Por Manuel Lichtenstein.-

En el amplísimo vocabulario de idioma español contamos con innumerables adjetivos como para ensalzar la figura, las condiciones generales y los méritos de cualquier persona que se destaque en las disciplinas que regirán sus pasos por la vida y de lo que de ella dependa.

Pero hete aquí, que la FIFA, al premiar al ganador del Quinto Balón de Oro, record absoluto logrado por un Señor, en el sentido completo y mayúsculo de la palabra, me deja en “orsai” y no encuentro le dimensión de los elogios como para dar con el punto justo en mi visión como observador como futbolero y catador de personas.

Además con Leo Messi, ya que obviamente de él se trata, no encuentro el parangón comparativo que me de las chances para dimensionar su personalidad.

Y digo bien de su persona, porque curiosamente, aunque a él le cueste rajarse de su singular timidez, en todo lo que se refiera a su andar por la vida, nos demuestra que el es superior a cualquier creación técnica humana, aun cuando solamente camine.

Leo es un tipo que Dios privilegió desde el instante en que fuera concebido por sus viejos y el día que abrió sus ojos por primera vez, ya en su persona brillaba el halo sobre natural que lo convirtió en un súper dotado cuyas virtudes — que jamás dejó de demostrar, hizo que pasara por encima de cualquier creación tecnológica y científica, humana, ya que su intelecto, sus neuronas y los latidos de su corazón, son de un calibre inimitable, ya que es el mismo, sin proponérselo, es quien se encarga de demostrar.

Su capacidad superadora pasa por una estación donde la perfección es una matriz que le pertenece. Alguna vez me referí a la coordinación de su pie izquierdo con las neuronas que le ordenan sus movimientos, y hoy después de algunos años de esos cometarios, es notable como Leo perfeccionó a la perfección.

Leo es una síntesis invalorable de lo que puede llegar a constituir un ser humano mientras predomine su capacidad creativa y el tiempo de construcción sean socios en la magnitud milagrosa de los hechos, aunque se trate de una gambeta, un caño o una jugada insólita, desde su imponderable pie izquierdo.

Leo, la FIFA te dijo en su mensaje por tu conquista del quinto Balón de Oro, lo que seguramente, si nada extraordinario o imprevisible, interrumpe este tránsito a tu permanente estrellato, te seguirá diciendo mientras sigan ardiendo las velas.

Que así sea y así será.

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