Por Luis Américo Illuminati.-

«En la elección de vuestro candidato desconfiad de aquellos que os hagan grandes promesas de protección, que halagando vuestro amor propio y acariciando vuestros deseos, os hagan la corte buscando vuestros votos (Mantegazza, Orden y Libertad).

La ley aprobada en Diputados de quita del impuesto a las ganancias a los trabajadores de menores ingresos ha dejado al desnudo que todo lo que ofrece el candidato del kirchnerismo Sergio Massa equivale a la misma situación del cuento de Caperucita en que el lobo se disfraza de abuelita o de un ladrón consuetudinario que se vistiera de Papá Noel; es tan obvio el plan que hay que ser muy idiota para no darse cuenta de sus intenciones. Son igual de torpes que elefantes en un bazar. Legislativamente han hecho un papelón mayúsculo. Mientras el Congreso debatía la iniciativa de Massa, un fallo dictó la inconstitucionalidad de la resolución que cobra impuesto a las Ganancias a los jueces. Vale decir, legislan sobre algo que el mismo peronismo o kirchnerismo cargó sobre las espaldas de los que menos ganan, quieren venderle al pueblo gato por liebre, sancionan «una ley como si fuera una gracia que un rey noble y generoso le otorga a sus agradecidos y fieles súbditos».

Es muy probable -una sugestiva y extraña coincidencia- que el ministro de justicia o el vice (Martín Soria y Juan Martín Mena) -ente público demandado- le hayan comunicado a Massa sobre la marcha de la causa, desfavorable para la Nación, o, mejor dicho, para el gobierno kirchnerista. Ergo, una derrota judicial sirve como truco o pase mágico de un mago que saca un conejo trucho de la desfondada galera, una ley que es una bagatela.

El fallo fue dictado por la jueza de San Martín Martina Fons, ante el planteo de una jueza de Tribunal Oral de esa jurisdicción Nada Vega. El Ministerio de Justicia pedía rechazar la demanda. Hoy en día pagan ganancias los jueces y empleados que entraron después de 2017. Justo mientras el Congreso debatía la iniciativa oficial que busca la eliminación del pago del impuesto a las Ganancias para aquellos trabajadores que ganan hasta $1.770.000, un fallo declaró la inconstitucionalidad del reglamento del Consejo de la Magistratura de la Nación, que estipuló la retención de ese gravamen en los sueldos de los magistrados, funcionarios y empleados del Poder Judicial nombrados a partir del 2017.

La resolución de la jueza ordena dejar de cobrar ese impuesto del sueldo de la demandante, pero abre una puerta para que esto alcance a todos los miembros del Poder Judicial que son alcanzados por la medida. Subraya el fallo que el gravamen “viola la garantía de intangibilidad de las remuneraciones de dicha magistrada, configura un avance ilegítimo de los otros Poderes del Estado Nacional sobre la magistratura, creando una situación de desigualdad y discriminación entre todos aquéllos que integran el Poder Judicial de la Nación en sus diferentes estamentos y destacó en su fallo que la prueba ofrecida por el Estado Nacional ha sido declarada negligente y no se ha negado ni impugnado la de la actora.

Así, el fallo podría constituir eventualmente un «leading case», ya que en términos generales -cabe la interpretación del argumento «a fortiori» -con mayor razón-, es decir, si no cabe aplicar a los jueces ni a ningún empleado del Poder Judicial el impuesto a las ganancias, que tienen altísimos sueldos, entonces menos corresponde cobrárselo a los demás trabajadores que cobran un salario tan insuficiente para vivir que comparado con los de los altos funcionarios es un vuelto o una propina. El gobierno de Alberto -y, por ende, su jefa y patrona Cretina- tuvo cuatro años para dar impulso a dicha iniciativa y otras similares y no lo hizo, ahora les entra el apuro que las papas queman para ellos. ¿Ahora que se les viene la noche legislan a 1.000 por hora?

El Affaire Repsol-YPF

La Argentina podría ser sometida en breve a embargos internacionales dictados por la justicia de los Estados Unidos como consecuencia de haber perdido el juicio contra un fondo de inversiones por la expropiación de acciones de la petrolera YPF a la española Repsol durante el anterior gobierno kirchnerista. A diferencia de lo que cree el gobernador de la Provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof y la Doctora Cristina Kirchner -abogada exitosa- quienes creen que los sistemas judiciales de Estados Unidos y Argentina funcionan del mismo modo. En aquel país no es como en Argentina que los fallos de primera instancia no se aplican cuando existen apelaciones en el medio. Kicillof aseguró, cuando se conoció la demoledora sentencia que obliga a pagar u$s16.000 millones a la Argentina que «es un absurdo jurídico» y que por lo tanto se va a apelar. Pobre iluso, allá los fallos se cumplen «manu militari», no es como acá que las apelaciones son chicanas para dilatar las condenas.

En EE.UU. las mandas de los jueces de primera instancia son «en firme» aunque se esté tramitando una apelación en el medio.

¿Qué garantía va ofrecer el gobierno K en caída libre? ¿Actuará lastimeramente de la misma manera que hizo en el juicio por los Cupón PBI en Londres donde argumentó «la pobreza y los daños irreparables» que podrían causar el pago de sentencia por 1.300 millones de euros de manera inmediata? Tal como dijimos en dos notas anteriores: «YPF en llamas, el país en llamas» y «Fábula de la rana que quería ser buey». Lo justo es que ahora la rana Axel y su mentora Cristina -o Cretina- sean demandados judicialmente -por daños y perjuicios por mala praxis y enriquecimiento ilícito, etc., etc.- por el pueblo argentino, respondiendo con sus cuantiosos bienes, los cuales deben ser embargados (con bloqueo de sus cuentas en los bancos extranjeros) a la mayor brevedad, para lo cual está el «Defensor del Pueblo de la Nación», si este cargo no es un sello de goma o quien lo ocupe dependa de aquéllos y les deba obediencia obsecuente, ideológica y antijurídica. Caso contrario, que un grupo de ciudadanos patriotas contrate a un letrado idóneo o estudio jurídico cualquiera que no se venda».

El insoportable cinismo peronista

Cada vez que comienza el período de publicidad electoral en la Argentina -dice Carlos Mira- el sufrido ciudadano puede acceder a un termómetro del cinismo del peronismo que indica el nivel de amoralidad del candidato que ese engendro político presenta como aspirante a la presidencia. Allí aparece el impresentable Massa hablando de “sacarle el pie de encima a los productores y a los que trabajan” cuando no ha sido otro que el peronismo el que, a lo largo de 80 años, tejió una malla extendida y que todo lo abarca en materia de regulación, imposiciones, prohibiciones, trámites ridículos, costos imbancables, persecución clasista a los que invierten y emprenden, combate al capital -como confiesan en un cántico partidario insufrible- y toda clase de decretazos y resoluciones que no han hecho otra cosa más que, precisamente, ponerle un enorme pie encima de la gente que quiere producir y trabajar, para tornar casi imposible justamente la ambición de progresar por la vía del trabajo. (…) Pero ahora resulta que, según los avisos de Massa, el peronismo es el aliado de todos ellos ¡Es increíble hasta dónde llega el cinismo y la hipocresía! También es notorio -y se desprende claramente de los spots- cómo el peronismo insiste en tomar como propio lo que es de todos para explotarlo en su propio beneficio. Frente a todos los desastres que ha causado el kirchnerismo, Massa se presenta como el redentor que viene a solucionar lo que ha ocurrido, cuando todo lo que ocurrió hasta ahora fue el producto de las decisiones tomadas por el propio peronismo. Ver a Massa postularse como el candidato del trabajo -cuando el peronismo ha tornado imposible trabajar me produce un profundo asco que incluso llega a superar el que me produce ver los anuncios de la izquierda en los que se presenta como la encarnación del pueblo cuando no llega a sacar el 4% de los votos: este último es un chiste de mal gusto de parásitos universales que saben que su supervivencia personal depende de que insistan en mostrar un muñeco caricaturesco por más que ese espantapájaros no resista el menor análisis.

(«El cinismo peronista de siempre», 20/09/2023; The Post).

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