Por Alfredo Nobre Leite.-

Señor director:

Es una tomadura de pelos y una medida demagógica que la vicepresidente Cristina Fernández de Kirchner y el presidente de la Cámara de Diputados, Sergio Massa (cuya expresión facial lo dice todo, es decir que fue impuesta por aquella), se hayan puesto de acuerdo para dar un bono a trabajadores y, seguramente a los asesores de los legisladores, de unos 40 cada uno, del Congreso a partir del 30 de marzo, según la resolución conjunta 8/20, estando el Congreso invernando, de un 13,56%, teniendo en cuenta que el presidente Alberto Fernández anuló por decreto la ley de movilidad previsional y el ajuste del 11,56% que correspondía a los jubilados a marzo pasado, y congeló por 180 días la actualización de los haberes superior a los 20.000 pesos, de modo que en seis meses perderán totalmente el poder adquisitivo con una inflación del 50% anual, y seguir «dando a la «maquinita» de la falsa felicidad», siendo una execrable acción con quienes carecemos de fuerzas de choque ni cortamos las avenidas Belgrano y 9 de julio para reclamar al Estado bonos, todo aquél que no trabaja y ni piensa hacerlo.

La lamentable decisión de los presidentes de ambas cámaras del Congreso no tiene otro propósito que el electoral, ya que el kirchnerismo no piensa en otra cosa que seguir depredando los recursos del Estado, enriqueciéndose y fabricando pobres, los 12 millones de personas que legó al ex presidente Mauricio Macri, sin beneficio de inventario.

No es más que el peronismo que se ha apropiado de unos cuatro productos (PBI) de Argentina, empezando por Perón, que al año 1946 recibió una fortuna de 1.680 millones de dólares en billetes y barras de oro que no cabían en las bóvedas del Banco Central, que hasta estaban en sus pasillos; y a 1955, al ser depuesto legó una deuda externa de 757 mil millones de dólares y otra interna de unos 37 mil millones de pesos moneda nacional. Y otro «benefactor» de la humanidad fue Carlos Menem que por las controvertidas privatizaciones de los servicios públicos recibió la suma de US$ 44.590 millones, según cifras del Banco Mundial, que se esfumaron en sus bolsillos y de sus adláteres, legando a Fernando de la Rúa una deuda externa de 135 mil millones de dólares -de Alfonsín había recibido US$ 58.000 millones- y un servicio de la deuda de 10.000 millones de dólares anuales, con un país en estanflación desde 1998, y sin capacidad de pago de la deuda.

Estos son los benefactores de la humanidad, que supimos conseguir, como el dúo Néstor C. Kirchner y su viuda, que en 12 años y medio de desgobiernos, se apropiaron de unos US$ 80.000 millones, según las malas lenguas, por lo cual la actual vicepresidente de la Nación, Cristina Fernández de Kirchner está sometida a juicio oral como sedicente jefa de una asociación ilícita para delinquir.

¡Que el Señor nos libre de esos benefactores con bienes ajenos (de quienes trabajamos para mantener los planes de beneficencia de toda índole a millones de vagos -con un claro propósito electoral- que no trabajan ni piensan hacerlo)!

Con cordiales saludos.

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