Por Jorge Azar Gómez.-

Argentina quiere que el actual gobierno uruguayo no permita que aviones militares del Reino Unido aterricen en sus aeropuertos en su ruta hacia y desde las Malvinas y que tampoco se puedan abastecer tanto aviones como barcos que cumplan esa ruta, en Montevideo.

Quiere, además, estar en alerta por la relación de los orientales y británicos, que suelen realizar ferias y misiones comerciales en un lado y otro y en la que las islas son tratadas con una categoría similar a las de un estado y como Falkland Islands.

Con todo, durante el bloqueo que el kirchnerismo le aplicó a las islas entre 2003 y 2015, los barcos que precisaban de sus puertos fueron recibidos igual pero camuflados.

A los argentinos les lavan el cerebro en la escuela para que acepten sin chistar el eslogan LAS MALVINAS SON ARGENTINAS. Y levanten banderitas en balcones de gobiernos que se caen a pedazos cuando acuden a ese lema.

La verdad es que de acuerdo a la legislación internacional, LA TIERRA ES DE SUS POBLADORES. Rige el principio de autodeterminación de los pueblos, y el pueblo de las Falkland-Malvinas, el que lo habita actualmente, tiene 9 generaciones de abuelos que la trabajaron y hoy duermen en su suelo, y sus hijos les continuarán. Y ellos quieren ser británicos. A la larga serán independientes adheridos al Commonwealth. Las poblaciones no se pueden tocar, ni presionar, ni trasladar, ni molestar de ninguna manera, y quien lo haga comete delito de lesa humanidad.

La historia puede escribirse y reescribirse de mil modos. Hay tantos argumentos a favor como en contra de Argentina (en realidad nunca hubo población argentina afincada en forma estable en las islas, esta población es la única que hubo allí en toda la historia). Los argumentos geográficos son traídos de los pelos, pues el mar territorial llega a las 200 millas según la ley y Malvinas está a 450. Al pueblo argentino le han versado para usarlos como carne de cañón.

Hoy con un nuevo gobierno que defiende la dignidad nacional y actúa con transparencia, es hora de que Uruguay acepte el derecho del mundo real en el que vivimos hoy y tender un puente cultural, comercial y político con los isleños para ser amigos y socios.

Un detalle no menor: Argentina quiere que Inglaterra se siente a negociar, pero dice que la soberanía es innegociable. Es una contradicción en los términos, que autoriza a Inglaterra a no sentarse.

Argentina debe decidir cuál es el orden de discusión en lo que respecta al asunto Malvinas: ¿se trata de la soberanía o de la participación en las riquezas petroleras existentes en el subsuelo? Si Buenos Aires acaso decidiera poner sobre la mesa primero el tema de la soberanía, perderá en la resolución final del conflicto pues discutir la soberanía ya o nada, es perfecto para los ingleses, pues responderán “nada”.

En relación a la imagen internacional de la Argentina, hoy en día, los habitantes de Malvinas no desean imaginar su futuro, una instancia en la cual Buenos Aires los trataría tal como lo hace con sus provincias y con el Uruguay.

Tan contradictoria es la Casa Rosada, que exigen a la República Oriental del Uruguay un bloqueo contra Malvinas cuando, 25 años después de terminada la guerra, en 2007, las legislaturas de Chubut y Santa Cruz prolongaron hasta 2047 la concesión en Cerro Dragón, que incluye parte del Mar Argentino, a Pan American Energy (Carlos Bulgheroni), una empresa conjunta compuesta por British Petroleum en un 60% y Bridas en un 40%.

Además, British Petroleum -con sede en Londres- cuenta, dentro de su flota al buque British Ruby, que participó en la carga de Gas Natural Licuado (GNL) hasta el Puerto de Bahía Blanca para regasificar a bordo del Express, de bandera belga.

También están los grupos accionarios relacionados a la minería en la Argentina; me refiero puntualmente a las firmas controlantes del 76 por ciento del paquete accionario de Barrick Gold, que opera numerosos yacimientos argentinos, que exhibe el 33% de la petrolera Rockhopper Exploration y de Borders & Southern Petroleum, el 25% de Desire Petroleum y el 37,8% de Falkland Oil and Gas. (NA).

Un tercer acto contradictorio, entre otros, es que los Tratados de Paz argentino-británicos relativos a la soberanía de las Islas Malvinas, instrumentados en el Acuerdo de Madrid que se firmara el 15 de febrero de 1990 (ocho años después de la guerra), otorga beneficios de garantía de inversión de nación más favorecida a innumerables empresas británicas que en la actualidad operan en territorio continental argentino. Mediante la Ley Nº 24.184 para la Promoción y Protección de Inversiones Británicas, promulgada el 24 de noviembre de 1992, se ratificaron los convenios suscriptos.

Uruguay debe tener presente cuál será el orden de discusión del tema Malvinas por parte de su vecino, si es soberanía primero y distribución de riquezas después, Montevideo debería alejarse del compromiso, pues Buenos Aires deberá elaborar una estrategia en la cual el punto primero sea la negociación por las riquezas y el acercamiento hacia los isleños.

Hoy, para el mundo, Argentina, diplomática y políticamente no es confiable, y los isleños y el Reino Unido se preguntan cómo sería posible llegar a un acuerdo con gente que no cumple y cambia de parecer permanentemente. Uruguay está padeciendo esta realidad en este momento, en virtud de pactos incumplidos que firmaran, los gobiernos del Frente Amplio, con la Casa Rosada.

Argentina es contradictoria, con lo que le pretende exigir al gobierno del Dr. Lacalle, es así que durante muchos años, posteriores a 1982, han ingresado a puertos argentinos numerosos buques británicos.

Después del ingreso del buque británico British Ruby, ingresó un nuevo barco inglés con Gas Natural Licuado al puerto de Ingeniero White (Rep. Argentina).

La novedad es que el British Emerald, que ya ha operado en andana con el regasificador Express en el muelle de Compañía Mega, es el segundo buque de bandera inglesa que llevó Gas Natural Licuado para regasificar en menos de dos semanas al puerto bahiense de la República Argentina.

Además, en esos momentos, había arribado el British Trader, junto al Emerald, integrantes de la flota de British Petroleum. Ambos barcos tienen como puerto de registro al de Douglas, en la isla de Man, territorio británico bajo cuya bandera llegó, el buque British Ruby, en febrero de 2012, en plena escalada entre el gobierno argentino y el británico por la soberanía de Malvinas, dos meses antes del trigésimo aniversario del inicio de la guerra por las islas.

Y mientras el gobierno argentino, pretende prohibir el aterrizaje de aviones británicos en Uruguay y los atraques, abastecimientos y reparaciones de buques británicos, Argentina los recibe y cobra por ello.

A todo lo mencionado anteriormente, se debe recordar otro arribo de buques británicos a puertos argentinos con la llegada al puerto La Plata (República Argentina) de dos buques ingleses con bandera noruega afectados a una misión exploratoria de búsqueda de petróleo en la cuenca oeste de Malvinas.

Se trata de los barcos «Normand Baltic» y «Normand Skarven», que ingresaron al puerto La Plata, que funciona en Ensenada.

Ante tanto entreguismo de los 15 años de gobiernos frentistas, ante la falta de respeto a nuestra dignidad nacional, ante tanta ignorancia gubernamental, sin que me lo pidan me permito un consejo: es una verdad de Perogrullo que en la vida: pública, privada o política no se debe entrar donde no se sabe cómo salir.

Tal como lo expresara quien esto escribe en artículos anteriores, mencionando acuerdos de historieta, y nunca acuerdos históricos.

En el ámbito diplomático, según información que he intercambiado con personas muy allegadas a los gobiernos de Reino Unido y EE.UU., se refiere que la Argentina no se encuentra en condiciones de presionar y habría que preguntarle al gobierno argentino, hasta cuándo considera que debemos continuar acompañando el bloqueo que su país se esfuerza en interponer contra las Islas Malvinas.

Como dije antes, el gobierno de Buenos Aires ya no se encuentra en posición de vender más expectativas a su pueblo y a América Latina; es menester que se proponga desarrollar una política de Estado hacia adentro, y fortalecerse hacia el exterior si es que pretende superar diplomáticamente al Reino Unido.

Uruguay, por su parte, debería elaborar una política en relación a este tema, que involucre a la totalidad del espectro político y sus partidos.

Todo esto, parece bastante para quitar el sueño, pero no es todo, personalmente tengo una sensación, como todos tienen la suya y siendo sensación no se demuestra solo se cuenta: me pica, me duele, es muy salado, veo que nuevamente pretenden dominarnos, siento que intentan seguir con aquello de que, tu me das y yo te doy, que un encumbrado ex presidente lo menciona cada tanto, sin haber reaccionado, el gobierno argentino, que hoy Uruguay está gobernado por un presidente, Luis Lacalle Pou, que gobierna con total transparencia y dignidad, defendiendo la soberanía y los valores patrios.

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