Por Otto Schmucler.-

Como simple ciudadano que se informa, a quien le interesa la política, porque lo desvela su país, donde crió y educó a sus hijos, observo que sería necesario “que todos depongamos las armas” en momentos tan oscuros e inciertos como este que vivimos, Sr. Presidente.

No es diciéndole a la oposición en modo Gieco, “bajen las armas” que va a lograr su propósito. Como metáfora de balada, donde no se confrontan datos puede que funcione pero a la hora de gobernar “para todes”, sin privilegios ni vivos que se adelanten en la fila de las vacunas, no.

¿Son “los grupos poderosos que embisten” los que provocaron que La Matanza tenga (desde siempre) enormes cantidades de marginados, que viven en condiciones infrahumanas, con criaturas desnutridas chapoteando en el barro, mostrándonos en sus ojitos la desesperanza del que solo arrastra frustraciones y espera la llegada de la próxima marcha o piquete para que los administradores del hambre les tiren unos pesos, el sanguche y la coca en las cercanías del micro que los llevó al lugar del último piquete? (mientras el Municipio guarda fondos por más de 20.000 M de pesos, y sus dirigentes viven, protegidos, en Barrios privados, Puerto Madero o Recoleta, mandan a sus hijos a colegios privados y curan sus nanas en sanatorios Vip, sin privarse de nada).

¿Son los comerciantes inescrupulosos los que inauguraron “una canilla, lagrimeando de emoción ante los desesperados del Chaco profundo que no tienen agua?”

Si no es por el periodismo independiente (ojo, que esto sucede aquí y en todo el mundo), ¿se enterará el pueblo de los lujosos aviones en los que se transportan los gobernadores y/o funcionarios para asistir y aplaudir en actos y celebraciones como la del 9 de julio en Tucumán?

Bajen las armas, y los gastos superfluos que generan los miles de empleos públicos cubiertos por amigos y/o familiares (con sueldos inmensos) y pónganse a trabajar pensando en el pueblo, antes que en 2023.

Share