Por Paul Battistón.-

Ellos sueñan con ella y ella con el poder.

Del inicio femenino se desprende el sujeto oculto “una agrupación” de embrollado entender cuando el masculino en forma de macho o portentoso acontecer refuerza el “la”.

La Cámpora feminizando el desastre es la maternidad del colapso, la madre de los desmanes. La contrapartida, La Solano Lima, fue la madre de las burlas. La Néstor Kirchner fue demasiado.

La Carlos Tejedor no existe; es sólo un formato semántico de advertencia de la calamidad que sale indemne.

Nunca habíamos tenido algo tan eficaz en malicia, algunos analistas afirman eficaz en política. Si las coincidencias entre ambas disciplinas son tantas para confundirse, entonces estamos jodidos.

Que nadie le arrebate los frutos del triunfo (el desastre lo es). Ella es el factótum de nuestro estado (estado de las cosas). Excluirla no cabe en la redacción de ninguna estrategia.

La estrategia es ella; es su propia estrategia pero cualquier otra no cuenta.

En todos los escenarios está, menos en el perdedor. La palabra derrota no puede existir para alguien con el sentido de la oportunidad tan preciso.

Con su imagen de líder internacional otorgada por foros de la intelectualidad standard siniestra, se ve obligada a reforzarla en el coincidente momento de su reafirmación de salvadora regresando de su inexistente ausencia. Sólo puede haber un evento que al precio de uno le dé los dos logros (el tiempo es poco).

Alberto lamiendo las suelas de Biden y Ted Cruz pidiendo que se la investigue al unísono son la prueba exacta de su posición opositora (como alguna vez lo fue Julio Cobos desde el mismo cojín).

A fuerza de nunca ver el progreso, carecen de la posibilidad de no victorearla desde el lodo. En esa tierra enferma está su ejército para marchar. Para el resto del peronismo será necesario ampliar su visión para notar que el triunfo debe con ella ser coincidente.

Las sospechas de que la derecha (antidemocráticamente elegida por el voto de los engañados) alcance la presidencia, la pone al frente de su propia primera fila, la provincia (refugio y fortificación) contra la ciudad huésped de su propia arrogancia de los helechos iluminados.

Sólo necesita convencer a quien aun teniendo posibilidad de ser reelecto se corra tras la fulgurante oferta de ser el mascarón de proa de la heroica derrota. Al gobernador sus pocas luces le requerirían un “sí” ante tan iluminada oferta de la foto en la boleta con la pomposa indicación de candidato a presidente. Un vector quizás no lo suficientemente largo como para satisfacer su éxtasis de imaginarse sentado en la ciudad de las luces al comando de la nave.

Ella sería en la derrota de su estúpido de turno la triunfadora. La Rosas (en su máximo delirio) o La Carlos Tejedor (bajo cierta medicación) tejiendo la revolución armada con los esbirros insuflados en la miseria urbana.

Las diferencias vueltas insalvables a nivel grieta, devenidas en una literal fragmentación impiden todo avance a base de consenso. El no funcionamiento legislativo no debe ser ya visto como una falla sino como un objetivo. Una prohibitiva revuelta es la solución a la extrema fragmentación fuera del alcance muy por la derecha (a nivel golpe) de cualquier actor, salvo de quien tenga en su voz la facultad asignadora de lo que es democracia y de lo que no.

El error necesario de Macri renunciando a ser candidato tuerce el destino y nos libraría a futuro de personalismos (el macrismo se mató). Quedan nuestros destinos listos para comprobar lo peligroso que puede ser la ausencia de personalismos a nivel anulación de liderazgos.

La renuncia de Macri la salvó de la postulación al primer puesto perdedor; sólo tendrá que convencer al estúpido más cercano que abandone la silla y corra tras el vértigo hacia la derrota de su posible victoria como gobernanta protagonista de la historia en redacción.

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