casi todo dependería ahora de los números en las próximas semanas. Si Massa consigue que se instale que efectivamente llegará al ballotage, es probable que el kirchnerismo se debata entre apoyarlo seriamente o no apoyarlo. Pero si Bullrich se recupera y le da batalla al ministro de economía, en el entorno de la expresidenta podría ganar espacio la idea de apostar a la derrota. Por supuesto que esta jugada tiene riesgos importantes. El primero, poco probable, es que Kicillof pierda su reelección, con lo cual el kirchnerismo quedaría en la calle. El segundo, que se desencadene una ola de procesos por corrupción a funcionarios kirchneristas, sin hablar de la propia Cristina.

Por el momento, esta tirantez entre los intereses de Massa y del kirchnerismo no sale a la superficie, aunque está latente en los reclamos de aquél para recibir mayor apoyo.

Hay quienes le aconsejan al candidato que aparezca junto a Cristina para movilizar a la militancia k. Pero en el entorno de Massa prevalece por ahora la idea de que hay que mostrarse más allá del kirchnerismo, o sea, como representando a un nuevo peronismo de centro. Tal como están las cosas, la no participación de la vicepresidenta en la campaña se iría convirtiendo en un problema cada vez más delicado.

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