Por Roque Villazán.-

Estás desorienta’o  y no sabés qué trole hay que tomar para llegar…

Con esa misma cara (dura, por cierto) les mintió a los jubilados en su campaña en 2019 prometiéndoles lo que jamás haría (y lo sabía): aumentarles un 20% a costa de los intereses que se pagan a las Leliqs.

Con esa misma cara y susurrándonos, nos juró por la salud de su hijo que jamás había organizado fiestas durante la rigurosa cuarentena que había decretado durante la pandemia (que lo llevó a tener más de un 80% de aprobación), hasta que una foto “aparecida” lo descubrió. Entonces culpó a su pareja de haber organizado un festejo “que no debió organizarse”.

Con esa misma cara (pétrea) nos había prometido no pelearse “nunca más con Cristina”, que debe haber sido la misma con la que le prometió a la dueña de los votos que lo ungieron Presidente (un cargo para el cual no estaba preparado), que le iba a solucionar sus problemitas con la justicia.

La misma cara con la que le prometió a Putin (10 minutos antes de la invasión a Ucrania) que iba a convertir a Argentina en la puerta de entrada de Rusia a Sudamérica.

Con esa misma cara nos dijo (ahora no susurrando) que declaraba la guerra a la inflación, hace un año, ya.

Hoy, ya prácticamente sin agenda, vaciado de poder, ocupa el lugar de presidente dentro del organigrama o el de un “jarrón chino dentro de un monoambiente”.

Y así se lo ve, ahora, extraviado, como queriendo explicar lo inexplicable, “ni el tiro del final te va a salir”.

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