Por Carlos Tórtora.-

El asesinato de Morena Domínguez transformó el escenario del cierre de la contienda electoral. El crimen tiene en lo inmediato un doble efecto contrapuesto en la campaña de Patricia Bullrich. Por un lado la perjudica, ya que el hecho ocurrió en Lanús, municipio gobernado por su candidato a gobernador, Néstor Grindetti. Pero por otra parte la beneficiaría, porque vuelve a poner en primer plano la inseguridad del conurbano siendo que Bullrich es la dirigente más dedicada a la lucha contra el delito.

Un primer interrogante es si el caso Morena puede influir en el voto de este domingo, sobre todo en el conurbano bonaerense. En líneas generales, los analistas de opinión coinciden en que la inseguridad gravita pero no tiene una influencia decisiva en la determinación del voto. Sin embargo, muchos recuerdan la exitosa campaña de Carlos Ruckauf en el 99 bajo la consigna de «meta bala».

En la actual campaña, Horacio Rodríguez Larreta intentó sacarle votos a Bullrich rodeándose de halcones como Florencia Arietto, Waldo Wolf y Cinthia Hotton. Por su parte, tanto Diego Santilli como Axel Kicillof tienen mensajes moderados contra la inseguridad, desde ya mucho más que Javier Milei y Carolina Píparo.

Massa elude

Sergio Massa está entre los cautos y le escapa a las posturas de mano dura, con las que no se siente cómodo. En realidad, con la excepción de Sergio Berni, todo el kirchnerismo coloca en un lugar secundario a la lucha contra la inseguridad y se trata de una cuestión ideológica inmodificable.

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