Por Carlos Tórtora.-

Algunos consultores sostienen que Javier Milei puede ganar la presidencia el próximo 22 y que la estampida cambiaria de estos días no haría sino confirmar esta perspectiva. Pero no sin sorpresa, allegados al líder libertario sostienen que éste preferiría ir a un ballotage. Las razones por las cuales se inclinaría por el camino más largo y trabajoso son atendibles. La Libertad Avanza, en caso de llegar al gobierno, tiene por delante un serio cuestionamiento de gobernabilidad. Carecería de gobernadores propios y de mayoría en las dos cámaras del Congreso. Para sancionar leyes, necesitaría entonces de alianzas y/o de la captación de legisladores de otras bancadas. Semejante perspectiva de debilidad de inicio constituiría un desafío importante e impostergable.

En caso de que haya ballotage, algunos del círculo íntimo de Milei plantean entonces que se produciría en el electorado una ola triunfalista que lo llevaría a ganar la segunda vuelta con alrededor del 60% de los votos. El impacto de un resultado así podría solucionar parte del problema de gobernabilidad. La ola en las urnas haría que muchos diputados y senadores de JxC y del peronismo se vuelquen a favor del nuevo gobierno. En fin, habría en la opinión pública un clima de consenso mucho mayor que ganando en primera vuelta con el 40% de los votos.

En una sociedad con sus dos fuerzas mayoritarias en crisis, el surgimiento de un presidente con semejante apoyo sería incontrastable.

Obviamente, todo lo dicho no significaría que Milei no intente ganar en primera vuelta, pero indica hacia dónde va la jugada mayor.

La de máxima

El montaje de un ballotage que resulte en un triunfo aplastante bien podría tener otro efecto importante para los libertarios. Todo indica en la ciudad que Jorge Macri no alcanzará el 50% de los votos que requiere la constitución local y que entonces habría segunda vuelta, tal vez entre él y Ramiro Marra. Si se da entonces una ola triunfalista a nivel nacional, la misma podría tener un efecto derrame sobre el voto local, convirtiéndolo a Marra en jefe de gobierno. No es un resultado que hoy parezca probable pero de ningún modo es imposible.

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