Por Sebastián Dumont.-

La elección del domingo pasado en Río Cuarto, provincia de Córdoba, tomó una dimensión nacional inesperada, pero al mismo tiempo generada por la propia acción de los ministros del gobierno nacional que bajaron a apoyar al hombre del radicalismo que era el candidato oficial. El resultado es conocido y la diferencia a favor del hombre vinculado a De la Sota y Schiaretti se alzó con el triunfo. Aquí lo llamativo. De manera inmediata y como si fuera una acción coordinada, empezaron a surgir saludos al triunfador de parte de muchos dirigentes vinculados al kirchnerismo. Incluso José Luis Gioja, como presidente del PJ, hizo llegar una carta para sumarse a los festejos. No cayó nada bien en el delasotismo que aliado a Massa capitalizó claramente este primer test electoral. «Se vienen a subir ahora a este triunfo y cuando Córdoba peleaba contra la discriminación del cristinismo se callaron la boca» se escuchó muy cerca del ex gobernador mediterráneo.

Si algo servía para pegarle a Macri, era la elección en Córdoba del domingo pasado. La principal responsabilidad es del propio gobierno nacional que le puso mucho énfasis en ganar esos comicios. Por eso, la derrota duele y cobró cariz más allá del propio territorio cordobés.

Pero sí fue sorprendente, sobre todo para el peronismo cordobés, aliado en el orden nacional con Sergio Massa, el intento del kirchnerismo de subirse a la victoria. Y no cayó nada bien en el delasotismo, quienes se quejaban de que muchos de ellos se borraron cuando la pelea con Córdoba era muy fuerte.

Además, si de nacionalización se habla, quienes salieron bien parados fueron los integrantes del Frente UNA, entre De La Sota y Massa. Es más, el acuerdo entre ellos sigue más que vigente en todo el país, y sobre todo en la provincia de Buenos Aires, donde el Senado es la plataforma del entendimiento.

Habrá que seguir de cerca esta situación, ya que, de cara al armado del año próximo, puede ser clave.

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