Por Juan José de Guzmán.-

No voy a intentar conmover a quien lea esta carta trayendo a colación las innumerables razones por las que Boudou merecía pagar con la cárcel su actuación en la función pública, porque esto ya lo dijo en las 10 páginas del fallo el Tribunal Oral Federal 4 que lo sentenció en agosto de 2018. Me interesa sí proponer que se excluya el término “Honorable” de todas las referencias al Senado de la Nación.

Es inadmisible que pueda adjetivarse de esta manera a una de las cámaras que conforman el Poder Legislativo de la Nación después de haber ofrecido un recibimiento como el que en el Congreso se le tributó al ovacionarlo, de pie (hasta le regalaron un “ídolo” cuando acallaban los aplausos) a alguien que estuvo preso no por causas políticas sino de corrupción, condenado en todas las instancias, con sentencia firme e inhabilitación de por vida para ejercer cargos públicos.

Este “ídolo” logró reducir su condena en 10 meses valiéndose del agujero que tiene la ley que, intentando ayudar a la reinserción del reo ofrece quita de días de cárcel (si el juez lo acepta) por cada uno de los varios cursos que se dictan en los Servicios Penitenciarios a los condenados, para incentivarlos a que estudien mejorando con ello sus posibilidades para conseguir trabajo una vez que hayan cumplido la pena.

Así las cosas, el ex vicepresidente decidió mejorar las suyas y realizó todo tipo de cursos de “estímulo educativo” (Montador electricista, Electricista instalador, Práctico en organización de eventos, etc., etc.) logrando que el Juez Obligado le redujera en 10 meses su condena efectiva otorgándole la libertad condicional al haber cumplido entonces los dos tercios de su condena.

Queda claro que la corrupción en nuestro país ha generado un andamiaje de poder tan sólido que no solo promoviendo cambios en la Justicia, sino también en las estructuras legislativas (donde está enquistado) podremos pensar en romper ese entramado mafioso.

Pero para que ello ocurra… tendremos que meditar mejor nuestro voto.

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