Por Guillermo Cherashny.-

Ya es historia antigua por qué renunció Guzmán pero está claro que el presidente no escucha y hace lo que quiere y tiene el convencimiento de que la economía crece mucho y que sólo hay especuladores en un mercado chico como es el del dólar blue o bien conoce la realidad y prefiere el desbarranque de la economía y no hace nada para evitarlo con tal de no compartir el poder con Cristina y Massa. O bien está en una posición intermedia: que las cosas no andan bien pero se pueden encarrilar con el transcurso del tiempo y esperar hasta que pase el mundial de fútbol a fin de año.

A pesar de los trascendidos de que el presidente amenazó con su renuncia, sólo fue un amague para asustar a Cristina, que no quiere asumir y de este modo gobernó en este caos que él eligió como forma de gobierno. No le importan las humillaciones a las que lo somete su vice porque él se autopercibe como un líder regional del hemisferio sur agobiado por una pandemia y una guerra que provocará una hambruna. Y en su mundo irreal él puede aportar soluciones aunque su gobierno sea un desastre. En realidad, no le importa el país sino en su rol internacional.

En ese orden de cosas, tenía la solución, que era Massa como jefe de gabinete, manejando el BCRA, la Afip y todos los resortes de la economía con Martín Redrado y Álvarez Agis, muy respetados en el establishment. Pero el presidente coincide bastante con Cristina en admirar a Boric, Lula o Petro como ejemplos de una izquierda sensata de América Latina. Pero en realidad, económicamente hablando, están más cerca del chavismo que del lulismo, aunque es necesario aclarar que no están de acuerdo con el modelo autoritario de Maduro. Ambos no creen en el equilibrio fiscal, en la importancia de la inversión, y sostienen el control de precios, que nunca en la historia funcionó, y también que hay poderes concentrados que se quieren quedar con toda la renta que se produce.

Batakis se pronunció por el equilibrio fiscal, no aumentar más las retenciones y no al salario básico universal. Estas definiciones las apoya el presidente pero no las aplicó en estos dos años y medio de gobierno. En cambio Cristina no los comparte pero, si se sigue agravando la corrida cambiaria, es muy probable que antes de una crisis terminal opten por la sensatez y la realidad económica.

Luego de los enunciados objetivos de Silvina Batakis, el presidente de la Cámara de Diputados le dio su apoyo pero cree que hace falta reorganizar y relanzar el gabinete. En ese sentido, la designación de Guillermo Michel como administrador de aduanas, propuesto por Massa, ha logrado unos éxitos evitando la sobrefacturación de importaciones en las motocicletas y va por otros rubros más, producto de un tipo de cambio que luce atrasado y una brecha cambiaria que se agranda permanentemente por el ruido político y los tipos de cambio múltiples. Este desfasaje originó por impericia de la Afip la compra de aviones y automóviles de lujo y el aumento del stock de importaciones ante el tipo de cambio distante de los dólares MEP y CCL.

Share