Por Carlos Tórtora.-

«Ya estamos 5 puntos arriba gracias al rol de Mauricio y, si seguimos así, la elección está ganada». La frase es de uno de los adláteres de Mauricio Macri y expresa el razonamiento del círculo áulico del PRO. Esto es, que la traslación de los votos que obtuvo Patricia Bullrich hacia Javier Milei está funcionando gracias al rol de puente que cumple el expresidente con sus apariciones públicas.

Pero la otra campana suena también en el hotel Libertador. Sectores de la ortodoxia libertaria cercanos a Karina Milei sostienen que el fundador del PRO cuenta con una mala imagen entre el público libertario y que en estos núcleos la idea de un Macri cogobernando sería una máquina de ahuyentar votos, así que lo mejor que podría hacer este es llamarse a silencio.

La polémica está planteada y hasta es probable que ambos bandos tengan algo de razón.

Pero la realidad es que Macri no sólo está rescatando votos con su alto perfil -que eclipsó bastante a Patricia Bullrich- sino que está empezando a construir poder nuevamente. Ayer, Eduardo Amadeo salió a oficiar como vocero del PRO diciendo que éste defenderá los doce puntos leídos por Bullrich durante la conferencia de prensa en la que anunció su apoyo a Milei. Horas antes, este último había difundido un extraño video en el que pregonaba una serie de propuestas en los términos de Bullrich. Pero al día siguiente aclaró Milei que sus grandes metas, como la dolarización o la eliminación del Banco Central, son inmodificables. Y esto fue lo que precipitó la aclaración de Amadeo.

A todas luces, hay entonces una tensión in crescendo entre Milei y Macri acerca, sobre todo, de la futura política económica en caso de ser gobierno. Esto conlleva el actual avance de varios economistas macristas sobre el incipiente equipo económico de la Libertad Avanza.

El futuro en dos etapas

En materia de análisis político, Macri estaría funcionando como el factor que presiona para que Milei cumpla con el teorema de Baglini. Es decir, que vaya moderando su discurso a medida que se acerca a la Casa Rosada. De seguir las cosas por este cauce, el libertario iría soslayando sus propuestas más drásticas para ir asumiendo otras más moderadas salidas de las filas del partido amarillo. Pero si Milei optara en cambio por endurecer su discurso y no renunciar a sus banderas, la crisis con su nuevo aliado sería difícil de evitar. Hasta el 19 N es probable que está tensión subsista sin riesgo de crisis. Es que Milei necesita el aporte financiero y los 80.000 fiscales que le prometió el macrismo y esto lo induciría a ser concesivo. El verdadero problema empezaría al día siguiente de la elección y en caso de ganar. Ya presidente electo, hay que ver si Milei aceptaría sin más las condiciones que impone el macrismo. Para entonces ya no jugaría el teorema de Baglini, que se aplica sólo a la aproximación al poder. En la nueva etapa, comenzaría un proceso de acumulación de poder en la figura presidencial. Y Milei, por su propia personalidad, es casi imposible que acepte reflejarse en el espejo de Alberto Fernández.

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