Por Hugo Morales.-

Horacio Quiroga, “el Pechi”, como lo denomina la jerga electoral en Neuquén tiene tiempo hasta el 14 de agosto para deshojar la margarita y decidir si se presenta o no por una nueva reelección para la intendencia de la Ciudad de Neuquén, lejos el distrito electoral más numeroso de la Provincia y el centro urbano más importante de la Patagonia. Esto es así por la decisión que acaba de tomar el Juzgado Electoral en Neuquén, que estableció al 5 de agosto como plazo final para presentar alianzas partidarias y el 14 de agosto para la presentación de candidatos con vistas a las elecciones municipales.

Quiroga hasta ahora -anteriormente se había inclinado por Sergio Massa- apoya la candidatura de Mauricio Macri para las presidenciales y se muestra como un furibundo anti K, inquina que le nació cuando Julio Cobos -del que fue uno de sus principales operadores- abandonó la alianza con Néstor Kirchner a partir de la resolución 125 para el campo. Claro que no todo fue por amor al mendocino ya que su enfrentamiento con Oscar Parrilli, actual “Señor 5” de Cristina Fernández, le hizo ver que su destino en esa fuerza política estaba terminado y debía volver a sus orígenes de radical enfrentado al kirchnerismo, “populista y subsidiador” como le gusta criticar.

El tema no es menor porque estar al frente de los negocios económicos y políticos de la capital neuquina no es un dato menor y en una pre-relación de poder, es el segundo cargo después de la Gobernación, mucho más que cualquier ministerio provincial u otro cargo, incluso delegaciones nacionales.

El “Pechi”, ducho y avezado dirigente de la praxis política desde hace mucho tiempo en el derrotero radical -Terragno, Lopez Murphy, Cobos-, sabe mejor que nadie, que su destino está la intendencia, especialmente después de la derrota electoral por el principal sillón provincial que quedó en manos de Omar Gutiérrez, gracias al aparato político y de poder del MPN. Claro que como buen jugador de póquer, aunque por su fisonomía y características particulares le sienta mejor el de truco, no mostrará sus cartas hasta último momento.

Y pareciera que los planetas se han alineado a su favor. Ninguno de los candidatos, ya sea de su mismo sector político como de la oposición externa, se presentan con la fuerza necesaria para destronar a Quiroga. Es como si un acuerdo tácito entre los principales jugadores de la política provincial -los que la hacen en serio, no los comentaristas, como decía el gran “Chacho Jarolavsky”- hubiera existido para que la Provincia siga en manos del MPN y la Municipalidad de Neuquén, bajo la batuta de Quiroga.

Esta extralimitación parte del hecho de que sobre la región amenazan con asentarse millones y millones de dólares y en ese juego del petróleo y gas, ninguno de los actores principales quiere quedarse fuera del escenario, llámese Gutiérrez, Quiroga, Sapag, Pereyra, como para mencionar a los que tienen fuerza electoral.

Pero, además, para las multinacionales del sector, no es ningún secreto, que -donde se asientan- juegan con todo su poder para armar un escenario político, social y económico, de acuerdo a sus intereses. Sin ponerse colorados, sus principales ejecutivos ponen a los dirigentes que -al menos- son previsibles y garantía de mantener las reglas de juego. Y, obvio, tachan, a quienes desconfían. Es que tantos millones de dólares que se prometen para Vaca Muerta y los yacimientos neuquinos, no serán tirados al vacío.

Ese es el escenario local, nacional e internacional que se dibuja para Neuquén y zona de influencia para los próximos años. En ese juego, un político como Quiroga, jamás pasará al retiro anodino de una jubilación sin destino de Poder. Por eso, por más que quiera desorientar a sus ocasionales adversarios, sus cartas ya están marcadas. Y las habrá de jugar con la mayor contundencia posible, en el momento que lo considere oportuno. Y en el marco de esa estrategia, la Justicia Federal le acaba de dar una buena mano. Como en el Póquer o al Truco: le dio tiempo para barajar y pedir nuevas cartas.

Share