Por Sebastián Dumont.-

Pilar es uno de los distritos del conurbano que, por varias razones, se ha convertido en emblemático. La explosión comercial e inmobiliaria lo ha puesto como un sitio donde muchos posaron sus miradas. Por ende, la política no puede estar ajena a ello. Hasta el 10 de diciembre de 2015 estuvo gobernada por el peronismo vinculado al kirchnerismo, hasta que ganó el candidato del PRO, Nicolás Ducoté. De todas maneras, por varias situaciones, pareciera que la influencia K sigue más viva que nunca en dicho territorio. Algo muy parecido a lo que acontece en el orden nacional, donde se mezclan los negocios con el poder.

El viernes pasado, dirigentes K de la primera sección electoral se reunieron en Pilar para buscar signos de unidad y, de paso, volver a manifestar su apoyo a la ex presidente Cristina Fernández de Kirchner. Entre los asistentes, además deintendentes vecinos, estaba el ex jefe comunal Humberto Zúccaro, quien parece tener cierta influencia sobre el destino del distrito por estas horas. Pero mucho más, ciertos empresarios que, más allá de los gobiernos, siguen haciendo sus negocios como en los tiempos K.

El intendente Nicolás Ducoté designó a Guillermo Iglesias, ligado al grupo Farallón de Eduardo Gutiérrez, socio de Nicolás Caputo, y al ex secretario de Obras Públicas del kirchnerismo José López. Éste es sólo uno de los casos de la vigencia K en la comuna.

Es más, en este sitio hemos contado la existencia del “elefante blanco”, una construcción a medio terminar que está pegado al hotel Sheraton y que estaría relacionado con emblemáticos hombres del gobierno anterior como Julio De Vido, Lázaro Báez y el financista Ernesto Clarens, quien es vecino del distrito. También en Pilar se le adjudican viviendas al ahora preso dueño de Austral Construcciones.

Volviendo al tema de las obras públicas, cuestión emblemática si las hay, donde se mezclan desde hace años intereses kirchneristas y macristas, casi como una sociedad perfecta, en Pilar hay datos llamativos.

El empresario Eduardo “el Negro” Gutiérrez y las constructoras que controla en forma directa o a través de terceros son para seguir de cerca. Gutiérrez es un hombre que surgió del riñón de Nicolás Caputo, ese “hermano de la vida” del presidente Macri, donde fue gerente hasta que armó sus propias empresas. En el sector es un secreto a voces que Gutiérrez sería un “fronting” de Caputo, de hecho realizaron juntos obras públicas nacionales como la ampliación del hospital Posadas y la construcción del Museo Malvinas. Así lo escribe el portal ARGnoticias.

El dueño de Farallón cobró notoriedad pública luego de la fría noche de junio del año pasado en que José López intentó esconder más de 9 millones de dólares en un convento de General Rodríguez, al conocerse que el ex funcionario habitaba una lujosa casa en el Tigre, que a pesar de estar a nombre de Eduardo Gutiérrez había sido remodelada a su gusto y por la que pagaba un alquiler irrisorio.

Además de ser operador de Farallón durante años, Guillermo Iglesias es titular de la empresa Alemarsa, donde es socio de Andrés Aner, un radical que asesoraba a José López y mantuvo su cargo hasta hace pocos meses en la cartera que hoy dirige Rogelio Frigerio. Alemarsa fue una de las principales constructoras de viviendas, en particular en la provincia de Buenos Aires, durante los últimos doce años.

El juez Daniel Rafecas, que investiga a José López por enriquecimiento ilícito, procesó a Gutiérrez por ser partícipe y se especula que la pesquisa podría enfocarse hacia el abogado Aner y al propio Iglesias.

«Venimos con la expectativa de llevar adelante todos los trabajos que tenemos en carpeta», dijo el flamante funcionario tras ser puesto en funciones por el intendente.

Como se ve, los lazos con el kirchnerismo más duro en Pilar siguen vigentes más que nunca.

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