Por Carlos Tórtora.-

El proyecto de ley ómnibus establece un sistema de circunscripciones uninominales para la elección de diputados nacionales. Propone el proyecto que «cada distrito se dividirá en un número de circunscripciones igual al número de diputados que se eligen. Cada elector votará solamente por una lista integrada por un candidato titular y un candidato suplente que deben ser de diferente género».

Este sistema uninominal es el anglosajón y en concreto propone la división de cada territorio en circunscripciones -que determinaría el Poder Ejecutivo en base al censo 2022- dependiendo de la cantidad de bancas a ocupar en la Cámara Baja. Así se presentaría un candidato único por circunscripción.

La alteración de los distritos

La cuestión es que la uninominalidad colisiona con el texto del artículo 45 de la Constitución Nacional. El mismo dice: «La Cámara de Diputados se compondrá de representantes elegidos directamente por el pueblo de las provincias, de la Ciudad de Buenos Aires y de la Capital, en caso de traslado, que se considerarán a este fin como distritos electorales de cada estado y a simple pluralidad de sufragios».

Esta cláusula excluye todas las variantes de los sistemas electorales de mayoría absoluta para la designación de los diputados nacionales, así como también la alteración de los distritos electorales, impidiendo que la totalidad de los diputados que deban ser elegidos en un distrito no lo sean por la totalidad de los ciudadanos registrados en ese distrito.

Está claro que la reforma propuesta contradice la Constitución en cuanto a que, con la uninominalidad, los diputados de cada distrito no serían elegidos por la totalidad de los ciudadanos del mismo. La reforma, entre otros efectos políticos, favorecería la concentración del voto en los grandes partidos, descolocando a los chicos, que suelen ubicar legisladores gracias a la aplicación del sistema D’Hont.

En otro orden de cosas, la supresión de las PASO es una reforma altamente positiva que le devolvería a los partidos la autonomía para elegir sus candidatos a cargos electivos.

Las PASO, una creación de Néstor Kirchner, no sólo duplicaron el gasto electoral, sino que fueron una verdadera intervención en la vida interna de los partidos.

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