Por Hernán Andrés Kruse.-

Las escenas que captó la televisión el martes 20 en la capital jujeña tuvieron mucho parecido con lo que aconteció en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el 20 de diciembre de 2001. En las horas previas a la renuncia de Fernando de la Rúa el centro porteño se asemejó a la Franja de Gaza. Hubo corridas, enfrentamientos entre la policía y los manifestantes, ataques de la caballería contra las Madres, presencia intimidante de varios carros hidrantes, humo, fuego, gritos y, lamentablemente, muchos muertos o, mejor dicho, ejecutados a sangre fría. Veintidós años después un escenario similar tuvo lugar en la capital jujeña. Pero en esta oportunidad, afortunadamente, no hubo que lamentar víctimas fatales.

¿Por qué la capital jujeña estuvo a punto de estallar en mil pedazos el martes pasado? Veamos. En la mañana de ese día el gobernador Gerardo Morales aprobó la reforma de la constitución provincial. La nueva constitución prohíbe los cortes de calles y rutas, y la ocupación de edificios públicos. Casi de manera simultánea partidarios de Milagro Sala, detenida desde que asumió Morales, militantes del trotskista Polo Obrero y miembros de varias organizaciones sociales no tuvieron mejor idea que atacar el edificio de la Legislatura, lo que provocó un feroz enfrentamiento con la policía. Hubo una lluvia de balas de goma, piedrazos, gas pimienta, palos y vallas caídas. En ese ambiente el gobernador juró frente al parlamento y dio por aprobada la nueva constitución. El momento de mayor tensión se vivió cuando los manifestantes intentaron prender fuego a la Legislatura, tal como aconteció a fines de diciembre de 2001, cuando, estando en la presidencia Adolfo Rodríguez Saá, manifestantes quemaron parte del frente del Congreso.

Ante el cariz que estaban tomando los acontecimientos Gerardo Morales publicó el siguiente mensaje en su cuenta de Twitter: “Hago responsable al presidente Alberto Fernández y a la vicepresidenta Cristina Kirchner de la extrema violencia que se está viviendo en la provincia de Jujuy. Los violentos no nos van a torcer el brazo. A 40 años de democracia, llamo a todos los argentinos a repudiar lo que está haciendo el kirchnerismo y el Frente de Izquierda en  Jujuy”. El apoyo de Juntos por el Cambio al gobernador no se hizo esperar. Horacio Rodríguez Larreta, precandidato presidencial, publicó en su cuenta de Twitter: “Lo que está pasando en Jujuy es la muestra de lo que es capaz el kirchnerismo resistiéndose al cambio. De la mano de Milagro Sala salieron a romper toda la Legislatura Provincial donde se estaba aprobando una reforma constitucional decidida por la gente a través de sus representantes. Este tipo de violencia antidemocrática nos la vamos a encontrar a partir del 10 de diciembre cuando empecemos a transformar la vida de los argentinos para siempre, y vamos a bancar igual que como lo está haciendo Gerardo Morales con la constitución y la ley como banderas, no vamos a dejar que nadie se quiera llevar puesto el cambio que vamos a decidir los argentinos. Todo mi apoyo a Gerardo y a todos los jujeños de bien que quieren vivir mejor” (fuente: Perfil, 20/6/023).

En su mensaje de apoyo a Gerardo Morales, Larreta reconoce que si llega a la presidencia, a partir del 10 de diciembre deberá enfrentar una oposición feroz, dispuesta a hacer lo imposible por dinamitar su gobierno. Semejante diagnóstico fue corroborado por el diputado nacional Eduardo Valdés, alineado con la vicepresidenta de la nación, quien entrevistado por periodistas de la Agencia Paco Urondo, reconoció que si la oposición, en obvia referencia a Juntos por el Cambio, llega al gobierno la convulsión social que hoy sufre Jujuy se extenderá a lo largo y ancho del país. Como el diputado refleja el pensamiento de Cristina, conviene analizar con sumo cuidado sus palabras. “Nosotros una de los cosas que garantizamos, con todas nuestras virtudes y con todos nuestros defectos, es la paz social. Los sectores más organizados de la sociedad argentina peticionan, pero no convulsionan como está pasando en este momento en Jujuy”, sentenció. Luego acusó a Morales de valerse de una mayoría circunstancial para “anular derechos sociales y el derecho a peticionar fundamentalmente, y se está queriendo prohibir”. “Ese es el país que se viene, el que está practicando Jujuy” (fuente: Infobae, 21/6/023).

Si el kirchnerismo es el único garante de la paz social, significa entonces que sólo el kirchnerismo puede ejercer el poder en la Argentina. Significa entonces que si por un capricho de la historia el poder cae en manos de la oposición, la paz social pasa a ser una quimera. Valdés ignora una de las cualidades básicas de la democracia republicana: la alternancia en el poder. Lo que hace el diputado no es más que apología del partido hegemónico, propio de aquellos regímenes contrarios a la democracia republicana.

El mensaje de Gerardo Morales mereció una dura respuesta de la vicepresidenta de la nación. En su cuenta de Twitter escribió: “Hágase cargo gobernador Morales y pare con la locura represiva que su propio accionar ha desatado. Lo que está sucediendo en la provincia de Jujuy es absoluta responsabilidad suya y usted lo sabe”. “Pareciera que la represión salvaje está” en su ADN. “Usted fue un alto funcionario del gobierno de la primera Alianza que en el año 2001 declaró el estado de sitio y fue responsable del asesinato de 38 argentinos”. Minutos más tarde quien le respondió al gobernador fue el presidente. “Usted es el único responsable de haber llevado a nuestra querida provincia de Jujuy a esta situación límite tratando de imponer una reforma constitucional que no respeta la constitución nacional”. “Una reforma que desatiende acuerdos internacionales, no escucha a los pueblos originarios y niega el derecho a la protesta. El gobierno nacional respeta el federalismo y los resultados electorales locales, pero debe garantizar la convivencia y el respeto a los derechos humanos”. “Por eso exigimos al gobierno de Jujuy el cese inmediato de la represión. Asimismo, también exigimos al gobierno de Jujuy a encontrar caminos de diálogo para superar la controversia que ha creado” (fuente: Infobae, 20/6/023).

Para Morales los únicos responsables de la violencia que azotó a la capital jujeña el 20 de junio son el presidente y la vicepresidenta. Para Alberto y Cristina, por el contrario, el único responsable es el gobernador. El problema no es tan simple. Todos son, me parece, responsables. El 7 de mayo el pueblo eligió por amplia mayoría un nuevo gobernador, que responde a Morales. También ese día hubo una elección de constituyentes que reformaron la constitución jujeña. Esa reforma contó, cabe recordar, con el apoyo del PJ jujeño. El problema es que Morales aprobó la reforma constitucional justo cuando quedan horas para que las fuerzas políticas designen sus candidatos a presidente. Consciente  o no tanto, Morales provocó un incendio de impredecibles consecuencias.

Ahora bien, en la vereda de enfrente el oficialismo nacional estaba esperando ansiosamente que Morales actuara de esa manera. Estaba esperando ese gesto  que legitimara el violento accionar de los manifestantes. El gobierno quería que Morales reaccionaria como lo hizo: de manera violenta. Fue una provocación planificada y ejecutada con “profesionalismo”. Morales no hizo más que “darle el gusto” al kirchnerismo. Quedó como un gobernador autoritario que sólo sabe reprimir a su pueblo.

Es cierto que la represión de la policía fue tremenda. Hubo numerosos heridos y varios detenidos. ¿Pero podía reaccionar de otra manera? ¿Podía invitar al diálogo a los vándalos que intentaron incendiar la Legislatura? El gobierno procuró que el gobernador quedara como “el malo” de la película. En las últimas horas Horacio Verbitsky lo tildó de fascista. “Es un dirigente sumamente peligroso” afirmó en la televisión pública. En respuesta a la estrategia del oficialismo, los máximos referentes de Juntos por el Cambio respaldaron públicamente a Morales. Dijo Patricia Bullrich: “Vamos a defender al gobierno de Jujuy elegido hace pocos días por elecciones libres”. “Todo Juntos por el Cambio está del lado de la no violencia y en contra del gobierno que le dio a las fuerzas federales la orden de no actuar”. Venimos a hacer una denuncia concreta sobre el accionar del gobierno nacional en la provincia de Jujuy que dictó una constitución soberana y aparecieron organizaciones financiadas por el gobierno nacional, con la intención de sembrar el caos, la violencia, el descontrol en el mismo momento en que en la provincia del  Chaco, los mismos grupos, manejados por el kirchnerismo, igual que los de Milagro Sala, están siendo acusados de un femicidio”. Por su parte, Rodríguez Larreta  sentenció: “Esto es el kirchnerismo”. “Quieren frenar los cambios”. “Están buscando distraer del drama que está ocurriendo en Chaco y para distraer de la inflación, de las situaciones de violencia e inseguridad, y quieren frenar el cambio y eso no lo vamos a permitir” (fuente: Perfil, 20/6/023).

Se está en presencia del comienzo de la campaña electoral. El debate de ideas, el respeto mutuo, brillarán por su ausencia. El kirchnerismo acaba de dar un mensaje claro y contundente: “haremos todo lo que esté a nuestro alcance para conservar el poder”. Ello significa actuar en función de la clásica concepción “amigo-enemigo” elaborada por Carl Schmitt, el teórico del nacionalsocialismo. Para el kirchnerismo Juntos por el Cambio es el enemigo y con el enemigo, ya se sabe, no se dialoga. Forzó la represión de la policía jujeña para cohesionar al peronismo, tal como intentó hacerlo Perón luego del bombardeo a la Plaza de Mayo en junio de 1955. En la vereda de enfrente, los referentes de Juntos por el Cambio se mostraron unidos para darle el siguiente mensaje al gobierno: “su violencia no nos intimidad. Cuando seamos gobierno no nos temblará el pulso para garantizar el orden”. Nos esperan, qué duda cabe, momentos dramáticos.

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