Por Luis Américo Illuminati.-

«En algún momento de un futuro no muy lejano, medido por siglos, las razas civilizadas del hombre se exterminarán casi por seguro, y las reemplazarán las razas salvajes en todo el mundo» (Charles Darwin).

La frase precedente lo revela a Darwin dotado de una clarividencia asombrosa, habida cuenta el actual panorama mundial. Cabe aclarar que Charles Darwin cuando escribió «La evolución de las especies» y «El origen del hombre», fue mal interpretado acerca de que el hombre desciende del mono, teoría que se opone al creacionismo, esto es, el hombre creado por Dios (Génesis). Lo que dijo Darwin no fue que los hombres descienden de los monos ni que evolucionaron de los monos, lo que dijo fue que los monos, simios y humanos deben tener un ancestro en común, lo cual es discutible. Lo que sí Darwin afirma categóricamente -y no es discutible- es la involución o degeneración de la especie humana. Dice al respecto: «La progresiva degeneración de la especie humana se percibe claramente en que cada vez nos engañan personas con menos talento». Por la bondad natural de los simios es sumamente injusto decir que el hombre desciende de ellos. En la Argentina se percibe claramente este fenómeno en los individuos que votan a los mismos terroristas, ideólogos y cómplices que quisieron voltear el gobierno del fundador del movimiento luego de su regreso del exilio en Madrid. Los simios son mucho más inteligentes que esta sub-especie.

En este mismo orden de ideas, Nietzsche en un pasaje del Zaratustra, dice que el superhombre es con respecto al hombre lo que el hombre respecto al mono, afirmación que de vivir hoy día el filósofo alemán y darse una vuelta por nuestro país, revisaría dicha afirmación y sería muy probable que concluyera que el superhombre no existió nunca, que es una ficción, una caricatura, un superhéroe de celuloide para un mundo que consume baratijas como el hombre de acero que vino de Kriptón y, que César, el mono inteligente de la saga «El planeta de los simios» es una teoría que podría llevar a la conclusión de que el mono estaría destinado a reemplazar al homo sapiens devenido en homo-zombi.

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