Por Guillermo Cherashny.-

Después de la solución favorable con los bonistas en el canje de deuda, la pérdida del valor de nuestra moneda seguía y se esperaba que cuando se emitan los nuevos bonos esa caída se terminaría, pero no fue así. La pérdida de reservas diarias por la compra de los 200 dólares a precio oficial siguió incrementándose por la utilización de «coleros» que compraban para otros, pero fundamentalmente por la diferencia de precio entre el oficial y el blue, que permitía ganarse 6000 pesitos a la gente. Entonces el gobierno decidió imponer un supercepo o devaluación encubierta por parte de quienes hicieron lo mismo a fines del 2011 con resultados negativos, es decir, Mercedes Marcó del Pont, Matías Kulfas, Cecilia Todesca y Miguel Pesce, todos ellos en el Banco Central en esa época,  que les duró dos años, hasta fines del 2014, cuando la presión de los mercados hizo que fueran suplantados por Jorge Capitanich en la jefatura de gabinete, Armando Fábregas en el BCRA y Kicillof-Álvarez Agis en el Ministerio de Economía, que devaluaron fijando el dólar en 8 pesos y que se mantuvo en 9 por el término de 22 meses hasta las elecciones presidenciales con un blue de $ 15 en octubre del 2015.

Pero en la Argentina la historia se repite y los mismo protagonistas de fines del 2011 tomaron la misma medida en el 2020, agravada con el problema de la deuda solucionada, y desde el martes pasado, mientras los bancos por problemas logísticos no venden los 200 dólares -ahora con mucho límites- se siguieron perdiendo reservas por una crisis de confianza que sólo puede solucionarse con un cambio de gabinete con figuras que inspiren confianza en los mercados antes que el Central se quede sin reservas.

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