Por Otto Schmucler.-
Sí, el título de esta carta (inspirado en la vibrante canción del gran Nano) pretende ser un llamado a torcer de una vez y para siempre el destino de los sufrientes argentinos, empobrecidos como nunca, defraudados y transitando el implosionado mundo de fantasía al que nos llevó “la mala política”, la de los “vivos” que vivieron (y siguen haciéndolo) a expensas de los pobres de toda laya, engañándolos todo el tiempo, pretendiendo cambiarles el humor con “planes platita” ahora, cuando se avecinan las próximas elecciones.
Argentinos, es hora de decir BASTA; no puede ser que se siga apoyando a los verdugos (que se enriquecen al compás de sus arteras artimañas y después se protegen de la inseguridad que padecemos el 99% de los sufrientes ciudadanos mudándose a Puerto Madero). No vamos a poder mirar a los ojos a nuestros hijos ni nietos.
Porque lo que tenemos que entender es que esta obra de terror a la que nos invitan a “disfrutar”, todos los días, funcionarios que no funcionan y encima se roban lo que no podrían ganar ni en dos vidas nos vuelven cada día más pobres e indignos.
Porque ya no hay que esperar a que se cumpla el latiguillo con el que nos vienen engañando los costosos (y aborrecibles) abogados defensores que los protegen, “el que sostiene que todos somos inocentes hasta que se demuestre lo contrario” o el otro que sostiene su inocencia “hasta que quede firme la condena (que nunca llega)”.
Lo que se ve, y se siente (y que se trata de esconder) es tan obvio que no hace falta esperar la sentencia definitiva.
Un 11 de septiembre de 1985, en un histórico alegato, el Fiscal Strassera, con tono severo y firme, nos habló a todos los argentinos cuando pronunció aquel inolvidable “Señores Jueces, NUNCA MÁS”.
El 22 de octubre, los jueces seremos nosotros, ¿se entiende?
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