Por Luis Alejandro Rizzi.-

En la vida nos pasan cosas buenas y malas; así es, pero cuando mueren criaturas a uno le pega de un modo diferente y lo sentimos como una injusticia incomprensible, incluso los creyentes ponemos en duda nuestra fe, creemos que hasta Dios es injusto.

También es grave y triste a la vez que la Jueza Ana Figueroa se haya otorgado una suerte de licencia, supongo paga, en vez de haber renunciado por haber cumplido la edad fijada en la Constitución, para cesar en la función judicial, pese a la doctrina fijada por la corte en el caso Schiffrin en el año 2017 que así lo ratificó. Se trataría de un delito contra la República; es muy grave.

Hace unos años murieron en una playa de Grecia Alan y Galip Kurdi. Migraban desde Siria en busca de una vida mejor. Tenían sólo tres y cinco años. Fue noticia mundial.

El periodismo informaba en general así: “Alan era parte de un grupo de casi treinta sirios que intentaba llegar a Grecia. Según agencias, al menos 12 de ellos se ahogaron frente a las costas de Turquía cuando naufragó la pequeña embarcación que los transportaba. Uno de los muertos era Alan, un pequeño niño sirio de tres años que falleció junto a su hermano Galip, de cinco, y su madre, Rihan.”

La foto de Alan muerto en la playa fue primera plana mundial y esa muerte puso también en primera plena la cuestión de las migraciones humanas y las políticas de los países al respecto, obviamente en general analizadas y ponderadas de los cristales de la ideología más oportunista.

Hoy Alan y Galip pasaron al olvido.

Decía en una nota que publiqué en esos días: “El error del periodismo es la de pretender identificar culpables o responsables por eso soy enemigo de los “nunca más”, es bueno que sea una aspiración, por cierto irrealizable pero es malo que se nos pretenda hacer creer que es posible… Aylan Kurdi murió injustamente pero cuántos otros “Aylan” han muerto sin que nadie los fotografíe… A todos los “Aylan” sin excepción sólo cabe pedirle a Dios que les conceda la plenitud que es inalcanzable en la vida terrenal y quizás desde esa plenitud comprendan por qué murieron “injustamente”.

Ayer murió también muy injustamente Morena Domínguez, una criatura de once años. No murió en una playa pero simbólicamente murió al ingresar a su escuela. Era su playa de arribo. Como Alan y Galip, buscaba en la educación una vida mejor, no pudo ser.

Alan y Galip huían de la barbarie de un régimen podrido y campo de batalla de ambiciones puramente personales y perversas.

Morena, y su familia, buscaba a sus once años una vida mejor y la escuela debía ser uno de los medios que junto a su esfuerzo, la ayudaría en su pretensión del ascenso social.

Alan, Galip y Morena partían de sociedades decadentes, de niveles de pobreza inadmisibles, de modos de vida indignos en los que las personas son sólo medios para lograr dominio político ideológico y ganar dinero espurio traficando con las miserias de conurbanos en los que impera el desprecio y la desaprensión. Quizás Siria sea hoy un inmenso conurbano.

La policía de la Provincia tiene el control del narcotráfico, lo que implica que la “corrupción” es su estilo. Se muestra cómplice de las “barras bravas”, que garantizan desde el mundo de las “ferias de lo robado y falsificado” hasta el mercado del tráfico de votos, fijando los precios y las condiciones de venta entre los segmentos más indefensos y desfavorecidos de la sociedad.

No interfieren el «poder malevo» de los “porongas”, “una denominación que reivindica el supuesto coraje y agresividad de quienes e ganan ese rango en una jerarquía que dejó de ser utilizada exclusivamente entre la población del sistema carcelario y se extrapoló al universo paralelo en que los barras conviven y defienden intereses de partidos políticos, sindicatos y empresas” (“El conurbano salvaje” pág. 158).

En este entorno fue asesinada Morena, pero mientras el conurbano continúe siendo un “outlet” político, no será la última; es inevitable, como lo fue Daniel Barrientos, el colectivero asesinado en mayo pasado, mientras, también trabajando, buscaba seguir mejorando su destino personal.

Lo triste es que en esta involución cultural, de eso se trata y en ese punto se encuentran Alan, Galip, Morena y Daniel, y muchos otros muertos y heridos desconocidos, está ocurriendo porque no hay dirigencias; fueron sustituidas por las bandas, algunas de «pavos reales», que modelando la voz y administrando el énfasis, desde el mundo de la (in)cultura hasta el resto de las actividades, pretenden darnos lecciones de vida y comportamiento.

En cuanto a riquezas, no sólo los Kirchner no pueden justificar su patrimonio. Por algo la causa de los cuadernos no avanza y una Jueza, Ana Figueroa, se autoconcede una licencia con goce de salario cuando ayer debería haber renunciado para jubilarse, ¿ESO NO ES SEDICION? Esta gente pretender ser «elite» son rancias oligarquías.

Esto también es muy grave, porque también habla no bien de «todos nosotros», algo tenemos que ver.

Ayer fue un día muy triste… murió asesinada Morena y una Jueza se autolicenció con salarios pagos, contribuyó al desprestigio judicial, también es muy triste.

En este marco deberemos ¿elegir o «descartar? Dejo mi comentario para mañana pero adelanto una paradoja: la gente me pregunta más por el precio del dólar el 14, como si ello condicionara la elección del día anterior, que es un «13…»

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