Por Germán Gorraiz López.-
Para entender las claves de la crisis de la democracia formal española, habría que recurrir al filósofo y ensayista José Ortega y Gasset quien en su ensayo «La España invertebrada» publicada en 1921, realiza un exhaustivo análisis de la crisis social y política de su época. Así, estaríamos asistiendo a un nuevo escenario de «invertebración histórica» cuya casuística podríamos ordenar en tres estratos diferentes siguiendo el esquema orteganiano.
En la epidermis exegética, según Ortega estarían » los errores y abusos políticos así como los defectos de la forma de gobierno», lo que trasladado al escenario político actual, se traduciría en los errores políticos del Gobierno de Sánchez. Así, su incapacidad para lograr la sincronía con su socio Podemos así como para hacer frente a la estrategia diseñada por la fundación FAES basada en el renacimiento de ETA y en la sombra de pucherazo electoral, habría permitido a PP y Vox una victoria arrolladora en las recientes elecciones municipales y autonómicas.
En una siguiente capa o dermis exegética, encontramos el fenómeno de la disgregación o » particularismos» en el léxico orteganiano y que tendría su reflejo político en los movimientos independentistas o soberanistas vascos y catalanes.Así, según Ortega, «La esencia del particularismo es que cada grupo deja de sentirse a sí mismo como parte de un todo y en consecuencia, deja de compartir los sentimientos de los demás».
Sin embargo, a esta actitud política se opondría según Ortega la «faena de totalización», concepto que podría traducirse como un proceso incorporativo en el cual los diferentes grupos sociales quedarían integrados como partes de un todo (España), tesis defendida por partidos como PP y Vox mientras el PSOE y Sumar estarían sumidos en un agujero existencial. Según Ortega, «la potencia verdaderamente sustantiva que impulsa y nutre el proceso de totalización es siempre un dogma nacional, un proyecto sugestivo de vida en común».
Finalmente, llegamos a la tercera capa o subcutis exegética, titulada por Ortega como «aristofobia o miedo a los mejores». Según sus palabras, «la rebelión sentimental de las masas, el odio a los mejores y la escasez de los mismos en la política sería la verdadera razón del gran fracaso hispánico». Como solución, al final del ensayo, Ortega apunta al «imperativo de la selección que debiera gobernar los espíritus y orientar las voluntades y usando de ella como de un cincel, ponerse a forjar un nuevo tipo de hombre español».
Sin embargo, dicha utopía deberá esperar a que un determinado número de personas en el Estado español (Masa Crítica), alcance una conciencia más elevada, momento en que el individuo es capaz ya de realizar un salto evolutivo y lograr un cambio de mentalidad. Dicha tesis es conocida como “Teoría del Centésimo Mono” y fue citada por el biólogo Lyan Watson en su obra “Lifetide” publicada en 1.979, por lo que se antoja inevitable un proceso de catarsis y posterior metanoia colectiva en el Estado español.
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