Por Máximo Luppino.-

La vida nos da regalos muy valiosos que atesoraremos con especial devoción en el altar sublime de nuestra memoria. El deporte es también cultura en dinámico movimiento. Un partido de fútbol contra Inglaterra en suelo británico posee una connotación especial para los argentinos enamorados de nuestro suelo que tenemos presente.

Argentina campeón de América enfrentó a la querida Italia, campeona de Europa en Wembley, el resultado 3 a 0 a nuestro favor en tierra inglesa representó para el criollo corazón un: ¡Las Malvinas son argentinas, volveremos!… Las lágrimas de emoción deportiva tenían un sabor malvinero inequívoco y un ¡gracias! desde el alma brotaba espontáneamente por nuestros soldados caídos en combate.

Esto que afirmamos es lo que sintieron nuestros esclarecidos jugadores, sino miremos la primera estrofa del canto que entonaban en el micro luego del partido en cuestión: “En Argentina nací, tierra de Diego y Lionel, de los pibes de Malvinas que jamás olvidaré.” Continúa la canción con emotivos mensajes de jugadores que saben representar a su pueblo.

¿Alguien duda que Diego corría junto a Messi y Di María en la cancha y que saltaba de alegría con todo el equipo al finalizar el partido gritando nuestro “himno de guerra” futbolero en Londres mismo “¡El que no salta es un inglés!”? Sin lugar a dudas el espíritu rebelde e indómito del 10 está con esta selección de fútbol.

Mientras un grupo de comunicadores sociales, cual sórdidas hienas, vocifera mentiras degradantes para con nuestra querida patria, nuestra selección Nacional como leones soberanos están bien enfocados en el sentimiento vivo de nuestros semejantes. Fue un partido de fútbol en Londres con sabor a mucho más. El que no lo sintió vive dentro de un “frasco de mayonesa” o es un verdadero “cabeza de termo” como “el pelusa” sabía decir.

Más de 60.000 argentinos en Londres acudieron a alentar al equipo de la celeste y blanca, muchos participaron del “banderazo” en la ciudad donde los sueños son matizados con una espesa niebla lacónica y no obstante el sol argento disipó a la pirata niebla y el brillo mostró al mundo el esplendor de la bandera de Manuel Belgrano.

La autoestima se edifica, se construye con buena voluntad y conducta recta. Los aciertos y victorias son fundamentales, sea un premio Nobel o un partido de truco. El intelecto establece diferencias y escalafones necesarios por cierto, pero la mente que es suprema se alimenta de triunfos de todo tipo y color. En ese contexto, el triunfo en Londres fue un episodio singularmente valioso en los momentos que vivimos.

Las cosas son lo que son y más aún son lo que significan para cada individuo y para la mente colectiva de un pueblo. Gracias selección de fútbol por este triunfo en Londres que posee un sabor de promesa, un sueño de libertad, un ideal de recuperación permanente de nuestras amadas Islas Malvinas.

Argentina es nuestro hogar, el lugar de nuestros sueños e ideales, donde debemos protagonizar nuestra historia, representar el rol por el cual fuimos creados. No criticamos a los que emigran. Los años pasan y la mayoría añora la tierra donde nació. Una gran cantidad de conciudadanos radicados en el exterior se agolpaban para disfrutar un “chori o una milanga” con sabor a barrio y/o adoquines lustrados de tanto patear. No es sólo el aroma o el paladar homenajeado, es la Argentina que te abraza y seduce con el amor de la Madre Tierra hacia sus hijos que jamás olvida. Es el destino que te llama a vivir bajo la bandera de este suelo que es magnífico y sin igual. ¡Es Argentina!

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