Por Hugo Modesto Izurdiaga.-

Nuestro Jugador estrella ya estará al tanto del brutal ataque al negocio de la familia de su esposa y la amenaza hacia su persona. Además, conocerá que en rosario, hay mafiosos que están matando argentinos y esto sucede porque hay funcionarios ineptos, justicia y fuerzas de seguridad, que deberían controlar, pero que miran para otro lado y no hacen nada para combatirlos.

¿Qué garantía puede tener Lionel, de que no le va a pasar nada, cuando venga a jugar los amistosos con la selección nacional en Buenos aires y Santiago del Estero? Si los capos que manejan la droga (algunos de ellos presos) disponen de teléfonos en las cárceles para comunicarse con el exterior y así continuar delinquiendo y asesinando a gente inocente. Así fuera que el gobierno de los Fernández le dé todas las garantías de protección, sería conveniente el no presentarse a jugar. Nuestros gobernantes no pueden brindarle seguridad a nadie. Ni siquiera pudieron cuidar a la vicepresidenta en el frustrado atentado. Y ni que hablar de la muerte del Fiscal Alberto Nisman y su laxa custodia.

La información del atentado llegó a nivel mundial causando un gran alboroto periodístico. Pero seguramente lo será aún más sí, «La pulga» se niega a jugar en nuestro país los dos cotejos que tiene pensado realizar.

Si Messi toma la decisión de no venir, será noticia en todos los países del mundo, y así quedará al descubierto «la relación asociada y corrupta que existe entre quienes nos tienen que cuidar y los narcotraficantes». Los narcos se manejan con impunidad, gracias a la total anarquía por la que transita la república en materia de seguridad. El narcotráfico se mueve con total libertad por la connivencia de algunos cuantos personajes, por ahora ocultos.

Conclusión: El Chapo Guzmán, el más alto jefe narcotraficante mexicano, está recluido en una cárcel de Estados Unidos y estando allí, no se le permite tener contacto con nadie y se lo mantiene absolutamente aislado. Aquí, en cambio, algunos presos gozan de privilegios y derechos.

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